Partida Rol por web

Tinieblas en el crepúsculo

Escena 1: El hogar de Madame Lafont

Cargando editor
12/09/2018, 21:51
Director

Temi, mientras te diriges a saludar a Madame Lafont; Sabine y Najla, que acabáis de llegar y estáis observando el panorama, y Rebeca, que acabas de despedirte de Madame Lafont. Las cuatro veis cómo Alba da un rodeo por la sala con los ojos fijos en un hombre vestido con un traje azul. El hombre da un respingo cuando Alba se le acerca por detrás y le dice algo al oído.

 

Cargando editor
12/09/2018, 21:59
Víctor Dubró

   —Virgen santísima, madame, me ha sobresaltado —dice, mientras se vuelve hacia Alba—. ¿Trabajar para la casa? Dios no lo quiera.

   De pronto parece ser consciente de lo que acaba de decir y echa un rápido vistazo al rincón donde Madame Lafont sigue despachando a sus huéspedes. Parece aliviado.

      —Soy abogado. Victor Dubró, para servirla —dice mientras tiende a Alba una tarjeta blanca con su nombre y una dirección escritas en una elegante tipografía dorada—. ¿Puedo saber el nombre de quien tan veladamente me amenaza?

Cargando editor
12/09/2018, 22:04
Director

Najla, ves cómo los dos guardias siguen a Alba con la mirada y se ponen tensos un instante cuando ella se acerca por detrás. La mujer camina apresuradamente entre los invitados y el hombre se les acerca sin sacar la mano del bolsillo. Sin embargo, en el instante en que el hombre del traje azul se da la vuelta y comienza a charlar con Alba animadamente, ambos regresan como si tal cosa a lo que entiendes que serán sus puestos de vigilancia.

- Tiradas (1)
Cargando editor
13/09/2018, 16:19
Madame Lafont

   Temi, cuando te acercas a Madame Lafont, te cruzas con Rebeca, que acaba de despedirse de ella. En este momento, la anfitriona está saludando a una mujer a la que no conoces. Es pelirroja y debe de medir en torno al metro cincuenta, aunque los zapatos aterciopelados de tacón que lleva hacen que prácticamente iguale el metro setenta de Madame Lafont. Lleva puesto un bonito vestido púrpura. Esperas unos minutos mientras intercambian saludos y halagos. Al parecer, debe de ser alguien del mundo del espectáculo mortal, una actriz o algo parecido, a la que Madame Lafont hace de mecenas. Por lo visto acaba de empezar a rodar una superproducción. Detrás de ti se forma una pequeña cola de gente esperando a saludarla y distingues las caras de Sabine y Najla. Al fin se despide y puedes acercarte.

-Madame Lafont, un placer haber recibido su invitación. -La saludo.

   —Querida madame Chevalier —responde con una inclinación— ¿Cómo está su bisabuelo, monsieur Chevalier? Hace mucho que no nos honra con su presencia y echo de menos sus historias. Tiene un anécdota que le ecanta repetir una y otra vez sobre monsieur Edwin Hubble y unas lentes... Pero qué te voy a contar. Seguro que estás harta de oírlas. Bueno, espero que disfrutes de la velada. Me alegra mucho tenerte aquí.

   Se despide de ti con otra inclinación de cabeza y atiende a la siguiente persona de la fila.

 

   Sabine y Najla, os ponéis a la cola que se ha formado ante Madame Lafont. Un poco por delante de vosotras veis a Temi que está hablando con ella, aunque más bien se podría decir que la tónica de todas las presentaciones es la misma: Madame Lafont no para de hablar y los invitados apenas abren la boca, solo durante unos instantes para decir lo tremendamente honrados que están de haber sido invitados. Os percatáis de que justo cuando la última persona se despide, un hombre que se encuentra junto a Madame Lafont se inclina hacia ella y le murmura algo al oído de manera muy disimulada antes de que la siguiente visita se acerque.

   Después de dos entrevistas tras Temi, os llega el turno.

—Madame Lafont, es un honor haber sido invitada a su tertulia, tiene usted un hogar exquisito. (Sabine)

-Buenas noches Madame Lafont. – Hago una ligera inclinación con la cabeza y sonrio. -Es un placer haber sido invitada. (Najla)

   —Madame Koch, madame Najla. Es un placer teneros en mi casa —dice y sus ojos se detienen en la cámara de Sabine y da una palmada de emoción—. ¡Magnífico! Soy una gran admiradora de tu trabajo. Espero que todo sea de tu agrado. Si así lo deseas, Quentin estará encantado de mostrarte el resto de la casa por si alguna de las habitaciones es de tu agrado.

