Partida Rol por web

-Eso espero -repongo con un atisbo de duda -El Pontífice debería haber llegado ya... -miró en derredor -Sí, pertenezco al clan. No me ha visto porque soy la Regente de la Capilla de Parque Chas, creada hace solo unos años. Casi todas nuestras actividades se llevan a cabo en la Capilla de Ingeniería, la que está a mi cargo es más... -secreta -pequeña y alejada.

-Todo un placer, Señorita Juana. A diferencia del doctor no besé su mano, pero si incliné levemente el cuerpo en su dirección mientras la miraba con intensidad. Mis modales eran más modernos. -¿Negocios?, si tengo algunos, pero lo que me trajo aquí fue mi interés en la ciudad. Antes de poder ahondar en el tema fuimos abordados por uno de los Primogénitos.
-Don Matías, el gusto es mío. De nuevo mi leve acento español dificultaba determinar mi tono. La oportuna intervención de Juana tal vez me evitó un problema. Giré en dirección al vástago que indicó y tendí mi mano.
-No había tenido la oportunidad de conocerle, Señor Rodríguez. David Burton-Miller.

Aún quedaba una mujer por conocer, así que luego de estrechar la mano de Amador, repetí el gesto dirigiéndolo a quien Franco había llamado María.

-ese mismo, "el" Giovanni- le contesta al Malkavian cuando éste lo reconoce. Tras las palabras y los saludos del primogénito, su rostro se muestra más relajado y le sobrevino una reflexión - Tal vez sea mejor conocer de lo antes posible a los enemigos, que confundirlos con nuestros amigos. Entonces lo que parece una imprudencia al principio se vuelva una fortaleza al final, no le parece?- 

Luego, saludó a Amador,con quien no había interactuado aún, concentrado en la presencia del primogénito - un placer, soy Francoo- le dijo al estrecharle la mano.

Sonreí lentamente ante él, quedándome solo con lo de “refrescante” inclinando la cabeza como agradecimiento a s simple halago, ignore con rapidez la referencia a Micaela ¿Qué sería de mí si ella se me acercara vestida así? Sonreí un poco de manera divertida ante sus palabras.

-No lo haría- asentí con levedad despachando la posibilidad de tomarme personal el que Micaela no se acercara, más bien debía decir que agradecía que no lo hiciera- comprendo la responsabilidad de Micaela- deslice el comentario permitiendo que el contestara a la pelirroja mientras yo miraba alrededor, observe como un recién llegado se agregaba a los invitados, ¿Quién era?, me pregunte en silencio, creyendo reconocerlo por alguna ocasión en que lo había visto, volví la cabeza al escuchar nombrar al pontífice, por supuesto, ¡el recién llegado era un tremere!, tome una expresión más leve, suavizando la sonrisa ante el nuevo tema hasta casi desaparecerla en una expresión de educado interés – Quizá el pontífice esté preparando una llegada educadamente tarde- comente con un tono deslizado tambien como si no lo hubiera pensado, mirando al primogénito y luego a Dante, observando por lo menos dos tremere en la fiesta, sin duda vendría, no podía despreciar así a la senescal. 

Acepta la explicación, aunque queda pendiente el hecho de que en esos años de todas formas no haya acudido a un Eliseo a presentarse. Pero eso es un tema para tiempos de más confianzas.

-Lo comprendo.  +dice, entornando levemente las cejas, aunque no entendía realmente pero si sospechaba+ Es una lastima que el Pontífice no lo hubiera mencionado, podría haber hecho una visita de cortesía. Ofrezco mis servicios indistintamente, pero por razones lógicas tiendo a moverme sobre todo en los barrios céntricos. No suelo ir al Oeste.

Extiende otra tarjeta de presentación, esta pasada con más cortesía y menos subjetividad que aquella destinada a Latour. Afina los labios, un leve ablandamiento en su expresion serena, que casi recuerda una sonrisa. Lo que se puede entender como amabilidad.

-Tal vez podría interesarla. No es un asunto como el que conversaba con los caballeros por cierto, sino algo mucho más mundano. Pero, por lo que he apreciado de otros negocios, todo buen vástago con intereses en la investigación *como el Pontificie o el doctor… encuentra facilitada su tarea si tiene asegurados los fondos y puede despreocuparse de los gastos. Desconozco su situación al respecto, pero sea buena o mala, sé que podría ayudarle a mejorarla. 

Se jugaba un farol, pero siempre era asi despues de todo. Solo esperaba que la pista vaga dejada por los otros fuera la correcta.

