Partida Rol por web

Cuando creía que ya tenía el cierre de las esposas a punto de ceder, el transporte se convirtió en una coctelera y joder como se agitaba. Parecía que estábamos perdidos, pero había que reconocer que el transporte tenía que ser duro de cojones, tras los impactos y el centrifugado final aun seguíamos encerrados. Y tras arrancar la puerta número uno aparece ¡¡el Dr. Destrucción!!, si no estuviera con las esposas puestas y dolorido por los golpes contra la celda le habría dado un aplauso.

La verdad es que teniendo en cuenta las opciones que se nos presentaban no había sino una sola opción, así que me levanté y dije:

-Bueno damas y caballeros, creo que esta es mi parada. -

Y como buenamente puedo le sigo.

La conversación siguió entre los demás amarrados, pero Roxanne se centró inútilmente en quitarse las esposas. Probablemente estaba más frustrada de lo normal por el hecho de que pareciera un perro con una correa: nunca había sido demasiado fan de las cadenas y todo ese rollo.

-Roxanne- se limitó a decir cuando se refirieron a ella sin saber su nombre.

Algunos hicieron mención a la posibilidad de que tuvieran habilidades especiales. Interesante. Era lógico que los tuvieran, pues todos tenían el mismo cacharro en su cuello que al menos a ella la limitaba enormemente. Seguía sabiendo pelear, claro, pero eso no era igual cuando uno no podía usar su poder.

De pronto, las explosiones comenzaron. La pillaron desprevenida, al menos la primera de ellas; para las siguientes que hicieron volar el vehículo y lo tiraron trató de estar más atenta, pero todo fue tan rápido que no pudo evitar marearse y caer.

El dolor era algo que ella conocía muy bien, quizá demasiado. Uno de sus hombros estuvo a punto de dislocarse por la caída, pero por suerte para ella –y mala suerte para sus enemigos- estaba bien, o todo lo bien que alguien podía encontrarse después de notar que la habían metido en una lavadora.

Trataba de incorporarse cuando la puerta se abrió y por fin reconoció a alguien desde que había comenzado ese día. Dr. Destrucción. Uno de los tipos que le acompañaba la liberó lo suficiente como para que pudiera salir de allí, pero no como para poder defenderse por su cuenta. Tipo listo- no es que fuera a lanzarse a su cuello, pero un montón de capullos encerrados en una jaula podían ser imprevisibles tras liberarse, o al menos ella lo era.

Todos parecían dispuestos a seguirlo, y ella no iba a ser menos. Era mejor seguir al libertador que enfrentarse a él en bajas condiciones.  Ella asintió y comenzó a caminar siguiéndolo.

-Vamos a ver si nos encontramos a alguien a quien destrozar por el camino- añadió, dejando claro que marcharía junto a ellos. 

Al salir fuera siguiendo al Dr. Destrucción pudistéis observar la nave que a la que se dirigía. No parecia muy bonita, pero sí muy dura. Los motores estaban encendidos y estaba flotando a medio metro del suelo.

En ese momento Ogro le dio un empujón a uno de los soldados de Destrucción y le gritó.

Hey cabeza cubo. ¿Qué narices te pasa? Quitanos estas cosas del cuello para que podamos tener nuestros poderes. No me vaciles tio que soy...

Sin darle tiempo a acabar la frase Destrucción se giró mientras sus hombres se alejaban rápidamente de Ogro, el supervillano ni se lo pensó una vez. Tan solo disparó su arma y le voló la cabeza junto con parte del pecho. El cuerpo cayó haciendo un ruido sordo.
Siguió sin decir nada y subió a la nave.

Mientras le seguíais pudistes comprobar que efectivamente no habían dejado un solo Fin con vida. Y que les habían saqueado todo aquello que pudiera serles útiles. Excepto a uno de ellos.
Templario se fijó en una caja que llevaba uno de los soldados, tenía una cruz negra en uno de los lados, y que al parecer la había sacado de la parte delantera del transporte.

En cuanto el último de los soldados entró en la nave esta se puso en marcha mientras la rampa se cerraba.

Bueno dejemos una cosa clara. Puede que penseis que os he rescatado porque estoy al tanto de vuestros increibles poderes. Pues lamento deciros que os equivocais. Por lo que a mi respecta podéis acabar en pedacitos en una mesa de autopsias V'Sori. No me importa.

