El día del Doctor

Llevo corriendo todas mis vidas a través del espacio y el tiempo, cada segundo, cada minuto a lo largo de miles de años. Tratando de llevar la paz a un universo en guerra, ahora todo se reduce a un día imposible... el día del doctor.

- ¿Doctor?... ¿Doctor, donde está?- exclamó Clara mientras merodeaba perdida en el laberinto- ¡Doctor! ¡En serio, te agradecería que dejaras de hacer lo que sea que estás haciendo!- Clara se estaba cabreando, la TARDIS se había convertido en un sinfín de escaleras, pasadizos y... ¿dimensiones?

- ¡Clara!- replicó la voz de varios doctores a la vez- ¡Clara!- volvieron a sonar las voces del doctor en todas direcciones- Me temo que no he sido yo... bueno no en parte. Esto parece una porción de Timey-Wimey...

- ¿Timey-Wimey?

- Ahora de lo explico, deja de andar y permanece exactamente en el lugar que te encuentras- Clara escuchó el sonido del destornillador sónico replicado.

En unos segundos, una mano se posó en el hombre de Clara. El doctor había conseguido guiarse a través del laberinto de la TARDIS y llegar hasta ella. El alivio que sintió la muchacha al verlo sin duplicar en su mismo plano de dimensión fue sustituido a los pocos segundos por el enfado.

- Creía que nos íbamos a la conferencia venusiana. No habrá tenido que ver en todo esto el nuevo sistema de navegación ¿verdad? Ese que me dijiste que probarías después... 

- Mmmmm... sí... a las dos cosas y... no, no era un nuevo sistema de navegación al uso, era una mejora en el sistema operativo dimensional de la TARDIS, sabes que tiene la manía de elegir destino y quería corregirlo un poco...

- ¡QUE!...

- ¡De verdad! ¡Puedo arreglarlo! me llevará unos minutos... bueno quizás algo más que unos minutos pero te aseguro que estarás en casa a la hora de la cena.

Clara no muy convencida sólo se calma cuando la TARDIS recupera su estado normal después de que e doctor accione una palanca que no estaba... pero que apareció por ahí.

- Vamos Clara, reconoce que ha sido interesante, además podemos ir ver las cataratas violetas de Pent, la ciudad principal de Venusiana... allí fue donde aprendí aikido, son gente muy amable...

Justo en ese momento un tembor recorrió la TARDIS haciendo que ambos se balancearan y estuvieran a punto de caerse. El rostro del doctor reflejó preocupación.

- No debería de sonar así...

- No...- asintió Clara, perfectamente familiarizada con la nave del doctor- ¿ha sido la mejora dimensional?

- No... la he desinstalado, es otra cosa...- el doctor se acerca a una esquina del puente y comienza a examinar una grieta que parece haberse formado en mitad de la nada

El tercer doctor se encontraba a bordo de la TARDIS con Jo, de vuelta a la Tierra tras una aventura en otra dimensión donde se las había tenido que ver con Omega, uno de los fundadores de los Señores del Tiempo, considerado un héroe para su especie, que sin embargo había tenido un mal despertar y que había obligado al Alto Consejo a contar con la ayuda del doctor, o más bien doctores, puesto que en aquella ocasión los señores del tiempo había enviado al segundo doctor para que lo ayudara con la creación de un puente del tiempo. Gracias a la ayuda de los doctores el incidente Omega se resolvió, por lo que el presidente de Gallyfrey decidió concederle un permiso al tercer doctor, que se encontraba exhiliado en la Tierra.

- Jo, después del encuentro con Omega, nos merecemos un descanso... ¿Has visto las playas de Pendalon?

- ¿Playas de Pendalon? Suena muy bien... ¿Podemos ir doctor?- dijo una Jo entusiasmada con la idea

- Por supuesto, después del último trabajo para los Señores del Tiempo me han concedido un permiso. Te gustará Jo, Pendalon además es famoso por...

En ese momento algo ocurrió dentro de la TARDIS... una grieta de energía se formó delante del doctor y de Jo, ¿Qué podía ser eso?

