Partida Rol por web

Poco a poco despiertas, estás tirada en el suelo, con un hilito de baba cayendo de la comisura de tus labios, tu respiración es lenta y la hierba es molesta, muy gruesa, a tu alrededor un inmenso bosque de setas gigantes, no parece haber caminos ni recuerdas que ha sucedido, no hay absolutamente nada reconocible a tu alrededor, no parece que estés en ningún lugar del reino, mucho menos en el lago, solo tienes sangre en el hombro y parte de la espalda, dos largos arañazos y la ropa desgarrada allá donde cayeron las zarpas del trol.

Soren despierta de un largo sueño. Está tumbada sobre un áspero y frondoso suelo verde. El sabor a hierba y tierra mojada invaden su boca. Le falta el aliento. Intenta incorporarse para ver dónde está, le cuesta horrores. ¿Por qué? Se mira el hombro izquierdo y ve unas heridas. Parecen arañazos… Por las rasgaduras de las vestiduras y el dolor, deduce que estos arañazos llegan también hasta media espalda. Una vez consigue incorporarse, mira a su alrededor y observa un bosque de setas, pero esas setas no son normales, son tan grandes y altas como puede llegar a serlo un árbol normal.

La princesa no recuerda nada de lo sucedido. ¿Qué me ha pasado? ¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Estoy soñando? No…imposible, me duele demasiado como para que no sea real.

Soren se levanta y decide seguir el camino para volver a casa, pero parece que esté donde esté, seguir el camino hacia casa no va a ser fácil, pues no hay ningún sendero marcado y la inmensidad de las setas impide ver una salida a este laberinto en el bosque. ¿Hacia dónde voy? ¿Por qué estoy sola? Quedándose ahí parada no va a solucionar nada, si tiene que encontarar el camino de vuelta, preferiblemente que sea con luz solar. Soren decide caminar hacia delante. El paso que sigue no es muy rápido pero piensa que seguro que consigue llegar a algún lugar donde sea más fácil orientarse o que reconozca.

Echas a caminar entre las enormes setas, una mucosa pegajosa les recubre, apoyar las manos en ella te las deja sucias y pegajosas, como resina de árbol, todo te es foráneo, por si había alguna duda, esto no es tu reino, no huele a hierba mojada ni la tierra es negra y esponjosa, aquí la tierra está cubierta de un alga extraña que le da un tono verdoso y huele a polvo seco.

-Chap chap chap chap -

Unos pasos apresurados se acercan y la figura de una criatura muy extraña surge entre las setas para quedar momentáneamente perpleja y asombrada - ¿Q-q-q-qué haces? ¡Corre! - Viste unas ropas extrañas color mostaza, su voz te recuerda vagamente a la de Raus, pero más aniñada, echa un vistazo hacia atrás con sus enormes ojos, estás confundida por la aparición del ser, que de nuevo te mira y echa a correr

Avanzando sin rumbo definido, Soren pasea entre las enormes setas cuando escucha unos pasos chapoteando sobre la verdosa capa de algas que recubre la tierra. Aparece una extraña criatura que reacciona de la misma forma que hace ella, parándose en seco momentáneamente. La voz de alarma del que parece ser una joven criatura, hace que reaccione y siga su mirada, ojeando rápidamente hacia atrás a ver por qué está corriendo. Cuando ya le saca unos metros, Soren empieza a correr torpemente siguiéndolo- ¡Eeeeh! ¡Espérame!- A medida que lleva unos metros recorridos, se acostumbra al ritmo de la criatura y sorteando los obstáculos que la naturaleza ha dispuesto en el camino, consigue dificultosamente ponerse a la par- ¿Por qué corremos? -Entrecortadamente y con dificultades para respirar y hablar a la vez intenta averiguar qué ha pasado- ¿ Dónde estamos?

¡ Nos persigue el gato ! - Su ritmo aminora al distraerse mirándote de arriba a abajo y con un tono de sorpresa que no corresponde al miedo que hace un momento expresaba dice : ¡Un momento! ¡No eres Jann! ¿Quién eres?

