Partida Rol por web

Wistie se concentró de tal manera que sus sensaciones pasaron a vosotros por medio de vuestro vínculo. Podíais sentir cada respiración, cada movimiento que hacían y es más, las sensaciones que emanaban de ellos. Intranquilidad, prisa, miedo... y también el momento mas adecuado para atacar. Cuando están más desprevenidos. 

Las mentes de los soldados se evadieron de toda precaución, toda seguridad hacia ellos, era el momento indicado y en menos de un segundo les saltasteis encima sin posibilidad alguna de defensa u organización.

La Fuerza era caprichosa, pensó Wistie para sus adentros, o quizás era que él aun es demasiado débil e inexperto cmo para obligar a la Fuerza a actuar cómo y cuándo él lo quisiera. La sensación de sentir la Fuerza era única e imposible de describir con palabras, tal y como sería describir el sonido a alguien que jamás ha oído. Los "sentidos de la Fuerza" de Wistie se llenaron de información, allí estaba la Fuerza tan palpable que casi parecía que podía moldearse con las manos, tan clara, tan nitida.

Al percibir el momento perfecto Wistie saltó del escondite y disparó la flecha que tenía preparada en su arco. El pequeño ewok apuntó correctamente y acertó justo en un punto vulnerable entre las placas de armadura en un punto cercano al cuello. El enemigo, que estaba de espaldas, recibió la flecha justo en su nuca y, mientras se volteaba, Wistie tomó otra flecha de su pequeño y compacto carcaj que llevaba al cinto y disparó nuevamente sin perder ni un instante. La flacha nuevamente se clavó en la misma zona vulnerable que Wistie había encontrado y vuelto a aprovechar. 

Entonces, dejandose llevar y sumergiendose en el furor del combate, en una especie de "concentración de combate", Wistie enseguida dejó caer al suelo su arco y corrió hacia sus enemigos a la vez que sacó su larga espada de su funda. La espada enseguida comenzó a emitir un ruido motorizado.

— ¡Gruñidora, calla! — Espetó el ewok y la espada se silenció en el acto.

Kanuth siguió a sus compañeros en la emboscada, obligándose a no pensar que dentro de aquellas armaduras había personas de carne y hueso, no droides de entrenamiento. Se obligó a recordar que fueron los mismos que asaltaron la Academia, disparando a quemarropa a muchachos inocentes que no habían hecho a nadie.

El primer tajo, ascendente con ambas manos, chisporroteó y el olor a plastoide quemado llenó sus fosas nasales. No es suficiente, pensó en décimas de segundo a medida que sus brazos descendían como una guillotina. Era un movimiento que habían entrenado miles de veces durante años. Entrenamientos que les dejaban exhaustos y rendidos.

La hoja cercenó el pectoral del soldado, atravesando las capas de blindaje hasta llegar al músculo. Y después, la muerte.

Sena cargó contra el único soldado que quedaba en pie y ni Kanuth, ni el pequeño ewok habían atacado.

Barrió con su sable en horizontal cortando la armadura blanca del soldado pero los reflejos adquiridos con el entrenamiento evitaron que la blanca hoja del sable terminara con ese encuentro.

La emboscada había dado resultado. Un soldado yacía muerto, dos mas heridos de gravedad y tan solo uno se había librado de todo. Aún así el combate continuaba y seria de necios pensar en la victoria.

Wistie, tras desenfundar su larga espada de metal, realizó un corte horizontal buscando asestar el golpe que faltaba para acabar con el soldado que había herido con sus flechas. Pero Wistie aun estaba lejos de lograr ser tan habil con la espada que como lo era con el arco y, aunque había sido un ataque decente, no fue suficientemente bueno como para conseguir penetrar las defensas del soldado.

Aun así, Wistie se mantenía atento a ambos soldados para mantenerse presionando a ambos a la vez.

Sin terminar de tomar en serio a wistie, los soldados se desplegaron a ambos lados intentando acabar con los jedis, la verdadera amenaza, pues tenian sables de luz y sabian de lo que eran capaces.