   El hombre que está junto a ella asiente. Y Madame Lafont continúa dirigiéndose a Najla:

   —Es una lástima que madame Sagnier no haya podido venir. Le hice extensiva tu invitación pero supongo que tiene demasiadas cosas que hacer. Lo comprendo. Ser la Primogénita da muchísimo trabajo. —Esto lo dice con un gesto tan teatral que te hace dudar de si se está burlando de ella—. Espero que os divirtáis y, por su puesto, sentíos como en vuestra casa.

   Os despide con un ademán de la cabeza y enseguida saluda al siguiente invitado.

Notas de juego

Si queréis, podéis intercalar vuestras intervenciones en el parlamenteo de Madame Lafont citando la parte de antes y la de después.

Después de esto, tenéis via libre para hacer lo que queráis por la sala.

Cargando editor
13/09/2018, 20:14
Alba

¿Madame? Virgen Santísima fue lo que dije yo cuando me llamó madame. No era la primera vez que lo hacían, pero no había terminado de acostumbrarme. Casi de inmediato me di cuenta, al oírlo, de que mis sospechas eran infundadas. No trabajaba para Lafont - o al menos eso me quería hacer creer. Todavía podía ser falso, claro. Sin embargo había algo... Quizás me pareció cándida su respuesta, no lo sé. 

- ¿Un abogado? 

Lo pregunté más para mí misma que para él, cogiendo la tarjeta que me tendía. La guardé en el bolsillo trasero de los vaqueros y me crucé de brazos, aun sin querer manifestar mucha beligerancia. Más bien sentía curiosidad. Casi me había olvidado de Madame Lafont, que estaba ocupada cacareando en el palo más alto del gallinero.

- Yo me llamo Alba. ¿Cuál es exactamente el papel de un abogado en una fiesta... Víctor? - eché un vistazo alrededor, disimulando. No se me daba bien no ser hostil si ante la primera impresión había sido así de suspicaz -. Pregunto por ignorancia, no es mi intención amenazarte.

 

Cargando editor
13/09/2018, 20:56
Rebeca Ibáñez

Rebeca sonrió sin querer al ver a Alba haciendo de las suyas. Quien sea el tipo ese, va a tener una nochecita interesante, pensó. No se acercó demasiado, Alba es mayorcita y sabe manejarse sola. Eso sí, permaneció atenta a la escena. Una cosa es que reconociera las capacidades de Alba y otra que se desentendiera de ella.

 Buscó con la mirada a algún sirviente con aspecto de estar en su salsa, alguien de quien fuera bastante obvio que supiera dónde estaban las cosas.

- Disculpe - interpeló- ¿la sala de fumar?

Cargando editor
14/09/2018, 06:06
Najla

  —Es una lástima que madame Sagnier no haya podido venir. Le hice extensiva tu invitación pero supongo que tiene demasiadas cosas que hacer. Lo comprendo. Ser la Primogénita da muchísimo trabajo. —Esto lo dice con un gesto tan teatral que te hace dudar de si se está burlando de ella—. Espero que os divirtáis y, por su puesto, sentíos como en vuestra casa.

Madame Lafont pasa de mi para seguir saludando.

¿Acaba de burlarse de Madame Sagnier? Una pensaría que una Nosferatu elegiría sus palabras con más cuidado.

Claro que Madame Lafont no es como las otras ratas de cloaca, pero burlarse de Madame Sagnier…

Recuerdo la advertencia de Madame Sagnier y decido no causar problemas. Madame Lafont sabe en lo que sus palabras la meten. Yo no estoy segura, aun.

Falta bastante para reunirme con Smahane Yoma y ya me hago una idea de quienes nos acompañaran. Tengo el tiempo suficiente para husmear.

Esta es la primer Nosferatu limpia que conozco y tengo curiosidad. No seria yo sino investigara un poco.

Doy un rodeo por la sala mientras finjo admirar los retratos no quiero llamar atención indeseada. A diferencia de otras.

Hay una mujer vigilando la fiesta y pretendiendo beber. Me acerco a ella con coquetería y susurro con discreción para que no nos escuchen.

-Hola bonita. Dime la verdad –le sugiero- ¿Qué haces? ¿Por qué no bebes?

Cargando editor
14/09/2018, 10:53
Alexandrie Beaufort
Sólo para el director

Notas de juego

¿Puedo usar auspex para saber quienes son vampiros en la sala?

Cargando editor
14/09/2018, 17:15
Director

Notas de juego

Haz una tirada de Percepción + Empatía (dificultad 8).

Cargando editor
14/09/2018, 22:31
Alexandrie Beaufort
Sólo para el director

Tirada para usar Auspex para ver quiénes son vampiros.

