Partida Rol por web

Asintió.

-Sí, quizás soy una criatura del aire, ¿no?-pregunto en tono de, "¿Quién sabe?". Terminó de aclararle el pelo y se apartó para lavarse el suyo propio-Pero me alegro de que te sintieras bien, Himiko. Llegáisteis tan heridos... es un alivio que estés bien. Los demás se recuperarán sin duda- animó.

Para evitar el tema de los heridos, le señaló la botella de champú.
-Vale, va. A ver si puedo hacer flotar éso-señaló la botella. Tenía pocas esperanzas, pero muchas ganas.

Himiko asentia a loq ue decia y dice:

- No les conocia muy bien, Rina un par de veces hablo conmigo era una chica muy simpatica y muy buena...pero no se...creoq ue era bailarina o algo asi se movia muy bien

Mira para abajo y despues se queda mirando lo que Lia queria hacer flotar expectante

Lia se concentró, esforzándose en aquél bote. Intentó imaginarse de nuevo aquellos riachuelos azulados, como olas, arremolinándose ésta vez bajo la botella de champú.

Cuando logró que esta se despegara de la repisa y empezara a flotar, se sorprendió posiblemente más ella que Himiko. Sus nuevas habilidades aún la sorprendían totalmente. Hizo flotar el champú con toda la lentitud que puedo, asegurándose que controlaba perfectamente la trayectoria.

Lo atrajo hasta su mano, hasta que lo tuvo flotando justamente encima de esta. Miróa Himiko, permitiéndose un momento de distracción.
-¡Lo hice! Es la segunda vez que hago ésto, la anterior floté yo, ¡pero también puedo mover cosas!- alucinaba ella sola.

Himiko sonrie, tal vez era la primera vez que sonreia en mucho tiempo y dice:

- Que divertido, que bien que pueda hacer eso, ya puede llegar a todo y usted puede volar?

Le mira ahroa con admiracion, parecia que la niña estaba mucho mas abierta ahora, sin duda habia cogido confianza con Lia incluso esta notaba como disimuladamente a veces la tocaba como para notarla, notar que estaba alli con ella

Miraba tan entusiasmadamente el bote de champú que si no fuera que éste flotaba se habría sentido estúpida. Finalmente lo agarró y lo dejó a un lado, con una sonrisa de oreja a oreja.
-Antes he flotado. No se si puedo llegar a volar, quien sabe, ¿no?-miró ilusionada a Himiko-Quizás soy una criatura voladora. O algo parecido quizás-sonreía contenta. También porque la pequeña finalmente parecía divertirse y distraerse del pequeño horror que acababan de pasar. La tomó de la mano al ver lo inquieta que parecía y fue con ella al dormitorio de nuevo.

Rebuscó en el armario las mudas, sacó una completa para ella y otra para la pequeña. Con uno de los jerseis Himiko podría abrigarse un poco más, y como eran tan largos, casi parecería uno de ésos vestidos-jersey que se llevan hoy en día. Le dió la ropa y ella empezó a cambiarse.

-Tengo muchas ganas de averiguarlo. Mañana me gustaría probar cuánto puedo alzarme y cuanto rato sin llegar a quedar exhausta. Tengo que practicarlo. Quizás antes de ir a dormir lo pruebe aquí, así si caigo, lo hago encima la cama. ¿no?- conversaba animadamente, haciendo cómplice a Himiko-Ponte ésas zapatillas de repuesto que hay en el armario. Luego a la noche puedes dormir conmigo si quieres-le guiñó el ojo, cariñosamente.

La niña mira bastante sorprendida a Lia y dice:

- Si, me gustaria verlo...

Decia mientras se iba poniendo la ropa, lo cierto es que le quedaba bastante grande y era como si llevara un vestido, en cierta forma parecia bastante moderna vestida asi, las zapatillas eran demasiado grandes para ella y parecia que le costaba andar un poco, asi que Himiko dice:

- Creo...que es mejor que lleve mis zapatos...no me importa...esto si quiere podemos ir a cenar

Mira para el suelo y dice entonces:

- Yo no como comida, pero seguro que usted quiere comer algo

Cuando ambas se hubieron cambiado, Lia le sonrió y le acarició la cabeza.

-Está bien. La verdad es que después del baño me encuentro mejor, y algo de comer me ayudará a recuperarme- terminó de secarse un poco el pelo y se puso al lado de Himiko. Se agachó para tomar su mano y se volvió a incorporar-¿Vamos, Himiko?- le sonrió. Estaba bonita y todo con su jersei-vestido. El pelo suelo la hacía aún más adorable, pero se guardó ése pensamiento para no incomodarla.

