Partida Rol por web

Tributo de Sangre (VII)

Heraldos de Paz

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06/02/2009, 17:34
Director

No hubo respuesta a las palabras de Bathalias. Tras unos segundos la criatura agarró las riendas de los animales, las entregó a un subordinado y le observó con gesto de comprensión. Un movimiento de su cabeza les indicó que era la hora de entrar. Sarcess les esperaba.
 

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+4)
Motivo: bathalias intimidar
Dificultad: 10+
Resultado: 3(+4)=7 (Fracaso)

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06/02/2009, 17:44
Antor PielGris

Al ver la reacción de los guardias Antor volvió a la posición en la que se encontraba intentando poner paz entre ambos bandos, aunque de buen gusto decapitaría a todos los esbirros de la echicera...

Tengo que hacer algo....

Esperemos que estos bichos sean tan tontos como yo creo y lo suficientemente listos como para llegar a comprender mis palabras

Tranquilicémonos todos,  esta es una de esas situaciones en las que ninguno de nosotros quiere dar marcha atrás pero está claro que eso nos servirá de bien poco, no es así? dijo mirando a todos los presentes nosotros somos quien llega a tierras ajenas así que no debemos ser ingratos con la hospitalidad mostrada por nuestros anfitriones miró tanto a Bathalias como al sargento intentando tranquilizar a ambos. Todos hemos perdido los nervios.

Mirando al sargento Nuestro mago ha hecho desaparecer mágicamente muchas de las monedas del cofre, que solo aparecerán cuando él quiera y ese momento será delante de vuestra señora... si nos matais a parte de no lograr vuestro cometido seguro que Sarcess tomará represalias con vosotros al no haber traido todo el botín y por nuestro lado... nos conviene seguir vivos, no es así?... Ahora mirando a Bathalias Así que lo más lógico creo que sería que todos nos apaciguáramos, guardáramos todas las espadas y entremos más calmados. Sería lo mejor para todos. Está bien?

Notas de juego

Mi objetivo ahora es calmar los ánimos jejejeje ya se que Mor no hizo desaparecer ninguna moneda... pero no creo que se pongan a contarlas todas jejeje se lo creerá el bicho??

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06/02/2009, 20:24
Alfren Niubar

Alfren observo de manera impasible la discusión y replico con serenidad aunque con la mano en la empuñadura de la espada, yo no tengo ningún inconveniente en acompañarlos, aunque me gustaría dejar en claro que no me voy a separar del cofre, ¿Estamos claros en eso?

Empezó a caminar tras ellos mientras observaba a su alrededor, quería hacerse una idea de cómo era el lugar por dentro, cuales eran las rutas de escape y cuan grande era el pie de fuerza.

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06/02/2009, 22:21
Bathalias de Emdelis

 Bathalias miró al oficial severamente, y con un gesto de aprobación, comenzó a andar para dentro de la torre. Sabía que no había conseguido intimidar al oficial, su objetivo había sido tan sólo conseguir que los demás seres guardaran las espadas. Se lo había jugado a una carta... y no lo había conseguido, pero tampoco pasó lo peor que podría haber pasado.

- Bueno, al menos seguimos vivos - Pensó. - Sigo convencido de que era una situación tensa, y muchas veces ponerse serios y amenazantes se consigue esquivar. La confianza y la seguridad, consiguen muchas cosas. Cuándo acabe todo esto, lo recordaremos riéndonos. Seguro.

- Entremos, pues.

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07/02/2009, 04:56
Ailara Sotobosque

 

Cita :

- Entremos, pues, dijo Bathalias.

 

- Detrás del cofre, apostilló la druida con la mirada clavada en el oficial. No era una mirada amenazante, como la que había mostrado el elfo hacía unos instantes, sino una mirada de resolución y convicción absoluta. Ailara tenía claro que ese cofre no se iría a ningún sitio dónde ella no estuviera en posición de verlo. No, hasta ver a Sarcess. Que te quede claro, grandullón, dijo en dirección al oficial, que ese cofre no se moverá de aquí sin nosotros, y que nosotros no nos moveremos de aquí sin el cofre. Si tu ama quiere recibirlo dentro de la torre, iremos con el cofre hasta ella. Si no le place, que venga a buscarlo. Mientras lo decía, su mano agarraba su bastón y su loba permanecía con las patas semi-flexionadas, preparada para saltar sobre un enemigo si hacía falta.

