Partida Rol por web

Missy se estaba poniendo su sombrero y terminando de acicalarse mientras Peter la ayudaba y le hablaba, lo que había pasado entre ambos, se quedaba allí... era muy celosa de su intimidad y le gustaba ser discreta. 

- Va a ser duro, pero hay cosas que debemos hacer...- le acarició el rostro y lo volvió a besar con ternura iba a haber añadido algo más cuando de repente el destornillador sónico del doctor comenzó a brillar y vibrar- vaya... no creo que te haga falta nada de eso para contentar a las damas, querido... o... es el destornillador... parece que tus yos están haciendo algo... ¿Vamos a ver?- comentó con un suspiró consciente de que el momento que habian tenido, habia terminado.

Peter y Missy no tardaron en llegar junto a los demás atraídos por la vibración de los destornilladores sónicos, al llegar se encontraron con una escena de lo más curiosa, Jon, Tom y Daniel con el destornillador apuntando a la estatua de un ángel, los tres destornilladores emitían sonidos y luces sin cesar, parecían encontrarse en una fiesta, a la que no tardó en unirse el destornillador del propio Peter haciendo que los cuatro doctores formase filas frente al ángel mientras los sonidos y vibraciones de los destornilladores terminaran por formar un rayo de luz que se proyectó sobre él pecho de la estatua haciendo que esta se iluminarse por completo.

Peter, más perdido que el barco del arroz miró inquisitivamente a unos y otros doctores, esperando una respuesta mientras de mantenía con el brazo estirado y el destornillador haciendo su trabajo... le resultaba imposible resistirse a aquella determinación de su hasta ahora siempre fiel cachivache sónico...

David miró a Peter y Missy para después mirar al ángel y a los doctores y después volver a mirar a Peter. 

- Ey Peter, por fin te has unido a la fiesta. Veo que has aprovechado el tiempo, pero creo que no quiero que me des detalles... al fin y al cabo ya los sabré a su tiempo... que curioso esto del tiempo- sonrió para después tratar de aclararse y de paso elevar la voz para que se le pudiera escuchar, puesto que el sonido de los destornilladores iba en crescendo- ¡Como ves nos pillas ocupados! ¡Es que estamos de lo más románticos! ¿Sabes? Estamos tratando de revivir a un vampiro que fue convertido en piedra, seguramente por otro y que lleva un montón de años así, tampoco sabemos mucho del tipo, sólo que era el novio de Claudia... pero como estamos de lo más sensibles les estamos echando una mano a esta pareja de tortolitos y... antes de que digas algo más... ¡¡LA IDEA HA SIDO DE JON!!

Soltó rápidamente para evitar que el gruñón le echara la bronca sólo a él y se centraba en el destornillador.

No había nada peor que el destornillador se pusiera a vibrar en el mejor momento de intimidad con Missy. - Bueno, ya sé algo más sobre ti, quizás para la próxima vez te lleves una sorpresa. - Dije con una sonrisa a aquella hermosa mujer y me levanté del banco y le tendí la mano para que se levantara.

Después saqué el maldito destornillador que no dejaba de vibrar y no me quedó más remedio que volver con los demás. David fue el primero en darse cuenta de nuestra llegada. Los doctores apuntaban a una estuatua con sus destornilladores y según oí las primeras palabras de David sobre lo que hubiese ocurrido a solas con Missy, me llevé el dedo índice a los labios.

- Ya lo vivirás, joven doctor. Cada vez te va quedando menos. - Tras eso vino la explicación rápida y poco detallada sobre lo que hacían y el motivo. - ¿Y nadie ha preguntado antes quién le convirtió en piedra y el motivo? ¿Y quién es Claudia? Nuestra guía se llama Julia. ¿Y si fue el príncipe que nos ha dejado entrar en su reino quien le convirtió en piedra? ¿Sabéis realmente lo que estáis haciendo? - Cada vez entendía menos de lo que pasaba, pero mi destornillador quería marcha...

