Partida Rol por web

-Deduce correctamente, señora Lamothe. El señor Yamski es un cliente desde hace bastante tiempo, por lo que tratamos con cierta frecuencia. +admitió Facundo, sin entrar en mas detalle. Irguió levemente el pecho+ Ahora bien, me complace que le interese la propuesta. Seria un placer servirle a usted también, en estas cuestiones...

Cruzo la mirada con Elizabeth sin inmutarse, dedicándole plena atención y diciéndolo también con la mirada. Sin embargo, no por eso dejo de presionar con cuidado, acercándose un poco mas, para hablarle en tono bajo sin que sus palabras se perdieran en el murmullo del recinto.

- ¿Le parece si concretamos una cita, para continuar esta charla en privado?  Ignoro como se encuentra su agenda, pero espero tenga algún blanco que podamos aprovechar...

En esta ocasión era distinto que con Latour. La dejaría elegir el terreno inclusive y sus tiempos. Para cada tipo de presa, distintas circunstancias…

Quito importancia al asunto con un gesto de las manos.

-Sí, ningún problema. Sencillamente no sabemos que ocurrirá esta noche ni las siguientes y quería aprovechar el momento para hablar. Tengo una oferta de negocios para usted. Algo que puede beneficiarnos a ambos, mucho. En esencia, supondrá previsibles turbulencias en un principio, al menos una "gran" caída. Pero...¿acaso no es eso lo mejor para que alguien que intenta hacerse hueco, entre mejor?

Sonrío abriendo los brazos.

-Si le interesa profundizar en las posibilidades, contacte conmigo.- le ofrezco una tarjeta -O envíeme a la bonita Victoria como mensajera. Lo que prefiera. Claro que, si no le interesa, no habrá rencores. Los negocios son así.

Mantengo la sonrisa dulce todo el tiempo que puedo, abasteciéndome mentalmente de flores, dulces, un jardín lleno de rosas, mi dulce Damien y cosas semejante, para no perder el control, ladee ligeramente la cabeza como atendiendo a lo que me decía, ¿pasaría algo malo con el vestido para verme así de arriba abajo? El suyo no era tan bonito como el mío pero quizás, hice un mohín leve que borre enseguida, pensar cosas estúpidas me aliviaba un poco e impedía que me enfadara de verdad.

-No lo olvidare, señora  Jian- aseguro sencillamente con respecto a su nombre jugueteando con un mechón de mi cabello entre mis dedos mientras sostengo su mirada y luego continuo asintiendo a su conversación-oh, yo siempre considero una delicia su presencia, enriquece… la fiesta, aunque por un segundo temimos que no viniera- suelto el halago con delicada dulzura aunque internamente solo pueda pensar que “enriquece el número de invitados” , la escucho hablar de Facundo y de la senescal, no atreviéndome a hablar del primero, los rumores dicen que no hay agrado verdadero entre ambos- Aun no lo ha hecho, pero bajara a saludar dentro de poco, cuando terminen de llegar la mayoría de los invitados –sonrió de nuevo suavemente  ignorando lo depredadora que se ve, no soy un ratoncito, aunque lo parezca- por lo que lo recomendable es solo esperar y disfrutar de la fiesta- termino, decidiendo que si no me abandonaba ella lo haría yo… en unos segundos. 

La expresión del vasco se llena de sombras mientras trata de deducir qué le estás insinuando, se te acerca de manera que solo tú puedas oír su voz, te miró directo a los ojos mientras decía -Estoy interesado, si quiere que le envíe a Victoria, por mí está bien -estaba tratando de leer tus expresiones y odió en ese mismo momento no poder usar ninguna disciplina para disuadirte de que le dijeras de qué se trataba. -¿Podría darme un adelanto? -pidió con una sonrisa amable, pero en realidad se notaba que esperaba que en verdad le dijeras algo significativo -Me ponen nervioso las sorpresas -aclaró y se tronó los dedos de una de sus manos.

