Partida Rol por web

Tras el diente de Dragón

Escena I: La princesa de Cornualles.

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29/03/2012, 09:57
Harald Sigurdrson

-¡Ja! -la estruendosa carcajada de Harald resonó por toda la sala mientras daba una espantosa palmada en la mesa-. Fisker jarl, eres grracioso. Habrría que ser muy buen ladrón parra arrancarte un diente mientrras duerrmes, ¿no crees?

Ante el ceño fruncido de Nenúfar, el vikingo trató de recuperar la compostura. No estaba acostumbrado a las conspiraciones, ni tampoco le gustaba andar en secreto. Cuando un hombre iba a enfrentarse a un enemigo debía gritarlo para que éste estuviese preparado y todos lo supieran. Si no, ¿qué honor había en una lucha a traición? Pese a todo, Harald aceptaba el criterio de la chica, comprendiendo que si nadie sabía dónde iban, ningún competidor podría adelantárseles. Tosió y se rascó la cabeza, intentando concentrarse.

-Mmm... Entre los Hulda hay unas mujeres capaces de transformarrse en cisne usando mantos mágicos, de plumas. Son muy buenas esposas para el que pueda capturrarrlas, pero difíciles de rretenerr... ¿Quizá la pluma de cisne tenga que verr?

 

Notas de juego

Seguramente nada que ver, pero Harald no tiene ni idea de mitos celtas.

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29/03/2012, 23:12
Nenúfar

Lir - Aoife
Escuchando los nombres en la voz del hermano, Nenúfar fue recordando una antigua leyenda que contaban los ancianos a los niños. - Si, recuerdo que contaban la desdichada historia de unos niños hechizados a manos de Aoife, su madrastra, los obligó a permanecer  como cisnes en un lago… lago Derra… Derav… -la chica no lograba recordar el nombre del lago, con impaciencia quitó con brusquedad el mapa que segundos antes estuvo apunto de devorar el  mago. Con repugnancia extendió sobre la mesa el papel mojado de babas y buscó. Tardó unos segundos hasta encontrar el punto exacto. – ¡Aquí está! – Dijo convencida señalando en el mapa -  "Lough Derravaragh" – La chica cayó tan sumergida en sus recuerdos de cuentos y leyendas que apenas escuchaba al grupo, ni siquiera prestó atención a las palabras que susurraba Adrien al oído. – Perdona Adrien, luego te lo explico – señalando con la mirada a Sheogorath. 


Recogió otro fragmento en el que había escrito  "Garman Garbh" - Garman Garb, es el nombre  de un joven que murió cerca de la salida del río Slaney – la joven deslizó el dedo desde el Lago Derrevarach hacia el sur del mapa, hasta señalar la desembocadura del río Slaney - la leyenda cuenta que el joven se ahogó por culpa de una hechicera que liberó las caudalosas aguas. – La joven recordó como su anciana abuela le contaba leyendas de hechiceras y brujas, el recuerdo le llenó de agrado durante unos instantes - Estamos cerca, podríamos navegar hasta allí.

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02/04/2012, 20:23
Director

Ante la algarabía del mago, Rhiannon cubrió instintivamente su cabello con la capucha y se arrebujó en su silla, deseando desaparecer. Los gritos de aquel Jerbitón disfrazado de bufón estaban llamando la atención y había quien había empezado a murmurar. Por suerte para ella, los ropajes de este eran lo bastante llamativos para que ni la presencia de tres sajones pelirrojos dejara alguna huella en la memoria de los aldeanos.

- Estamos cerca, podríamos navegar hasta allí - dijo Nenúfar, sosteniendo el mapa ilusionada. Al menos ya tenía un punto de partida, a pesar del pesimismo que generaba tanto la presencia de Sheogorath como las imprecisas pistas de Gwalch. Adrien pareció tranquilizarse y pasó su brazo por sobre los hombros de Rhiannon, para tranquilizarla. Un brillo de esperanza cruzó su mirada y la de Harald: Navegar. Al fin, algo que ambos sabían hacer bastante bien.