- Hasta que no se resuelvan mis dudas, no voy a hacer nada por ayudaros a condenarnos. Así que ya os estáis explicando. - Dije enojado, con ese tono gruñón tan característico en mí y que solía perder cuando hablaba a Missy a la cual miré con gesto cómplice unos momentos. No había mujer más hermosa para mí en aquel instante en el universo.

Jon sonrió mientras mantenía la posición de su brazo, apuntando a la estatua.

—Deja de refunfuñar, que luego nos ganamos mala fama por ser los "mayores —aclaró el tercero.

—Debemos confiar en Julia, hemos llegado muy lejos para ahora empezar a cuestionarnos lealtaedes y subterfugios —después dedicó una mirada a otro yo más refunfuñón.

—Te doy derecho a decir un "te lo dije" si algo se tuerce... pero ahora te necesitamos... ¡déjate llevar por el destornillador! —gritó mientras seguía concentrado.

Ardía en deseos de revivir el vampiro y comprobar que es lo que sucedería a continuación, tanto si todo salía según lo pedido como si al final se trataba de un maléfico plan, no había duda de que la aventura continuaría.

—¿Qué sería del mundo si dejásemos de confiar en los demás?

Tom no dejaba de ser hijo de una época de paz, amor, gominolas y chucherías y, aunque había mostrado un lado oscuro en alguna ocasión, su lado luminoso siempre había sido más fuerte. Se negaba a desconfiar por defecto y así le había ido de mal en algunas ocasiones. Pero siempre lo solucionaba.

—Si tanto te preocupa, ve a preguntar a Erasmo. No lo digo por librarme de vosotros más que en un 1%. — Tom separó ligeramente el destornillador y dio un par de pasos atrás— Cordura o locura, estamos a punto de descubrirlo.

No me quedaba más remedio. Miré a Missy y la besé antes de hacer aquella locura que podría acabar conmigo si caía un solo doctor antes de tiempo... pues todo iría en cadena.

Mi destornillador vibraba con tanta fuerza que era difícil que no se notase que lo tenía bajo la chaqueta, en el bolsillo interior. Lo saqué y apunté hacia la estatua.

- Os mataré yo mismo como esto salga mal. - Y saldría mal. Tantos doctores juntos trabajando en equipo... si salía mal a solas... ahora íbamos a generar cuanto menos una guerra en aquella ciudad.

- Solo habíamos venido a por la TARDIS... ¿por qué no podemos estarnos quietecitos?

Cuando finalmente, todos los doctores se pusieron a trabajar en conjunto sobre lo que a todas luces parecía una locura en letras mayúsculas, la estatua comenzó a brillar y vibrar con intensidad, hasta tal punto que comenzaron a salir grietas por todos lados, sobre el pecho, los brazos, las piernas... las alas... pareciera que iba a reventar en cualquier momento... y así lo hizo.

Una luz cegadora convulsionó del sin fin de grietas que se produjeron sobre el cuerpo pétreo del ángel obligando a todos los presentes a resguardarse con los brazos o apartar la mirada, pues era imposible seguir mirando la escena sin que una fuerte quemazón irritase los ojos.

Tras aquellos segundos de resplandor incandescente y cuando la luz fue mermando y los ojos consiguieron adaptarse a las luces de la escena, vieron como el lugar ocupado por el ángel había sido sustituido por un muchacho con las misma bellas facciones que la estatua. El varón estaba yaciendo sobre las escaleras, estaba semidesnudo, cubierto por apenas unos calzones y lo que quedaba de una especie peto de antigua armadura, al parecer los años convertidos en piedra, habían pasado factura a su ropaje original, que se divisaba maltrecho entre restos de piedra. la debilidad del vampiro era evidente.

Julia, fue la primera en reaccionar al correr hacia él y sostenerlo con ternura y devoción, la excitación de la vampira se evidenciaba por sus lágrimas de sangre y el temblor de sus articulaciones, comenzó a besarlo y dedicarle palabras tiernas hasta que consiguió que abriera los ojos, al hacerlo y encontrarse ambos amantes cara a cara después del devenir de los siglos, la sonrisa inicial dio paso a un apasionado beso, acompañado de caricias y un profundo y sincero abrazo.

