Partida Rol por web

 Antonio apremió el paso lo mas que pudo, aunque no tardo en sentir un fuerte dolor en los pulmones y en las rodillas. La tos le sobrevino pero fue trotando detras de Alvar lo mejor que pudo hasta llegar al lugar de donde provenía aquel grito...

Hacía ya demasiado tiempo que habían salido en busca de los niños. Siendo realistas, el aún no haber dado con ellos ni haber visto algún rastro que puedan haber dejado son malas noticias.

Sin darse realmente cuenta, Manuel va hablando en murmullos.

- ...que llevarse a los niños es de monstruos. No puede haber ninguna razón más. Si se hubieran ido a hacer alguna trastada, a estas horas ya les habríamos encontrado. ¿Qué les habrán hecho? Casi espero encontrarlos yo, o mis compañeros, pero no el padre. Qué horror. Quedar viudo, y perder a los hijos. Ningún padre debería enterrar a sus hijos. Es ley de vida, el hijo joven entierra al padre que ya ha vivido demasiado.

Calla cuando al girarse se da cuenta de su error.

- Mierda, y ahora me pierdo yo, pues si que soy de mucha ayuda para esos niños... ¿Pero qué...

Se gira hacia todos los lados intentando descubrir la procedencia de esos sonidos. Hasta que ya no piensa más en ellos. Pero tampoco esta vez son buenas noticias. Una criatura sale a su encuentro, ¡y por la forma de presentarse no viene a dar los buenos días!

Manuel no puede más que agarrar la lanza, y prepararse...

Los dos caballeros corrieron lo más que pudieron, casi sobre sus pasos, en dirección al grito, el cual les conducía al punto de origen de la búsqueda. Mientras avanzaban deprisa, veían algunos árboles que les sonaban de su particular batida, asique pensaron que no estaban en mal camino, como lo era realmente. Tiempo después, mucho menos del que dedicaron a peinar el bosque por separado, llegaron casi a la entrada del bosque, hacia el oeste (no exactamente donde comenzásteis). Allí estaba Irene, Elías y Tomás.

Éste último presentaba una grave herida en la pierna y otra en el abdomen, con peor pinta. Ciertamente, hacía tiempo que no veíais una herida así. Los gritos eran emitidos por el. Al parecer Tomás fue atacado por una criatura, e Irene y Elías, que conocían más o menos bien el bosque, acudieron rápido hasta la posición de éste. Os contaron como lucharon con sus rastrillos y un palo durante unos instantes contra una bestia, la cual, durante un momento en la refriega, huyó velozmente al interior del bosque.

¡Oh Dios mio! Era... ¡era horrendo! AAaaaaaaaaahh... ¡¡uggghhh!! -se quejaba Tomás de la herida profunda de su estómago.

En esos momentos llegaron Dolores y Tomás, alertados por los gritos de uno de ellos, e incumpliendo la premisa de Álvar de permanecer a la espera en la entrada de aquel lugar.

Hemos oído gri....¡Virgen María! -Dolores se santiguó al ver la gran herida de su hijo... He...Hemos de salir de aqui... ¡Mi Tomás! ¡Han matado a mi Tomás!

Y entonces la mujer comenzó a llorar, creyendo que su hijo perecería allí, delante de ella, mientras Jaime ayudaba a Elías a levantarle, que estaba casi postrado sobre una peña con su mujer. Jaime determinó que lo mejor sería volver a casa, no por lo que pudiera haber pasado, sino para curar a Tomás, pues seguir allí era una locura...

En todos estaba la imagen de los dos pequeños. ¿Dónde estarían? ¡Sin duda seguramente muertos en ese horrible bosque!

La criatura está frente a ti. Primero actuarás tu, Manuel, luego la criatura. Es un combate. Declara las 2 acciones.

 No se preocupe buena mujer, nuestros compañeros siguen en el bosque y no tardarán en dar con la criatura. Hagame sitio-dijo con una leve tos- traigame agua caliente y un paño.

Mientras decia todo esto retiraba las manos de Tomas, para ver mejor la herida del abdomen. Sacó el tapón del odre y vertió algo de agua para limpiar la herida y despues dio de beber a Tomas. Se saco un trapo que llevaba en  la cadera y trató de presionar la herida.

Sin casi tiempo a pensar, pues tal vez de otra forma no habría actuado tan temerariamente, Manuel atacó al ser con su lanza, acertando en la pierna izquierda de la criatura. Tras hacerlo, pensó que no sería prudente seguir con la lanza, ya que a poco que el ser se acercara, se haría más complicado manejarla, asi que cogió su hacha de mano, con la que esperaba poder atacarle después de esquivar su posible ataque.

El ente ataca y esquiva, igual que tu, y lo logra, por lo que no logras dañarle. En esos momentos, aquel ser se lanzó contra ti, sin embargo, tu esquiva no fue menos, y en el embiste, al apartarte, su cuerpo rodó hasta el tronco de un arbol. Luego se levantó y volvió a acercarse.