- Tiradas (1)
Cargando editor
15/09/2018, 11:24
Director

Paseas tu mirada por la sala discretamente, como quien no quiere la cosa, mientras esperas a que Madame Lafont te atienda. Descubres que aproximadamente solo un tercio de la sala son vástagos. La gran mayoría son mortales. Te cuesta identificar uno a uno entre tanta maraña de vivaces auras humanas, pero, aparte de tus compañeras a las que ya conoces, sacas en claro que tanto Madame Lafont como su acompañante, son vástagos. También lo son las tres personas en las que te fijaste al entrar, el hombre del traje azul que ahora habla con Alba, el hombre del traje gris (que sigue sin sacar la mano del bolsillo) y la mujer elegante de la copa con la que ahora está hablando Najla. Ves como la mujer enarca una ceja en un gesto de incredulidad ante lo que Najla le dice.
 

Cargando editor
15/09/2018, 11:34
Víctor Dubró

- ¿Un abogado? 

[...]

- Yo me llamo Alba. ¿Cuál es exactamente el papel de un abogado en una fiesta... Víctor? - eché un vistazo alrededor, disimulando. No se me daba bien no ser hostil si ante la primera impresión había sido así de suspicaz -. Pregunto por ignorancia, no es mi intención amenazarte.

   —Pues verá, madame Alba —dice y saca pecho con orgullo—. La abogacía es una profesión muy noble que lleva siglos desarrollándose con honor en este país. Nuestra casa se encarga de las cuestiones mundanas de la flor y nata de la sociedad de nuestra bella ciudad para que ellos no tengan que preocuparse por nada. Madame Lafont ha tenido la amabilidad de invitarme a pasar la velada en su casa para, en sus propias palabras, sacarme de tanto papeleo en el que me tiene metido.

   Lanza una risa entre orgullosa y nerviosa y no para de gesticular. Durante toda la conversación mira una y otra vez hacia la puerta, exactamente como antes, aunque trata de disimularlo un poco más.

Cargando editor
15/09/2018, 11:51
Director

 Rebeca, se cruza delante de ti un hombre joven, de unos veinticinco años, que lleva copas vacías sobre una bandeja y va sorteando con elegancia a los invitados.

- Disculpe - interpeló- ¿la sala de fumar?

   —Por supuesto, madame —dice con una leve inclinación de cabeza manteniendo la bandeja en perfecto equilibrio y señalando con la mano hacia el lateral derecho de la sala añade—: Si aparta las cortinas, en aquella esquina 

   Es el lado opuesto a donde se encuentra Madame Lafont. Cerca de donde ha indicado el joven camarero, se encuentra Najla hablando con una mujer muy elegante que la observa desconcertada mientras sostiene una copa entre las manos.

Cargando editor
15/09/2018, 13:36
Rebeca Ibáñez

Rebeca le da las gracias al sirviente -La calidad de una educación se comprueba por cómo se trata al servicio, susurró Doña Gimena en su mente- y pensó en dirigirse a la sala de fumar. Habría mortales allí, desde luego. O al menos, gente de aspecto tan mortal como el suyo. Suspiró, dirigiéndose hacia Alba y el extraño hombre en traje azul.

- Disculpad -esperó a que la conversación tuviera una pausa natural antes de meterse-. Alba, querida, estaba pensando en acercarme a la sala de fumar... -dejó el discurso en el aire, esperando que Alba decidiera si prefería que se marchara o que se quedara con ella-. Soy la señorita Ibáñez -anacrónicamente, le ofreció la mano con el dorso hacia arriba al hombre del traje azul. 

Cargando editor
15/09/2018, 13:40
Rebeca Ibáñez
- Tiradas (1)

Notas de juego

Hago una tirada de empatía a ver si puedes contar qué puedo saber de porqué está tan nervioso.

Cargando editor
16/09/2018, 11:42
Director

Dados la forma en la que habla de Madame Lafont y ese no parar de mirar hacia la puerta de entrada te da la impresión de que espera a que suceda algo o a que aparezca alguien importante por ella en cualquier momento.

En cualquier caso, este hombre no es una amenaza. Más bien al contrario, solo es un pobre aspirante a ser alguien.

Cargando editor
16/09/2018, 11:55
Jun Kin

-Hola bonita. Dime la verdad –le sugiero- ¿Qué haces? ¿Por qué no bebes?

   Najla, cuando interpelas a la mujer de la copa, ella enarca una ceja con incredulidad y se te acerca para hablarte al oído en voz muy baja.

   —No sé quién te crees que eres, pececito, pero te aconsejaría que cuidaras tus modales. —Su tono sí es amenazante—. Esta pecera es muy grande para ti.
 

- Tiradas (1)

Notas de juego

A pesar de que has tenido éxito en la tirada, Mesmerismo no ha funcionado.

Cargando editor
16/09/2018, 12:01
Director

   Alexandrie, por fin, después de un largo rato esperando en una fila interminable de gente parloteando, consigues llegar a Madame Lafont.