Cuando ambos se recuperaron, se mantuvieron en silencio mirándose uno al otro, probablemente se estarían poniendo al tanto de la situación telepáticamente, durante unos minutos que a los doctores le parecieron siglos...

Finalmente ambos se giraron para observar a los doctores. Siendo Julia la primera en hablar.

- Tenéis nuestro más sincero agradecimiento, mi esposo y yo hemos contraído una deuda impagable con vosotros. Os ayudaremos en todo lo que necesitéis- dijo la hermosa mujer con una hermosa sonrisa, mientras Augusto asentía sonriente, pero demasiado débil para hablar. 

Al quebrarse la estatua salió el hombre casi desnudo, con un cuerpo infinitamente mejor que cualquiera de los presentes. Eso me hizo mirar a Missy de reojo, pues sentí esa punzada de celos y más si ella le miraba con deseo, podría acabar dejándome malherido por dentro.

El amor que se colmaban Julia y su marido se podía comparar con el que sentía por Missy en aquel momento, pero que no podía demostrar como ellos delante de los demás doctores. Ya les tocaría a ellos vivir lo que ahora odiaban.

- No hay nada que más me guste que un agradecimiento eterno. Pero nadie contestó a mi pregunta. ¿Quién convirtió a su marido en una estatua? ¿Un basilisco? ¿Medusa quizás? - Le pregunté a Julia, pues seguía sin gustarme nada aquello, al tiempo que guarda mi destornillador ahora que había dejado de vibrar y parecía haberse calmado.

- Entiendo que a todos os guste divertiros, pero os recuerdo que el Coloso casi acaba conmigo, se centró en mí, pasándome vuestro dolor, de generación en generación a mí... y ya que he sido el que por el momento casi muere en este lugar, quiero esta maldita explicación.  ¡Ya! - Les dije a los demás doctores con mi bordería natural mientras que con disimulo, mi mano buscaba la de Missy, recordando el momento en el cual veía como su vida se iba entre mis brazos y como volví a recuperarla.

La severidad de mi mirada no presagiaba nada bueno tampoco si no me explicaban que acabámos de hacer y que nuevo enemigo nos habíamos buscado al liberar a ese vástago de su prisión de siglos de condena.

Julia sonrió a modo de disculpa a Peter al tiempo que se disponía a contestar.

- Es cierto, lamento no haben resuelto vuestras dudas antes, sois la misma persona pero vuestros cerebros no se han terminado de coordinar en esta línea temporal... quien convirtió a Augusto en piedra fue Claudio, el duque... creo que Erasmo os habló de él, es un vampiro poderoso cruel y despiadado, que quiere arrebatarle el trono a nuestro rey y está ganando adeptos a su causa, porque lo que ofrece es no ocultarse a los humanos y tratarlos como simple alimento. Eliminó a mi marido porque con él en el bando de Erasmo estaba en inferioridad, lo dió por muerto pero lo he estado manteniendo con el hilo de vida suficiente para que vosotros hayáis obrado el milagro de su retorno.

Ante el segundo comentario de Peter, fue Missy quien le contestó dándole un suave empujón con sus caderas, al tiempo que le dedicaba una coqueta sonrisa y le decía en voz baja, casi susurrando.

- Es cierto cierto que has sido objeto del mayor dolor... pero creo que también has sido el más recompensado... ¿No crees, querido?

Le guiño un ojo con complicidad, Missy había mirado al vampiro, como se mira un árbol... unas flores... sus ojos y su sonrisas eran para su doctor.

Pues por muy increíble que pareciese, dentro de aquella estatua había un ser, tal y como había asegurado Julia. Cuando por fin se resquebrajaron todos los límites que lo contenían, una luz inmensa nos obligó a cerrar los ojos mientras el milagro ocurría, pues eso era en esencia, un milagro, por el que la vida volvía a ser lo que desde el comienzo tenía que haber sido, en lugar de aquella grotesca formación que había obligado a Julia a actuar y vivir de manera diferente.

El muchacho que apareció en su lugar era ciertamente atractivo. Oh, bueno, ¿he dicho atractivo? Quería decir buenorro, fascinante, sexualmente interesante, y a todos los efectos, un bombón para cualquiera que se dejase atrapar por esa clase de cosas.