Cuando ella asintiera, ambas saldrían de la habiación.

Entró cerrando la puerta tras de sí y cerró los ojos apoyando la espalda en la puerta.

Había sido un día largo y lleno de disgustos aunque bastante más emocionante que el día anterior. Lanzó a un rincón del cuarto el jersey destrozado por la sangre seca y se lavó la que aún tenía adherida a la piel.

Jesucristo, qué de sangre...

Abrió la ventana y dejó entrar el aire frío apoyándose en el alféizar para mirar al exterior.

Tranquilidad cero... y Janet pondrá el grito en el cielo por haber faltado las dos a su reunión. Qué peñazo. ¿Y si voy al bosque? Pasar el día fuera del castillo... necesito un entretenimiento. Y lo de entrenar con Manuel y todo... ¿dónde se habrá metido el machoguacho?

Divagó con la mirada fija en el exterior asomándose por la ventana.

Entre al cuarto y cerré la puerta, dejándome caer sobre la cama al llegar hasta esta, cayendo sentada sobre ella. No sabía con qué tiempo contaba, pero decidí darme un baño, a ver si así acababa de ordenar mis ideas y relajarme. Además le debía una llamada a alguien.

Me metí en el baño y eché el pestillo antes de abrir el grifo y comenzar a desnudarme. Dejé el teléfono donde no estuviera muy expuesto al posible vaho y llamé a Ashley con altavoz.

-¡Pero si es la enigmática Elizabeth Freeman! ¿Qué se le ofrece Señorita? – respondió Ashley en tono jocoso.
-No seas tonta. – respondí riendo. - ¿Qué tal todo?
-Lo tuyo bien, sin novedad. Y yo salía ahora, así que si no me vas a revelar uno de tus misterios tendremos que dejar esta conversación para más tarde.
-¿Salir? ¿Con quién? – cerré el grifo y probé el agua, parecía estar a buena temperatura, así que me metí en la bañera.
-Tommy O’Brian, ¿Quién sino?
-¿Ese? Pero si es un idiota… - refunfuñé.
-A ti la mayoría de los chicos con los que salgo te parecen idiotas.
-Y el tiempo me acaba dando la razón.
-Si, pero… - se quedó algo cortada, sin saber qué responder. – Estoy deseando que tú salgas con alguno para poder meterme con él. – arremetió.
-Bueno, en realidad… - dije sonrojándome. – Estoy saliendo con un chico.
-¿¿QUÉ?? – se escuchó una puerta cerrarse de repente. – Que espere Tommy, cuéntame eso ¡Ya!
-Tranquila, que tampoco es para tanto. – traté de quitarle importancia.
-¿Qué no? Llevo mucho esperando este momento. ¡Cuenta, cuenta! ¿Cómo se llama? ¿Cómo es? ¿Desde cuándo? ¿Por qué no me lo has dicho antes?
-Más despacio, no voy a recordar todas las preguntas. – reí. – Se llama Ben, tiene mi edad y es de Estados Unidos. Es amable y muy simpático y cariñoso. Y ha sido esta mañana, te lo he contado cuando he podido.
-¿Un americano? Wow, eso va a cabrear a tu padre.
-¿Por qué dices eso? – me asusté.
-Ya sabes que no quiere que te alejes de casa. – rió. – Pero no me has dicho como es.
-Claro que sí.
-No, eso ya lo se, para que a ti te guste ya me imagino que no va a ser ningún macarra. ¿Pero está bueno o no? ¿Es alto? ¿Rubio? ¿Moreno?
-Tu siempre igual… - suspiré.
-Es feo, lo sabía. – dijo en una broma que no entendí.
-¡Claro que no es feo! ¡Es guapísimo! – entré al trapo.
-Jajaja, ¿Y qué más?
-Eres lo peor… - dije algo indignada pero acabé riendo. – No es muy alto, pero si algo más que yo. Es moreno de piel, y también tiene el pelo negro y los ojos oscuros, y… No se que mas decir. – me quedé pensativa.
-Eso es que no habéis llegado muy lejos aún. – rió.
-¿Qué? No pienso hablar de eso.
-Jajaja, bueno, te dejo que Tommy me llama, pero continuaremos con esta conversación ¿Eh?
-Ya veremos… - rei. - ¡Pásalo muy bien!
-¡Y tú! Cuídate Liz.
-¡Hasta luego Ash!