El primogénito movió el índice de su mano hacia arriba y hacia abajo -Sabias palabras señor Noble -sonrió de lado y se pasó la mano por el peinado -Creo que eso es lo que estamos haciendo todos esta noche, ¿verdad? -se rió cambiando su semblante serio por uno más relajado y luego agregó, nuevamente serio -No solo Mercedes -esbozó una semisonrisa.

-Qué bueno que venga por su interés por la ciudad señor Burton-Miller -acotó después -Es justamente lo que necesitamos ahora -se encogió de hombros y miró su celular por unos segundos, luego miró a David nuevamente y pasó a María Malena -Hace mucho que no voy por la Jabonería*, Malena, ¿hay alguna noche en especial que me recomiendes y de paso recomiendes a los señores aquí presentes? No creo haber visto a ninguno de ustedes por la milonga de la señorita Alvear y es un lugar digno de ver y de escuchar -repasó con la mirada a todos, inclusive a Juana que se amilanó un poco.

Reí, por lo menos tenía formas ingeniosas de conseguir la información este jovenzuelo -El Pontífice no lo mencionó seguramente porque mi nombramiento surgió de la Noche de los Aullidos -expliqué sin demasiadas vueltas -Hubieron algunas bajas entre los nuestros y ascendimos en la pirámide algunos que no lo teníamos planeado -susurré con una semisonrisa de cortesía. -Tampoco usted tenía por qué saberlo, los vástagos fuera de la pirámide no conocen los movimientos en la pirámide hasta que estos son evidentes -sostuve señalándome, dando a entender que no era intención del clan de que otros se enteraran de asuntos tan privados como nombramientos, sobre todo teniendo en cuenta el nido de víboras que era -Es como las cosas son.

Acepto la tarjeta devolviendo la sonrisa, esta vez más sincera. -Mmm, comprendo lo que me dice, créame -asiento con la cabeza -No suelo entender de estas cosas, ¿Cómo podría ayudarme?

-Eso espero, sería una afrenta muy grave que no se presentara esta noche -agregó sin miramientos a la observación de Antonelli. -Al terminar la fiesta discutiremos lo que haga falta, Victoria -informó a su subordinada dando por zanjado la queja que pudiera tener, la seguridad de la fiesta estaba primero.

-Hablando de llegadas tarde, ahí llegó Rosa Jian, Antonelli... -dijo mirando hacia la puerta.

En la puerta principal se dibujó la figura de una esbelta dama oriental, llevaba un vestido de seda negra con cuello mao y botones de perlas, el cabello negro y lacio estaba recogido en un rodete alto. Caminó hacia un lado del salón, dispuesta a mezclarse con el público.

Interesante. Así que los Tremeré habían sido afectados a tal punto… Eso podía ser un dato valioso. Por el momento sin embargo lo enterró en su memoria para más tarde.

-En primer lugar, corresponde felicitarla por su promoción, aunque sea con un año de atraso. Puede que no fuera deseada, pero evidentemente sí era merecida. +deslizo con suavidad mirándola a los ojos, para luego volver al asunto en ciernes. Su tono de voz bajo una octava, para hacerse algo mas grave y calido+ Con respecto al tema del dinero, no es mi intención entrar en detalles técnicos una noche como esta. Basta con decir que primero tendríamos que sentarnos a conversar un poco sobre sus recursos iníciales, sus necesidades y deseos… *entrar un poco en confianza. Entonces le expondría las alternativas que el mercado ofrece para aumentar sus ingresos y usted decidiría cuales le convienen, tras lo cual pondría mis manos a la obra. En todos los casos, el resultado final seria una mejora sustancial en su situación económica,… aparte de conocernos mejor, por supuesto. ¿Le interesa?

Desvió la mirada un segundo para ver quien entraba. Por suerte su rostro siempre estaba calmo. Así que también había venido la muy… Ahora si que agradecía mentalmente la compañía de la Tremeré, que le excusaba perfectamente de ir a saludar a su “hermanita”.

"El Giovanni" las formas de Matías siempre tan sencillas y directas. - Muchas gracias Dr. Noble, el placer es todo mío, como siempre. Luego inclinó la cabeza y saludó amablemente a David. - No ha sido mala elección señor Burton-Miller. Verá qué gran ciudad es BsAs, no tiene desperdicio. "Un enemigo mas para su lista, si es que no lo tiene ya..." Aquella posibilidad era preocupante. Si no lograban rearmar su gobierno, si comenzaban las luchas internas nuevamente, estaban destinados al fracaso. Algo afuera los estaba matando. - La Jabonería marcha bien en estos días, temporada alta de turistas que vienen a la capital del Tango. Eso lo hace todo mas colorido, aunque a veces bizarro. Mañana se presenta la "Orquesta Típica Misteriosa Buenos Aires", es una gran orquesta de gente joven que tocará en vivo - en vivo, aquello siempre sonaba tan irónico. - Ah... me olvidaba, en el museo hay una nueva pieza. Una carta de puño y letra de Manuel Belgrano que me entregó él mismo, aquel 27 de febrero de 1812, cuando izamos la bandera por primera vez. La creía perdida, pero el otro día la encontré en un viejo baúl. - Mostró gran entusiasmo al hablar de aquella carta. Luego recordó que posiblemente para la mayoría no fuera mas que un trozo de papel viejo garabateado. No había mucho interés por la historia en aquellos diás. - Y claro, en el salón de baile seguimos teniendo la exquisita reserva de bebidas... especiales. Hablar de la Jabonería distrajo un poco a la Toreador. Esa era su gran obra de arte, no podía dejar de mostrar gran orgullo por el lugar aquel que había construido y poblado de tanta historia y artes.