Julia corrió hacia él en un hermoso momento de comunión y sus besos y lágrimas fueron quienes sin duda alguna revitalizaron el espíritu del vampiro. Tanto tiempo separados y a la vez juntos, viviendo sin vivir, sintiendo la infinidad de la vida aun cuando esta parecía escapársele entre los dedos.

Como siempre, Peter fue el primero en hablar, decretando lo que era una evidencia. Su ayuda nos iba a venir muy bien.

-¿Y por qué siempre se te ocurren esa clase de cosas, Peter? Quiero decir, por qué habría de ser un basilisco o una medusa? ¿No podría haberse tratado de una simple maldición, de esas que tu y yo sabemos que existen a pesar de que los humanos no las reconocen como reales?

Obviamente, su mal genio encontró entonces un momento de liberación, aunque no con Missy, que parecía haber encontrado su lugar en el corazón pétreo (esperar risas) de Peter.

-Oh, tú siempre quieres explicaciones. Lo que sea con tal de no disfrutar del momento. ¿Quieres explicaciones? ¿Qué tal que hayas encontrado lo que siempre necesitabas aunque no lo dijeses abiertamente, en Missy, y que todos necesitamos exactamente lo mismo... menos yo, claro?

Al menos Julia no se molestó y nos explicó cómo había llegado hasta esa situación. Nada nuevo bajo el sol.

-Ya veo. O sea que se trata del clásico caso de chico odia chico y desea trono por la que elimina al chico pero la chica lo salva en el último momento hasta que llegamos nosotros. Como diría una mis antiguas reencarnaciones, "fantastic". Y ahora, ¿qué tal si volvemos a lo nuestro? Una pequeña ayuda por vuestra parte nos vendría estupendamente, ¿no pensáis? No hagáis caso al gruñón, que ya tiene bastante con lo que ha encontrado y nadie tiene por qué hacerle caso salvo ella.

—¿Y si saldáis vuestra deuda con algo que quizás os guste? A ambos

Tom esbozó una sonrisa pícara. No le eran desconocidas las intrigas palaciegas, las aventuras a capa y espada ni, por supuesto, los juegos de poder. No disfrutaba con estos últimos, pero desde luego, no le eran desconocidos. Con cuidado, se agachó junto al hombre y ayudó a Julia a sacudirle el polvo del cuerpo, con menos cuidado y amor que la joven, como quien sacude una chaqueta, pero desde luego, tratando de colaborar.

—Quizás podáis ayudarnos a evitar que ese Claudio gane más adeptos, aunque supongo que necesite un tiempo para recuperarse y, quizás algo más... ¿una gominola? Las tengo con extra de azúcar— el doctor ofreció su petaca antes de retirarla lentamente al suponer que las miradas se cavaban en él— o... bueno, los humanos donan sangre, ¿no? Supongo que porque me de un mordisquito en la muñeca no pase nada. Y algo me dice, que esta sangre será más revitalizante que la humana. Al fin y al cabo, hay muchas épocas en ella. Y mucho azúcar. Y también vitamina D. Es cierto que la mitad del tiempo la paso en la Inglaterra del siglo XX y no hay mucho sol, pero lo cierto es que seguro que tiene más que la vuestra

El doctor no tardó en taparse los ojos en cuanto observó aquel resplandor.

Por un momento creyó que habían tomado una decisión errónea y que la estatua iba a destruirse por completo ¡sería un desafortunado desenlace! Por suerte se equivocaba.

Con ternura, sonrió al observar como Julia se acercaba al recién "despertado" aliado, no quería interceder ante un encuentro así.

Cuando se llevó a cabo el beso, el doctor echo la mirada a un lado algo sonrojado.

—Igual sobrramos aquí —esbozó una sonrisa pícara.

Aunque algo abrupto, Peter hizo aclaraciones bien necesarias. Fue el doctor que más sufrió y tenía todo el derecho del mundo a exigir respuestas.

Jon se mantuvo en silencio, esperando oir todo lo que tenían que decir.

