Partida Rol por web

Desde la sombra aquel deforme rostro apareció frente a vosotros para transformarse repentinamente en el rostro de una bella mujer. Las risas se hicieron presentes en sus labios despejando aquella confusa procedencia. No os preocupeis demasiado soldados, el servicio de inteligencia mantuvo a ralla al enemigo. Sin duda la reconocible voz de la primogénita os aliviaba la situación. Aunque no estabais informados de la presencia de los desagradables Nosferatu en aquel cometido, era de esperar que no se permitieran errores ante la llegada de una persona tan importante. En fin, supongo que tendreis cosas que hacer, aunque creo que no estaría de mal que echaseis una mano al cebo, quiero decir, a nuestros camaradas Brujah tras el puente. Una ligera vista hacia el lugar desveló una extraña columna de humo que en principio no parecía ser demasiado preocupante, pero no dejaba de ser casual. Al devolver la mirada a Cheetah como era de esperar la predecible Nosferatu había desaparecido. Dejandoos el gran dilema de vuestra próxima decisión.

Tras la inesperada aparición que disgustaba aun más si cabe a Azrael, comenzó a digirir a los Ghouls agitado. Adentrándose violentamente al hotel a pesar del intento por apaciguar la situación que los entregados botones del hotel realizaban.

Me quedo un rato sin moverme confuso. ¿Que pasa con los Brujah? Bueno, las ordenes primero y luego la curiosidad si queda tiempo. Camino hacia el hotel tras Azrael.

Pasaron algunas horas mientras se organizaba a todo el equipo por las distintas zonas del hotel, llegando incluso a las cámaras de seguridad de aquella planta. Un completo dispositivo profesional se instalaba en unas de las habitaciones donde comenzaban las pruebas y ensayos de distintas maniobras.

En el transcurso de una de ellas, el enorme cainita recibía la llamada de Victor para verificar la situación. Como de costumbre eran pocas las palabras articuladas. Todo en orden señor. Sí, pero está solucionado. Entendido. Miró levemente hacias los inquietos ojos de Olav mientras respondía. De acuerdo. Hecho. Y colgó con cierta indeferencia para cercarse al vástago inmediatamente. Victor cree que es buen momento para recoger a Maurice, encárgate. Seguidamente su esplada se mostró ante la mirada del Sheriff mientras proseguía con aquellos ejercicios.

Llamo a algun Ghoul para que haga de chofer y me dirijo junto a el a recojer a Maurice.

Ante un primer rechazo del ghoul intimidado por Azrael, su gesto de aprobación les permitió abandonar el hotel rumbo a la ópera, el lugar más frecuentado por Maurice, puesto que la obra que se representaba estas últimas noches fue estrenada por él mismo. La obra había comenzado hacía ya algunos minutos, pero por desgracia parecía ser que ningún acomodador ni nadie del servicio sabía el paradero actual del autor, cosa que se reflejaba por otra parte en el nerviosismo y la tensión de los propios actores tras el escenario.Tras permanecer allí algunos minutos pudiste sin duda reconocer de que obra se trataba, pues el edificio retumbaba bajo la intensidad de "Las Walkyrias" de Wagner. 

Toma mi numero, si aparece Maurice o pasa algo llamame inmediatamente. Furioso salgo de la opera. Cojo el movil y marco el numero de Azrael para explicarle lo sucedido y si tiene alguna pista. Mientras me dirijo andando a la Torre Muela.

La rabia se ahcia patente en su voz, fallarle al Príncipe no era algo que le agradara demasiado. Busca algún rastro por los alrededores, si no encuentras nada te enviaré a su refugio, no me falles.  Sin esperar a réplica alguna colgó bruscamente. Ahora la tarea del Sheriff parecía complicarse sin pista alguna, se encontraba en aquella plaza repleta de gente frente al edificio muela, con la Opera a la espalda.

Mientras vuelvo a la opera en busca de alguna pista voy mirando si alguien me resulta familiar

La plaza estaba algo vacía para lo que era habitual, casi se echaba en falta a los mendigos errantes que la cruzaban sin rumbo alguno o a los grupos de ebrios jóvenes que regresaban a sus pisos. Una figura familiar cruzaba la calle interior lentamente montado en una moto que se recordaba incluso con más facilidad que la estela del propio conductor. Sin duda requería de un aparcamiento, aunque aquella zona mostraba sus dificultades, por lo que optó por arroparla en las sombras de los edifcios levantados al lado de la plaza.