Partida Rol por web

Ya hacia un tiempo que por diferentes motivos, vuestras vidas habían dado un giro bastante drástico. Por una parte, el hambre que os consumía, disminuyo considerablemente haciéndoos parecer del todo humanos o por lo menos, pudiendo hacer una vida de lo mas normal posible dentro de las rarezas o problemas de cada uno. El mundo os parecía un lugar menos agresivo, mas pacifico y sobretodo que no os rechazaba por ser lo que siempre habíais sido, ghouls.

Cada uno, habíais hecho vuestro día, algunos iban al instituto o universidad, intentando aparentar que erais humanos que podían comer comida normal, os habían enseñado previamente a como vomitar el contenido de vuestros estómagos antes de que os hiciera verdadero daño ya que la comida normal nunca mas os sabría bien. Los demás, los mas adultos ya teníais un lugar al cual ir, de hecho el resto también lo tenia. La cafetería Anteiku, un refugio para los ghouls que deseaban abandonar la vida de violencia y canibalismo, ofreciendo a todos sus integrantes la posibilidad de una vida tranquila, ademas de un refugio en momentos de necesidad.

Como tapadera, Anteiku no parecia mas que un simple café normal que se camuflaba bien en la calle, un pequeño cartel en la entrada con el nombre del local y un par de plantas como unica decoración de la fachada, tendía a no resaltar, eso si, desde el exterior se podía oler el aroma de un café bien intenso y delicioso que hacia agua a todos los amantes de esta bebida. El interior no era muy diferente, pero si bien iluminada por las cristaleras de las paredes. Una decena de mesas con sus respectivas sillas ocupaban la gran parte de la tienda, mientras que, detrás de la barra, las maquinas de café y los botes con diferentes granos estaban en armonía, unos separados de otro y con un orden que los hacia resaltar. Algunos de vosotros ya estabais allí, tanto si llegabais en ese instante como si habíais estado toda la mañana fuera, pero eran las cuatro de la tarde, todos debíais estar en vuestros puestos de trabajo. La gerente, como era natural, salio de la trastienda donde había tenido algunos asuntos aquella mañana.

La puerta de la trastienda que estaba justo detrás del mostrador se abrió y de ella salió una joven. Encima de su pelo castaño y ondulado llevaba una cinta blanca a conjunto con su traje de maid. Sus gafas estiradas ocultaban unos bellos ojos azulados y en su mano aguantaba una libreta para poner las comandas. Su piel blanca ocultaba sus finos labios, en los que se podía ver una sonrisa. Era una mujer bellísima, de las que al mirarlas no podías aguantarle la mirada. Salió de detrás de la barra y fue acercándose con paso decidido hacia los nuevos invitados. Todos la miraban asombrados, esperando una buena bienvenida.

Al acercarse más se podía ver que aunque su belleza, la chica mostraba una madurez mayor a la de su edad. No sabías como, pero daba esa sensación. Los miró con una pequeña sonrisa antes de ponerse seria.

-Bienvenidos a Anteiku. Yo soy Sayumi, la propietaria del local y desde ahora seréis mis trabajadores. A partir de ahora deberéis obedecer todas las ordenes que os diga sin rechistar. Si lo hacéis, recibiréis vuestra recompensa. ¿Alguna pregunta?- Su voz resultó ser mucho mas dura de lo que ella parecía. - Por supuesto estas normas también sirven para los veteranos.

Finalmente, y tras bastantes problemas para cruzar tantos distritos, había conseguido llegar hasta Anteiku donde esperaba poder hacer una vida tranquila y normal entre los humanos con los que tanto se había divertido cazando en su pasado. Ahora que había llegado allí encontró un lugar donde poder trabajar de forma que nadie sospechase de ella además de que según tenía entendido conseguiría comida sin tener que ir a buscarla por si misma, lo cual era una gran ventaja puesto que le quitaba uno de los mayores problemas que podía tener. El lugar también era tan tranquilo como habían dicho; los ghouls no parecían pelear por territorios, no solo evitando tener que usar su kaguno si no que no haría falta de ponerse aquella máscara con la que ya había llamado demasiado la atención, tanto de ghouls como investigadores, en el distrito 11.