Saqué uno de mis brazos de la bañera y tras secarlo lo alargue hasta el teléfono para comprobar que esta había colgado y puse algo de música. Volví a sumergirme entera, salvo la cabeza y cerré los ojos.

Llego a la puerta de la habitación de Luz y la golpeo un par de veces. Al no obtener respuesta, me quedo extrañado mirando al pasillo. ¿Habré llegado antes que ella? Agarro el pomo de la puerta y la abro, asomando la cabeza al interior mientras vuelvo a golpear la puerta.

¿Liz? ¿Estás? -No la veo en la habitación, pero podría estar en el baño...

Estaba concentrada en la música cuando me pareció oír que golpeaban a la puerta, pero pensé que sólo había sido eso, un parecer. Sin embargo, poco después pude oír una voz al otro lado de la puerta, sin duda la voz de Ben.

-¡S-sí, estoy aquí! – grité algo nerviosa. – Ahora mismo salgo.

Me duché lo más rápido que pude, y al salir cogí una toalla y me envolví en ella, secándome la mano con rapidez para detener la música que salía del teléfono. Miré entonces a los lados, dándome cuenta de que no había cogido ninguna muda antes de entrar al baño.

Genial, ¿Y ahora qué?

Toda la calma que me había invadido había desaparecido de repente, pero decidí inspeccionar el baño antes que nada.

A ver por aquí…

Me agaché sujetando la toalla para mirar un armario inferior, donde encontré algo para al menos poder salir del paso sin morirme de la vergüenza. Parecía quedarme grande, pero al menos estaba limpio. Me sequé el cuerpo, y con mi pelo aún recogido en un improvisado moño me puse aquel albornoz antes de salir. Era un albornoz de rizo blanco, cuyas mangas me quedaban algo largas y que me llegaba más debajo de las rodillas.

-P-perdona por hacerte esperar… - dije mirando a Ben de reojo, visiblemente avergonzada, nada más salir del baño. Me dirigí descalza en una pequeña carrera hasta el armario y lo abrí casi ocultándome tras la puerta de este. – Por ahora y por irme antes. – añadí asomando la cabeza, y comencé a buscar algo de ropa esperando que no me cayera mucha bronca.

Entro en el cuarto y me sorprende la voz de Elizabeth surgiendo del cuarto de baño, tanto como me alivia por comprobar que efectivamente ella está aquí.

Sin embargo, cuando se abre la puerta del baño y la veo salir, rápidamente y con evidente vergüenza, me doy cuenta de que quizás debería haber esperado fuera. Me giro, sonrojado, rascándome la coronilla sin saber qué decir, sin ser capaz de apartar de mi mente la imagen imaginaria de Liz desnuda bajo ese albornoz.

¿Eh? N-no, no pasa nada... -Respondo torpemente- Yo también me he entretenido más de la cuenta...

No me he hecho entretenido, en realidad. Estaba enfadado, mucho, y no quería que me viera así. He estado perdiendo tiempo a propósito.

Cuando me asomé para mirar a Ben este se había girado y no pude verle la cara, además su respuesta no me había parecido muy convincente, así que cuando cogí la ropa interior la envolví en una camiseta y me acerqué hasta él sujetando la ropa contra mí con ambas manos.

-¿Seguro? – pregunté poniéndome frente a él, pero mirando hacia abajo. – Dijiste que no me separara de ti y es lo primero que he hecho. Siento no haberme dado cuenta. – le miré entonces a la cara, realmente no parecía enfadado. – No volverá a pasar, ¿Vale? – le di un beso en la mejilla y volví al baño de puntillas, comenzaba a sentir los pies helados.

Me puse la muda limpia, la camiseta, y los vaqueros y sudadera que llevaba antes, de forma que sólo me quedaba calzarme y recoger mi pelo como era debido. Me puse las zapatillas rápidamente y me detuve algo más con el pelo, volviendo a recogerlo en una alta coleta. Recogí un poco el baño y volví a salir.

-¿Y qué era eso tan entretenido? – pregunté curiosa volviendo a acercarme a Ben. - No habrá pasado nada más, ¿No? – añadí algo alarmada, aunque no creía que fuera lo más probable. – Espero que no, sólo faltaba que hubiera más problemas y yo hubiera estado perdiendo el tiempo tocando y dándome un baño mientras hablaba con Ash. – suspiré.