Las finas cejas de la Toreador subieron, sorprendida. - Pues de ser así señor Burton-Miller será un placer guiarlo por la muestra. Debo decir, libre de cualquier dejo de humildad, que mi pequeño museo de la Revolución, es mas rico que mismo Archivo Nacional. Sonrió, hinchando su pecho.

- Tal como dice Don Matias, no es necesario ningún tipo de reserva. Siempre hay un lugar para nuestra estirpe. Mas en estos momentos de incertidumbre, La Jabonería de Vieytes es un lugar seguro, bajo la Pax Vampirica. Todos son bienvenidos, en especial los amigos.

Sonrió y paso su mano por su cabello acomodando su correcto despeinado.

Master, qué se ve por el resto de la sala? El primogénito Brujah? Los Ventrue?

Sonreí y mis ojos destellaron con astucia. -Tengo un tiempo libre mañana por la noche, pasadas las doce -le confié dedicándole la misma atención que él me dedicaba, bajé mis ojos un instante y luego levanté mi mirada añil para encontrarla con la suya, no retrocedí un milímetro cuando él cerró la distancia entre nosotros. -Podríamos vernos en un lugar neutral, cercano al centro ya que usted "no frecuenta el oeste", ¿Conoce el "Temple Bar" de Palermo? Tiene un patio con sillas de hierro forjado muy antiguas y corre una brisa maravillosa, además de que se escuchan las risas y conversaciones de las personas alrededor, casi como si uno estuviera vivo -comenté mostrando mi buena predisposición. -Necesitaría que sea cual sea el resultado de esa reunión, permanezca en el más estricto secreto -susurré, buscando comprensión de su parte, o al menos que la fingiera.
 

Pues paro la orejita a ver si escucho algo de conversación del Vasco con Jules.

-No habrá inconveniente con esa pequeña condición, es parte de los servicios que ofrezco. +aseguro, pero enseguida le advirtió.+ Todo lo mas, si se resuelve positivamente quizás la cite como referencia en alguna ocasión. Pero tenga la certeza de que los detalles de cualquier trato entre nosotros, pertenecerán a un ámbito estrictamente privado. Sean cuales sean...

Le gustaba dejar claras las cosas y en este aspecto, lo mejo era buscar confianza siendo sinceros. Acomodo levemente los hombros distendiendo un tanto su figura. El traje a medida no lo requería pero el si, para levantar el tono a uno mas normal.

-A la 1 entonces, en el “terreno neutral”. +sentencio siguiendo su juego, para darle concreción al asunto. Además, necesitaba el par de horas previas para atender a Latour adecuadamente.+ Desde luego conozco el bar que menciona, así que no habrá inconvenientes. ¿Le agrada mucho ese ambiente clásico?

Terminado el preacuerdo, ahora solo quedaba pie a lo social. Era curioso que justo eligiera su barrio natal, aunque quizás solo se trataba una coincidencia geográfica. Intento hacer memoria sobre el bar mientras bajaba el tono de la conversación a uno mas casual. Quizás solo le sonara de oídas, o se hubiese reunido con algún cliente humano en el mismo. En todo caso, nada que no solucionase una rápida búsqueda en Google al volver a la oficina.

Sonrío de una manera...peligrosa. Menos amable que hasta el momento. El brillo de mis ojos deja claro que no soy de los que son persuadidos, sino de los que persuaden. Si digo las siguientes palabras no es porque me convenza, sino porque es apropiado decirlas.

-Un adelanto...veamos. Mmm, digamos que no me llevo bien con nuestra querida Rosa Jian.

Le tiendo una mano.

-Un placer, este primer contacto.