-Disculpe, no conozco el lugar, he tenido poco tiempo para recorrer la ciudad y sus aparentemente interminables maravillas. Pero sí me lo permite lo solucionaré asistiendo mañana a la presentación de la orquesta. Eso sí aún es posible reservar, claro está. Esperé en silencio su respuesta.

La mujer poseía una voz fascinante, quizá fue eso lo que me impulsó a seguir conversando con ella.
-Aunque debo admitir que la posibilidad de contemplar un manuscrito original es increíblemente atrayente para mi. Sonreí con una ligera vergüenza. -Son la llama de mi polilla.

Desvíe un instante la mirada para observar a la exótica mujer que había entrado al salón, luego regresé mi atención a mi cercana interlocutora.

- Misteriosa Buenos Aires... excelente nombre para una orquesta, será un placer acompañarlos mañana. No puedo resistirme a idea combinar el tango con una exquisita bebida- le sonrió a María Malena, sumándose a la sugerida invitación. Al parecer David se sentía a gusto con la Toreador, así que se apartó de ellos, confiando en que ella sabría guiar a su compañero tanto o mejor aún de lo que él lo hacía.

Se paró al lado del Malkavian - En estos tiempos la amistad es algo tan circunstancial y efímero, que su brillo palidece a poco de iniciarse,  no así la enemistad, que puede durar siglos con su propio fuego. Antaño era diferente, la familia y los buenos amigos eran un pilar para la existencia, no le parece?- sacó uno de sus cigarros y le ofreció uno a él, luego encendió el suyo, tapando con su mano la pequeña llama de su zippo dorado. Disfrutaba del sabor y del aroma del tabaco, encender su cigarro era un ritual para él que bien valía ver una llama por un segundo -A pocos vástagos considero verdaderos amigos, incluso dentro de mi clan, pero una vez construido ese vínculo no lo tomo a la ligera, lo protejo y lo alimento. Tal vez le suene anticuado...- hizo silencio. Hablar con Don Matias le parecía peligroso al extremo, sabía que todo era impredecible en su presencia, y de repente se vio a si mismo disfrutando de ello, como le sucedió con Elizabeth, incluso la idea de confiar en el Malkavian comenzó a formarse en su cabeza Es que esta locura es contagiosa? se preguntó, mientras seguía de pie junto al Primogénito.

Sus ojos se posaron en la Ventrue que entró minutos atrás, lidiar con ella podía ser algo necesario para sus negocios, pero podía esperar.

-Gracias -me limité a musitar parpadeando suavemente, coqueta. Me sonreí de lado, creyendo intuir ciertas intenciones de parte del chiquillo. -Todo eso suena a terra incognita a mis oídos-me sinceré mirándolo directo a los ojos -Sería útil para mí que usted me instruyera sobre esos conocimientos tan ajenos, aunque... -me quedé pensativa, dudaba de si Yamski me dejaría o no incrementar mis posesiones por fuera de la pirámide, sin embargo enseguida dije -No, está bien, el conocimiento es poder, estoy segura de que sus enseñanzas rendirán fruto -sostuve -Puedo deducir por cómo se expresa del Pontífice que son conocidos, ¿verdad? -inquirí curiosa, tratando de identificar si Eusebiusz me había hablado de él o no.
 