A pesar de que me giro para que no se sienta incómoda, y por por qué negarlo, por mi propia incomodidad, Liz me rodea para ponerse delante de mí, con algo de ropa en las manos y mirando hacia abajo. Sí, es cierto que eso me ha molestado, pero no porque me haga enfadar, sino porque hace que me preocupe. No le puedo achacar nada de todos modos. Podría hacerlo si yo mismo hubiera cumplido mi parte, si hubiera corrido tras ella en cuanto vi que ya no estaba. Pero con todo lo que pasó con Michael...

No soy el más indicado para decir nada.

Con esos pensamientos de culpa me quedo tras recibir un beso y verla partir hacia el baño. Me acerco a la cama y me siento en el borde a esperarla.

Cuando sale me pregunta por lo que he estado haciendo, la pregunta que tanto temía y que también a ella parece empezar a preocupar.

Nada importante, supongo. Discutí con el gilipollas ese de Michael. -Tuerzo el gesto al decirlo, consciente de que suena peor de lo que pretendía. Mierda, es el jefe de seguridad, seguramente será un auténtico monstruo, incluso aquí que todo el mundo lo somos- Luego la chica esa de seguridad ha tratado de enseñarme lo de sacar garras, pero aquí todos repiten las mismas palabras y esa lección no funciona conmigo, parece... -Miro al suelo, visiblemente agobiado- Con todo lo que está pasando... Siento que debería aprender estas cosas cuanto antes. Ya sabes... por si hace falta.

Por si te hago falta.

Cuando salí del baño Ben se encontraba sentado al borde de la cama y me acerqué hasta allí, quedándome de pie frente a él mientras me respondía. Me asusté un poco al decirme que había discutido con Michael, pero al ver su gesto y las palabras que había usado prefería no hurgar en ese asunto; además parecía más preocupado por lo que a sus nuevas habilidades se refería.

- Yo no sé nada de todo esto, pero… - comencé a hablar antes de sentarme a su lado. – Me parece que cuanto más nos preocupemos en aprender rápido más lento irá todo. – le miré, dándome cuenta de que no estaba siendo clara. – Quiero decir qué… A ver cómo lo explico…  Cuando llevaba poco tiempo tocando, y veía que había mucha gente más avanzada que yo, intenté practicar mucho más para aprender más rápido y ser mejor, pero al final me acabé agobiando y el tiempo que invertía de más no servía de mucho… Puede que con esto sea igual. – concluí encogiéndome de hombros, y apoyé los brazos hacia atrás en el colchón, inclinándome algo hacia atrás. – Nos han dicho muchas veces que esto no es una escuela, ni siquiera ellos saben lo que nos pasa, pueden ayudarnos, sí, pero no creo que puedan enseñarnos, tenemos que aprender solos. – giré la cabeza y le miré, sonriéndole. – Solos sin los adultos de este castillo, quiero decir. Nosotros podemos ayudarnos.

Todo lo que dice Liz parece muy lógico, muy coherente, muy verdad. Pero no me consuela. Se que las cosas son así, pero también siento que tengo motivos para tratar de que sea de otra manera.

Suspiro, cerrando los ojos y lanzando un sonoro bufido mientras me dejo caer hacia atrás sobre la cama, mirando al techo.

Nos han dicho muchas cosas... -Comienzo con un reniego- Y puede que las cosas sean así en circunstancias "normales", si es que hay algo que pueda llamarse normal en todo esto. Se suponía que estaríamos unos días aquí, aprenderíamos lo suficiente y volveríamos a nuestras vidas. Pero las cosas ya no son tan sencillas... -Me pongo las manos en la cara, frotándome las mejillas y tapándome los ojos con cansancio- Ahora resulta que hay soldados asaltando lugares como éste, que la vida ya no es tan segura como creíamos. Y esta gente no hace más que poner buena cara y repetir que todo va bien, menos el imbécil de Michael que prefiere ponerse chulo en plan abusón de instituto. -Aparto las manos de mi cara y dejo los brazos abiertos sobre la cama, formando una cruz- No me siento seguro, la verdad. Y tampoco me resulta segura la idea de volver al mundo real fuera de estos muros. ¿Y si esa gente, esos soldados, se dedican a cazar gente como nosotros? Si es así... ¿Cómo no voy a tener prisa por controlar esto? ¿Cómo voy a relajarme sabiendo que... que podrías estar... en peligro?