Partida Rol por web

Tristram

Acto IV: Regreso a Tristram

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04/02/2020, 20:37
Darna

- ¡Oh! ¡Qué barbaro! - exclama Darna intentando no llamar mucho la atención - ¿Has visto eso Ethiel?  Garrohk ha desmenuzado la piedra - Darna pone el improvisado envoltorio a unos pasos de distancia.

- ¿Sabíais que en la traición que acabó con los Ferm también estuvieron envueltos los poderes del inframundo? - Darna toma una de sus flechas y con el corazón lleno de justicia surra el mandato - Geflam

- Si alguien quiere que le ahorre algún trabajo...

[...]

Darna dispara su brillante proyectil contra el objeto del suelo, que estalla entre llamas con un sonido cristalino y liberador.

- No me importaría quedarme aunque fuera unos meses Jowen. Tendrás que comprobar que el siguiente arzobispo es de fiar si tu intención es tener una catedral.

Más adelante, supongo, algunos todavía podríamos viajar juntos.

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05/02/2020, 20:47
Kazhaj

Agarró un fragmento de la piedra y lo contempló unos instantes. Os pareció ver un destello rojizo en sus ojos, muy breve. El demonio lo tentaba a quedarse la piedra. A cambio borraría su memoria por completo:

Vió a su hijo bautizado. También se vió a sí mismo llorando, gritando, maldiciendo, rodeado de una pila de libros. Su mujer también lloraba. El príncipe Aidan lo acusó, con un tono cargado de odio. Garrohk le dió un sabio consejo. Allí estaban Ethiel y Darna salvándole, aliviando su dolor. Con la ayuda y el apoyo de Jowen contempló Tristram, consumida por las llamas y la destrucción. Roland, su mirada llena de angustia, luchando por salvar sus vidas. 

Una batalla interna se libraba en la mente del nigromante. Pero ésta vez intervino también su corazón... Sintió algo. Era una sensación agradable, cálida. Volvió a la realidad: era la mano de Darna en su mejilla, su sonrisa... Le ofrecía una poción de salud. La vida. Él también sonrió:

-Resulta tentador borrar todos los recuerdos negativos, pero forman parte de la vida. Prefiero conservarlos, para que me ayuden a elegir bien en el presente y construir un futuro mejor. Es lo que nos hace humanos. - Recordó el sabio consejo de Garrohk. También recordó aquel acertijo de la celda. Al fin lo compredió.

Hizo añicos la piedra contra el suelo. Miró la herida de su mano: la sangre volvía a ser roja. Había expulsado por completo el veneno de mandrágora. Un nuevo recuerdo le vino:

Este es nuestro antiguo dormitorio, y ésta es mi mujer llorando de alegría: reconozco el rosario que descansa en sus manos... Y éste, sentado en la cama con los ojos abiertos, es mi hijo: respira lleno de vida... ¿Oís su risa? Está curado... ¿Veis el medallón en su cuello...?

Recuperó el medallón de entre los restos y volvió a sentirse joven. 

-¡Salud compañeros! - brindó con la pócima - Por la victoria del Bien. ¡Reconstruyamos Tristram!