Tuann se había levantando un instante para traer algo de comida con la que distraer a su maestro, pero aquel estofado era realmente repulsivo. Incluso Nenúfar, completamente absorta con los trozos de pergamino, levantó la nariz, asqueada. Olía francamente mal.

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02/04/2012, 20:40
Director

... y estaba cubierto de sangre. El guiso, las paredes de la posada, todo. Por un segundo brotó de millones de puntos; en el suelo, en el aire, en el guiso, salpicándolo todo. Nenúfar y Sheogorath podían olerla y sentirla cálida, manchándoles la cara y la ropa.

Luego, resplandeció levemente, dorada y negra, y desapareció.

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02/04/2012, 20:45
Director

Desde donde estaban sentados, Rhiannon, Adrien y Harald podían ver con claridad la entrada de la puerta. Tanto la mujer como el vikingo tenían la (buena) costumbre de tomar asiento siempre de modo que la espalda quedara protegida por la pared y pudieran observar quién entraba y quien salía. Adrien se había sentado junto a su hermana por inercia. Por ello fueron los primeros en ver cómo empezaba a nevar.

Y fue lo último que vieron.

Una luz blanca invadió la estancia, y lo atravesó todo. Los tres sintieron que sus ojos se quemaban y luego, todo se volvió negro.

A su alrededor, muchos aldeanos también se habían quedado ciegos. Tenían sangre en los ojos, y gemían, y lloraban...

Notas de juego

- Rhiannon, Adrien y Harald están ciegos (no sabéis cuánto). Hay más gente en la posada en la misma situación.
- Los demás estáis solo deslumbrados y recuperáis la visión en segundos.

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02/04/2012, 20:58
Director

... y en segundos la apacible posada se convirtió en un caos. Sin embargo, a pesar del ruido, en la mente de las muchachas resuena clara la voz apremiante de una mujer:

- EL LIBRO

Gwalch busca la complicidad de su hermana con rostro preocupado. Él también lo ha oído.

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03/04/2012, 09:29
Harald Sigurdrson

La primera etapa de su viaje sería por mar, y el corazón de Harald se alegró. El balanceo de las olas, los maderos crujiendo bajo sus pies, el olor de la brea, el viento salado en el rostro... volver a la mar era casi como regresar a casa. La mirada del nórdico se deslizó hacia la puerta de manera casual. Unos copos de nieve empezaban a caer, y sonrió. A harald también le gustaba la nieve. Mil veces prefería el frío, mordedor y combativo, a la triste humedad de Cornualles, que se metía en los huesos lenta e insidiosa.

Súbitamente un resplandor blanco penetró en la estancia, clavando en sus pupilas un hierro candente. Harald gritó de dolor, tratande de cubrirse con las manos. Cegado, parpadeó con fuerza mientras oía las voces sorprendidas y angustiadas de otros a su alrededor. Inútilmente se frotó los ojos: había perdido la vista. Incapaz de mantener la calma, el espanto fue su primera reacción, y enseguida explotó la ira.

-¡¡¡Malditos los engendros de Troldheim!!! ¡¡¡Estoy ciego!!! ¡¡¡Aaaargh!!! -bramó, incorporándose bruscamente.

En su desesperación, descargó un puñetazo brutal sobre la mesa, astillándola, e inmediatamente sus manazas asieron el tablero, levantándolo y arrojándolo a un lado. Como un animal herido, el vikingo corrió sin rumbo por el local, a tientas, maldiciendo, tropezando, golpeando, pisoteando y apartando violentamente cuanto encontraba en su camino, fueran mesas, sillas o parroquianos inocentes. A los pocos pasos dio con una de las paredes, y la furia de un nuevo puñetazo hizo estremecerse el edificio al completo. Sólo entonces, en medio de la oscuridad y el caos de voces y quejidos, Harald recupero el seso suficiente como para recordar a su compañera. ¿Qué había sido de Nenúfar? Se giró y llamó consternado:

Vanlilje! ¿Dónde estás, Vanlilje? ¡Estoy ciego! ¡Gentil Baldr, protégela! ¡Vanlilje!