—Una mala decisión por parte del duque, por fortuna ahora esa maldición ha sido revertida —después miró a sus compañeros.

—Contar con aliados es fundamental para el devenir de nuestra misión, pero bien es cierto que tenemos que encontrar aquello que perturba este lugar. ¿Claudio tendrá algo que ver? Igual, como se dice en la Tierra, matamos dos pájaros de un tiro —se quedó unos segundos pensando.

—Nunca me gustó esa expresión, demasiado violenta —se quedó mirando al horizonte, vacío.

Agradecí a la mujer la explicación con una leve inclinación de cabeza.

En cuanto a Missy, no pude más que sonreír levemente al ver que solo tenía ojos para mí cuando yo mismo envidiaba el cuerpo de aquel hombre para mí. Sentí el golpe de caderas y oí claramente el susurro de mi hermosa dama, a la cual cogí de la cintura y atraje a mi lado.

- Pero yo no olvido que casi mueres, preciosa mía. Mi dolor no fue nada comparado con verte y tenerte casi muerta entre mis brazos. - Le susurré en lo que pretendí que fuese un momento de intimidad entre ambos, pero David tuvo que incordiar como siempre.

- Porque en este cementerio no creo que crezcan plantas que conviertan a vampiros en piedra y de entre todo lo que puede haber en este lugar, un basilisco y una medusa son lo suficientemente poderosos como para hacerle eso a un vástago o a uno de nosotros. ¡Una maldición! ¡Claro que puede ser una maldición! Pero si aparezco sin datos y con mi destornillador a punto de desmontarse de como vibraba, no voy a ponerme a enumerar las distintas maneras de convertir en alguien en piedra. - Respondí a David y luego dejé a los demás en paz.

La calidez del cuerpo de Missy a mi lado me calmaba, salvo que alguie me hiciese sacar de nuevo mi mal humor y como no, David era el que más disfrutaba con ello. No pensaba que yo era su futuro y que viviría lo mismo que yo... a un David haciéndole la vida insufrible cuando yo solo quería estar en calma con mi amada mientras acabábamos con aquella misión de locos.

- Pues será mejor moverse... en cuanto a nuestra sangre, no sé si será buena idea darle de beber ni una gota... no somos humanos, no sabemos como le va a influenciar. ¿De verdad que no tienes gominolas de sangre o algo así?

Julia sonrió a los doctores de manera elegante, negando con la cabeza, mientras Augusto guardaba silencio y se apoyaba en su amada, con semblante pálido y mirada serena.

- Mis queridos doctores... no será necesario que ninguno de vosotros ofrezca su sangre a mi querido esposo, ya habéis hecho más que suficiente por nosotros, los vampiros tenemos nuestros métodos y las personas indicadas para este menester. En palacio contamos con humanos especiales que abren sus venas para casos como este... viven en Nocturia por voluntad propia, son libres de ir y venir a donde deseen, su existencia es muy apreciada porque velan por nosotros y nosotros a cambio les brindamos toda la atención que ellos requieran, los llamamos los Guardianes Diurnos, no todos los vampiros poseen uno, pero yo sí. Mi Eugenia, se encuentra esperándome al otro lado del cementerio. Saldremos del cementerio todos juntos, es peligroso que alguien que no lo conozca merodee por el mismo... basiliscos... no hay, pero hay otras cosas peores, Claudio es el causante de muchos males... pero este lugar es más antiguo que él...- sonrió amable para quitar hierro al asunto, pero ni ella fue capaz de evitar mostrar sus afilados colmillos y el frío viento que los recorrió tras la breve pausa que Julia se tomó en su discurso.

- Pongámonos en marcha...- añadió caminando, sosteniendo a Augusto que se limitó a dejarse ayudar y caminar, mientras se aseguraba echando una mirada atrás que todos los doctores los seguían.

La caminata por el cementerio fue algo lenta, pues a Augusto le costaba caminar, pasaron por multitud de tumbas y panteones, jardines abandonados, árboles susurrantes... aquel camposanto parecía estar vivo, tratando de seducirlos y hacer que se perdieran en sus entrañas, pero Julia los condujo con decisión, hablando en los momentos cruciales para que la fascinación que trataba de hipnotizarlos desapareciera, así fue como finalmente salieron todos. Julia fue la última en salir, cerrando la verja del cementerio tras ella.

