Partida Rol por web

La voz era suave y monótona, augusta: parecía ser la voz de un ser cansado, paciente, envuelto en una larga ensoñación. Del otro lado del muro las sombras se colaron por una pequeña hendija casi a la altura del techo, ni una hormiga hubiera podido escabullirse por allí, las amantes del abismo te trajeron el olor de la sangre, sangre vieja, y el cántico que reconociste enseguida como parte del libro de Nod.

-Sueño los primeros tiempos
De la más larga memoria.
Canto los primeros tiempos
De todos más viejo Padre.
Canto los primeros tiempos
Y el claro amanecer
De toda la Oscuridad.
En Nod, donde la luz Del Paraíso alumbra
El azabache nocturno
Y gotas de nuestros padres
Mojan y ablandan el suelo.

Nicanor en ese momento se aparece a Franco desde detrás de unas columnas más adelante, el giovanni le pide que espíe del otro lado para saber a ciencia cierta a qué se enfrentan.

El muchacho se internó en la piedra y volvió a los pocos segundos: -Hay una creatura, antigua, sentada en un trono recitando versos en vigilia. Me ha visto, dice que le ayuden a salir. Que hay poco tiempo...

-Detente, María. Aunque no pretendí dar una orden fue eso exactamente lo que pronuncié por causa de la urgencia. -Por favor, espera. Suavicé. -Dame la oportunidad de entender. Cerré los ojos para sumergirme en mi oscuridad personal mientras interpretaba lo que escuchaba.

Eran palabras viejas, pronunciadas en un tiempo muy lejano. Hablan de...

- No se trata de valor, mujer, sino de prudencia - algo que harías bien en ejercitar. No le agradaba que María pusiese en duda su valor, menos a él que había enfrentado a todo el consejo durante años sin titubear. Pero una cosa era valor y otra estupidez, Franco conocía la diferencia y sabía que María también. Decidió terminar esa tonta pulseada entre ambos - Las mujeres son así, hermosas y complicadas...- suspiró resignado. David pidió unos momentos mientras se concentraba. Franco aprovechó para acercarse a la pared y susurrar unas palabras. 

Esperó pacientemente y luego asintió como si estuviese hablando con alguien - Tienes razón, María, hay algo del otro lado... o mejor dicho, alguien, y es realmente muy antiguo. Está pidiendo ayuda e insiste en que no hay tiempo - miró a la Toreador y luego a David. - Realmente creen que liberar a esa criatura milenaria es una idea sabia? Sea lo que sea que hagamos debemos decidirlo ahora. Si ambos piensan que sí, romperemos esa pared juntos - cerró su puño mientras hablaba, era la única herramienta que tenía consigo.

- Hermosas y complicadas... asi será como dominaremos el mundo, sin dudas! 

Observó a David cuando dió aquella orden. Fue una sensación extraña, hacía tiempo que nadie le ordenaba nada. Un poco de antigua humanidad se vió reflejada en aquella palabra. Asintió ante el pedido del Lasombra, no venía mal saber un poco mas. Aunque tampoco debían tardar mucho...

- Lo que está aquí atrás es un Oráculo. Lo están buscando. Por suerte llegamos primero nosotros. Debemos sacarlo y protegerlo.

Apoyó sus manos sobre la pared tratando de volver a encontrar el hilo de aquella historia en su cabeza. En unos segundos comenzarían los golpes, las garras aparecerían, las sombras tomarían vida, o vaya a saberse qué mas, pero aquella pared desaparecería.

Las palabras de mis compañeros confirmaron mis propias conclusiones. Es hora de actuar.. Abrí los ojos y contemplé por última vez la pared, pronto ya no quedaría nada de ella.

Las sombras que nos rodeaban se agitaron mientras imponía mi voluntad sobre ellas. Luego de un breve instante se manifestaron tres formas alargadas a mi alrededor.