Mis pensamientos sobre lo ocurrido los últimos meses se desvanecieron tan rápido como prendía la chispa de un mechero, pues eso fue lo que hizo que prestara atención a la realidad, aunque sólo fuera para apartar de forma instintiva la mirada de la débil llama que parecía imponente en su pequeña forma.
Alguien del servicio trataba de encender una vela decorativa.
-"Debía ser un capricho de algún vástago..." pensaba al sentir algo.
Siento, por un momento, la perturbadora mirada de Elizabeth clavándose en mi. Una mirada que parece llena de significado, cargada de una emoción pasada, que parece haberse reavivado.
Está tranquila, y al ver que clavo los ojos en ella, me sonríe con complicidad, y me guiña un ojo antes de encaminarse con calma hacia una ventana para simular ver los reflejos de la fiesta en el cristal.
Sonriendo ante tanta apariencia de superioridad, decido dirigirme hacia ese mismo cristal para saludarle.
-"Buenas noches, bonita fiesta. ¿podrías decirme el motivo de este evento?" respondí de una manera directa....tan habitual en mí.

Al aguzar el oído para escuchar la conversación entre Fernando y Jules un camarero que pasaba con una bandeja llena de copas las arroja al lado tuyo y quedas sorda durante dos minutos.

La música fue mudando el tono a uno más uniforme hasta que la música ciudadana, como le llamaban al tango, fue adueñándose de la reunión. La sheriff hizo cubrir con pesadas cortinas de terciopelo las puertas de una y otra calle, al parecer la Senescal no quería mirones de ningún tipo, algunos decían que estaba algo paranoica, otros replicaban que no estaba mal tomar precauciones después de lo ocurrido.
La verdad es que pocos conocían a la nueva sheriff y todavía no estaba del todo claro qué había ocurrido con el anterior, que había sobrevivido a la Noche de los Aullidos.

De pronto, una figura apareció al pie de la escalera que iba hacia los pisos superiores, los que conocían a Mercedes se dieron cuenta de que se trataba de ella, aunque había algo diferente en su expresión, en su mirada. En cuanto percibió que algunos la habían visto compuso una sonrisa entre sus labios borravino, llevaba un vestido haciendo juego con el color de sus labios y sus uñas cerrado en el cuello pero con los hombros descubiertos, ceñido hasta la cintura y con una falda larga y recta  hasta los tobillos. El color le daba un aspecto bastante humano en contraste con su piel nívea. Los que habían frecuentado alguna que otra milonga notaron que llevaba zapatos de bailar tango, muy elegantes y negros. Poco maquillaje en el rostro, (para qué, si la sangre perfecciona en la muerte aquello que en vida es común) y el cabello negro suelto sobre los hombros.
Detrás de ella, la figura de la sheriff parecía la sombra lejana y amenazante de la misma Senescal. Enseguida, hizo un gesto a Antonelli y a Juana para que fueran guiando a los invitados hacia el salón lateral que había estado cerrado hasta entonces.