A un lado vuestro se escucha una risilla y el enanito extraño se detiene en seco, resoplando, su pecho sube y baja agotado por la carrera. Se lleva ambas manos al cinturón y saca un cuchillo largo, una daga, sin empuñadura, solo un punzón largo bien afilado y brillante, tiembla un poco y mira a un lado y a otro nervioso

Vamos a morir, vamos a morir - Mira una de las setas que hay a vuestro alrededor y le da un fuerte codazo de rabia - Malditas setas, deberían talarlas todas- Un ronroneo detrás le hace girarse apuntando con su arma, pero no hay nada, sea lo que sea que hay ahí, solo está dando vueltas y observandoos.

 ¿Un gato? –Se extraña por la respuesta del nuevo acompañante y aminora el ritmo al igual que él. ¿Jann? ¿Quién es Jann?- Dispuesta a obtener información sobre su ubicación y alguna posible explicación sobre su llegada a este remoto lugar, Soren se decide a presentarse al extraño enanito, pero se ve interrumpida por una risilla cercana. Parece que no hay nadie alrededor, pero el sonido provenía de tan cerca que hace que la princesa se inquiete, sobre todo cuando ve que su acompañante saca una afilada arma y la empuña alarmado presagiando la muerte.

Sea lo que sea, seguro que no es nada bueno. Se oye un ronroneo. Pues parece que sí que existe ese gato…y por la reacción de este…no sé cómo llamarlo…parece que es peligroso-Creo que en estos momentos me alegro de tener estas setas a nuestro alrededor, será más fácil ocultarse- Soren empieza a pensar y se empieza a preocupar. Espero que el “gatito” sea un gato normal, y sólo sea cosa del bicho este. ¿Qué nos puede hacer un gato? Jajaja… Aunque si las setas son de tal tamaño no quiero imaginar cómo podría llegar a ser un gato. ¡Aaagh, no! -¿Qué hacemos ee..aún no sé tu nombre…-Parece un ser miedoso, pero anda preparado y aparenta saber defenderse de cualquier contratiempo y Soren espera que habérselo encontrado sirva de ayuda. Una princesa sola, magullada y desarmada, es presa fácil para cualquiera. !Lo que daría yo por tener mi espada!

Keen, me llamo Kenn... ¿Eres un hada? Haz algo - El extraño ser te ha mirado de arriba a abajo y de nuevo se prepara para lo que haya ahí, y tal vez, abalanzarse sobre vosotros - Estas setas son suyas, es su bosque, será imposible utilizarlas para transportarnos si es en lo que pensabas.

Aparece entonces, dando un salto frente a vosotros y paseándose a una distancia prudencial, como el gato que mira un par de ratones, realmente sí es grande, tan grande como un gran lobo hivernal, sus zarpas henden la tierra sin levantar ni un terrón cuando levanta sus garras para dar otro paso y ir de un lado a otro, impaciente, y risueño.

Vaya vaya vaya,

Encontré un segundo bocadito
Parece tierna y sabrosa
No conozco el olor ¡ inaudito !
No te asustes de mi sonrisa tenebrosa

Pues antes que maldad, hubo lealtad
Y ahora despreciado, por vosotros traicionado

El "gato", pasa la lengua por sus dientes y se detiene frente a vosotros, agazapándose sobre sus zarpas traseras y moviendo su cola, listo para saltar inminentemente

¿Un hada? Noo…soy una niña- Soren mira a Keen cada vez más extrañada. ¿Gatos malvados, setas gigantes, hadas? No tiene buena pinta, y encima el bosque se supone que es de ese supuesto gato.

De repente aparece un intimidante y gran gato. Ahora Soren entiende los miedos de Keen y el porqué de su huida. El gato es monstruosamente grande para ser un gato, si no fuera por los rasgos felinos casi parecía un huargo. ¿El gato está hablando?

La princesa cada vez más desconcertada ante la situación, intenta hablar con el “lindo gatito” y explicarse.