- ¿Doctor?- requirió la muchacha visiblemente asustada

El cuarto doctor se encontraba a bordo de la TARDIS con Sarah, acababan de resolver un asunto con una especie de dios egipcio que en realidad era un ente alienígena de extraordinario poder telepático, en el siglo XIX en la Tierra, en una mansión  que en el futuro ocuparía los cuarteles de la UNIT. Tras aquella aventura el doctor decidió que era hora de tomarse un pequeño descanso pues su propia resistencia psíquica había sido puesto a prueba, y que mejor forma de relajarse que ir con Sarah a las playas de Pendalon, donde además de contar con un extraordinario clima hacían unos helados de fruta tan buenos como sus gominolas.

- Ya verás Sarah, Pendalon es un buen sitio para descansar, el color de las aguas es malva pero hay veces que cambia de color...

- Me conformaré con que de verdad lleguemos, doctor.

- Oh, vamos Sarah. Ya sabes que la TARDIS a veces es caprichosa pero siempre nos lleva donde debemos ir...- sonrió abiertamente- así es más divertido ¿no crees?

Sarah como respuesta se cruzó de brazos ligeramente indignada para después acercarse al doctor y mirarlos con gesto complice.

- ¿Es verdad que podré tomar helado?

- ¡Claro!...¡Todo el que quieras! pero mientras puedo darte unas de mis gomi...

En ese momento algo ocurrió dentro de la TARDIS... una grieta de energía se formó delante del doctor y de Sarah, ¿Qué podía ser eso?

- ¿Doctor?- requirió la muchacha visiblemente asustada

El décimo doctor se encontraba sólo en la TARDIS, parecía que su sino era aquel... por mucho que tratara de huir de la soledad esta parecía obsesionada con buscarlo. El doctor miró a su alrededor mientras conducía su nave, por un instante le pareció ver la sonrisa de Rose Tyler preguntándole a donde la llevaría, el afán de conocer nuevos sitios era asombroso en ella, aunque asombrosa era la palabra que siempre le venía a la mente cuando pensaba en ella... su mero recuerdo le hizo daño, tanto que decidió mirar hacia otro lado... pero al hacerlo fue el rostro de Martha quien le sonrió, con su perfecta sonrisa y sus oscuros ojos llenos de brillo y calidez, una calidez a la que no fue capaz de corresponder y por eso, se fue... asolado por los remordimiento respiró hondo, cerró los ojos y miró al techo para... en aquella ocasión recordar el bonachón rostro de Donna Noble...

- Todos os vais...- se dijo a sí mismo en voz alta, lamentando su mala suerte- da igual lo que os ofrezca, al final es siempre igual- ¿Por qué dolía tanto? él... él era un señor del tiempo, quizás el único, debería de estar por encima de todo y sin embargo...

Asqueado golpeó los mandos de la TARDIS con el puño cerrado... entonces, en ese mismo instante una grieta de energía se formó delante del doctor.

- ¿Qué?- exclamó sorprendido- ¡Tampoco he golpeado tan fuerte!- le dijo a la TARDIS a modo de protesta, una cosa era sentirse sólo y otra que le salieran grietas sin autorización.

Una grieta de energía se había formado en plena TARDIS, delante del Doctor y de Clara.

- ¿Sabes decir exactamente, que es esa cosa?- dijo Clara mirando con recelo la grieta a una prudencial distancia- quiero decir... esto no suele pasar a menudo ¿verdad?

- Bueno...- comenzó el doctor como olisqueando el aire, bastante mosqueado con aquella intrusa eléctrica- de vez en cuando tengo polizones en la TARDIS, pero las grietas son toda una novedad...

El Duodécimo Doctor se encontraba viajando sólo a bordo de la TARDIS, sentía un fuerte vacío en su interior, había algo que le faltaba... algo muy importante, sólo que no conseguía recordar que era. Finalmente decidió rendirse y examinar la consola de mando. Le apetecía un descanso, tras pulsar varias palancas convino que el mejor sitio serían las playas de Pendalon... sí sería una buena opción, además hacía tiempo que quería hacerlo, sus agua color violeta era como el agua del mejor balneario terrestre y sus helados eran tan legendarios como las virtudes de sus aguas. Satisfecho introdujo los códigos... al hacerlo una  fuerte sacudida hizo que toda la TARDIS temblara y que un repentino dolor de cabeza lo marearse lo suficiente para que tuviera que sujetarse para no caer.