Estáis empezando a recuperaros, pero los collares y las esposas todavía os retienen. Si alguno se le pasa por la cabeza tratar de atacar a Destrucción, después de haber visto lo que le ha sucedido a Ogro, se lo piensa dos veces. Pues no está solo. Hay por lo menos cuatro soldados bien armados apuntandoos. Aunque uno de ellos está colocando unos pequeños pegotes como de plastelina en los collares que lleváis.

No. Os he rescatado por dos razones. La primera es porque de esta manera desvio a los Fins lejos de mi verdadero objetivo. Y la segunda porque siempre puede venir bien crear una nueva célula Omega.
Si queréis, y me prováis vuestra utilidad esta noche, estáis dentro. Si no estáis interesados...Bueno. Digamos que os irá mejor si lo estáis.

En ese momento presiona algo en su muñeca y se vuelve a abrir la compuerta por la que subisteis. La nave debe ser rápida a pesar de su aspecto. Pues parece que estéis a una gran altura, debajo vuestra sólo se ven las nubes oscuras, y la luna.
El viento que entra hace como succión, y no sois capaces de aguantaros o sujetaros a nada, sobretodo con las esposas. Por lo que salis despedidos al vacio. Bueno, todos no. Templario ha logrado agarrarse a una caja. Precisamente la que vio antes con la cruz negra en un lado. Se mantiene allí, a duras penas pero se mantiene.

Nada más salir de la nave a la oscuridad de la noche, notáis como la gravedad tira de vosotros hacia abajo. Parece una caida larga. Aunque todavía podéis ver la nave de destrucción ahí mismo. Casi podéis tocarla.

En vuestras mentes escucháis la voz del villano.

Bueno. Tenéis algunos segundos antes de tocar el suelo. Menos mal que al comunicarnos telepáticamente a la velocidad del pensamiento esto irá rápido.
Hay un prisionero en el campo de extracción donde os envíaban al que tenéis que rescatar. Su nombre es Mindjack. Lo mismo habéis oido hablar de él. Fue quién robo el diamante Amij el verano pasado.¹
Está en algún lugar del campo, seguramente en alguna celda, y lo quiero. Con vida. Por suerte para vosotros el campo estará bajo mínimos en cuestión de guardias gracias a vuestra pequeña fuga. Por lo que no debería seros muy dificil lograrlo.
Si aceptais eliminaré vuestros collares y podréis salvaros. Si no queréis, o me mandáis a la mierda...Vosotros mismos.
Liberarle, llegar hasta el patio central vivos y os recojeremos allí.
Ser listos. Aceptad uniros a mí. Os enseñaré a derrotar a estos invasores que osaron tomar nuestro campo de juegos.
Recordar antes de contestar que os estoy leyendo la mente. Tenéis unos diez segundos antes de tocar suelo...Mmm. Uno de vosotros algo más.

Uno..

No puedes saberlo porque tiene mascara. Pero casi jurarías que Destrucción te está mirando mientras sonrie. No parece hacer nada por ayudarte. E incluso cuando uno de los soldados se iba a acercar con intenciones violentas levantó una mano para detenerle.
Eso sí, los otros te apuntaban con sus rifles.

- No temo a la Muerte pero mi misión en este mundo no ha terminado. Podías haberte ahorrado esta escena de villano de opereta. Y ahora libérame de los grilletes si quieres que te sea útil.

Espero que a Dr. Destrucción se le atraganten todas las ideas que tengo sobre él y sus métodos. Últimamente no hago más que sumar humillaciones y mi mente es un pozo negro de odio y resentimiento. 

-No veo muy claro el pago de este trabajo, pero prefiero no acabar como el descerebrado de Ogro, aun mas descerebrado. Así que acepto, además creo que mi poder puede ser de gran utilidad si quieres que tus enemigos no sepan donde estas realmente. -

Así que fue ese condenado Mindjack el que robó el diamante, mira que ya le tenía echado el ojo. Tengo que averiguar como lo hizo.

Nada más salir mi cabeza se convirtió en algo así como en una emisora de radio y la verdad es que el hecho de que alguien pudiera acceder tan alegremente a mis pensamientos me hizo sentir un poco violenta. Era imposible no ponerse un poco a la defensiva en un momento así.

Por suerte, me paré a escuchar lo que se me decía y eso me hizo distraerme un poco, porque estaba apunto de decirle una fresca a alguien al que no le importaría volver a meterme en el lugar del que me acababa de sacar.

- Meh. - Fue todo lo que murmuré cuando dijo aquello de que sacar a ese tío haciendo pocos guardias no debería ser demasiado difícil.