Mientras la propietaria del local se presentaba a los que se habían reunido allí para comenzar de cero, Yoko observaba el lugar y sus alrededores para aprender a situarlo bien cuando necesitase salir o quisiese dar un pequeño paseo. Una vez la propietaria dio paso a las posibles preguntas Yoko levantó ligeramente su mano. -Mi nombre es Yoko Murasaki, tengo una pregunta... ¿Queda muy lejos la biblioteca? También me gustaría saber si hay algún parque cercano por aquí, gracias. -El tono de voz de Yoko era bastante perezoso y despreocupado, aunque de hecho siempre lo fue así salvo en su época más agresiva.

En su mente ya tenía claro como pasaría el tiempo libre, o bien estaría leyendo libros como si no hubiese un mañana o haría el vago por los parques como si con todo aquello estuviese tratando de recuperar el tiempo que había invertido en cazar por placer y en cualquier tipo de conflicto.

Sasuke había llegado empezada la tarde. Justo cuando la gerente empezó su discurso, él estaba sentado frente a una de las mesas de la cafetería, moviendo una de sus rodillas de un lado a otro con impaciencia mientras se apoyaba con la barbilla en el dorso de su mano, sobre la mesa. 
Miró a la propietaria y escuchó cada una de sus palabras. ¿Obedecer cada una de sus órdenes sin rechistar? Aquello sonaba algo exagerado, tampoco se acababan de meter en el ejército o algo así... Sin embargo se le vino a la mente una cómica escena en la que esa preciosa mujer se arrancaba el traje de Maid y descubría bajo esos ropajes un traje de cuero demasiado ajustado, medias de rejilla y botas de tacón de aguja... Blandía una fusta hacia todos ellos y los castigaba si se portaban mal. 
Rió ante aquella absurda ilusión quizá de forma exagerada y después de eso sacudió un poco la cabeza para volver a la realidad.
-Es un placer, Sayumi-sama. Yo soy Sasuke Watanabe. -dijo con cierto rintintín, bromeando. Se volvió a la joven que se presentó primeramente y asintió a modo de saludo hacia ella también-. Supongo que con recompensa te refieres al derecho de poder comer sin preocupaciones, o algo así... ¿No? Y segundo... ¿Eso es todo lo que vamos a hacer durante toooodo el día? ¿Trabajar aquí vestidos de pingüino en un bar en el que no va a venir casi nadie? ¿Y qué beneficio tiene? -la idea le aburría, pero sabía que era el único lugar seguro que había ahora mismo-. No sé. Lo digo por si hay alguna actividad colectiva que entre todos haga esta nueva vida algo más amena.
 

Hacía poco tiempo desde que se movió a Japón, después de probar suerte en Georgia y Tailandia donde las cosas no habían hecho mas que empeorar. A pesar de que no se acostumbraba a la naturaleza del país, la gente le resulta demasiado diferente a la de Europa del este. Ya sería complicado tratar de pasar desapercibido en su país como ghoul para hacerlo en Japón, pero los contactos que consiguió en Tailandia le aseguraron que en el famoso distrito 11 podía conseguir una vida tranquila, y alejada de la hostilidad en la que siempre se vio envuelto. Llevaba desde su último día en Tailandia sin alimentarse, por lo que aún se encontraba algo débil y el simple hecho de hablar le resultaba costoso.

Al escuchar a la mujer, sentado en un segundo plano, se alegró al saber que al menos no iba a tener que ingeniárselas demasiado. Siempre le había gustado cumplir ordenes, tanto en el ejercito como en su familia, siempre decidieron por él.

Se quedó con los nombres de los otros dos, con algo de dificultad para memorizar semejantes vocábulos. 

-Yo soy Andrzej Anatalo'stvich, lo... Lo de la comida suena bastante bien, la verdad.

 Ese era el primer día que iba a la universidad en mucho tiempo, y de ahí a Anteiku, así que le costó encontrar la combinación de transporte necesaria para llegar hasta allí, convenciéndose de que las próximas veces iría directamente en su moto. De todas formas, aunque con prisas, llegó justo a tiempo para ver cómo salía la guapísima mujer que se presentaría como Sayumi, la propietaria.