- ¿Migrañas?- se habló a sí mismo, extrañado pues el dolor de cabeza tan pronto apareció como desapareció- Será la edad- se encogió de hombros- ¿Y si vamos a recoger a Clara?- le dijo a la TARDIS- seguro que le apetece venir... veamos si está en clase...

Justo cuando el doctor estaba introduciendo los códigos una brecha de energía apareció en la TARDIS.

- No recuerdo haber invitado a ninguna brecha eléctrica- le dijo a la brecha algo fastidiado por el cambio de planes que anticipaba aquella aparición.

Clara lanzó una mirada asesina al Doctor. Claro que no era una mirada asesina demasiado en serio, al fin y al cabo adoraba todo aquello. La joven se alisó la falda y no contestó inmediatamente. Claro que era interesante. ¡Todo en aquella máquina era interesante! Diablos. Su vida se había vuelto interesante. La aparición de la grieta cortó su hilo de pensamientos. Aquella singularidad le resultaba familiar. Seguro que al Doctor más, pero ella estaba segura de no haberlo visto... 

El Doctor se acercó a la extraña grieta y la rodeó, mirando cada uno de sus lados y su perfil sin volumen.

- Hummm.- zumbó, su sempieterna tristeza apartada por el momento gracias al misterio que quebraba la realidad frente a él.- ¿Y tú de donde sales, cosita?.- Continuó diciendo mientras apuntaba con su destornillador sónico a la grieta y activaba el dispositivo. El conocido ronroneo agudo resonó en el puente de la TARDIS, vacío como estaba (Vacío salvo la profusión de aparatos, cables, palancas, monitores y cachivaches varios que convertían la TARDIS en la TARDIS, aunque no daban mucha compañia).  

El Doctor fue aproximándose lentamente a la rotura en la realidad, y cuando la punta de su destornillados estaba casi en contacto con ella, la grieta fluctuó ligeramente, haciendo que las luces de la cabina de teléfonos parpadeasen y se amplió ligeramente. El décimo se irgió de nuevo, apartándose ligeramente mientras enarcaba una ceja.

- ¿Qué tenemos aqui? Pensémos de nuevo, más allá de esa grieta, puede haber cualquier cosa. Nuevos mundos, monstruos aterradores, cosas imposibles. ¡Una nueva aventura!.- según hablaba, la voz del doctor se iba animando, girando sobre si mismo alrededor de el centro de control de la máquina del tiempo para, finalmente, volver a encararse con la anomalía que había decidido convertir la TARDIS en su nuevo hogar.- ¿Qué eres cosita? Veamos que dicen los datos

Dicho y hecho, levantó el destornillador sónico a la altura de sus ojos, analizando los datos que desgranaba el aparato. Según iba enlazando cabos, su expresión risueña se fue transformando. Vaya, aquello si que era una sorpresa.

El doctor estaba bastante molesto con aquella intrusión inesperada... incluso para él. No dejaba de preocuparle que aquella grieta dentro de la TARDIS pudiera traer consecuencias en su funcionamiento. No era la primera vez que tenía un aterrizaje poco ortodoxo, como el día que conoció a Amy...

Pero aquello ya formaba parte de su pasado, un pasado del que le había costado mucho pasar página, tal vez demasiado. Entonces miró a su lado a vio a aquella joven, Clara. Ella le había salvado, y gracias a ella podía seguir haciendo lo que mejor sabía hacer: Ser el Doctor. Así que tenía que dejarse de aquellas reflexiones y ponerse manos a la obra.

¿Esa dichosa grieta, de donde ha salido, y por qué aquí en la misma TARDIS?

Daba vueltas alrededor de la zona, inquieto, había algo que se le escapaba de los motivos. Y era algo que odiaba. Su especialidad eran estas cosas, los problemas con asuntos temporales, y algo no le terminaba de encajar. Odiaba tener que hacerlo, pero se resigno a preguntar.