El salón, de un estilo a medio camino entre el belle epoque y el barroco, derrochaba lujo como el resto del edificio: pisos lustrosos de mármol veteado formaban un patrón circular alrededor de las piezas centrales, frescos en las paredes recreaban motivos florales, frizos ornamentales destacaban en las partes altas, lámparas de época iluminaban con luz ambarina el lugar.
Mercedes avanzó al centro de la estancia situándose en donde los círculos concéntricos de mármol se unían. -Buenas noches, hermanos en la sangre, bienvenidos -su voz grave de contralto se dejó oír y la acústica del salón circular ayudó a que sus palabras alcanzaran a todos. -Gracias por acudir tan gentilmente a mi invitación -juntó las manos largas y finas al tiempo que repasaba con su mirada color café a los presentes -Los dolorosos y terribles motivos que me han colocado en funciones como Senescal son de público conocimiento entre vosotros. Quiero que sepan que a pesar de mi silencio durante estos meses trabajamos en conjunto con los primogénitos y antiguos supervivientes, muchos de los cuales están presentes esta noche, para asegurar los límites de la ciudad y poder contabilizar las pérdidas entre los nuestros -hizo una breve pausa en la que su mirada se ensombreció y sus ojos brillaron fugazmente -Sobre todo la pérdida irreparable de la Príncipe Alexandria -la voz le tembló levemente, su mirada se perdió entre los presentes, parecía atravesar a la audiencia en un despliegue de melancolía y dramatismo digno de una cantante lírica, su figura parecía augusta con su vestido largo y su cabello lacio como una seda -Les doy mi palabra de que esta ciudad volverá a ser el lugar floreciente y seguro que era antes de la Noche fatídica. Alexandria me puso en este cargo porque creía en mí, y no voy a defraudarlos, ni a ustedes ni a ella.   Si he permanecido en silencio es porque prefiero que mis obras me precedan, no busco más gloria que la de ver mi trabajo cumplido cabalmente.
Repasó nuevamente a los presentes leyendo sus expresiones (o la ausencia de ellas). -Pasando a temas de orden administrativo: pronto se realizará la elección de los nuevos primogénitos, los candidatos serán notificados a la brevedad -manifestó cambiando el tono solemne a uno más relajado pero no menos elegante, un murmullo recorrió a los presentes ante su declaración -Os pido paciencia, este proceso no será fácil ni rápido, hay otras prioridades que están siendo atendidas como, por ejemplo, la seguridad en los límites del principado y la desaparición completa de los nosferatu. Si alguien ve a algún miembro de ese clan debe reportarlo de inmediato a mi persona. Estamos en un momento de política de tolerancia cero, dadas las circunstancias, esto quiere decir: cualquier transgresión a la mascarada y a las tradiciones será penada de manera ejemplar y el castigo será llevado a cabo por la sheriff Micaela -hizo un silencio asegurándose de dotar de efecto a sus palabras y señaló con la mano extendida a la figura de negro que estaba apostada a un lado -Pido colaboración entre clanes en este momento crítico, por el bien común de la Camarilla a la que todos pertenecemos. 
La expresión de su rostro volvió a mutar -En cuanto a lo que ocurrió la Noche de los Aullidos, poco sabemos al respecto -hubo una leve dubitación -Pero sea lo que fuere acabó con más del 50% de los vástagos de la ciudad -hizo un silencio evaluando si continuaba dando detalles o no -Como dije, estamos trabajando en conjunto por el bienestar de todos los que hemos sobrevivido, estamos buscando el origen de todo esto. Solo les pido paciencia y verán resultados, se los prometo -soltó sus manos, alzándolas hasta la altura de sus codos y dijo -Ahora, pueden seguir disfrutando de la noche en paz y concordia -miró inquisidoramente a los presentes como conminándolos a que llevaran literalmente “la fiesta en paz”.
Caminó hacia una puerta lateral en donde la sheriff, Dante y Victoria la custodiaban en segundo plano, uno a uno los presentes comenzaron a pasar a saludarla personalmente. Juana y Antonelli guardaban sus flancos presentándole a aquellos vástagos que ella no conocía.

La puesta en escena había sido ejemplar. Medida y planeada a conciencia.

Gracias a la Senescal ahora tenía más luz sobre la situación de La Torre local. Aunque sospechaba que habían dejado muchas cosas en penumbras de forma deliberada y eso no me gustaba. La ignorancia es el mayor velo..

Observé a los vástagos acercarse uno a uno a ella mientras buscaba mi oportunidad. No quería cometer la imprudencia de adelantarme a quien no debía.
Lo mejor será esperar..

y aquí es cunado me doy cuenta de que no tenía porque tirar... ¡si estoy a su lado! xD no importa.

La teatralidad de aquel momento era algo digno de la situación. La mitad de los Vástagoas de la ciudad había encontrado la muerte definitiva, o al menos estaba "perdido en acción". Pocas veces ocurrían algo como aquello. Un ataque sin precedentes en BsAs. María observó largamente a la Sheriff. Era quien mas llamaba su atención, una total desconocida.