- Vaya, no es torpe... yo tampoco. - piensa Manuel mientras ataca al ser con su hacha de mano. No es tan hábil como con la lanza, por lo que al ser no le cuesta evitarle. Su poca habilidad hace que se empecine en atacar, en vez de intentar defenderse después, por lo que le vuelve a atacar con el hacha, y debido a la suerte que tiene, esta vez le alcanza el brazo izquierdo,

Noguera lanza un hachazo. Aquel ser no esquiva esta vez, aunque más que ser un golpe mordaz es un ligero corte. La criatura ataca y ataca.

Daño =5, al ser en brazo, daño= 2. La criatura tiene 1 punto de resistencia por pelaje. Daño total es 1.

 Ésta vez se avalanza con su pico hacia ti, sin utilizar sus garras. En esos momentos embiste contra tu pierna izquierda, con un daño de 6 puntos, pero la cota con refuerzos del infanzón es los suficientemente dura como para protegerle. El daño es 6 menos 6 puntos de la cota... No te hace daño, ni tu armadura sufre pérdida alguna.

Sin embargo vuelve a embestir de la misma forma... parece ahora que el ente está nervioso y agitado y lo intenta a la deseperada, aunque es realmente inútil, pues cae en el suelo de bruces... bueno... de pico.

Tu turno.

La mujer no contaba con agua caliente, por lo que negó la petición a Antonio, excepto por el pañuelo. Cuando el líquido llegó al abdomen, Tomás gritó como antes, como un poseso, lleno de dolor... Sus ojos se entrecerraban por la agonía, por lo que sus familiares decidieron llevárselo de allí corriendo, cogido entre todos, dirección a su casa para socorrerlo con mucha más calma, bajo la tenue luz de un par de maltrechas antorchas.

 Alvar será mejor que volvamos al bosque-dijo muy serio, limpiandose las manos de sangre-poco podemos hacer ya por ese joven, pero quizas aun podamos encontrar a los pequeños...al menos para que sus abuelos les puedan dar una sepultura cristiana-dijo serio, algo triste, pero decidido.

 - Tenéis mucha razón, maese Antonio. - Le respondí con el semblante serio y la pesadumbre nublando mi mirada - Poco podemos ayudarles, quizá ellos sepan ayudarle mejor que nosotros, aunque sea sólo a buen morir en la intimidad de la familia. Vayamos en pos de los demás, es posible que allí sí que seamos de utilidad.

 Dicho esto, sin enfundar su espada, comencé a dirigirme nuevamente al bosque, junto con mi compañero de viaje. Tosí fuertemente.

 - Sabéis, maese Antonio, creo que el catarrazo ése que vos lleváis a cuestas se ha adueñado también de mis pulmones. - Ladeo la cabeza - Mala cosa. 

Avanzáis. Os internáis aprisa en el bosque, intentando encontrar a vuestros compañeros, y por supuesto, a los niños perdidos, si es que aún sobreviven. Ya no veis las antorchas alejándose de aquella familia casi destrozada por completo, camino de su casa. Tampoco veis rastro alguno de vuestros siervos unidos a la marcha.

En esos momentos, comenzásteis a escuchar diversas voces y sonidos... al principio son como llamadas de personas y a veces son gritos distorsinados como de ave o pájaro... Acto seguido, se presenta ante vosotros algo... ¡de un salto se pone frente a vuestros ojos! Tiene cuerpo como de hombre, pero muy peludo, garras, pico de águila y pequeños cuernos de cabra. Os dais cuenta de algo sorprendente...: ¡¡no tiene brazos!!

 - ¡Por la Sangre de María! - Blasfemé al ver semejante criatura, y me puse en guardia, con mi espada desenvainada.

 Antonio exclamó de sorpresa al ver a la criatura. Nunca había visto nada como aquello, sin duda una criatura malefica. Rapidamente se aparto hacia atras y saco la pequeña espada que llevaba al cinto, dispuesto a prepararse y defender su vida ante la bestia.

Es un combate. Órden:

-Antonio

-Álvar

-¿¿??

Consigues recordar algo de unas viejas leyendas acerca de aquel ser:

Colacho:

Bestia demoníaca natural del norte de Castilla. Dicen los que lo han visto y han tenido la fortuna de salir vivos del encuentro que tiene cuerpo como de hombre, pero muy peludo, garras y pico de águila y pequeños cuernos de cabra. Carece de brazos y vive en las copas de los árboles. Se alimenta solamente de carne, siendo su forma habitual de cazar el acechar a su víctima desde las copas de los árboles, cayendo sobre ella sin previo aviso. Para tal fin cuenta con dos poderosos dones naturales: es capaz de volverse invisible, y su canto, estridente y desagradable, tiene el poder de hechizar a quien lo escucha, pues la víctima cree oír las voces de sus seres queridos (en el caso de las personas) o los sonidos de los animales de su especie (en el caso de las bestias). Hay intrépidos que se dedican a cazarlos, ya que según se dice una prenda tejida con pelo de Colacho proporciona la invisibilidad a su portador.