-Mmmm... definitivamente no termino de entenderlo. ¿A ti que te parece, Clara?

Lo que parecía ser otro aburrido viaje en el TARDIS se convirtió en una brecha a lo desconocido. Ya estoy viejo para esto dijo el doctor en voz alta como si hubiera alguien más en la habitación, quizá otra clara señal de la avanzada edad o producto de tanta regeneración.

Fuera como fuese daba igual pues lo que importaba era aquella especie de brecha o rayo eléctrico que había aparecido en medio de la TARDIS y amenazaba con arruinar su merecido viaje a esas hermosas playas.

Sin más dilación Peter desenfundo su destornillador luminoso agitándolo con fuerza ante la anomalía a fin de descubrir de que se trataba.

- Ohhh… vamos… ¡Pero si no es nada! ¡Nada de que preocuparse Ja Ja Ja! - responde inmediatamente.

Entonces el Doctor examina cuidadosamente la grieta dimensional, rascando su barbilla con la misma mano que utiliza luego para dar una vuelta más a su bufanda alrededor de su cuello.

- Mm… puede ser la venganza de la reina Wirrn y sus esbirros… - murmura pensativo – o… o puede ser… -

Y sacando de su bolsillo el destornillador sónico lo agita en el aire frente a la grieta dimensional, tan solo para luego, con su otra mano, lanzar una gomilona hacia la anomalía dimensional.

Esperando que algo suceda, el Doctor se mantiene pensativo, cuasi absorto al bailoteo de la grieta y su brillo. Entonces sin más, responde.

- Bueno...creo que eso fue un desperdicio de una excelente gomilona de fresa – comenta resignado.

Por la mente de “Tom” muchas cosas ocurren en ese instante, siendo un sinfín de memorias, peligros y sabores de dulces que pueden arrojar algo de luz sobre el suceso.

 - Ahora es cuando considero oportuno elaborar un plan. Doctor recuerde que improvisar siempre traerá consecuencias y una de mis gominolas favoritas acaba de desaparecer. - responde al observar con cierto asombro la actitud peculiar de su compañero. 

Ella es consciente de que cada vuelta de bufanda significa una nueva idea que surge de esa mente curiosa, inquieta, una que Sarah no posee pero si sabe interpretar. Así que sin mayores preámbulos se acerca al Doctor con las manos apoyadas sobre sus caderas. 

- ¿Por las dudas preparo el abrigo de lana o el bikini? - pregunta en un tono tranquilo, como si todo esto fuera lo más normal del mundo. Es que bueno, cada experiencia es magnífica, pero trae su consecuencia, aunque quien les quitará lo bailado. ¿Verdad?

En un gesto instintivo coloqué el brazo para proteger a la pequeña Jo.

- Tranquila, quizás solo sea un agujero de gusano transtemporal o en el peor de los casos una brecha cósmica inofensiva; sea lo que sea en la Tardis estarás a salvo - comenté mientras me mesaba el mentó pensando qué podía ser exactamente.

Puede que ahora estuviese de permiso pero ¿quién me aseguraba que este no era el inicio de otra aventura?¿de otra experiencia formidable?

- Jo, toma nota de todo lo que veas, estoy seguro de que los sucesos que vamos a contemplar no nos dejarán impasibles, es una corazonada - fruncí el ceño pero no dejaba de mostrar una sonrisa.

En el fondo sabía que aquello podía ser una amenaza, pero no había necesidad de preocupar a Jo, en todo caso lo importante sería tranquilizarla y hacerla ver que estamos a punto de vivir algo único.

El doctor no era muy dado a utilizar el destornillador sónico, pues de haberlo hecho probablemente se hubiera dado cuenta de más cosas, pero no obstante un simple vistazo le hizo darse cuenta de lo que podría ser aquella grieta, lo que le hizo suspirar levemente.