 Los pocos encuentros que había tenido con otros ghouls le habían resultado especialmente desagradables, pero aquella joven, a parte de una jefa mandona, parecía normal, sorprendentemente normal para lo que esperaba. Al fin y al cabo, para eso estaban en Anteiku, ¿No? Aun así, no podía evitar preguntarse cómo serían sus compañeros, además de pelirrojos inquietos, amantes de la lectura, o extranjeros. 

 - Buenas tardes. Yo soy Saori Kiryuin. - Se presenta formal, con una ligera reverencia tras Yoko, Sasuke y Andrzej. La única pregunta que tenía por el momento, la de la comida por recompensa, ya la había formulado el pelirrojo, y ella no le importaba si hacían o no mucho más durante el día, así podría aprovechar los ratos libres para estudiar e intentar ponerse al día de los meses que había abandonado la universidad.

 Aunque, pensándolo mejor, sí había algo más que le picaba de todo aquello. - Eh... ¿Las chicas tendremos que vestirnos así? - Pregunta con gesto curioso. Sayumi lucía resplandeciente con ese traje, pero la pelirroja no terminaba de encajar la idea de ponerse un vestido así.

Mi primer dia de la universidad habia comenzado finalmente, estos han sido dias demasiado tranquilos en Anteiku y al parecer ahora hay bastantes personas nuevas, unas muy peculiares de hecho por su actitud, su cabello y su procedencia pero como es obvio, todos son Ghouls.

Yo vivo en Anteiku desde hace muchos años... Ha sido como un hogar para mi definitivamente, desde que era un niño y encontre este lugar practicamente pasaba aqui, hasta que despues de bastante tiempo logre empezar a vivir aqui, al final mis padres adoptivos tampoco hicieron mucha resistencia ante eso, lastimosamente...

-Al parecer Anteiku se convertira en un lugar muy animado. -Comente con una sonrisa tranquila y amigable en mi rostro, intentaba memorizar los nombres de los que se presentaban, la actitud de Kiryuin-san me daba algo de gracia, supongo que no todas las chicas se sentirian comodas con un traje asi, pero en especial Watanabe-kun me parecio gracioso e interesante, parece ser que sera el chico mas alegre que podra tener Anteiku actualmente, ojala logre animar las cosas, pero aun asi quiero responder a sus dudas, las demas sera para Sayumi-sama.

-Ser un pinguino no es tan malo como parece Watanabe-san, la tranquilidad que otorga trabajar aqui es simplemente agradable, de cierta manera te acostumbraras... Y vamos -Hice una pequeña pausa, pero con un tono algo burlon y amigable. -Tenemos buena clientela y la gente es amigable...

En algun momento de tanto hablar, recorde que no me habia presentado y hice una mueca de sorpresa, lo habia pasado por alto totalmente, pensaran que soy un maleducado...

-Lo lamento, no me he presentado, me llamo Takahashi Yudai, espero sea un placer trabajar con ustedes. -Lanzo una sonrisa a todos los presentes, por lo visto la mayoria parecen amigables...

Shirei habia entrado de las primeras, pero debido a su silencio y a su mirada lejos de las personas, habia pasado desapercibida. Sus amarillentos ojos estaban fijos en la calle, en el transitar de la gente de un lado a otro, como si solo fueran hormigas cumpliendo una tarea para la sociedad aun sin saberlo. Todos tenian una vida marcada por lo correcto y lo moral, todos atrapados en una mentira que se tejia a si misma y por los hombres.

Y los Ghoul eran una mancha en el impecable velo que intentaban ponerse, debian ser eliminados, no eran mas que monstruos segun ellos. Pero segun la joven albina, los unicos monstruos eran ellos, incapaces de comprender a los demas, incapaces de ver mas alla. De solo juzgar por la portada y no por las paginas. Para ella, debian morir. Pero por eso estaba en Anteiku, porque su rabia terminaria desembocando en muerte si no encaminaban sus actos. Una vieja amiga les habia hablado de Shirei, y a ella de Anteiku. Habia que intentarlo, antes de que fuera tarde.