Buen día tenga Don Gato
No pretendimos despreciarlo
Ni mucho menos traicionarlo
Simplemente pasábamos el rato

Viendo que el gato se relamía cuando los miraba y que sus zarpas, nada pequeñas, estaban perfectamente afiladas continuó su discurso

No somos algo que se pueda comer
Mas si queréis un buen manjar
Yo os lo podría encantada cocinar
Si a mi casa se me permitiera volver                                                                                                    

Pues perdida me encuentro y no sé que más puedo hacer

El gato abre de par en par la boca al escuchar a Soren y recita con voz pasmada

Es rotunda mi alegría
encontrarme otra versada en cortesía
que además domine en maestría
esta alabada amada mía.

No hay casa a la que irías
Escapar tan fácil no te dejaría
Pero si por mí cocinarías
Tal vez la vida os perdonaría

Keen se escurre hacia un lado y hace erizar el lomo al gato, que reparas en que vuelve a sacar las uñas que había guardado, vuelve a reparar en la larga daga que el monstruito empuña recordando así que sois su enemigo, y que debería saltar sobre vosotros y despedazaros, los ojos parecen entornarse de nuevo en un instinto depredador

A mí casa os llevaría
donde tú cocinarías
Y si el plato no es de mi agrado
Sereis vosotros mi estofado

Parece que las palabras de Soren han sido bien recibidas. Pero el gato no iba a ceder tan fácilmente y menos con Keen armado. Soren reprocha a Keen con la mirada ¡Maldita sea! Ahora que su tono parecía haberse vuelto amistoso… Se endereza y dudosa pero firme prosigue su conversación

Un placer para mí sería
En vuestra casa cocinar
Un manjar que dejaría
El mejor gusto en su paladar

Cocinando creo que buena soy
Pero para una experta elaboración
Requeriré de un pinche en colaboración
Para preparar su menú de hoy

Dice señalando con la cabeza hacia Keen. Mejor ir acompañada. Al menos su nuevo amigo va armado y se conoce las tierras donde están

Dígame que le apetece degustar
¿Sopa de puerro, pastel de codorniz, bacalao en salsa
Un buen potaje, empanadilla dulce, trucha a la brasa?
Y bien, ¿Qué le gustaría al señor probar?

Esperando a que el gato se decida, Soren intenta imaginar qué (o quién) habrá y cómo será su casa. Desea que el resultado de cocinar sea el esperado y consiga no ser engullida por ese monstruoso animal.

El gato guarda las zarpas cuando Keen enfunda su daga, temeroso de la situación, le ves terriblemente asustado. El gato por su parte sonríe de oreja a oreja y da una vuelta a vuestro alrededor arqueando su espalda en suaves movimientos señalando la dirección de la que veníais corriendo.

Por allí, vosotros delante
No os de miedo ni apuro

Estaré vigilante,
Por el sendero oscuro

Efectivamente y a no muchos pasos, el bosque de setas se vuelve más denso,  rincones por los que no hubierais pasado por su aparente inaccesibilidad, Keen a tu lado ni siquiera se atreve a susurrar, solo lanza miradas hacia atrás y al suelo que pisa mientras detrás vuestro camina el gato hasta llegar a una choza de madera clavada en la base de una seta enorme y violeta.

La puerta no tiene pomo ni cerradura, es solo una tabla de madera gruesa con unas bonitas bisagras de hierro que abrís sin dificultad cuando el gato os indica que paseis, su interior parece el de una casa de cuento, está todo perfectamente ordenado, no parece haber nadie, a pesar de ser un gato, todo cuanto hay parece hecho a medida para una persona, salvo el techo, que es más bajo y un adulto debería entrar agachado.

En el mismo comedor, hay una cocina en hierro de carbón, muy moderna, ni en palacio teneis una igual porque las sirvientas dicen que prefieren la antigua, nada de cosas nuevas. Os señala la cocina, la alacena y los armarios, todo con cuanto puedas necesitar para cocinar, y algunas piezas de caza colgadas en un cuartucho oscuro a un lado del comedor, sin puerta, visible, y fácilmente localizable por el olor a fiambre que emana.

