Partida Rol por web

El abrazo de Himiko hizo que Lia la mirase y esbozase una suave sonrisa. La pequeña era de lo más cálida, quién habría dicho que cuando la conoció apenas mostraba ni una emoción le acarició el pelo y la esuchó.
-Hola pequeña, ¿cómo estás?-preguntó atenta mientras Himiko parloteaba. Lia frunció el cejo por un momento-¿Los cuatro jinetes?- la miró sorprendida. Ante su pregunta, volvió a sonreír-Ahora estoy mejor-se limitó a decir. Se agachó y la cogió en brazos levantándola, caminando hacia donde estaba el resto-Pero ahora cuéntame éso del apocalipsis, pequeña...-pidió, soltándola y sentándose cerca.

Vio que Ben estaba en su mundo, para variar. Liz la saludó con la mano, cosa que Lia devolvió con una mano. Luego se giró hacia Makoto.
-¿Cenamos sopa? Vendrá bien con éste frío...-comentó de forma general. Espero a que Makoto le alcanzase un cuenco y lo tomó con ambas manos para calentarlas a través de los guantes, sonriendo al japonés-Gracias Makoto-. Miró al resto, sin querer abordar el tema de la experiencia en aquél limbo de donde acababa de salir-¿Y bien? ¿Vienen a cenar los jinetes también?-bromeó ligeramente mirando a los chicos, para auyentarse pensamientos.

-¿Y qué tiene que ver una cosa con que pueda comunicarme con una Kitsune? -todo eso la estaba aturullando la caveza cada vez más, aunque la broma de su hermana la hizo reír- o una DK Frost, aunque pechislocos Sylva siempre gana.

Pensó un segundo antes de dar su respuesta- No sé si quiero saber la verdad, pero la curiosidad me puede, así que sigamos a ver a Beni-sama -comentò Kyara mientras miraba a su hermana- no tenemos prisa, ¿verdad? -comentó entre risas antes de disponerse a seguir a su hermana y al monje.

Ante la pregunta de la niña, sólo encojo un poco los hombros y digo.-Yo también me encontré con una mística solitaria. No me gustó lo que me dijo, pero al menos me hizo un regalo.-entonces la muchacha va a abrazar al japo, que vuelve de hablar con Ben, el cual hace un comentario sobre mí, que no me molesta en absoluto (tampoco es que le falte razón), pero que empieza a hacer bola. Bueno, no pasa nada, si a la niña la hace feliz, todos contentos.

Al rato, aparece Gula, y ya desaparece un poco de mí la tensión que provocaba mi vigilancia. Sigo sentado en el suelo, observando, más tranquilo, como los demás, especialmente la niña, se encargan de la bienvenida.-Los cuatro jinetes son unos amigos míos, sedientos de Ronsky.-digo a Gula, mirándola ahora diréctamente.-Me alegro de que hayas vuelto. ¿También te encontraste con algún gurú?-pregunto, sin variar mi postura n ilevantarme.

- Eso me dijo Mako-san, que si ceno todo, vendrán - sonreí emocionada, cuando Chris confirmó que eran amigos suyos asentí - No se quienes son, pero si vienen en caballo yo quiero montar - ahora que tenía a Lía cerca me sentía muy contenta. Abrí mi cantimplora  y bebí con ganas, tenía mucha hambre. Una pequeña voz apareció en mi cabeza recordándome que lo que había en esa cantimplora era una porquería comparado con lo que podía cenar.

Agité mi cabeza enfadada y arrugué la nariz tratando de alejar aquellos pensamientos - ¿Que es el Ronsky? - pregunté confusa, di otro trago mientras oía como le preguntaba a cerca de un "guru", debía ser algo como la mujer que me encontré yo, ¿como sería la de ellos?. El recuerdo de la experiencia me hizo estremecerme y me apoyé en Lía tratando de sentirla cerca - A mi no me ha gustado nada - aseguré con enfado.

Acercó el cuenco a Giulia, esperando que la sopa la reconfortara. Era evidente que algo la inquietaba.

- Eso ya pasó - dijo agachándose hasta quedar su rostro frente al de Himiko cuando abrazaba con cierto temor a Lia - y los jinetes amigos de Chris viajan a través de los sueños, así que si quieres que vengan cuando termines la cena tendrás que dormir muy muy profundo.