Por ello, la joven no añadio nada a la conversacion, nisiquiera opino. Solo se mantuvo silenciosa y asintio cuando debia para mostrar su conformidad. O mas bien, su indiferencia. Su mirada estaba tan vacia como cualquier cadaver.

Sayumi se giró hacia Sasuke y el aura que desprendía de tranquilidad pasó a estar tensa. Se fue acercando al chico poco a poco hasta estar delante de él, cruzando los brazos y levantando un poco la cabeza para mostrar autoridad.

Que estéis aquí me sirve a mí. Vosotros obedecéis y yo os doy un lugar para estar y un plato en la mesa. Pero si el señor no es capaz de vestir como un pingüino y ser un buen camarero hará un trabajo más "emocionante" En ese momento como si hubiese estado planificado se abrió la puerta de entrada. Todos os girasteis pensando que era un cliente, pero en vez de encontrar una persona amigable sentarse en una mesa apareció una chiquilla de pelo verdoso vestida con una gabardina de cuello alto. Su rostro era aburrido y cansado.

-Sabes que hoy era mi día de compras, eres una corta rollos Sayumi. Le dijo a la propietaria de Anteiku Además con los nuevos...más vale que me lo pagues con un buen café.

Justo a tiempo, Momo. Le contestó sin mirarla como si no la hubiese oído. El señor Watanabe no sabe ser camarero, por lo que irá a buscar la cena de hoy. Seguro que te lo pasas en grande. Yoko, tu le acompañarás, la biblioteca os pasa de camino y así sabrás dónde está, aunque aquí también tenemos libros que te pueden interesar. Y la chica maleducada que intenta esconderse también. Se quedó un momento mirando a Yorumi esperando alguna reacción.

Sobre la vestimenta, sí, es obligatoria. Esto es una cafetería y no creo que queráis ensuciar vuestra ropa por algún accidente, así que os lo tenéis que poner.

En cierta parte a ella tampoco no le hacía mucha gracia tener que vestir con un traje así puesto que no era el tipo de ghoul que le gustaba destacar demasiado, cosa que con un vestido así lo haría bastante por no hablar que en invierno se congelaría las piernas si salía a la calle a recibir a los clientes. Tras eso Sayumi pareció castigar a aquel joven pelirrojo haciendo que se encargase de ir a buscar la comida, lo cual hacía que ella se librase de aquel asunto y pudiese estar más relajada o al menos eso pensó puesto que ella misma fue elegida para acompañarlo. -¿Acompañarlo? Eso significa que voy a tener que andar y seguramente mucho... Joder, yo quería estar tranquilamente en un lugar cómodo sin tener que hacer demasiadas cosas... -No obstante su pensamiento cambió rápidamente cuando le dijeron que la biblioteca quedaba de camino y así podría saberlo para otra ocasión. -Supongo que no me queda más remedio que acompañarlos...

A parte de ellos parecía que también les acompañaría la otra joven peliblanca que no había dicho ni una sola palabra, haciendo que para Yoko le resultase alguien agradable puesto que con alguien que no hablaba demasiado podría estar más centrada en sus propias cosas que en tener que responder a alguien y prestarle atención. -Por cierto, ¿ese lugar donde vamos a buscar comida queda muy lejos? -La duda de cuanto tendría que caminar era algo que no podía quitarse de la mente, al fin y al cabo era bastante vaga para según que cosas y desplazarse era una de ellas.

-...Uy. -ya sólo con la mirada que le había echado la propietaria le hizo arrepentirse de inmediato de lo que había dicho. No pretendía ser maleducado ni grosero... Pero tal vez debería haberse dejado de tonterías para más adelante, quizá cuando hubiese más confianza. Incluso cuando se acercó a él, Sasuke se puso más recto que una tabla en su asiento, bajo las manos de la mesa y juntó sus rodillas... Hasta podía notarse que aguantaba la respiración.

Iba a replicar con una cosa, alzando el dedo índice con algo de miedo, cuando la chica peliverde entró con ese aire aburrido en el café... Y empezaron a hablar sobre el trabajo que iba a hacer. ¿Buscar la cena? ¿Cómo?