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07/02/2009, 10:13
Moravius

Moravius intentó poner un poco de concordia. Desde detrás de Ailara la susurró al oído:

-Sé que es difícil para ti y para todos, pero tenemos que cambiar de tono, o nos matarán en este mismo instante. Tranquilizate amiga, ya me ocupo yo de esto.

Moravius adelantó su bastón y se colocó con una sonrisa delante del engendro. Una gota de sudor caía por su sien. Una gota imperceptible, de puro terror al fracaso. Tenía que conseguirlo, y lo iba a conseguir.

-Vamos, vamos caballeros. No nos sulfuremos por una mera cuestión de órdenes. Verá señor-dirigiéndose directamente al lider de los guardias-Nosotros somos meros mercenarios. Se nos da una misión, parte de un pago, y si cumplimos, la otra parte. Es una vida dura y errante, pero la disfrutamos. Tenemos ya cierta experiencia, y los jefes siempre intentan racanearte la segunda parte del pago por no haber cumplido "exactamente" las órdenes. Mírenos... estamos muertos de hambre, necesitamos ese pago... Nuestras órdenes eran entregarle esto a Sarcress, y si esas son las órdenes, tenemos que cumplirlas, "a raja tabla", que se decía en mi tierra. Además, seguro que a tu ama la gustará ver con sus propios ojos como el Conde cumple con su trabajo a la perfección. Vamos amigo, ¿qué podría pasar por llevar el cofre hasta Sarcress nosotros mismos? O al menos... ¿qué más da que lo lleven junto a nosotros?

Moravius mantiene esa sonrisa tan natural, y tan añeja a sus compañeros. La cara de la mentira más directa, pero solo detectable para los que le conocían. Para el resto del universo, era un ser encantador.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+5)
Motivo: Sociales
Resultado: 1(+5)=6

Notas de juego

intento usar diplomacia con el bicho, se puede? yo tiro sociales por si las moscas

o bien, pifia -.-

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07/02/2009, 10:48
Merkus

Cuando Merkus sólo había dado un paso hacia la puerta de la torre, las palabras primero de Antor y luego del resto de sus compañeros le hicieron detenerse dubitativo. Todos fueron hablando, cada uno para intentar aportar lo que le parecía mejor en ese momento, y semejante catarata de palabras acabó por provocar que Merkus perdiera totalmente el hilo de lo que se decía, y que se quedara como paralizado mientras los demás iban hablando y pasando lentamente por su lado. Al final, sacudió la cabeza para despabilarse, en un gesto más propio de un perro que se sacude el agua que de una persona, y se colocó al final del grupo siguiendo a los demás hacia la puerta de la torre.

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09/02/2009, 23:30
Director

Las criaturas no mostraron demasiado interés en la conversación y se conformaron con ver como los aventureros proseguían camino. El oficial y varios guardias los acompañaban y dos de ellos portaban el pesado cofre.

Al atravesar aquellas puertas sintieron un desagradable escalofrío. El vello de la nuca se les erizó y notaron como la temperatura bajaba de golpe. Allí adentro el frío era considerable, una sensación similar a la que podría provocar una amplia caverna situada a una cierta profundidad. Incluso era excesivo. ¿Para qué podían necesitar una temperatura tan baja? ¿Y como conseguirían mantenerla? Seguramente con magia, claro.

Sorprendentemente el edificio parecía mucho más amplio por dentro que por fuera y ni tan siquiera las formas del mismo guardaban relación. La piedra, que desde el exterior era negra, en su cara interior se mostraba en tonos grises y estaba cruzada por vetas que brillaban a la luz de las antorchas. El primer nivel de la construcción era diáfano y estaba ocupado por un gran número de soldados que se dedicaban a todo tipo de tareas, la actividad era frenética.