Lanzó un guiño a Christopher.

- Antes de dormir prepararemos unos tazones para que puedan cenar si aparecen.
Volvió a ponerse en pie y miró a Giulia.

- Manuel preparó algo de carne también. Cuando termines con eso - señaló el brebaje caliente - te vendría comer algo sólido.

Acomodó un lugar cerca, no muy lejos de Chris, donde se sentó.

Las dos hermanas caminan siguiendo al monje y a la pequeña, llegan entonces a una gran sala, a la entrada, el monje se detiene y dice:

- En la cabaña os espera, nosotros debemos esperar aqui

Los dos se quedan parados y la niña parecia muy contenta de estar con el monje e incluso les saluda con la mano cuando pasan

 La sala tiene el techo totalmente helado, sin embargo la temperatura es agradable, un poco de agua se filtra desde el techo, pero en uno de los laterales una pequeña cascada de agua sale y cae en lo que parece un pequeño riachuelo. no se distingue bien pero comienza a escucharse una melodia relajante pero algo triste y misteriosa

La melodia proviene de una zona situada al fondo de la cueva, las dos hermanas pueden ver como justo tras el arco de hielo la caverna se abre en una gran cupula y en el fondo hay una pequeña cabaña que es desde donde proviene la musica

El contacto de sus labios es reconfortante, así como sus palabras. La idea sigue ahí, ella quería más y yo no me di cuenta. No me entero de nada, y di por hecho muchas cosas. Son cosas de las que no se mucho. Pero esto no es como me dijo ese cabrón, no es una cuestión de poder o no poder, es una cuestión de aprender. Como con nuestra naturaleza, como todo. Lo que realmente importa es otra cosa.

Te quiero. -Digo en cuanto sus labios se separan de los míos- Pero la próxima vez, dímelo, ¿vale? -Me fuerzo a sonreír, buscando su complicidad- Todas las próximas veces. Muchas. -Mi sonrisa se amplía, tratando de evitar echarme a reír por el comentario, de puro nerviosismo, aunque pronto me pongo más serio y desvío un poco la mirada- Yo... no tengo mucha experiencia, ¿sabes? -Le confieso, recordando que sólo he tenido una chica en mi vida, y con Emma sólo llegué a los besos. Y hasta eso parecía complicado con ella. Difícil, carente de ganas. No como con Liz, con quien todo fluye de forma natural- Pero quiero saber lo que quieres y lo que no, lo que te gusta, lo que necesitas. Y que no te quedes con las ganas. Quiero que... bueno, que te quedes... -¿Cómo decirlo? Al menos mirándola a la cara- ...contenta.

Kyara caminaba tranquilamente mientras observaba como esa niña, su hermana perdida según el chino, ya estaba más tranquila y relajada, y eso le gustaba a la chica. 

Cuando el monje les dice que las esperan en la cabaña, Kyara está a punto de preguntar por a que cabaña se refiere, y en ese momento puede verla a lo lejos, no sin antes asombrarse por la cúpula de hielo que hay sobre sus cabezas.

-¿Y esa música? -preguntó a su hermana mientras la esperaba, no sabía si ir para delante o no, pues esa musica, ese momento, la había desconcertado muchísimo.

-¿quién...?-aquello cada vez suscitaba más preguntas y menos respuestas pero se convenció de que no tenía nada que hacer más que dejar que las cosas siguiesen su curso.

Aquella oquedad sin duda era preferible al pasillo sanguinolento absorbe chicas por el que habían llegado allí pero podría prescindir de aquella melodía que, a medida que se escuchaba con más nitidez le erizó el vello de la nuca. Kyara también la había escuchado así que le quedaba el consuelo de no estar volviéndose loca en solitario pero parecía vacilante, quizá en el fondo sentía más miedo que curiosidad así que Nyara la tomó de la mano y, avanzando sin tirar de ella demasiado, continuaron ambas el camino hacia la cabaña.

Sonreí cuando volví a escuchar de sus labios que me quería, y traté de responder a sus sucesivas sonrisas, pero cada vez me era más difícil. A medida que hablaba me iba sintiendo cada vez más culpable por lo sucedido.