Estirando los brazos, avanzó unos pasos trastabillando en busca de la chica.

Notas de juego

¡Arriba el caos y la confusión! Si alguien nos quiere robar los pergaminos, que se entretenga en buscarlos xD

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03/04/2012, 10:52
Rhiannon

Con la espalda pegada a la pared y envuelta en el tosco manto de lana, la muchacha intentaba pasar desapercibida. Arrebujada en la silla y con el rostro oculto por la capucha, recordó las viejas canciones que madre cantaba para hacer más llevaderas la tareas del hogar.  El pueblo de Rhiannon vibraba siempre con las canciones, cantaban para los nacimientos y para la muerte, para la paz y para la guerra, cantaban para los banquetes y, también, para atraer la fertilidad a los campos. Ni siquiera la llegada del cristianismo había erradicado las viejas costumbres y las antiquísimas canciones que narraban las gestas de héroes locales, de poderosos dioses y de objetos mágicos forjados y elaborados por extrañas criaturas, como la capa que otorgaba la invisibilidad a su portador, capa que Rhiannon hubiera deseado poseer en aquel momento.
Para colmo de males el grupo hablaba de hacerse a la mar y eso era algo que a la chica le aterraba.

“Perfecto – pensó- con ese maldito bufón de por medio seguro que nos convertiremos en comida para peces”

La muchacha intentó fijar su atención en otra cosa, pues estaba cada vez más nerviosa. Además, por un instante, había dejado de vigilar la puerta, algo sobre lo que sus muchachos le habían advertido que jamás debía hacerse.  Así fue como Rhiannon pudo ver caer los primeros copos de nieve y la blanca luz cegadora que hirió sus ojos color miel.  Histérica, la joven pelirroja se levantó de su silla., tensa como la varilla de un arco, y trató de encontrar, en aquel mar de tinieblas en el que se hallaba sumida, con su mano, la cálida mano de su hermano, pues la joven estaba angustiada y aterrada ¿Por qué habría acudido a aquella extraña cita? Sus ojos le dolían y sentía la necesidad de gritar, de llorar y de maldecir a su hado ¿Se habría quedado ciega para siempre? ¿Cómo defendería en este estado a su aldea?

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03/04/2012, 12:12
Rhiannon

“Pero ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Qué era aquella voz que escuchaba en el interior de su cabeza y que era capaz de apagar el estruendo del local, de mesas estrellándose contra el suelo y de golpes en la madera? ¿Qué era ese LIBRO? ¿Quién le hablaba?"

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03/04/2012, 18:03
Sheogorath ex Jerbiton

¡Sangre! ¡Aaaaaah, mi ropa! —Sheogorath se levantó con un grito agudo, moviendo las manos bruscamente. Un segundo después, algo estalló en aquel lugar, cegándolo. Se tapó los ojos, ahora extrañamente calmado—. Un, dos, tres… ¿dónde te escondes? —dijo, antes de mirar a través de sus dedos—. No, esto no es trampa.

¡¡¡Malditos los engendros de Troldheim!!! ¡¡¡Estoy ciego!!! ¡¡¡Aaaargh!!!

El aullido de aquel hombre atrajo la atención del mago. Sheogorath apartó las manos de su rostro, y lo miró anonadado.

¡Tú, aprendiz, mira! —dijo, señalando a aquella masa enojada, un caos con piernas y brazos en la sala—. ¡Auténtica furia norteña! ¡Te dije que quería una de esas! —concluyó, acercándose a una silla y pateándola—. ¡Auh! —se quejó, alzando el pie y agarrándoselo con una mano—. Duele, duele… —Sheogorath saltó una y otra vez, con una lágrima asomando en su ojo derecho—. ¡Tuan! ¡Duele! —se dejó caer al suelo y, agitando todo su cuerpo, se convulsionó entre lloros, cual bebé sin alimentar—. ¡Buaaaaaaaaaaaaaaaaah!