Ignorando su asombro y sin darles tiempo a observar lo que ocurría el oficial les guió inmediatamente hacia arriba a través de unas escaleras de piedra que conducían al primer piso tras atravesar unas puertas vigiladas por cuatro soldados. Este nivel se convertía ya en un laberinto de pasillos y estancias, principalmente para uso militar y defensivo. Llamaba la atención la carencia total de elementos ornamentales o destinados a proporcionar un mínimo de comodidad. Una nueva escalera y más puertas custodiadas. En este caso la ascensión se producía a través de un giro que bordeaba la Torre Negra. Ventanas sin cristal, simples huecos en la piedra, les permitieron observar desde la altura en la que se encontraban las enormes dimensiones del Pantano de las Pesadillas, que se perdía de la vista adentrándose en la niebla en la distancia. Ascendieron de esa guisa tres pisos más. Finalmente cuando la escalinata ya perdía su nombre atravesaron unas puertas sin vigilancia y enfilaron un sombrío pasillo. No había salidas laterales ni otros accesos al mismo. Acababa en un par de enormes puertas de madera y acero, negras como la noche.

El oficial se detuvo ante ellas, las señaló y a continuación se dio media vuelta para desaparecer escaleras abajo al fondo del pasillo, no si cierta premura.

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10/02/2009, 09:36
Merkus

Cuando tras la larga subida se detuvieron delante de la puerta, Merkus giró un instante la cabeza hacia el pasillo por el que habían venido, pero tenía claro que la huída sería imposible. Los latidos de su corazón habían ido acelerándose a medida que ascendían, pero no por el ejercicio físico sino por la incertidumbre de qué pasaría en su encuentro con la bruja. El intenso frío que experimentó desde la entrada sólo había hecho que recordarle su aldea, allá en el lejano norte, y, por asociación, el poco tiempo que le quedaba para completar su peregrinación y la necesidad de encontrar algo que llevar a su tribu. Quizás allí... - Bueno, parece que por fin estamos a punto de completar la misión. No os enrolléis mucho, entregamos el cofre y nos largamos ¿de acuerdo? -

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10/02/2009, 18:45
Ailara Sotobosque

Conforme habían cruzado la entrada a la Torre y habían ido ascendiendo hasta su destino, la determinación y el odio de Ailara habían comenzado a flaquear hasta ser poco más que sentimientos latentes, enterrados y olvidados por la incertidumbre y el asombro ante el poder de la bruja. Ailara siempre había creido que la bruja era poderosa por sus habilidades mágicas, y no por contar con semejante fortaleza y ejército. Sin duda, podía poner en serios aprietos a cualquier noble en su carrera a la corona con sólo su poder militar... No quería ni imaginar en qué tipo de poderes debía de manejar si podía mantener todas sus pertenencias bajo control y el miedo en sus tropas.

 

Al escuchar las palabras de Merkus, asintió y dijo en voz baja: Entreguemos el maldito cofre y salgamos de aquí. No me gusta nada...

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10/02/2009, 22:55
Moravius

Moravius quedó maravillado a la par que aterrado ante la visión de la fortaleza mágica. Sus ojos se llenaron a partes iguales de terror, miedo y admiración. Observaba con ojo crítico los efectos de los sortilegios y sus ojos brillaban buscando los detalles que pudiera captar de los conjuros. Sin embargo, no le gustaba. No podía soportar estar allí dentro, y menos con sus amigos sufriendo.

-Completamente de acuerdo, amigos.

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11/02/2009, 00:11
Antor PielGris

Según avanzaba por la enorme fortaleza Antor pudo ver la magnificencia del edificio aunque solo miraba de reojo, ya que no quería que ni la mosca más indefensa de ese lóbrego lugar recordara su cara lo más mínimamente, a fin de cuentas es como si estubieran paseando por el mismísimo infierno.

Ante las palabras de sus compañeros el viejo lobo tan solo afirmó con la cabeza.

este frio..... debilita mis huesos, es inhumano... será todo cosa de magia?.... o tan solo es el alma de la piedra que nos rodea?... Ójala no estemos aquí tanto tiempo como para averiguarlo...

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11/02/2009, 09:16
Bathalias de Emdelis

 -Esto no me gusta nada... - pensó Bathalias, estaba de acuerdo con sus compañeros, lo mejor era entregar eso y marcharse cuanto antes.