-Yo también te quiero… - dije apartando la mirada hacia abajo, entristecida. – No tengo nada que perdonarte, soy yo la que lo siente. Si no hubiera sido por mi… - la voz empezaba a resquebrajárseme, así que me detuve hasta que me vi lista para continuar. – Si hubiera dicho algo no habría pasado esto, no nos habrían atormentado con eso. – No debe ser nada agradable para un chico que le echen algo así en cara. – Perdóname. – le rogué, volviendo a mirarle. – No quise decir nada porque te vi cansado, pero me hubiera callado por vergüenza igualmente… Soy una tonta, ¿No? – mostré una sonrisa amarga.

De tanta vergüenza que me da el tema de conversación, me veo sorprendido cuando es Liz quien me pide perdón, y me muestra que se siente culpable de lo sucedido. Me incorporo con un codo en la base del saco, sobre la esterilla, y niego con la cabeza.

No, no, Liz, cariño, no te culpes por favor. -Le digo entre susurros cariñosos, lleno de preocupación por su estado. Odio verla así- No hay nada que perdonar, de verdad. Somos sólo un par de tontos sin bagaje a sus espaldas, estamos aprendiendo sobre la marcha. Y no me arrepiento de ello. -Me acerco más, hasta casi rozar su nariz con la mía- Prefiero que todo esto sea contigo, mi primera vez. Aprenderemos de nuestros errores y será mejor. Será especial. Porque será contigo. No quiero que sea con nadie más en este mundo.

La siguió como un perrito sigue a su mano, sin poner objeciones y con la mayor de las confianzas, si la hubiera querido llevar a una trampa, seguramente no se hubiera ni defendido. Es así que entró en la cabaña, y se sentó donde le indicó, estaba calmada, hacia mucho tiempo que no sentía esa tranquilidad en su alma, pero sintiendo una puntada en el corazón, ante la expectativa de lo que iba a pasar, además, sabía a qué se refería, ella, si aceptaba, sería su maestra, pero no todos pueden ser aprendices, no todos pueden escuchar y aceptar lo que sus maestros están dispuestos a enseñar.

- si no cree que deba enseñarme, si cree que realmente no puedo controlarme, y que no merezco aprender, ruego que acabe con mi vida en este mismo momento, no hay razón para que  siga viva, si seré un mal para los que me rodean, yo no quiero hacer daño, y comprendo que lo que soy, es lo que me ha tocado, y sólo me queda la resignación, porque no puedo librarme de esto, ni huir, ni contenerlo, porque no ha funcionado, sólo me queda enfrentarlo, si no puedo escoger ser o no ser uno de los suyos, puedo escoger como vivirlo - la miraba a los ojos, la certeza de sus palabras era evidente, por primera vez, se notaba segura de lo que aseguraba.

- y comprendo que no puedo depender de usted, si es mi maestra, el objetivo debe ser precisamente que llegue un momento, en donde no necesite que tome mi mano para caminar, porque podré hacerlo sola, podré seguir  por lo que he aprendido, si soy una buena discípula, podré lograr aprender lo que quiera enseñarme - sus labios dibujan una triste sonrisa, bajando la mirada, a sus rodillas, no tenía otro camino, sólo esto, y el ostracismo, con el miedo de siempre estar cerca de alguien, renunciando así a cualquier posibilidad de felicidad.

Cuando se incorporó miré hacia arriba, mientras me exponía de forma cariñosa su punto de vista. Pronto se acercó a mí, diciéndome que quería vivir aquello sólo conmigo.

Sonreí mientras me acercaba un poco más para rozar su nariz con la mía, aunque las palabras “primera vez” me habían puesto un poco tensa. No sabía si se refería a “eso” o a todo lo que estábamos compartiendo. En cualquier caso, quería tener todo eso con él.

Le di un corto beso en los labios antes de volver a separarme e incorporarme con un codo apoyado en el saco, tal y como él se encontraba.

-¿Primera vez? – emití una suave risa nerviosa. – Yo también quiero que sea contigo… - me sonrojé, y luchando por no desviar la mirada continué mirándole a los ojos. – Todas las primeras veces… - estiré mi brazo libre hasta él, metiendo mi mano por debajo de su ropa, acariciando su costado.

Me acerqué para besarle, mientras continuaba con las caricias en su cálida piel, que poco a poco se extendieron hasta su espalda. Cerré los ojos para que nuestros labios también se acariciaran, parecía mentira cómo poco tiempo antes habían intentado que renunciara a esto, que renunciara a él.