-¿A la cuenta de tres? A pesar de importancia del momento no pude evitar usar esa expresión.

Un Oráculo? El Giovanni estaba sorprendido y sumamente interesado en la implicancia de la revelación de María Malena, si tal cosa existía era mejor que estuviese del lado de ellos. Asintió ante el gesto de la Toreador y observó como las sombras convocadas por David se iban materializando junto a ellos - Uno.. -

Se colocó a un lado de la pared y cerró sus ojos por un momento. Un frío lúgubre recorrió su cuerpo, su piel palideció al instante, su rostro envejeció un siglo, tal vez mas, su pelo perdió el brillo aunque de algún modo conservó parte de su elegancia. Sus movimientos perdieron la gracia de los vivos, algo en él rompía las reglas impuestas sobre los hijos de Caín, el límite entre lo muerto y lo no muerto se rasgaba. - Dos...- dijo, con una voz de ultratumba que dejaba tras su aliento una estela gélida.

Cerró su puño con firmeza, dispuesto a golpear esas caras, a derribar la piedra que los separaba del oráculo, a romper toda magia primitiva que se interpusiera con la de los Giovanni.  -Tres!- y su puño se estrelló contra los rostros.

- Uno... La hija de la Rosa pasó sus dedos por su cabello, sedoso, brillante. Lo acomodó y lo ató con una colita negra como su pelo. Observó la gorrita Adidas y meneó la cabeza con verguenza. ¿Cómo demonios se le había ocurrido aquella idea? Subió los hombres y se la volvió a colocar.

- Dos...  Estiró sus brazos, crujió su cuello. Inspiró largamente (aunque sus pulmones no funcionaban ya había aprendido a la perfección como fingir que si lo hacían).... su sangre comenzó a fluir de una forma diferente. Aquel delicado cuerpo comenzó a parecer casi etéreo. De repente todo parecía mas lento.

- Tres... La cuenta regresiva llegó a su fin y los blancos puños de la Toreador comenzaron a desatar su velocidad sobre la pared.

Las sombras se alzaron como tenctáculos ominosos, fabricadas con el mismísimo material del que están hechas las pesadillas, y arremetieron contra la pared una y otra vez haciéndola temblar en cada envión. Mientras tanto Franco y María Malena aplicaron fuerza de precisión a sus golpes y fueron mellando la pared. Era un trabajo en conjunto: los tentáculos aflojaban el material y los puños terminaban el trabajo.

A los minutos, cuando los nudillos del giovanni y de la toreador estaban ya sangrando, el primer agujero dio paso a una luz ambarina desde el otro lado del muro. En ese momento la voz que había escuchado David se hizo patente para todos, una voz grave y baja, como un arrullo del inframundo. La voz decía:

-Caín leyó las señales
En el cielo crepuscular,
Pero a nadie dijo nada.
Entonces llegó el Diluvio,
Una gran inundación
Que purificó el mundo.
La Ciudad pereció,
Con ella los hijos de Seth.
Otra vez, Caín cayó
En gran melancolía,
Y huyó a la soledad.
Nos abandonó, a nosotros,
A su progenie,
A nuestro propio destino.
Pudimos encontrarlo,
Después de mucho buscar,
Enterrado en la tierra,
Pero nos ordenó
Que nos fuéramos, diciendo
Que el Diluvio fue un castigo,
Por haber regresado
Al mundo de los vivos
Y por haber quebrantado
La verdadera ley.
Nos pidió que nos fuéramos
Para así poder dormir.
Y así volvimos solos
Para emprender la búsqueda
De los hijos de Noé.
 

Pronto habían logrado formar un hueco en el muro por el cual pasaban agachándose un poco, ingresaron así a una recámara abovedada en la cual solo brillaba una sola luz al fondo. A medida que avanzaban la voz se hacía más notoria pero no subía su volumen, sino que sonaba más clara en sus mentes.