- ¿Un agujero trans..., qué?- insistió Jo que, como era habitual en ella se puso a su lado pero ligeramente apartada como protegiéndose con él, Jo confiaba plenamente en el señor del tiempo y si el doctor le decía que todo estaba bien, solía creerlo, no obstante lo desconocido siempre la descolocaba y una grieta semejante era motivo de preocupación y más si la palabra que había utilizado para definirla estaba compuesta de gusano y... algo impronunciable.

- Jo, toma nota de todo lo que veas, estoy seguro de que los sucesos que vamos a contemplar no nos dejarán impasibles, es una corazonada - fruncí el ceño pero no dejaba de mostrar una sonrisa.

Aquellas palabras consiguieron tranquilizar a la muchacha, tanto que hasta sonrió y pareció querer ayudar al doctor en la resolución del misterio.

- Doctor, ¿Crees que puede ser un encargo de los Señores del Tiempo?- dijo como olisqueando la grieta- en la TARDIS no se puede entrar sin la llave ¿verdad?- dijo la acompañante utilizando la lógica.

Una lógica que estaba bastante cerca de la realidad, puesto que la manufactura de esa grieta era fácil de adivinar... los únicos capacitados para crear una Agujero de Gusano Transtemporal, que era exactamente de lo que se trataba, eran los Señores del Tiempo. Y por lo que el doctor sabía de dichos gusanos, se trataba de una o varias puertas interconectadas entre sí, por lo tanto algo podía penetrarlas y algo podía salir de ella, el problema es que no podía saber a donde conectaba, puesto que dichas conexiones no sólo podían conectar líneas temporales, sino dimensiones.

Con tan sólo echar un vistazo a la grieta el doctor se dio cuenta de lo que era, se trataba de un Agujero de Gusano Transtemporal, una especie de puerta dimensional que podía unir varias cosas a la vez... entendiendo por cosas tanto líneas temporales como dimensiones, lo que quería decir que el agujero podía ser tanto penetrado como ser susceptible de que apareciera algo a través de él, de ahí que hubiese arrojado la gominola... dado que no podía saber lo que había detrás, lo mejor era siempre ofrecer una prueba de paz y que mejor que hacerlo que una de sus queridas gominolas.

Lo que estaba claro es que el agujero de gusano era obra de los Señores del Tiempo, pues eran los únicos que tenían la tecnología suficiente para abrir uno en su TARDIS, dado que la TARDIS poseía mecanismos muy complejos de defensa que hacía prácticamente imposible que ningún ente pudiese entrar sin la llave... o sin el consentimiento del doctor, y dado que el doctor no había autorizado tal cosa, sólo podía significar que sus camaradas querían encaquetarle un nuevo trabajo... ¿Cómo si no hubiera tenido bastante durante su tercera vida, al ser exiliado en la Tierra por sus superiores y obligado a trabajar para la UNIT? el mero recuerdo le provocó escalofríos

El problema, es que lo normal es que el Consejo de Galyffrey se pusiera en contacto con él de manera telepática, lo que convertía al gusano en un elemento bastante inusual de por sí, a lo que habría que sumarle la más que probable posibilidad de que algo viniera a ellos. El doctor no pudo evitar ponerse tenso si apartar la vista de la grieta.

- ¿Por las dudas preparo el abrigo de lana o el bikini?

Preguntó una resignada Sarah, que conocía lo suficiente al doctor para saber que podría ir olvidándose del bikini... con las ganas que tenía de estrenar el que acababa de comprarse... 

Dado que por respuesta el doctor le ofreció la bolsa de gominolas mientras no dejaba de mirar la grieta, la muchacha pudo hacerse una idea de todo lo que aquello significaba y por lógica su mente le ofreció una respuesta "Señores del tiempo" tenían que ser ellos.

 ¿Qué tenemos aqui? Pensémos de nuevo, más allá de esa grieta, puede haber cualquier cosa. Nuevos mundos, monstruos aterradores, cosas imposibles. ¡Una nueva aventura!.- según hablaba, la voz del doctor se iba animando, girando sobre si mismo alrededor de el centro de control de la máquina del tiempo para, finalmente, volver a encararse con la anomalía que había decidido convertir la TARDIS en su nuevo hogar.- ¿Qué eres cosita? Veamos que dicen los datos

El doctor no dudó en utilizar su destornillador sónico, era cierto que sólo era un destornillador... pero a lo largo de sus muchas vidas le había demostrado que era más valioso que cualquier arma, ¿por qué? Pues ¡Porque se trataba de su destornillador! ¡Odbio! y porque la tecnología de los señores del tiempo siempre era mucho más de lo que parecía.