- No me gusta nada esto chicos - dijo a sus compañeros. - Entremos, y estad alerta por si acaso. Acabemos cuanto antes. - Dicho esto, Bathalias se acercó a la puerta y pegó dos golpes con el puño en ella, mientras un escalofrío le recorria la espalda.

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11/02/2009, 22:11
Alfren Niubar

Alfren sintió como por primera vez los escalofrios del miedo mas profundo la recorrian, salir de allí resultaria imposible si las cosas no salian como estaban planeadas, y mas alla de lo que ella podia ver (batallones enteros y artilleria pesada) imaginaba que se escondian millares de conjuros que ahorita deberian estar funcionando y que ni el mismisimo Moravius podria imaginar.

Salir de aqui es nuestra prioridad... ojala támbien este entre los planes de la bruja, dijo en voz no muy alta, los soldados que la rodeaban la hacian sentir insegura.

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13/02/2009, 08:18
Director

Bathalias se aproximó a la puerta para llamar. Para su sorpresa, las puertas se abrieron hacia dentro un poco antes de que las tocase; sin aviso alguno y sin emitir el más mínimo sonido. Algunos guardias de los que servian de escolta esbozaron lo que podría ser una sonrisa,al ver la cara de sorpresa del aventurero cuando esto sucedió.

Nadie había tras las puertas nadie para tirar de sus dos hojas y tampoco pudieron vislumbrar mecanismo alguno que las controlase.

Ante ellos se mostraba una enorme estancia de forma circular. Una vez más tuvieron la sensación de que la edificación era más grande por dentro que por fuera. Ocho columnas en círculo sostenían un techo abovedado cuya parte central estaba coronada por una cristalera en diversos tonos rojizos que aportaba al ambiente un cierto toque de irrealidad. El suelo estaba formado por un mosaico de baldosas blancas y negras que serpenteaban de manera aparentemente aleatoria pero que se unían y se entrelazaban en diversos puntos creando diseños en espiral. Las paredes estaban construidas en el mismo tipo de piedra que el resto de la torre, con un tono grisáceo y betas brillantes, con la salvedad de que en esta habitación las zonas pulidas superaban con creces a las apagadas. No había ventanas, al menos no de las que pueden detectarse a simple vista. Cuatro puntos de luz sumaban intensidad y calidez a la que lograba atravesar la vidriera del techo. Se trataba de cuatro gigantescos candelabros de hierro ennegrecido, con la forma de un hombre curvado hacia delante que a duras penas conseguía sostener sobre sus espaldas una enorme bandeja sobre la que sobresalían con gran intensidad las llamas. Las estatuas resultaban pasmosamente realistas. A pesar del calor que emitían los braseros el ambiente resultaba tan frío como en el resto de la Torre.

Al otro lado de la habitación, tal y como se entra por sus puertas, había una enorme cama redonda que fácilmente podía alcanzar los cuatro metros de diámetro. Estaba vestida con sábanas negras y éstas cubiertas a su vez con suaves y largas pieles de animales de los más diversos tipos de pelaje. Cojines y almohadones se desperdigaban sin orden ni concierto por su superficie. Tras ésta, y ocupando toda la parte posterior de la estancia, tres pesados cortinajes ocultaban sendas aberturas en la pared que quizás comunicasen con otras estancias. Eran tan anchos como altos, un mínimo de tres metros, y de detrás del primero de ellos se escuchaba con claridad un gruñido grave y constante, que por momentos ganaba fuerza hasta convertirse en rugido, para volver a descender paulatinamente. La criatura que emitía aquel sonido debía tener un tamaño considerable.

Sobre la cama se recostaba una figura tan atractiva como perturbadora. En el momento en que las puertas se abrieron se encontraba tumbada boca abajo, con la barbilla apoyada sobre las palmas de ambas manos y la miranda fija en su dirección. Su boca se movía lentamente a un lado y otro aunque sin masticar, lo que sugería que podía estar saboreando algún tipo de dulce. Tenía el pelo negro, largo y suelto, cubriéndole casi por completo la espalda. Su piel era blanca como la leche y su rostro poseía una belleza singular, del tipo de belleza exótica que no deja indiferente a nadie, y que es a su vez tentación y castigo. Sus rasgos eran angulosos y muy definidos, lo que unido a la lividez de sus ojos, dos ascuas de rojo sangre, casi dos luceras bordeadas de blanco, impedían a quien la contemplase olvidar su poder y condición. Tras de sí, las piernas se elevaban y descendían en un ritmo alegre que recordaba a una niña pequeña. Iba vestida en cuero negro, ropas ligeramente adornadas pero para nada acordes con su aspecto. No hacía falta una gran claridad de pensamiento para reconocer en ella a la bruja, Sarcess, aunque sí les sorprendió a alguno de ellos su aspecto, muy similar al de una joven de apenas dieciséis años.