Las paredes estaban forradas de libros y de botellas de vino, había polvo y telarañas por doquier pero al dueño de casa no le molestaba. Al fondo se alzaba una especie de poltrona con forma de trono en la que descansaba un ser. Paso tras paso su figura se hacía más definida hasta que estuvieron a pocos metros de él.

El vástago alzó la mirada en dirección a ustedes identificando su presencia de inmediato y guardó silencio, ustedes pudieron ver que era un hijo de Absimiliard sin necesidad de acercarse totalmente. Su mirada era ciega, sus ojos blancos. Tenía las manos cruzadas serenamente sobre la falda de su sayal, los tres reconocieron que era un atuendo de monje muy raído y antiguo. Junto a él, sobre una mesita ratona de madera polvorienta, descansaba una copa llena de vino mezclado con vitae, así que para eso las botellas...

El nosferatu desenlazó sus manos y esbozó una sonrisa que pretendía ser amable, lo sintieron, una corriente de bondad los rodeó, pero que en lugar de esa sensación les dio terror. Abrió los brazos suavemente y dijo: -Bienvenidos hermanos míos, soy el Oráculo.

Tumbar paredes no era algo muy cotidiano, generaba una interesante sensación, esa sensación que nada los podría parar... salvo lo que estuviera adentro... o suelto y afuera, claro...

- Deberíamos hacer cosas asi mas seguido... Murmuró sin quererlo.

Observó a Franco unos segundos. Su perfecto traje se encontraba marrón. Se mostró apenada por la buena prenda arruinada, pero sonrió, no había sido tan mala idea traer ropa deportiva.

Palmeó a sus compañeros por la buena labor, y entró por la nueva puerta mientras sacudía las toneladas de polvo que tenían en la ropa.

No se sorprendió de ver a un Nosferatu allí, aun así no pudo evitar la repulsión ante aquel ser. Aunque el desagrado duró poco, pronto fue reemplazado por una extraña sensación de miedo. Le costó aflojar un poco los músculos y articular palabras.

- Mis respetuosos saludos, Oráculo. Perdón por entrar asi a tu... morada. 

La pared finalmente cedió, lo que la sostenía, tanto su estructura como su magia, cedió ante el trabajo conjunto de los tres vástagos. Sonrió por dentro ante el comentario de María, era claro que disfrutaba de la acción, de rememorar viejos tiempos, y el Giovanni reconocía que si bien era algo completamente nuevo para él, la experiencia era realmente reconfortante. Su rostro sin embargo seguía sumido en el frío letargo de la muerte por sobre la muerte, y carecía de expresión.

Entró con dificultad a través de la abertura y dentro de la sala pudo escuchar claramente el canto que David y Nicanor habían mencionado. Una letanía que hacía referencia a tiempos pre diluvianos, un área que sabía que el La Sombra conocía muy bien. Hablaba de Caín y su progenie, los primeros vástagos, mencionaba a los hijos de Seth y de Noe en clara referencia a los mortales, pero quien había compuesto esa prosa? A juzgar por el terrorífico rostro que tenían en frente, su autor probablemente hubiese sido Absimiliard. Miró al La Sombra, sus teorías no parecían desacertadas después de todo.