Entonces el destornillador le mostró lo que a priori parecía imposible... de hecho tuvo que mirarlo varias veces para creerlo.

La grieta era un Agujero de Gusano Transdimensional creado por los Señores del Tiempo, no había margen de error, en especial porque era imposible que algo entrase en la TARDIS sin el consentimiento del doctor, y él no había hecho cosa semejante, por tanto los únicos capacitados para hacer una cosa así eran sus compatriotas del Alto Consejo, un Alto Consejo que no debería de existir puesto que él mismo vio como Gallyfrey caía durante la Guerra del Tiempo, por otro lado quizás podía significar que Rassilon había encontrado una nueva forma de liberarse... y quizás por eso estaba ahí el gusano, puesto que dicho artilugio era como una puerta que interconectaba no sólo líneas temporales sino dimensiones, de hecho podía haber varias puertas conectadas entre sí y aún había más, la grieta podía ser tanto penetrada como susceptible de que algo saliese de ella.

Y... eso precisamente fue lo que paso, un objeto rosa fue a golpear la cabeza del doctor de repente y sin que este hubiera podido hacer nada para evitarlo, haciendo que sus dos corazones dieran un vuelco por el susto, tras los segundos de desconcierto y con el destornillador apuntando a modo de arma, el señor del tiempo localizó el objeto volador no identificado... una gominola de fresa, que inofensiva reposaba en el suelo de la TARDIS.

El doctor no estaba muy fino, parecía que la aparición de aquella grieta lo había desconcertado por completo... tanto que ni se dio cuenta de que lo mejor para esos casos es utilizar el destornillador sónico, SIEMPRE... pero afortunadamente para el doctor, Clara si que se dio cuenta de que ese era el momento de hacer uso del destornillador, que se encontraba en la consola de la TARDIS. Así pues que ni corta ni perezosa accionó el destornillador como había visto tantas veces hacer al doctor... en todas sus anteriores vidas... no había que olvidar que ella, era "La chica imposible"

-Mmmm... definitivamente no termino de entenderlo. ¿A ti que te parece, Clara?

- Pues así... de primera vista parece tratarse de...- necesitó unos segundos para entender lo que le decía el destornillador- Un Agujero de Gusano Transtemporal- Clara arqueó las cejas, había dado el dato pero no tenía mucha idea de lo que podía significar eso.

Pero el doctor si que supo lo que significaba... y era lo último que se había esperado.

Se trataba de una puerta o más bien varias, que servía para interconectar no sólo líneas temporales sino también dimensiones, por lo que podría ser penetrada y ser susceptible de que algo o alguien apareciera a través de la grieta. Pues los Señores del Tiempo lo habían utilizado en el pasado para realizar viajes de manera instantánea... sí, aquello era lo más desconcertante, el gusano sólo podía ser utilizado por los Señores del Tiempo, lo que significaba muchas cosas y a cual más desconcertante pues, Gallyfrey había sido destruido durante la "Guerra del Tiempo", el doctor... lo había visto con sus propios ojos, la muerte de todos sus compatriotas pesaba como una losa sobre sus espaldas... y sin embargo, ahí estaba la grieta, ¿Podía ser que algún señor del tiempo estuviera vivo? No... no podía ser, él era el único.

Puede que el doctor estuviera viejo... eran muchas las vidas que llevaba a cuestas, muchas aventuras, descubrimientos y pérdidas, que siempre le hacían preguntarse si realmente él era una buena persona, pues ser el doctor en absoluto lo era. Siempre había misterios, situaciones que lo ponían a prueba y sobretodo que lo obligaban a seguir al pie del cañon... o más bien, en su caso, al pie de la TARDIS.