-...Si tengo que aprender a ser camarero no hay problema, eh. Yo lo aprendo rápido. Y si tengo que vestir de pingüino también, como si tengo que vestir de camello... ¡Qué más dará...! -intentó dar una nueva mejor impresión a la gerente, pero parecía que su orden no iba a cambiar... Así que suspiró con resignación y se rascó la nuca mientras reía con algo de nerviosismo-. Si no hay más remedio pues... ¡Qué así sea! ¿Qué os apetece de cenar? ¿Una ancianita o ancianito bien fresco? ¿O quizá algún sin techo jovencito que más chicha tenga? Uh...

 Saori se percata de la indiferencia de la gente, de la albina, de Sayumi ante la actitud de la chica que entra con desgana de repente, la perezosa que sólo se interesa por los libros, y el guiri... ¿Se encontraba bien, acaso?. Vaya panda de raritos que parecía que tenía por compañeros de trabajo, tampoco sabía muy bien qué esperar de otros ghouls. Al menos los pelirrojos parecían más amables, más como la gente 'normal', como los humanos con los que había acostumbrado a relacionarse durante toda su vida, y el más nuevo de ellos hasta graciosete. - ¿Será cosa del pelo? - Pensó para sí misma, rizándose un mechón de su pelo mientras esbozaba una ligera sonrisa. Tampoco es que nada de eso fuera un problema para ella. Mientras tuviera comida, que los demás hicieran lo que quisieran mientras no la molestaran.

 Asiente a Sayumi cuando se pronuncia sobre la vestimenta. Nunca había sido de llevar faldas ni vestidos, pero si tenía que elegir entre aguantar esa tontería, más hambre, o más violencia, la respuesta estaba clara.

 Se tapa la boca para disimular las sonrisas que le arranca Sasuke con sus disparatadas ideas, no tanto la última, ya que ella misma había preferido alimentarse de ese tipo de personas, sin mucho futuro ni aspiraciones por delante, pero su forma de decirlo era graciosa. - El traje de camello te quedaría mejor, sí. - Bromea un momento, antes de volver a dirigirse a la propietaria de la cafetería.

 - ¿De qué nos encargaremos el resto entonces, Sayumi? - Pregunta ahora con mejor humor y algo de curiosidad, viendo que parte del grupo ya tiene algo que hacer.

Tenia cierta dificultad para ocultar la sonrisa de mi rostro al ver la escena que causo Watanabe-san ante sus comentarios, conociendo a Mayumi-sama su relacion podria ser divertida sin duda alguna, pero claro aun asi estoy mas centrado en la chica que no ha dicho mucho desde que ha estado aqui, por lo cual me acerco observandola fijamente y le sonrio.

-Mucho gusto, ¿Como es tu nombre? -Le dije despues del comentario de la jefa, quizas es demasiado timida y por eso no nos ha saludado ni se ha presentado aunque un Ghoul timido... Como que no.

A simple vista los pelirojos parecen ser los mas agradables... La tipa de cabello blanco parece muy concentrada en sus asuntos de lectura o simplemente esta pasando de nosotros, el tipo extranjero... ¿Hablara bien nuestro idioma? Este... Su nombre...

-Eh, Andr... And... ¿Te molesta si te digo Andre? Tu nombre es algo complicado, pero mas importante... ¿Sabes hablar bien nuestro idioma? Le pregunte a lo lejos, con una pequeña sonrisa amable en mi rostro... Algunos ya tienen algo que hacer al menos, solo faltamos unos pocos.