Las hermanas caminan por la sala con extrema precaucion, realmente no saben que es lo que puede encontrarse, las chicas  se percatan de que no hay mas salidas que por la que ellas han entrado por lo que cualquier cosa que pudiera venir tendria que hacerlo por ahi si dentro de la cabaña no habia nada. El interior de la cabaña es bastante sencillo, el suelo es de madera y hay una tarima, el interior es el tipico de una tradicional cabaña japonesa bastante sobria.

En el interior hay una tetera que desprende un aroma bastante agradable, al lado de la tetera hay unos cojines para sentarse y al lado hay todo un juego de te preparado para servirse el te y tomarlo.

En un lateral las hermanas pueden ver que es de donde proviene la musica, una joven asiatica con un llamativo kimono morado esta tocando un instrumento que las hermanas no identifican, la melodia es suave y acompasada, la mujer esta tocando con los ojos cerrados, se mueve acompasadamente y con movimientos muy preparados y meditados, parece que realmente la mujer disfruta tocando el instrumento.

La joven mira a las hermanas y con un tono de voz suave y profundo, un tono de voz que parece de una persona mucho mas mayor dice:

- Bienvenidas hermanas Rosseau, Nyara y Kyara, podeis serviros un poco de te para relajaros y recuperaros.

La mujer seguia tocando con tranquilidad, pero ahora tenia los ojos abiertos y miraba a las dos hermanas a los ojos, estas sienten que la mirada es muy intensa, las hermanas sienten como si le estuviesen mirando mas alla de su cuerpo, en su interior, mas alla, en su propia alma. La chica asiente y dice:

- Veo inquietud y admiracion a la vez que esperanza en vuestro interior...tambien veo miedo y preocupacion, jovenes que es lo que aflije vuestra alma y vuestro corazon?

La mujer mira a Rina sin decir nada, entonces niega y dice:

- No pequeña no debes dejar que tu vida se escape, somos demasiado pocos y no debes despreciar asi tu vida, pero no solo tu vida, ninguna vida debe despreciarse, cuando seas mas sabia podras comprenderlo, podras ver el alma de las cosas, la esencia, su espiritu y entonces comprenderas que todo, absolutamente todo tiene un alma, una esencia en definitiva una vida que es lo mas precioso que se nos ha otorgado a todos.

La mujer agacha la cabeza y dice:

- Demasiados hombres buenos han muerto suicidandose, grandes samurais que podrian haber hecho mucho por sus gentes han desechado sus vidas por una costumbre que nuestra gente consideraba honrosa, sin embargo, no hay nada mas precioso que la vida y la vida debe conservarse y protegerse, no pequeña kitsune, no debes pensar asi, debes vivir, querer vivir y ser alguien mejor ser mas nunca menos y la muerte es menos

Mira a Rina a los ojos y dice:

- Te enseñare pero no puedes aislarte, no puedes quedarte aqui conmigo ya que necesitas el contacto con las personas, si debes o no amar es algo que tu corazon te dictara, no es algo que la mente decida, es algo que debes experimentar, depende de ti y no del zorro, te otorgare la capacidad para comunicarte con tu zorro interior, debes cuidarle, debes entrenar tu corazon y tu esencia para que sea una con el zorro.

La mujer mira a Rina y coloca la palma de su mano boca arriba, entonces aparece una llama azulada, mira a Rina y dice:

- Concentrate, dentro de ti esta el poder de invocar el fuego, pero no un fuego normal, un fuego espiritual, la llama de los espiritus, el fuego fatuo, un alma que desea acudir a tu presencia, un espiritu del fuego que te defendera y servira para ver los espiritus a tu alrededor, vamos invocalo y trata de hablar con tu zorro interior, haz que lo materialice

Kyara se dejó llevar por su hermana hasta llegar a ese templete japo-chino en el que había una tetera antigua en medio de esa zona techada de madera. La música provenía de una chica asiática que no paraba de tocar, aunque las ofreció que tomaran té, antes de empezar a hablar como si lo supiera todo, lo que hizo que el cinismo de Kyara, como sistema de defensa, saliera a la luz.