- ¿Hay alguno guapo en la liga esta de los villanos? - Pregunté mentalmente. Si me estaba leyendo la mente que se jodiera, por no haber pedido permiso para hacerlo y después me imaginé un maromo de esos que salían en los calendarios de bomberos abrazando a gatitos y enseñando cuántos abdominales puede marcar un hombre.

Seguro que también podía leerme en la cabeza que lo estaba haciendo a posta, pero la verdad, era que me daba igual.

- Con las opciones que tenemos, creo que vamos a buscar a tu novio, venga.

Las cosas se pusieron serias -¿más?- cuando Destrucción le voló la cabeza al tío al que llamaban Ogro. Bueno, ya tan peligroso no eres- pensó al ver el cadáver. Estaba tan acostumbrada a ver la muerte que no le afecto lo más mínimo el hecho de que uno de ellos ya no estuviera allí.  No tardó mucho en ofrecer un discurso desalentador que habría hecho que cualquier persona en su sano juicio intentara tirarse de la nave porque las opciones de supervivencia casi que podían ser más altas corriendo ese riesgo, pero al final no hizo nada.

Roxanne contó mentalmente el número de “enemigos” que había allí, y lo peor es que no podía contar con un solo aliado; alguno de ellos podría defenderle –además de los soldados- ante la idea de seguir con vida. 

Al final, y casi como si alguien le hubiera leído el pensamiento, acabó saliendo de la nave sin iniciativa propia: los habían tirado. Se preguntó si alguien debía ser tan estúpido como para rescatarlos y luego matarlos, pero entonces llegó la verdadera “invitación”. Apretó los dientes, porque odiaba que alguien le diera órdenes o manejara su vida. Por suerte para ella no era una persona demasiado dada a los insultos fáciles, sino más bien a las expresiones con segundas intenciones.

-Sí, bueno. Acepto. Un trabajo es un trabajo- pensó de forma pragmática. Era eso o chocarse contra el suelo y convertirse en una calcomanía. Había pocas opciones más tristes para explicar una muerte.  Y las opciones de ascenso no parecen muy negativas viendo la facilidad con la que se eliminan a los rivales- sonrió tras aquella broma. Podían quitarle muchas cosas, pero su macabro sentido del humor no iba a ser una de ellas. 

Ogro pasó a ser un fiambre en segundos. Ya me imaginaba que se cargaría a alguno para demostrar lo duro que era. Yo hubiera hecho lo mismo. Bien. Nota para mí, no pegar al doctor susceptible o a sus muchachos. No al menos hasta que tenga las de ganar. 

Luego, instantes después, nos tiró de su nave. 

No conseguí sujetarme a la caja en la que se había convertido mi armadura. Su maldita sonrisa me persiguió mientras caía. Pero pensar podía pensar. Pero... ¿Quién podía controlar sus pensamientos?

—Acepto la mierda que quieras, si consigues que no me quede hecho fosfatina contra el suelo. Me quejaría a tu departamento de recursos humanos, pero supongo que ya les mataste por principios. 

 En realidad... sin nos hubiera liberado y pedido a cambio salvar a su amigo ese, lo habríamos hecho, joder, no somos idiotas. Sobre todo si podemos dar por culo a los aliens. O a cualquier otro, vamos. 

Mientras cada uno iba contestando a Destrucción que aceptaba, más o menos a regañadientes, seguíais cayendo. Incluso Templario, que se había logrado agarrar y no salir despedido, acabó saliendo debido a la potencia del chorro. Eso sí, se había llevado consigo la caja a la que se agarraba.

Muy bien. Me alegra de que nos hayamos entendido. Ya veréis como acabamos siendo muy buenos amigos y todo.

La plastelina que habían colocado en vuestros collares empezó a brillar y explotó dejando inútiles los aparatos. Todos empezasteis a notar como volvían vuestras habilidades únicas, o casi todos. Eso sí. La caida seguía sin detenerse.

Por cierto. Se me había olvidado preguntar si alguno sabía volar. Que despiste. Aunque seguro que tendréis habilidades de sobra para salir de esta.

El suelo seguía acercandose rápidamente. Lo que os sirvió para echar un vistazo a donde ibáis a caer. Al parecer ibáis a "aterrizar" directamente en el campo de prisioneros. En el tejado del edifcio más grande, al parecer.

Sin dejar de refunfuñar, Videshee se concentró y de repente todos empezásteis a frenar en el aire. Era como si una mano invisible os agarrara y ralentizara vuestra caida. Eso ayudó a que al chocar pudiérais rodar con facilidad y no haceros nada de daño. De hecho Roxane y Templario, este unos segundo más tarde que el resto, giraron en el aire y cayeron directamente de pie. Videshee no lo necesitó, pues ella cayó suavente como si flotara.