Shirei alzó la cabeza cuando fue llamada maleducada. Solo respondio con un suspiro, poniendose despacio en pie. El asunto no la ofendió, pero debia dejar claro que la imagen era la equivocada. No se consideraba maleducada, mas bien al contrario, solo que realmente no podia fingir interes. Y realmente estaba ahi obligada moralmente, no por deseo personal. Pero para no traicionar a su amiga, debia al menos intentarlo.
Su cuerpo se inclinó con una reverencia ante la encargada, manteniendo la vista en el suelo, con los brazos pegados al torso.
- Soy Yorumi Shirei. Lamento haberle parecido maleducada, simplemente me resultan extrañas las reuniones de este tipo. Colaboraré en lo que sea necesario.- su voz era casi un susurro, muy baja antes de volver a erguirse y tomar asiento, recorriendo al grupo segun oia nombres e interactuaban, examinando a cada uno de ellos a conciencia. Vagó la vista por Yudai, al haber respondido ya al grupo, inclinando vagamente la cabeza como saludo. Huyó de su mirada, revelando que si que habia algo de timidez de fondo en todo aquello. Le resultaba algo violento la gente tan activa, tan abierta. Los dos pelirojos sonreian con naturalidad, unicamente destacaba aquel chico extranjero de nombre extraño. Y la muchachita de pelo claro, pero ella dentro de todo, seguia pareciendo normal. ¿Realmente seria capaz de encajar en todo eso? Vagó la mirada de nuevo a la ventana, con un ligero nerviosismo. 

Sayumi miró hacia dónde estaban los risueños. Ya se encontraba cerca, así que solo tuvo que dar un par de pasos para quedar delante de ellos.

- ¿Os parece gracioso que haya tratado a los humanos como si fuesen carnada? Oh, ¿es divertido no? Claro, ¿porque no de paso no los metemos en un corral? Mira muchacho, no se si tu disfrutas comiéndote a personas inocentes, porque tanto viejos como abandonados siguen siendo humanos, pero a mi digamos que no, así que si eres como los delicatesen, mejor vete de aquí. - Se giró con aires de indignidad y se puso detrás de la barra, cogiendo una campanita y tocándola - Los demás iréis a buscar las máscaras. Todos sabéis que en estos momentos mostrar nuestro rostro en la sociedad en algunos momentos es muy arriesgado, así que para quién no la tenga se le entregará una máscara. No os preocupéis, si no os gusta de aquí un tiempo podréis cambiárosla.

Una casi imperceptible sonrisa se dibujó un instante en los labios de Yoko al ver como le echaban la bronca a Sasuke, aquello le había parecido un tanto divertido pese a que se trataba de una regañina y ella misma sería a la que menos le gustase recibir una en aquel momento. Por otro lado podía confirmar que ese lugar era una buena decisión y no tendría que preocuparse por cosas como las que hacía antiguamente, así que, tras estirar sus brazos hacia arriba, se dispuso a acompañar a aquella Ghoul de pelo verdoso.

Antes de salir se percató de una cosa, volviendo hacia donde estaba Sayumi para hacerle una pregunta. -Yo tengo una máscara pero... ¿Podría usar otra diferente de forma temporal? Digamos que la que ya tengo la he usado demasiadas veces para cosas... Digamos que no muy bien vistas socialmente, con lo cual podría llamar bastante la atención y, por lo tanto, que alguien terminase por molestarme cuando lo que yo quiero es estar tranquila. Supongo que cuando me asegure de que no hay nadie que pueda reconocerme volveré a usar la mía propia. -El simple hecho de pensar que su máscara podía atraer la atención de alguno de sus antiguos compañeros o de los investigadores no le hacía ninguna gracia; había ido hasta ese lugar en busca de tranquilidad, ponerse de nuevo su máscara cuando apenas había pasado tiempo era como si estuviese indicando su posición a todos aquellos que quería evitar por el momento.

De nuevo parece que en cuanto abro la boca molesto a la gerente del local... En otra situación quizá me habría reído divertido por ello, pero ésta vez intento comportarme como es debido y me aguanto la tentación frotándome el pelo por la parte de la nuca.
Venga ya, mujer... Sólo quería romper un poco el hielo. Pensé para mis adentros. ¿En serio cree que yo sí considero divertido ir matando seres humanos por placer? Yo no escogí ésta vida, éste cuerpo ni ésta naturaleza.
No, claro que no disfruto con ello. Es sólo cuestión de supervivencia, ¿por qué estaría yo aquí de no ser porque odio tener que hacer esas cosas precisamente?
-Gomenasai, Sayumi-sama, si mi comentario pudo llegar a ofender. Mi intención no era si no todo lo contrario. -me pongo en pie y me reverencio para disculparme-. No creo que haya nadie aquí que disfrute de asesinar para poder comer, si no creo que no tendría sentido que estemos aquí. 