Paso atrás, sonó su propia voz en su cabeza cuando el soldado atacó con la culata del arma. El borde del arma apenas llegó a rozarle, pero su compañera no tuvo tanta suerte. Controla tus sentimientos, se recordó, obligándose a centrarse en su propio combate. Aprovechando la inercia del movimiento, giró sobre sí mismo y golpeó al soldado en el costado con su sable. La hoja seccionó el blindaje debilitado por los ataques anteriores y llegó hasta los órganos internos.

El puñetazo hizo retroceder a la joven que intentó hacer un barrido con su sable para alcanzar al soldado, pero este se apartó lo suficiente como para que la blanca hoja del sable de luz pasara a pocos centímetros sin hacer daño.

Wistie vio funcionar su estrategia de lanzarse de cabeza sin dudar contra todos los enemigos que él pudiera encarar. Solo les dejaba dos opciones, lidiar con su presión o tratar de huir abriendo su defensa.

Eligieron lo segundo, tratando de enfocarse en sus compañeros. Wistie rápidamente alzó su espada de metal, tan pesada en comparación con un sable de luz que practicamente carecía de peso, mientras describió un corte vertical ascendente contra el primero que se movió. No logró ser lo suficientemente rápido pero enseguida se fijó en el soldado de al lado que también se volteó queriendo seguir al otro y dejó caer su espada en un corte vertical descendente que, junto con el ataque anterior, describieron una cruz en el aire.
Él otro soldado definitivamente no estaba en su día de suerte: el filo del extremo de la espada, justo donde se curva para formar la punta del arma, la espada cayó con toda la fuerza del joven ewok y del peso del arma, penetrando el casco con un notable sonido de quiebre. 

El soldado cayó al suelo, boca abajo, y Wistie recién entonces dio unos pasos y colocó uno de sus pies descalzos sobre la cabeza del soldado ayudandose para que, con un tirón, desprender la espada del craneo. Aun así, Wistie no quitó su pie de encima de la cabeza del soldado, allí lo dejó mientras tomó con su mano libre el filo de su espada a la vez que la seguía sosteniendo de la empuñadura; esto, para llevar la punta de la espada hacia su cara. Muy cerca de sus ojos Wistie contempló el rojo que teñía el metal de su espada. Su expresión se mantuvo contemplativa, hasta que desvió su mirada hacia su pie aun encima de la cabeza del soldado... esta visión le llenó de una placentera oleada de orgullo victorioso y en su rostro se dibujó una sonrisa que mostraba todos sus dientes.

— ¡Meechoo Nude-La Bont Shetai! — Gritó, y enseguida soltó una extasiada carcajada.

— ¡Yo soy un Gran Guerrero! — Gritó, y enseguida soltó una extasiada carcajada.

Las maniobras de alejarse para usar el rifle contra vosotros dieron resultado a medias, ya que wistie, en un movimiento circular aprovechando el impulso, consiguió acabar con el que estaba herido y su grito de triunfo salió desde dentro de su ser.

Wistie observa a su alrededor. Kanuth acababa de terminar con otro de los enemigos, por lo que cuando el ewok se fijó en Sena se lanzó a apoyarla.

El soldado estaba acorralado. Wistie y Sena le acosaban con ataques aunque su armadura y los reflejos entrenados le estaban salvando de momento, pero sabía que no duraría mucho contra tres jedis. Debía pedir auxilio.

-Cuatro alfa, necesito apoyo urgente. Repito, apoyo urgente.-

El soldado adoptó una postura defensiva e intentó sobrevivir hasta que vinieran los refuerzos.

La situación se complicaba por momentos. Aunque hubieran acabado rápidamente con tres soldados, el restante estaba dispuesto a vender cara la piel, ¡pidiendo refuerzos de paso! No podían perder tiempo.

Extendió su conciencia hasta el hombre embutido en el traje, buscando debilitar su fuerza de voluntad y analizar sus puntos débiles para que sus compañeros pudieran derrotarlo más rápidamente.