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05/04/2012, 01:45
Nenúfar


En ese preciso momento la sala se tornó blanquecina, una fuerte luz entró del exterior.  La joven se tapó los ojos tan rápido como pudo, quedando solo deslumbrada,  la luz era casi dañina pero poco a poco fue recuperando la vista mientras escuchaba a Harald maldiciendo. Abrió primero un ojo y después el otro con el miedo de ser deslumbrada otra vez por la luz cegadora, entonces contempló el panorama, muchos habían quedado ciegos y algunos sangraban.
-¡Vanlilje! ¿Dónde estás, Vanlilje? ¡Estoy ciego! ¡Gentil Baldr, protégela! ¡Vanlilje!
-¡Estoy bien! – Dijo corriendo hasta agarrar sus manos -  Mi hermano, Sheogorath y el niño pueden ver – con su mano agarrada a la de Harald, guió la mano de este hasta llegar a acariciar la mejilla de la joven, quizás lo hizo porque pocos la podían ver, o porque la preocupación que demostró el vikingo estremeció algo en el interior de la chica. Acercó su rostro hasta el oído de este y le susurró…
 

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05/04/2012, 01:48
Nenúfar


Le susurró al oído  –He escuchado la voz de una mujer, vuelvo enseguida… - soltó la mano del vikingo

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05/04/2012, 01:49
Nenúfar

Miró el rostro preocupado de su hermano y asintió. Buscó la complicidad de su hermano ante el caos de la posada y de que aguardaría en la posada, hasta que la joven volviera. La joven salió ágilmente entre el caos de la multitud de la posada, y buscó a la mujer que minutos antes había irrumpido en la posada con un libro sin que nadie prestara atención.

 

Notas de juego

Y en su caso, si viera al muchacho del armiño le seguiría.

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07/04/2012, 01:14
Director

Fuera de la posada, la calle a penas estaba iluminada por el resplandor que las velas proyectaban sobre algunas ventanas. La luna parecía haberse escondido y las estrellas titilaban débiles tras las nubes.

Ya no nevaba, pero una capa helada de unos diez centímetros cubría los adoquines de piedra. (¿Cómo se había formado tan rápido?). En ella solo se veían unas huellas que terminaban en una especie de hatillo haraposo apoyado en un rincón, al lado de un montón de heno. Parecía como si se hubiera arrastrado desde el centro de la calle. Se movía suavemente, y gemía en susurros.

Nenúfar se acercó con cuidado, y el hatillo haraposo se giró para mirarla a los ojos. Era una mujer. Parecía una grotesca copia del muchacho del armiño que minutos antes habían visto en la posada: donde él llevaba una hermosa capa carmesí, ella vestía algo que alguna vez fue azul; él llevaba una suave piel de lobo blanco, la de ella, de un oso, era áspera y negra. Y sobre todo, ella tenía el pelo enredado, y con cientos de adornos de cuero y madera, y el lado izquierdo de su rostro cubierto de tatuajes. Él, en cambio, estaba inusualmente aseado.

La mujer respiraba con dificultad y Nenúfar sintió que estaba gravemente herida, o enferma.

¿Has visto la sangre? - dijo, y le agarró la mano. Sus uñas eran negras y estaban sucias. La mujer se tomó un segundo para respirar, y luego, las lágrimas resbalaron por sus mejillas. - La seguí... la seguí... ¡¡tanto tiempo!! Y ahora he fallado. Tantos han muerto... ¿El armiño está bien? ¿Lo has visto?

Hay sangre en sus ropas y en sus manos, y empieza a manchar la nieve. Su voz se hace más débil.

- Ahora que has hablado conmigo, estás en peligro. Perdóname. Sé que tienes un hermano, se qué... Ten cuidado, Nenúfar. Ya vienen a buscarme.

