Partida Rol por web

Observas que Shiba Reikun tiene un quimono distinto del que llevaba durante la cena.

Me parece que sobro aquí. Supongo que se dispongan a tratar asuntos de su clan- digo inclinandome a modo de despedida y añadiendo - Aiko-sama, sería un honor que me permitiese acompañarla. También me gustaría refrescarme

- Como querais. - respondo.

Tenía que disimular de alguna manera, así que fingí una situación personal con la samurai-ko Fénix. Con algo de complicidad y una amplia sonrisa me dirigí a esta. Espero poder volver a encontrarme con vos, Isawa Niseika-sama. Espero que disfrutéis de vuestro refresco.

Una vez solo con Rai-sama, mantuve mi sonrisa, aunque algo más suavizada, y dejé que viera como observaba a la samurai-ko marcharse. Esa mujer es excepcional. Le dije al samurai cuando esta se perdió de mi vista, ya volviendo a mirarle. 

Sumimasen, Rai-sama, me encontraba paseando con Niseika-sama cuando hemos chocado con ustedes. Espero que no os importunáramos, estabamos teniendo una conversación tan agradable que nos extraviamos un poco.

Hubiese estrangulado al dragón por su comentario si no fuese porque había cosas más importantes que averiguar...¿Es que no se daba cuenta de que sugiriendo que manteniamos una relación perdiamos el "poder" que teniamso sobre la pareja? No llo comprendía. De todos modos sonreí levemente, quizas de foram algo forzada y musite un "que tengan un buen día" antes de desaparecer con la grulla.

- Descuidad. - digo mientras miro distraido a las mujeres mientras se alejan. No nos habeis importunado, simplemente no esperaba encontrarme a nadie por aquí.

Veo que también tenéis gusto por las mujeres hermosas y llenas de espíritu, Rai-sama. Luego me mostré un poco incómodo, pues quería sacar el tema de la samurai-ko y no sabía como. Disculpe mi intromisión, sama, pero hay ciertos rumores entre los samurai sobre vuestros tratos con Doji Aiko-sama, y parecen ser ciertos. Comprendo los deseos de que se mantenga oculto, pues el amor es algo complejo y difícil, pero podéis confiar en mi.

Las palagras de Togashi Soun me turban. No podía imaginarme que esto fuera mas que una casualidad y sin embargo mi primo aseguraba que había rumores entre los samurais presentes en el Campeonato.

- Togashi-san. - digo tras un rato en silencio. Ruego que guardeis silencio acerca de esto. No por mí sino por el honor de Doji Aiko-san.

Por supuesto, sama. Confirmé, aunque sabiendo que tendría que avisar a Takeshi-sama de cualquier cosa que descubriese. Tal vez pueda acompañarlo a su habitación mientras me habla del don que Benten no kami ha vertido sobre usted. Mis aposentos se encuentran en la misma dirección. No sabía si era cierto, pero podría ir a mis aposentos en cualquier momento posterior. Puede que su Bendición haya llamado la atención de alguien celoso de usted y por eso falló en su etiqueta anteriormente.

- No me dirigía a mi habitación dino al Jardín. - respondo

Ahora que pienso. Parecía que no había forma alguna de conseguir que hablase. Puede que sea oportuno que os vean en mi presencia, para evitar tales habladurías, y porque los cuatro hemos estado ausentes durante la cena. Si no os molesta podría ir con usted por el jardín y así parezca que estuvimos juntos todo el rato.

- Arigato. - digo con una suae inclinación de cabeza

Caminaba junto al Mirumoto con las manos cogidas tras la espalda, a paso lento para aprovechar el máximo el tiempo con el samurai. Sabía que los temas de amor eran triviales y complejos, por lo que no quise sacar el tema abiertamente. Sabes, Rai-sama, los albatros son animales sociales muy complejos. Estas aves marinas escogen una compañera para toda su vida, bailan frente a ella y solo para ella. Es tan grande su relación que desarrollan un lenguaje que solo entre ellos comprenden.

Parece que ustedes también han desarrollado un idioma secreto.

Me desvela el sonido de pasos apresurados, haciendome pensar rapidamente en algún tipo de emboscada nocturna, así que rapidamente echo mano a mi katana y la desencajo de su saya. Preparada para enfrentarme a cualquier ataque en la oscuridad antes de recordar dónde me encontraba.

Tan lejos de la muralla, la posibilidad de un grupo de trasgos, muertos andantes o incluso un maldito demonio era bastante improvable. Así que intenté serenarme sólo para comprobar como un Dragón corre por el pasillo.

¿Guerra?

Pienso inmediatamente, consciente de la frágil tregua entre los clanes del Dragón y el Fenix. Una posibilidad improvable pero que bien podría provocarla si ese samurai corría por algún oscuro motivo. Una posibilidad que para mi desgracia, me veía obligada a intentar evitar y que me hizo saltar dispuesta a perseguirlo.

Sales en pos del samurai todo lo rápido que puedes mas cuando giras la esquina ya no hay ni rastro del samurai en cuestión.

¡Maldición!

De haber estado en el exterior podría haber intentando seguir sus pisadas, pero lograr esa hazaña en un castillo iba a ser más dificil que alcanzar la mística Casa de la Luz. Es por ello que perdida, me veía obligado a retroceder e intentar averiguar de que escapaba el Dragón mientras me culpaba por no haber podido fijarme en su rostro.