El hijo de malkav se tomó el mentón con una mano y se mesó la barbilla con barba de varios días, una barba que no se iría nunca por cierto, o por lo menos no hasta que encontrara la muerte definitiva. -La amistad ya de por sí es compleja entre los mortales, cuánto más entre los inmortales -dijo resueltamente -No suena anticuado, para nada -rechazó de plano -Pero se nota que usted tiene lazos fuertes con los mortales que lo rodean, no lo digo como algo malo, si no como un hecho -aclaró, por si acaso -Quizás el hecho de que su familia continúe presente tenga mucho que ver. Personalmente creo que la amistad entre vástagos es posible pero es muy difícil de lograr... por los objetivos personales que estos suelen tener y que no suelen incluir a otros vástagos más que como peones en un juego de ajedrez -declaró con esa ácida sinceridad que solía caracterizarlo -Aunque cuando se logra pocas cosas son capaces de romperla -miró a María por un instante y dejó escapar una sonrisa -Anotame para mañana, María Malena, seguro que voy -dijo con confianza -No creo que haga falta reservar, señor Burton-Miller, Malena siempre tiene una o varias mesas reservadas para nosotros -y con nosotros se refería a la estirpe.

A medida que te acercabas al vasco pudiste escuchar que hablaba con Antonelli sobre la sheriff y estaba dando órdenes a otros vástagos. La palabra "seguridad" llegó a tus oídos y también.

-Hablando de llegadas tarde, ahí llegó Rosa Jian, Antonelli... -dijo mirando hacia la puerta.

Observo a Rosa llegar, por suerte no me mira porque saltarían chispas entre los dos, mientras me acerco a ambos y sonrío con la confianza que siempre tengo.

-Antonelli, hola de nuevo. Disculpa que os interrumpa pero parece que la princesa llegará pronto y querría hablar con Fernando antes de ello, si tiene unos momentos para mi. Te lo compensaré, preciosa, en cuanto tenga oportunidad.

Son negocios importantes los que quiero hablar. Y el lugar más secreto es a plena vista.

-Dante, encantado de verte.- aunque nunca hemos tenido demasiado trato. Ni bueno ni malo, lo que no es poca cosa con un Azote. -Victoria, la ropa te sienta espectacular. Espero que la aceptes como regalo, por si la vuelves a necesitar.

Asentí mirando al primogénito, notando que debía cuidar lo que decía, “que sensible esta todo” me dije con un suspiro interno, dejándole hablar, “por lo menos sabe mantener a raya a su dulce amiguita” pensé reconfortándome un poco al menos.

-¿llego? -

“¿Rosa… Jiang?” volví la mirada hacía la recién llegada con un gesto leve, asintiendo al primogénito después, “Rosa Jiang” reconocí enseguida, estaba lista para pedir excusas a los presentes para irme en su dirección cuando, Jules de Bourdeo se nos acerco, le sonreí, ocultando un alivio interno y asentí, tomando nota de lo que decía... ¿ropa? una mirada de reojo a la susodicha me contesto algunas cosas. 

-Jules querido, por supuesto… entiendo, si al primogénito no le molesta a mi tampoco- sonrió tomando nota de lo dicho ¿de que querrá hablarle? pero no está de más apartándome un poco- precisamente yo debo continuar con mi papel, señores, con permiso, primogénito, Dante… Jules- inclino levemente la cabeza y luego sonrió- y… Victoria, los veré después... disfruten la fiesta- al segundo me muevo de allí tras la despedida yendo en dirección a Rosa Jiang cuando al llegar a ella, bajo la mano del clavel izquierda y levanto la otra en un gesto clásico como si abriera una puerta o algo semejante - señora Jiang- saludo con tono agradable, comenzando a elevar la mano del clavel y bajando un poco la otra-  bienvenida, es… una delicia contar su presencia esta noche –determino con una cálida sonrisa sin llegar a tocarla, temo que me tensa la idea de que eso llegue a molestarle.  

La mujer asiática te mira de arriba a abajo devolviéndote la sonrisa y señala -Es Jian, sin la "g" al final -te mira fijamente y alza el mentón -Pero bueno, es entendible que por ser de origen asiático el común de las personas se figuren que hay una "g" en algún lado... -se rió sarcástica. -Gracias por la  bienvenida, Antonelli, veo que la nueva senescal te ha puesto a hacer cosas importantes, al fin -deslizó, aunque no supiste definir si era un halago o continuaba con el sarcasmo. -Al parecer eres la única que considera mi presencia deliciosa -dejó entrever los dientes blancos. -Veo que mi hermanito ya llegó -miró por detrás de tu hombro hacia donde se encontraba Facundo. -Espero que la Senescal no haya saludado ya -posó su mano sobre uno de los lados de su rostro con expresión preocupada, obviamente falsa.
 

-Si me disculpan -dijo el brujah. El vasco se volteó hacia el vástago que lo buscaba con evidente sorpresa, conocía de vista y de nombre a Jules de Bourdeo pero nunca habían tenido el gusto de charlar.

-Señor de Bourdeo, qué sorpresa -dijo extendiendo la mano -¿Para qué me necesita tan urgentemente? -preguntó sin miramientos mientras se alejaba unos pasos de Dante y Victoria -¿Está todo en orden?