La criatura tenía una fuerte presencia y un horrendo aspecto, el estado de letargo del Giovanni amortiguo el terror que de otro modo hubiese sentido. Se limpió levemente el traje, estaba sucio pero aún entero, le gustaba estar vestido acorde para una circunstancia como esa, después de todo era el embajador de su Clan en la Camarilla. Se dirigió con solemnidad al matusalen, aunque su voz era pausada y mortuoria, podía verse un vapor gélido saliendo de su boca mientras hablaba - Larga Noche para usted, Oráculo. Soy Franco Noble, del Clan Giovanni - el médico era consciente que su estado de existencia era una aberración para la mascarada, un híbrido entre cainita y muerto que ningún otro clan aprobaría, su arte sacrílega se mantenía en secreto, lo liberaba solo en presencia de sus víctimas o de vástagos y ghoul de confianza, María y David lo eran, pero el Oráculo no. Que tanto hacía que esa criatura estaba allí enterrada? Su clan tenía casi la misma antigüedad que la ciudad, tal vez ese Nosferatu ni siquiera supiera de su existencia, aunque si su título hacía honores a su clarividencia, aclararlo probablemente estuviese de mas - He servido a la Príncipe Alexandria como embajador, al igual que a su sucesora la Senescal Mercedes, ella me encomendó encontrar a los sobrevivientes de vuestro clan. Me acompañan la Primogénito Toreador - para Franco era un hecho que su plan para ubicarla en esa posición funcionaría - y el Mirmidón La Sombra - David no estaría a gusto seguramente con ese comentario, pero no estaba traicionando su confianza sino salvando un problema difícil de resolver, un Nosferatu encerrado por siglos... cuanto sabía de las actividades de los líderes del Sabbat? sin una apropiada introducción y títulos que les den importancia, quienes venían en rescate del Nosferatu eran, o bien sus enemigos o bien su alimento.

Internamente Franco había logrado su propósito desde la noche del Consejo, había notado como los demás Primogénitos e incluso la Senescal declinaban la silla a favor de los Nosferatu y la ofrecían a independientes de sangre débil. Él había sido el único en cuestionarlo y había tomado la tarea de buscar sobrevivientes del Clan desaparecido con el único propósito de encontrar un hijo de Absimiliar y obligarlos que le den su lugar. Eso desequilibraría el Consejo, complicaría los planes de los actuales Primogénitos y lograría que se siente en esa mesa alguien que podía llegar a aliarse con el Giovanni, especialmente si lo rescataba y lo protegía. Todo había salido perfecto, y aún mejor, esa criatura rivalizaba con el poder de Don Matías y del Pontífice, quien se atrevería a dejarlo fuera? Ni Mercedes podría objetarlo. Estaba satisfecho, en una semana había logrado posicionar a los dos nuevos Primogénitos, había hecho alianzas para permanecer en el Consejo como Canciller, había logrado esquivar las complicaciones para los Giovanni de participar en un conflicto con el Sabbat y era el único sin espías Assamitas dentro del Consejo, y ahora acababa de encontrar la pieza que faltaba para ubicar a un nuevo miembro en esa mesa. Aún así había un par fichas que mover y cabos para atar, pero tenía algunas semanas para resolverlo.

- Pidió nuestra ayuda para liberarlo, no es así? Aquí estamos, si nos pone al tanto de los motivos se lo agradezco, tras ello le propongo que salgamos cuanto antes, me temo que este lugar ya no es seguro- consciente de que en los túneles había una amenaza para el Nosferatu y posiblemente para ellos también. 

Algo de él no dejaba de preguntarse porqué ese ser había sido encerrado desde fuera, lo estarían protegiendo o se estarían protegiendo de él?

El aspecto de Franco y el ímpetu de María fueron claras señales que lograríamos derrumbar la pared. Controlar los brazos era algo instintivo para mi y a pesar de estar atento a nuestra labor no dejé de pensar en la implicaciones que tendría.

Me resultó curioso el paralelismo que observé entre la pared tallada y la imaginaria fortaleza de Minas Morgul, construida no para defender sino para contener. ¿Tendría esa muralla es mismo propósito? Pronto lo averiguaremos..

A pesar de nuestros esfuerzos combinados la tarea no fue del todo sencilla, la piedra era antigua y sospechaba que reforzada por medios no convencionales. Cuando finalmente cedió, una sensación de satisfacción me recordó la primera vez que había anotado un home run.

Nos colamos en la apertura sin dudar. El lugar mostraba claros signo del inexorable paso del tiempo pero sin duda lo que más llamó mi atención fueron los libros allí atesorados. ¿Es acaso una edición de.... Mis pensamientos se congelaron cuando observe al ser entronado. ¡Si los Sabbat supiesen de su existencia reducirían la ciudad a cenizas!