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13/02/2009, 08:24
Director

-Mi señora-dice el líder de las criaturas haciendo una exagerada reverencia-, estos intrusos han sido capturados en los pantanos portando este cofre. Los traemos a vuestra presencia para que decidais lo que se debe hacer con ellos.

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13/02/2009, 08:27
Sarcess

La mujer tardó un momento en reaccionar, como si no se hubiese dado cuenta aún de vuestra presencia. Transcurridos unos segundos, se dió la vuelta incorporándose sobre la cama con un gesto sutil y delicado. Sentada en la cama, se quedó unos segundos observando a los recién llegados. Solo entonces vieron sus ojos; dos ascuas de color rojo sangre, sin pupila que los recorrió de uno en uno con una mirada que les hizo saber que no se encontraban ante una mujer corriente.

-Sed bienvenidos a mis dominios. ¿Quienes sois y qué os ha traido hasta aquí?.-Preguntó la mujer.

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13/02/2009, 15:19
Merkus

Merkus agachó un poco la cabeza y los hombros haciendo un amago de reverencia ante la pregunta de Sarces. Tras la sorpresa de las puertas que se abrieron solas, había entrado con paso tranquilo en la habitación, y contemplaba sorprendido lo peculiar tanto de la habitación como de lo que contenía. La primera vez que sus oídos percibieron el sordo rugido del fondo, todo el vello de su piel se había erizado en una reacción instintiva ante algo que parecía peligroso en potencia. Después, ante la pregunta, contestó - Somos enviados, señoría, enviados del conde. del conde... Nesvind de Riaghul. - y se quedó aguardando a ver la reacción de la bruja ante el nombre de su empleador.

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14/02/2009, 16:59
Moravius

El hechicero dirigió una mirada a Sarcress y quedó colgando de los rubíes de sus pupilas. La belleza de la mujer le turbaba. La sensación de atracción-repulsión que había estado taladrando su mente desde que había cruzado el umbral de los portones de la entrada finalmente se asentó en lo más hondo de su ser. Ladeo la cabeza momentaneamente antes de sacudirla:

-Esto no puede ser verdad. Es como una pesadilla...

Con un tartamudeo se dirigió a la bruja para puntualizar el comentario del bárbaro:

-Traemos el impuesto del Conde mi señora. Se ha tomado muchas molestias para volver a reunir el pago y aquí lo traemos.

-Algo anda mal... Muy mal...

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15/02/2009, 06:26
Ailara Sotobosque

Ailara estaba asustada, aunque no tanto como para olvidar el motivo de su viaje y la importancia del mismo para tanta gente. Aunque le había impresionado el aspecto infantil de la bruja, sabía que las personas de tanto poder solían ser extravagantes y excéntricos, con lo que la druida llegó a la conclusión de que lo mejor sería ser prácticos y solventar la cuestión del pago cuanto antes, ya que de demorarse demasiado, la bruja podría comenzar a pensar en ponerles en apuros o algo peor para divertirse. Apelando a sus dotes de mediadora que tantas veces había usado en sus misiones para el círculo druídico, carraspeó suavemente su garganta y habló.

 

- Mi señora, el Conde se disculpa por no haber podido pagarlo en el tiempo fijado, pero le surgieron complicaciones debido a las guerras en la zona. No obstante, apelando a su sabiduría, nos encomendó entregar el pago ya que al hacerlo, se compromete a seguir pagándolo, logrando así que ambas partes salgan beneficiadas. Si vos no tenéis en cuenta el retraso, sin duda logrará realizar el siguiente en su debido momento, y vos obtendréis dos años de pago sin más contratiempos, dijo con tono educado, mientras comenzaba a andar hacia el cofre. He aquí lo prometido.