-¿Inquieta? ¿Por qué? -dijo abriendo los ojos- ¿Por que he sido amenazada por un espíritu raro? ¿Por que casi me tiran un rayo encima? ¿Quizás porque hasta hace unos días no sabía nada de esto salvo por los libros de fantasía? -no sabía como reaccionar ante todo lo que ocurría, pero ahora mismo no podía quedarse sentada- Pues aflijir, lo que es aflijir, quizás todo esto -dijo sin más- no sabemos qué esperan de nosotras y qué esperar de todo, ¿y tú quién eres, por cierto?

Tomó una gran bocanada de aire, y luego la soltó, con sus ojos puestos en su maestra, porque al parecer iba a tomar ese papel, así que sólo le quedó asentir a todo lo que decía, no abrir la boca por temor a estropear lo que había conseguido, una persona inteligente sabe que cuando se ha conseguido lo buscado, incluso a regañadientes de quien te lo da, es un triunfo y lo mejor es asentir, asentir, y salir corriendo. En este caso, eso sí, no saldría corriendo. 

- comprendo... sensei, sin embargo... ¿me puedo quedar hasta que sea segura para los demás?, - es decir, no confiaba aún ella, sin embargo la mujer alargó su mano y le enseñó el uso de parte de sus habilidades, pero parecía ser realmente difícil, la joven se encogió de hombros, e intentó a hacerlo, una vez, alargando su mano y buscando dentro de ella aquel fuego que si bien sentía, no lograba entenderlo, pero ahora intentó comunicarse con él, una llama aparecería, pero pequeña, apenas logrando invocarla, e intentó una vez más, concentrándose en ella misma, en su interior.

- soy.. una Kitsune...- murmuró la joven, con sus ojos cerrados y su palma derecha extendida, logrando invocar aquella llama de color azul que se encendió  y brilló meciéndose en su mano, ahora quedaba comunicarse con su zorro interno,  al que aún temía.

El lugar era precioso, un sitio perfecto para quedarse ahí por siempre... aunque el hecho de tener a una mujer mirándola descaradamente a los ojos como si tuviese derecho a hacer eso y juzgarla le resultaba incómodo, como si no llevase ropa. Soltó a su hermana y se cruzó de brazos en un burdo intento de mantener la compostura.

-Voy a tener que llevar una diadema con cuernos para que todo el mundo sepa qué me aflige- ironizó aunque sus palabras quedaron medio ocultas tras la diatriba a la defensiva de su hermana.

-He olvidado a mi hermana gemela- soltó abruptamente, encogiéndose de hombros con un desdén que no sentía- a mi otra... hermana. No la recordamos. No recordamos nada relacionado con ella... y necesitamos saber.

Frente a Rina las pequeñas llamas empienzan a moverse hasta juntarse y crecer en un gran tamaño, frente a ella surge una imagen que conoce bastante bien, se trata de ella misma, hace unos años, la chica le mira seria y dice:

- Porque? porque me niegas? soy tu y tu no quieres que yo apareezca

Parecia molesta, se gira hacia la otra mujer y dice.

- No quiero tener que estar encerrada dentro del cuerpo...dentro de ella, yo soy la que tiene que salir, la que tiene que estar con todos, yo soy la poderosa no ella y no hace falta que ella intente controlarme porque nov a a poder

Mira a Rina y dice.

- Porque ella que es la mas debil de las dos tiene que controlarme? mi espiritu es mucho mas fuerte que el de ella

La mujer seguia tocando y hablando al ritmo de la musica, realmente era extraño y a la vez atrayente y misterioso:

- Eso es lo que lo dice, tu reaccion, solo alguien realmente aflijido reaccionaria de una forma como esta...esperar de vosotras? que es lo que vosotras esperais? porque os preocupa lo que los demas esperen de vosotras cuando no sabeis que esperar de vosotras mismas, porque estais aqui en esta caverna cuando realmente no crees en esto

Mira entonces a Nyara y dice:

- Esa pequeña... no la recordais porque para vosotras nunca llego a existir, o mejor dicho vuestras mentes han hecho que nunca existiera en vuestras vidas al igual que el monje, no lo recordais porque no debeis recordar, no debiais recordarles hasta que estuvierais preparadas pero no se si lo estais en realidad

Mira a las dos y dice.

- Es cortes que os diga mi nombre, me llamo Beni Suzaku