Keen pregunta tímido - ¿Qué vamos a hacer?
 

La princesa sonríe al ver la casa del gato incrustada en una seta. Soren piensa que es muy bonita, que parece la típica casa de cuento de las historias fantásticas que le explicaba la vieja Tata.

Una vez el gato les ha invitado a pasar, la sensación de encontrarse en un sitio tan agradable relaja a la pequeña Soren, tanto que ni siquiera le da por sospechar que esa casa tan idílica sea realmente su casa.

El fuerte olor proveniente del fondo de la habitación hace que Keen i Soren desvíen hacia allí su mirada, del techo penden unas grandes piezas de carne. Parece que al gato le gusta la caza. Quizá tenga algún arma por casa.

El gato les deja la cocina a su libre disposición. ¿Por dónde empezar? En esta cocina hay de todo y está tan nueva que parece que no se haya usado nunca. Soren registra los armarios y da un vistazo a los botes de conserva y a los alimentos que hay en cada uno de los anaqueles de la alacena.

Mira al gato, luego a Keen – Vamos a cocinar

Soren lava sus manos en la pequeña pileta e indica a Keen que haga lo mismo. El gato mira con aprobación el gesto. Al fin parece ser de utilidad tener a Sivir detrás de ella recordando y corrigiendo su comportamiento día y noche. ¿Dónde estaría en estos momentos? Le sería de gran utilidad. Seguro que ella sabría volver a casa o podría persuadir al gato o mejor aún, podría luchar contra él y vencerlo.

La muchacha lava unas verduras y posteriormente las empieza a cortar. Keen la sigue y la ayuda en la tarea revolviendo unos huevos. Están concentrados en sus tareas, pero Soren no para de pensar si el gato les dejaría solos en algún momento.         

Oye niña - Dice Keen en tono casi despectivo - Yo no tengo ni idea de cocinar, me parece que no tienes ni idea del monstruo que tenemos detrás, pero va a matarnos a los dos, es un mentiroso y vamos a ser nosotros los que terminemos en el plato si no le matamos antes.

Keen quiere echar un vistazo al gato por encima del hombro pero ni siquiera se atreve, en cajones, todo muy troceado y en porciones muy pequeñas tienes casi todos los ingredientes que imagines, por lo que puedes tomar cuanto quieras

Soren mira enfadada a Keen - ¡Cómo si yo tuviera la culpa! Era a ti a quien perseguían... –Le rechista en voz baja. La princesa se sonroja y piensa en cómo salir del apuro, pues ella tampoco ha cocinado nunca, en palacio tenían los mejores cocineros vistos y por ver, ¿para qué iba a cocinar ella? Al menos su curiosidad i viveza le habían permitido presenciar el trabajo de éstos y algo sí que sabría hacer, aunque únicamente fueran los pasos que tendrían que seguir.

La pequeña se había decidido por uno de sus platos preferidos. Decidió que ella prepararía el relleno y Keen se encargaría de la masa. Después de lavar y pelar las cebollas, los cebollines y los pimientos, buscó un cuchillo afilado. Le sería útil para cortar las verduras o para…-Keen, cuando acabes de batir los huevos, pon un poco de manteca en esa cazuela poco profunda y enciende el fuego. Cuando esté caliente meteremos las verduras y los huevos y los revolveremos. Mientras se calienta el fuego puedes ir preparando la masa. Coge sal, harina y manteca – Soren lo mira y con gesto de aprobación le confirma- Mmm…sí con eso habrá suficiente. Ahora mézclalo todo y añádele un poco de agua, hasta que sea pastoso y enganchoso.