Volví a llevar ambas manos a mi nuca y suspirando un poco me alejé de la mesa para ir hacia la muchacha que había venido en último lugar... Momo. ¿Por qué a esa gente del bar le costaba tanto sonreír? Tenía que hacer algo al respecto, si no iba a ser todo muy tedioso y aburrido...
Me coloqué frente a la chica y esperé a que me diese algún tipo de indicación u orden mientras miraba lo que hacían el resto de mis compañeros. 

 - No, sólo ha sido su forma de decirlo, no es gracioso en absoluto, tienes razón. Discúlpeme, no volverá a pasar. - Imita a Sasuke, pidiendo perdón con una reverencia, cortada. Sólo se alegraba de tener a algún compañero agradable y con sentido del humor y ya estaba recibiendo su primera bronca... Tampoco es que tuviera más opciones de trabajo, así que podía ser como quisiera. 

 - Vayamos a por esas máscaras, entonces. - Aceptó después de mirar extrañada a Yoko por lo que acababa de decir, preguntándose por esas cosas que habría hecho, y haciéndosele un poco raro hablar del tema. Casi siempre había mostrado su cara, y sólo la había ocultado para cazar, y ahora que no tenían que hacerlo, pensó que no habría necesidad, pero por lo poco que conocía a Sayumi, decidió que era mejor no cuestionar sus decisiones.

Al sonido de la campanita, despues de varios minutos, un joven salio de la trastienda. Vestia completamente de negro, sus ojos tenian un tono amarillento, bueno, ojo ya que el otro estaba tapado por un parche del mismo color. No se podia decir mucho mas de los rasgos faciales ya que la mitad de la cara, de la nariz hacia abajo, estaba tapado por una mascara decorada con correas, su cabello era negro y sus orejas perforadas cada una por unos tres sitios. Se quedo mirando al grupo, mas animado que el mismo antes de dirigirse a Sayumi.

-Me a llamado? Pregunto el joven después de una leve inclinación de cabeza, muy leve, casi imperceptible. -Así es, Lucen llevártelos a que les pongan una mascara y traigan para el resto. Vigila para que no os descubran ni tampoco os sigan, ya sabes como va. Seguidamente Sayumi le señala con una mano. -El es Lucen, es el segundo encargado de Anteiku, no suele estar mucho por aquí a no ser que le llame para algo en especial. Si queréis ser amigables con el podéis intentarlo, pero yo no he conseguido que hable demasiado asi que, buena suerte. Os llevara al lugar de las mascaras, seguidle en todo momento y no os hagáis los héroes. Parece algo simple pero ser precavidos no cuesta nada. Los dejo en tus manos.

Lucen se quedo mirándoos en silencio, esperando que se dividiera el grupo y supiera a quien debía orientar.

Shirei no añadio ni una palabra mas. Aunque ciertos comentarios no pasaron desapercibidos. ¿Se suponia que debian llorar por cada humano al que se comieran? Que estupidez. Shirei si disfrutaba matandolos, pero tampoco debia hacer una masacre en masa. Y no le gustaba comer inocentes. Se contentaba con los que eran racistas en extremo e investigadores. Y a ellos, procuraba que les doliera. Pero nadie debia saber eso. Inclinó la cabeza como despedida ante Sayumi, todavia con aquella mirada amarillenta triste. Avanzó hacia el muchacho que acababa de llegar, cubierto hasta los ojos. Se inclinó ante el con otra reverencia de saludo, por pura educacion y siendo sinceros, agradecio las palabras de la encargada. Le gustaba que aquel tipo no hablara demasiado. Esperaba que eso bajara los animos del resto de parlanchines. Esperó pacientemente a que el grupo se moviera, con ligera curiosidad sobre usar una máscara. Nunca lo habia hecho, al no verlo necesario ni avergonzarse de quien era. Aunque lo cierto es que nunca la habian pillado otros que no fueran Ghouls. Sabia ser huidiza.