Su beatifico gesto me llenó de un terror como nunca antes conocí. Superior incluso al que sentí la noche de mi Abrazo, mayor al que contemplé cada noche de mi cautiverio. Ese temor se sentía diferente, casi podía decir que era divino.

Debía hacer acopio de toda mi voluntad para avanzar. Mis sombras permanecían quietas aunque podía sentirlas incomodas. Avergonzado por la entereza que mis compañeros mostraban controlé mis emociones.

Las palabras de la rosa fueron corteses e hicieron parecer que tratar con seres de esa categoría fuese algo común para ella. Las del nigromante por su parte, demostraron el talento que poseía para los juegos políticos, en un par de oraciones reveló nuestras intenciones sin mostrar demasiado su mano.

Miré a los ojos del poderoso vástago y supe que no hacía falta decir más. Era un Oráculo y aunque aparentemente no podía vernos, en realidad nos veía mas allá de lo imaginable. Él conoce mi pasado..
Sin nada mejor que decir, completé el pasaje que el Oráculo había citado.

-Y a ellos anunciamos
Que éramos los nuevos señores.
Cada uno creó Progenie
Para poder ensalzar
La gloria de Caín,
Pero no poseíamos
Ni su sabiduría
Ni su auto-control.
Se alzó una gran guerra,
Los Antiguos enfrentados
Contra su Progenie,
Tal como dijo Ariel,
Y la Progenie asesinó
A sus padres.
Se alzaron empuñando
Fuego y madera,
Espadas y garras
Para destruir aquellos
Que los habían creado.
Los rebeldes edificaron
Una ciudad nueva.

El ser sonrió y enlazó las manos delante suyo, a medida que cada uno de ustedes tomaba su turno para hablar iba dirigiendo sus ojos blancos y ciegos a donde estaba el sonido, aunque no dudaban de que los estaba observando de todas formas. Sus cejas iban describiendo arcos y rectas, estaba analizando cuanto decían y las implicancias.

-Encantado de conocerte, Flor del Plata -dijo ladeando la cabeza, llamando a María Malena por su antiguo apodo -No te preocupes, han irrumpido así a mi morada porque así lo he querido -hizo un gesto desestimando el enojo que ustedes pensaran que podía sentir. -Yo los he llamado.

Luego miró a Franco e inclinó la cabeza con solemnidad -Hmm, los giovanni, sí -dijo como si estuviera recordando -Ni con dios ni con el demonio. Es un placer señor Noble... -hizo una breve pausa y alzó la cabeza hacia el techo -Alexandria no me conoció pero yo sí la he conocido a ella, al igual que a Mercedes -sonrió apretando los dientes y desvió la mirada por unos segundos a David, luego volvió a Franco -Me alegra que la senescal le haya dejado iniciar esta búsqueda aunque ella pensara que no iba a encontrar a ninguno de los míos -agregó con una sonrisa maléfica, sus dientes relucieron como si fueran de nácar.

-Los únicos que conocían sobre mí eran Don Jonás y mi cuidador, a quien pertenecía ese reloj que lleva encima la señorita de Alvear -explicó cambiando de tema -Don Jonás no podía arriesgarse a que se supiera sobre mí -se encogió de hombros.

Cuando David recitó otra parte del cántico su expresión fue de completa satisfacción -Un amigo amante de los libros antiguos -musitó deleitado -Cuando Abelardo estaba conmigo me leía siempre para hacerme descansar, cuando sueño... -se tomó la cabeza con una mano -Mi mente trabaja mucho -se limitó a decir. -Ahora como ya no está entre nosotros, como el resto de mis hermanos, yo mismo recitaba para mí aquello que no deseaba olvidar.