Nenúfar sintió cientos de pequeñas manos apartándola de la mujer moribunda. Eran blandas, repulsivas, y la muchacha se apartó asqueada. El cuerpo de la mujer desapareció, dejando tras sí un resplandor violeta. Aún sorprendida, Nenúfar se puso en pie de un salto, y entonces notó que un pequeño trasgo tiraba de su capa, justo detrás de ella.

- ¡Ejem! Tenemos un problemilla. Y ella dijo que nos ibáis a ayudar.

Notas de juego

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09/04/2012, 01:58
Tuann Oig

El niño gritó asustado al ver la sangre y las lagrimas en los ojos de los que le rodeaban, no todos lloraban sangre algunos, como podía verse, no habían sido victimas del maleficio.

Como cualquier niño asustado haría, Tuann buscó refugio en su maestro dirigiéndose hacía él. Lo que vio lejos de asustarlo le hizo reír, su maestro se había golpeado la pierna con la mesa y ahora yacía en el suelo aquejándose de dolores, seguramente imaginarios pensaba Tuann.

Con una sonrisa, que solo un buen maestro podía arrancar, se apresuró a levantar a Sheogorath del suelo.

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10/04/2012, 19:43
Director

El estruendo organizado por Harald pronto llamó la atención de los pocos que no se encontraban heridos en la posada. Después, desviaron por segundos la atención a Sheogorath, pero rápidamente se vieron desbordados por la cantidad de heridos. El tabernero, que se encontraba perfectamente, se afanó en calentar agua y vendas, aunque era evidente que no servirían de mucho.

Gwalch rápidamente se agachó a recoger los pergaminos y luego, tras ver el cariñoso gesto de su hermana hacia el vikingo, lo tomó de la barbilla examinándole los ojos.

- Soy Gwalch, hermano vikingo. Déjame ver...

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10/04/2012, 19:54
Gwalch

... No te preocupes, te pondrás bien.

Harald sintió las manos de Gwalch apoyadas en su frente. El muchacho las tenía realmente frías. Un instante después el nórdico podía ver, como si nada hubiese pasado, salvo por el sabor a hierbabuena que había quedado en su boca y que tardó un buen rato en desaparecer.

- Límpiate la sangre - sonrió - Parece que mi hermana te aprecia mucho, ¿no crees?

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10/04/2012, 20:00
Director

Mientras tanto, el muchacho del armiño había vuelto a las escaleras y observaba, entre sorprendido y horrorizado, el terrible espectáculo. Sangre, lágrimas y miedo. El muchacho recorrió la estancia con la vista mientras el animal se sentaba entre sus pies.

- No te separes - le dijo, y bajó a la taberna, donde se sentó al lado de Rhiannon.

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10/04/2012, 20:07
Mornath

- Te pondrás bien, tranquila - dijo, tomando una de sus manos con suavidad. Estaba haciendo un gran esfuerzo por no asustarla; aun así, fue lo bastante rápido como para que la ardilla tuviera tiempo de reaccionar. Con la otra sujetó su rostro con firmeza y pronunció unas palabras en latín.

Rhiannon se deshizo hábilmente de las manos del mago y lo miró con odio... solo para ver una sonrisa sarcástica.

- Soy Mornath.Y la rata es Mins. Límpiate la sangre. - Y le tendió un pañuelo.

Aquel muchacho de aspecto normando la había curado.

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10/04/2012, 20:17
Mornath

Después, el muchacho del armiño se levantó tan rápido como se había sentado, y comenzó a ayudar a los heridos. Con destreza y habilidad se movía entre los ciegos, de modo que muchos de ellos recuperaban la vista sin darse cuenta de qué había pasado. De pronto, se detuvo en seco y, mirando a Rhiannon exclamó:

- ¿No erais dos? - y añadió, mirando a Gwalch - ¡¡¿La has dejado ir sola?!!

A grandes zancadas, y seguido de un extrañado Gwalch, se dirigió a la puerta donde, por segunda vez, se detuvo en seco. Esta vez golpeó la pared con frustración y volvió al centro de la sala, donde propinó un despectivo puntapié a Sheogorath.

- Y a ti, ¿no te da vergüenza?