Tan sólo fue necesario accionar su destornillador sónico para corroborar lo que sospechó desde el principio, se encontraba delante de un Agujero de Gusano Transtemporal, creado por los Señores del Tiempo para realizar viajes de manera instantánea tanto en el espacio y el tiempo como a nivel dimensional, algo mucho más complejo y elaborado que la TARDIS, puesto que se trata de una puerta que se encuentra interconectada a otras... todo un prodigio de su especie, que explicaba su aparición repentina dentro su TARDIS, puesto que la nave es inexpugnable cualquier entidad que quiera entrar en ella sin el consentimiento del doctor o al menos, sin la llave.

Todo ello, abría múltiples interrogantes, como la más importante ¿Cómo era posible que los Señores del Tiempo hubieran sido capaces de transpasar la dimensión que los mantenía aislados del resto del Universo? ¿Quien o quienes eran los artífices? ¿Cual era el propósito? y... ¿Cuantas puertas estaban conectadas?... en realidad esa pregunta podía ser resuelta de manera inmediata, un vistazo a su destornillador le dio la solución. A parte de la puerta que tenía en su TARDIS, había cuatro más y todas parecían converger en un mismo punto, es decir todas ellas ocupaban el mismo espacio dimensional de un ente en concreto... la TARDIS, lo que significaba que había cinco TARDIS conectadas entre sí en distintas líneas temporales... 

Pregunta final, ¿Qué loco es capaz de involucrar a cinco doctores a la vez? Aquella cabeza nunca antes se las había tenido que ver con sus otros yos... bueno exceptuando el día que se coordinaron para salvar a Gallyfrey en el último momento para mantenerlo oculto de todos, incluso de él mismo... ¿Tendría eso algo que ver? mientras pensaba en las posibilidades una cierta intranquilidad se apoderó del duodécimo doctor ¿Con quienes de sus anteriores vidas se las tendría que ver? ¿Saldría algo bueno de aquel encuentro? le inquietaba sobremanera haber sido involucrado en algo, sin saber de que se trataba, lo único en claro es que se trataba de un asunto de Gallyfrey y debía atenderlo.

–No se lo que harías sin mí, Doctor.– Clara movió la cabeza burlona. Le encantaba picar al doctor, y aquella era una oportunidad. No muy a menudo podía hacerse la lista con él en temas espacio temporales. Sin embargo, la expresión del del doctor le hizo mudar el gesto y habló muy rápido y con tono seco– ¿Qué? ¿Qué pasa? Y no me digas que nada. La última vez que pusiste esa cara y dijiste que no pasaba nada un lagarto gigante trató de meter su lengua en mi oreja.

El Doctor miró desconcertado a su destornillador, luego a la grieta, de vuelta al destornillador, antes de girar sobre si mismo y comenzar a andar furiosamente alrededor.

- Veamos, veamos, eso no es posible... bueno, no posible, es posible, míralo, ahí esta. Es más bien... IMPROBABLE. Entonces, tengo, ahi, parado, un portal transdimensional de los Señores del Tiempo. Pero claro, no hay Señores del Tiempo salvo yo mismo, salvo claro...- El doctor se detuvo en frente de la consola de la TARDIS, mirando con sospecha a la grieta una vez más.- Salvo que sea de... "THE MASTER", o the mistress, dependiendo de su estado de animo, siempre le han gustado los cambios.

Rebuscó entre uno de los múltiples cajones de la sala central de la tardis, sacando una pistola amarilla de aspecto peligroso. Al más puro estilo James Bond, se acercó a la "cosita" apuntándole con la pistola. Cuando estuvo a un par de pasos enarboló con violencia el arma y comenzó a disparar repetidas veces mientras proclamaba con ira:

- ¡¡¡Pew, pew, pew, pew!!!

Los disparos de la pistola de agua se perdieron inútilmente en la grieta, mojando de paso paso buena parte del suelo enchapado de la sala, formando charcos desiguales alrededor de la anomalía espacio-temporal.