Una joven ataviada con extraños ropajes y la cara cubierta con una especie de máscara, los aguardaba en silencio.

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- Mi señora, he aguardado por vos. Como me pediste... también he traído la daga de Caín... nuestro señor Erasmo me ha dicho que os la entregue. 

- La daga de Caín... - Julia se puso seria y tomó el arma con solemnidad- no podemos perder tiempo, Erasmo se encuentra en palacio y requiere nuestra ayuda... había pensado en pediros que os adelantéis y quedar con vosotros a las puertas de palacio pero es peligroso que vaguéis por al ciudad sólos... la rebelión de Claudio ha llegado demasiado lejos... Aguardad un momento. Sólo necesitamos que Augusto se reponga y partiremos juntos.

Les dijo Julia a los doctores, conduciendo a Eugenia y a Augusto tras un edificio, mientras dejaba a los doctores unos momentos en aquel punto de la ciudad, una especie de plaza abandonada donde la maleza crecía a sus anchas. 

Mientras aguardábais con cierto nerviosismo trantando de calmar vuestra voz interior sobre lo que estaba bien y mal, sintiendo como Eugenia había emitido un gemido al ser mordida en el cuello por Augusto y este se estaba alimentando de ella...

Un pitido en vuestros destornilladores os hizo desviar la atención hacia otra cosa... la llamada de otro de los vuestros... al que habíais acordado en llamar Matt.

- Chicos... no es por meteros presión, pero la cosa está más que caliente. Claudio, sabía de los movimientos de Erasmo y nos ha tendido una emboscada. Han empezado a salir chupócteros por todos lados y aunque hemos podido hacer trinchera en el ala oeste del palacio no sabemos lo que vamos a aguantar, por eso Erasmos os ha enviado la daga, Julia sabe como utilizarla y los que significa que el rey se la haya mandado... decidle que el único salvoconducto seguro es por el túnel del rey... no me preguntéis lo que es ni lo que significa es lo que me han dicho... ¡¡VICTOR DETRÁS TUYO!!

La comunicación se cortó de manera abrupta, con un sonido atronador que no supísteis interpretar lo que había sido... lo único que teníais claro es que Matt... continuaba vivo puesto que Peter quitando la cara de vinagre que siempre tenía, se encontraba estupendamente...

Caminé por el cementerio agarrado a mi dulce Missy. A aquellas alturas ya era tontería ocultar nada. Hablábamos en susurros y nos reíamos de nuestros chistes privados al tiempo que sentía como mis dos corazones latían con fuerza por ella.

Sí, la amaba y quería estar con ella, pero no dependía de mí. Debía ser ella quien tomase el camino adecuado, ese donde yo estaría esperándola para ayudarla: siempre.

El cementerio era embriagador. Tenía algo especial, algo que te hacía sentir como en casa, sin peligro alguno... algo que te invitaba a no marcharte nunca, pero todos sabíamos que un lugar así era peligroso y más después del aviso de la vástago.

Miré a mi amada y por un momento me tentó quedarme en el cementerio con ella para siempre. Pero la voz de Julia me volvió a llevar a la realidad. - Curioso, humanos que dan su más preciado... ¿como llamarlo? ... su vitae, su esencia de vida, pues sin sangre estarían enfermos o muertos... Dije pensando en las consecuencias de cada voluntario.

Pero la charla no pudo avanzar puesto que pronto nos vimos interrumpidos por Matt.

Aquella mujer allí presente, la daga de Caín en sus manos enviada por Erasmo... - Debemos apresurarnos. Si Matt dice que el túnel del rey es el camino más seguro... - Suspiré y miré a Missy. - Espero que no te importe mancharte demasiado, mi bella dama. - Y mientras esperábamos que Julia ayudase a su marido a alimentarse de aquella mujer, aproveché para besar a la mía pues sabía que en el túnel y más aún después de salir de él, se nos acabarían las oportunidades.