Calló unos instantes y parecía estar calculando algo mientras miraba hacia el suelo -Sería una descortesía no presentarme ante ustedes ya que me han rebelado sus identidades de buena fe: cuando era un hombre mortal mi nombre era Fray Tomás Ortíz, hermano dominico* -se llevó una mano al pecho. Volvió a dirigirse a Franco -Como he dicho a la señora de Alvear los he llamado yo, hay un grave peligro a punto de desatarse sobre la ciudad, y sobre el mundo si no lo detenemos, unos vástagos adoradores del ángel caído me buscan para usarme en un ritual de dimensiones gehénicas, yo no debo nunca caer en sus manos por eso es que agradezco que ustedes llegarán antes a mí -se puso de pie -Ahora por favor, sáquenme de esta prisión que ha sido mi refugio -extendió las manos dando a entender que debían ayudarlo a salir de allí.

Luego dándose vuelta hacia David dijo -Chiquillo, ¿Sería tan amable de volver otra noche por mis libros? -en ese momento parecía un viejito desvalido.

David y Franco sienten al instante que el nombre les suena de algún lado, ambos recuerdan al unísono haber leído hace mucho años sobre la conquista de América y el nombre Fray Tomás de Ortíz, uno de los primeros dominicos en ser asignado como Comisario del Santo Oficio por la audiencia de Santo Domingo de 1536. ¿Sería el mismo?

Franco sonrió hacia sus adentros cuando el Nosferatu mencionó que Mercedes no esperaba que hubiese ningún sobreviviente, él coincidía con el Oráculo al respecto. La mano derecha de Don Jonas sentado en el consejo, el Givanni sentía un regocijo inexplicable que la piel muerta que ahora vestía no podía reflejar. Luego el vástago se presentó, Fray Tomás de Ortiz... si ese ser era quien Franco pensaba, era tan antiguo como los matusalen de su Clan en Italia, incluso tal vez mas. Sintió un gran respeto por ese vástago, aún cuando los Nosferatu nunca llamaron demasiado su atención, ese ser no solo tenía respuestas por su videncia, sino que realmente lo había visto todo lo que había sucedido en el país, por mas que sus ojos dijeran lo contrario.

-Tenemos miles de preguntas, Oráculo, pero primero lo primero. Salgamos - sabía que María pensaría igual, su pragmatismo era aún mas grande que el de él, también supo que David se vería tentado a quedarse - Volveremos por los libros esta misma noche,  David elige un rápido un par y nos lo llevamos de todos modos- tal vez no pudieran volver jamas, no sería justo que el La Sombra se quedase sin su justo premio.

- No podemos salir por la tumba de Don Jonas, allí esta la Tremere y no confío en ninguno de ellos. Tampoco podemos andar por los barrios de Buenos Aires libremente, los Assamitas están custodiándolos y sería un error poner en sus manos el conocimiento de vuestra existencia- Franco pensó unos segundos, luego prosiguió - Un solo barrio es seguro y fuera de la mirada indeseada de otros, mis dominios, Recoleta. Allí hay otro cementerio y dentro de él la bóveda Giovanni, uno de los lugares mas seguros de toda la ciudad, protegido por espectros y sortilegios y fuera del alcance de Tremeres y Assamitas, de la Camarilla y del Sabbat por igual. Usemos la salida que da a los subterráneos ahora, por el horario dejaron de circular. Hay unos nuevos túneles bajo la avenida Pueyrredón¹ que dan a pocos metros del cementerio de la Recoleta, que casualmente se encuentra muy cerca del Museo de Bellas Artes y de la Biblioteca Nacional- miró al La Sombra y a la Toreador con complicidad - Luego desde allí puede hospedarse en mi propia casa, otro de los lugares mas protegidos y discretos de la ciudad, allí podremos hablar los cuatro, pero no podemos ir por la superficie sino por un túnel, espero eso no lo incomode- dijo con una ironía que intentó ser graciosa pese a su tétrico rostro.