- Bueno, al menos parece que no es The Master. Eso o que no está al otro lado en estos momentos. Nunca le han gustado las pistolas de agua, aburrido.... o aburrida, debería comprobar este tipo de cosas de vez en cuando.- El doctor lanzó el juguete a sus espaldas, rebotó en una de las "cosas redondas" y se perdió escaleras abajo en una de las infinitas salas laterales de la nave espacio temporal. Ya la recuperaría cuando la necesitase. Antes o después. Sí, ya aparecería.

Sin saber muy bien que hacer, el décimo se cruzó de brazos, acariciándose la barbilla lampiña en actitud pensativa. Parecía más pensativo aún si tuviese barba, tendría que replanteárselo para alguna de sus próximas regeneraciones, no había tenido barba desde.... no, mejor no, eso podría traer recuerdos, una barbilla bien afeitada era mejor. Juvenil, simpática. Como era él. No quería convertirse en un viejo amargado en breve, ya lo había sido en varias regeneraciones, estaba bien ser joven de nuevo. Pero no demasiado joven, parecería un crío jugando con una nave espacial. No, tenía la edad perfecta.

- A todo esto ¿qué estaba haciendo? .- se preguntó levantando la vista.- ¡¡¡Ah si!!!

-  Si no ha sido the Master, entonces...¿El Alto Consejo de Gallyfrey? No puede ser, el consejo cayó. No quedan Señores del Tiempo salvo yo... quizá una versión de mi de un flujo cuántico espacio-temporal distinto haya hecho vibrar los quantognuones lo suficiente como para alterar el campo de Higgs lo suficiente para provocar una ruptura de.. de... de... bueno, de cosa... esa materia viscosa, gelatinosa de la que acabas pringado siempre que enredas con lo que no debes.

Sí, lo más probable es que fuese él pero... ¿Y si no era él? ¿Y si realmente quedaban más señores del tiempo ahí fuera? El décimo sintió un dolor súbito en el pecho, como si sus dos corazones se saltasen un latido al unísono. ¿Y si pudiera volver a casa? Su errar incesante en el cosmos acabado, o no quizá, sino que podría hacerlo acompañado, con alguien que lo entendiese, alguien que no se perdiese, nunca más el único, el solitario...

En ese momento, algo atravesó la grieta y el décimo se lanzó como una exhalación a cubierto ¿qué horrores atravesarían la grieta? Se oyó un sonido suave, un "puff-puff" imperceptible y el Doctor se encogió esperando.... esperando.... esperando que no pasase nada. Con precaución, se asomó desde detrás del panel, sólo para ver una cosa rosa y redondeada en el suelo de la sala, justo al lado de uno de los charcos. Para bien o para mal parecía que no habían interactuado. Con mucho cuidado y el destornillador sónico por delante se acercó a lo que fuese eso, lo cogió con cuidado como si fuese a explotar en cualquier momento y....

- Una gominola....- dijo, enarcando una ceja. Apuntó el destornillador contra ella, y el aparato zumbó un instante antes de que el doctor pudiese ver los resultados. Mientras los leía, sin pensar, se echó la gominola a la boca.

- ¡¡¡¡¡¡¡¡Fuuuu, fuuuu fuuu, buuu, fffffff.!!!!!!!!- bufó, corriendo por la sala boqueando, abriendo y cerrando puertas hasta que encontró un vaso de agua que se echó a medias en la boca y a medias por toda la cara.- Fresa ¡FRESA! El sabor más sobrevalorado, ha tenido que ser una mente DIABÓLICA la que ha hecho esto.- dijo medio asfixiado cuando consiguió quitarse el sabor de la boca.

Acto seguido, rebuscó entre los bolsillos de su gabardina, sacó una pequeña libreta y garabateó una frase, utilizando los caractéres propios de los nacidos en Gallifrey. Hacía mucho MUCHO tiempo que no escribía en su idioma natal, por lo que las letras estaban algo torcidas, demasiado separadas y confusas. Pero se sentía tan bien escribir en su idioma....

Cuando terminó, arrancó el papel de la libreta, hizo una bola con ello y lo lanzó a través de la grieta.

Escrito en la nota, con la tipografía de un niño, estaba escrito:

Cuidado con los spoilers