—Madame Lafont —finjo cierta reverencia en mi voz —, le agradezco mucho su invitación a esta fiesta. Y disculpe el retraso, no pretendía ofenderla pero he sufrido un pequeño contratiempo antes de llegar al punto de recogida acordado con el chofer.

    —Mi querdia madame Beaufort, espero que no haya sido nada grave y que todo se haya solucionado. Como puedes ver —dice señalando con la cabeza a las personas que sigue habiendo detrás de ti—, la fiesta acaba de dempezar. Si lo deseas, los grupos de bridge y de escoba aún no se han cerrado. Seguro que Quentin puede encontarte una mesa para jugar.

   Entonces levanta las cejas como si acabara de recordar algo.

   —¡Oh! Puede que a tu amiga, madame Ibañez, le apetezca unirse. Me he olvidado completamente de mencionárselo. ¡Qué cabeza la mía! —Se gira hacia el hombre que tiene detrás.— Quentin, asegúrate de recordarme que se lo diga en cuanto la vuelva a ver.

   —Por supuesto, Madame —responde él y añade—: Creo que ahora mismo está manteniendo una animada conversación con su abogado, monsieur Dubró. También está con ellos la joven sin apellido.

   Madame Lafont frunce el ceño durante un levísimo instante, tan breve que casi te parece haberlo imaginado, pero ahí estaba.

   —Esperemos que no diga nada inapropiado... ¡Abogados! —suspira—. No han cambiado en trescientos años y dudo que vayan a cambiar, pero qué necesarios son...

   Entonces parece percatarse de tu presencia de nuevo, Alexandrie.

   —Oh, querida, discúlpame. No quiero entretenerte más. Por favor, ve y diviértete con tus amigas.

 

  En otra parte de la sala, siguiendo la dirección de la mirada de Madame Lafont...

- Disculpad -esperó a que la conversación tuviera una pausa natural antes de meterse-. Alba, querida, estaba pensando en acercarme a la sala de fumar... -dejó el discurso en el aire, esperando que Alba decidiera si prefería que se marchara o que se quedara con ella-. Soy la señorita Ibáñez -anacrónicamente, le ofreció la mano con el dorso hacia arriba al hombre del traje azul. 

   El abogado del traje azul parece un poco desconcertado ante el gesto de Rebeca. Toma su mano como si la fuera a estrechar pero en el último segundo parece cambiar de opinión y hace una exagerada inclinación de cabeza. Se nota que no está acostumbrado a ese tipo de saludos.

   —Víctor Dubró a su servicio, madame —dice—. Estaba contando a madame Alba lo mucho que Madame Lafont se preocupa por mí y mi bienestar, ya que me ha invitado a la fiesta consciente de que necesito un descanso de todo el trabajo que tengo. Es una mujer excelente. ¡Excelente!

   Desde algún lugar de la sala, un reloj de pie da la una de la mañana. Es la hora de la cita con madame Yoma.

Cargando editor
16/09/2018, 12:27
Rebeca Ibáñez

Tarde, Rebeca se da cuenta de que ha vuelto a comportarse trasnochada de siglo. Pero bueno, tampoco se va a llevar las manos a la cabeza cada vez que lo hace, o no pararía. De todos modos, es la hora.

- Claro, sí, señor Dubró - responde distraídamente-. Disculpa que te robe a esta encantadora acompañante un momento -enlaza su brazo con el de Alba tironeando suavemente con la intención de ir junto a ella a la reunión de Yoma-.  No me denunciarás por hurto, eh? -el chiste no tenía ni puta gracia, pero Rebeca estaba más tensa que la cuerda de un violín.

Cargando editor
16/09/2018, 18:18
Sabine Koch

En el momento en que Madame Lafont me da permiso explícito para fotografiar todo lo que quiera, voy sacando la cámara mientras le respondo.

—Soy una gran admiradora de tu trabajo. Espero que todo sea de tu agrado. Si así lo deseas, Quentin estará encantado de mostrarte el resto de la casa por si alguna de las habitaciones es de tu agrado.

—Me alegra mucho, Madame. Espero poder reflejar el ambiente tan selecto que aquí ha reunido.

Se me pasa por la cabeza hacerle un retrato en ese momento, pero en seguida se distrae con el resto de invitados, así que intento ser estratégica y me muevo con cierto disimulo hacia un lateral de la habitación. Desde los márgenes podré lograr ángulos más generales y si saco alguna foto similar al final de la velada podría dar con un contraste interesante.

Desde mi posición me fijo de nuevo en el tipo del traje azul, que parece un poco acorralado por Alba y Rebeca, y clico un par de veces en su dirección. Continuo sacando fotos tanto de los invitados y del personal como de la decoración, y casi ni me doy cuenta del tiempo que ha pasado hasta que oigo un reloj dar la una.

Me dirijo hacia la puerta de la sala, mirando por si soy la única persona de la sala que vaya en dirección al segundo piso.