Ella de mientras fue a la alacena a por un pescado. Soren se rascó la cabeza pensativa ¿Cuál de aquellos era el atún? Soren se mordió el labio recordando el primer día que se encontró con Raus. Él estaba sacando de la red, la pesca del día, y ella que nunca había visto pescar a nadie se acercó corriendo curiosa a ver qué había dentro - ¡Uau, cuantos peces! ¡Halaaa y ese de ese cubo, qué bonito! – dijo ella mirando al interior. El niño de la barca la miró, y le contestó secamente - No, no es un bonito, eso es un atún- De repente el señor mayor que había al lado del niño le dio una colleja al niño, y le dijo que tratara con más respeto a la princesa, habiendo una reverencia y dándole los buenos días. Desde ese mismo instante supo que ese muchacho era un buen tipo y que sería su amigo. Y ahora esa anécdota le había venido de perlas para identificar el pescado correcto. Lo cogió i volvió al lado de Keen para trocearlo en finos trozos. Ups, casi me olvidó de la piel y las espinas...qué desastre.

Una vez Keen hubo salteado los huevos con las verduras, Soren añadió el atún y revolvieron juntos durante unos segundos. Lo retiraron del fuego y lo extendieron sobre la masa que Keen había preparado y lo cubrieron también con ella, dándole forma para seguidamente introducirla al sitio donde hacían el pan - Ahora sólo hay que esperar. Con este olor me ha entrado hambre a mí también – Soren rodeó la cocina y cogió unos frutos rojos que había sobre unas bandejas, los lavó y empezó a machacarlos. Keen la miró extrañado, pero ella ignoró su gesto i cogió una jarra de leche fresca y le añadió los frutos. Mientras la leche empezaba a tomar un color rosado, Soren recordó algo que le había mencionado, su ayudante de cocina y le susurró – Oye, ¿quién es Jann? ¿Va a venir a rescatarnos? - Acabó de remover la leche de frutas y sirvió una generosa copa.

Mientras la comida se hornea el gato ya se revuelve nervioso

¿ Está ya listo el banquete ?
Llega el hambre a mi barriga

Y si no estais en un periquete
Sobre el menú tú investiga

Alcanzas a oír una vocecilla, es difícil con el abrir y cerrar de armarios, el ruido de las brasas de la cocina al crepitar y el horno de carbón humeante, pero entre todo consigues oír algo a tus pies, un pequeño ratón al que te tienes que acercar para oír bien y entender todo lo que dice - Verdura no, carne, el gato rojo come carne y pescado, no le gusta la verdura. Si pretendes esconder el sabor de la verdura usa semillas de Jarvín, esas, las que hay sobre el azafrán, como note la verdura os comerá a los dos... él come carne

Enseguida estará listo
Unos minutos más en el horno
Es el tiempo de cocción previsto

¿Quién está hablando? Se pregunta Soren que gira la cabeza hacia un lado, luego hacia el otro y finalmente encuentra la procedencia de la casi inaudible voz que le aconsejaba sobre los gustos del gato. Allí, bajo a sus pies, había un ratoncillo que le decía que al gato no le gustaban las verduras, que le gustaba la carne. ¿¿Y me lo dice ahora?? Maldito ratón, conque carne, eh, ratón a la brasa haría yo ahora…¿por qué ha esperado hasta ahora para decírmelo? Aunque al menos nos ha advertido y aún estamos a tiempo de intentar esconder el sabor siguiendo su consejo.

La princesa sigue el consejo del ratón, coge las semillas y se las enseña al ratón buscando su gesto de aprobación. Seguidamente abre el horno para añadir las semillas raras antes de que el plato esté hecho y lo vuelve a cerrar.

Preocupada por la advertencia del ratón, la princesa vuelve a preguntarle al gato si tiene alguna sugerencia de plato en especial, esperando esta vez una respuesta por su parte.

Mientras se acaba de hornear
Me gustaría que me dijera, Don Gato
Si alguna preferencia de plato
Le puedo de mientras preparar

El gato desdeña el entrante y empieza a ronronear, el extraño ser que te encontraste en primer lugar te aparta cerca del horno haciendo ver que contemplais la cocción - Oye niña, ahora tengo claro que no eras lo que pensaba... ¿Qué eres? ¿De donde vienes? Espero que sepas lo que estás haciendo, ojalá otro nos hubiera encontrado pero este gato... es mucho más fuerte que yo, no sé como escaparemos - Keen había dicho que se llamaba, hablaba entre susurros y exigía de ti una explicación más rápida de quien eras