El techo desde el que os encontrabais dominaba toda la instalación. Podíais ver el patio central, donde Destrucción dijo que llegaráis con MindJack, al oeste de vuestra posición. Hacia el este podíais ver una especie de barracones pequeños, seguramente celdas, donde tenía pinta que estaban los prisioneros. Justo enfrente vuestra había dos edifios algo más pequeños que el que os encontrabáis, y detrás vuestro una pista de aterrizaje junto a otra estructura que parecia un hangar pequeño.

Alrededor de todo el recinto había una valla metálica de unos cuatro metros, con varias torres de vigilancia en cada esquina.

Y por supuesto no estábais solos. Pues al lado de las celdas podíais ver un grupo de unos cuatro drones vigilando, otro grupo en la pista de aterrizaje y uno justo entre el edificio donde estábais y los dos más pequeños de enfrente.

A mí la verdad es que me extrañaría mucho ir a ser amiga de ese tío, pero no me parecía que aquel momento fuera el mejor para decírselo, por lo que guardé silencio.

Eso sí cuando sentí que el collar se abría y volvía a ser yo al completo, me sentí de bastante mejor humor, pues estaba cansada de tener que parecer una especie de perro con collar incluido.

- Por fin... - Murmuré antes de darme cuenta de que seguíamos cayendo.

Al decir aquello sobre el despiste gruñí y negué con la cabeza.

- Menudo gilipollas. Si no fuera porque nos has soltado... - Pensé esperando que aún pudiera leerme la mente. Era un soplapollas en toda regla.

Claro que pronto tuve que dejar de centrarme en él porque veía que si no hacíamos algo íbamos a acabar espachurrados contra aquel tejado. Así, como no tenía claro cuáles eran las habilidades de estas personas que venían conmigo, usé mi poder para frenar todo lo que pudiera su caída, que de momento no era lenta precisamente. Por mucho que el soplapollas hubiera hablado, la gravedad seguía su curso.

Me fijé en que dos de mis acompañantes parecían tener unos reflejos tremendamente buenos, y los otros dos, rodaron sin problemas.

- Bien, no es el momento de ir perdiendo gente. Sobretodo, si hay que asaltar una cárcel.

- ¿Estáis todos bien? - Pregunté. Me hacían falta todos vivos, que yo no quería morirme en aquel lugar y mucho menos que volvieran a capturarme.

- Podía habernos dado de comer, una cama y una ducha antes de soltarnos en otra cárcel ¿no?

Abrí la caja donde estaba la armadura, tenía que ponérmela antes de quedar hecho un pegote de pasta contra el suelo... 

Jodervamosvamosvamos... 

No lo iba a conseguir, pero de pronto frené gracias a... no al Doctor Destructivo, sino a la cantante que había impedido que traspasáramos el techo de lo rápido que caíamos.

Hice una pirueta al tomar suelo por fin y me empecé a poner la armadura. 

Cantarina soltó alguna pulla pero ahora yo no tenía tiempo para eso, lo primero era lo primero. —Me has salvado la vida... —porque si fuera por el Destrucción...— te debo una. 

Luego recordé lo que había dicho de cachondeo ella antes y mientras pulsaba el botón de activación respondí. 

—Creo que nos ha hecho lo que hacen a todo el que mandan a la cárcel, una exploración anal. Ahora con cuidado para que no nos hagan otra. 

Apunté a los drones, dispuesto a irlos borrando del cielo. 

Señalé hacia los barracones:

- Seguramente nuestro objetivo estará allí. Pero primero deberíamos inutilizar las defensas para garantizar la extracción. Creo que sería una mala idea liberar a nuestro prisionero para vernos rodeados de guardias que nos impidan la salida. ¿Tenemos todavía el factor sorpresa? ¿Alguno de vosotros es capaz de analizar la tecnología del lugar, conectarse a su red o algo así? Lo ideal sería localizar la sala de control y asegurarnos la vía de escape. 

Después miré a Templario, que parecía ya dispuesto a cargarse a los drones:

- ¡Espera! ¿Cómo los vas a inutilizar? Si mandan una señal de avería simultánea puede que alarmemos a toda la base. Creo que lo primero sería recapitular para conocer los poderes que tenemos cada uno y como podemos combinarlos para resolver este puzzle en forma de prisión. Por mi parte puedo teleportarme, crear ilusiones visuales y dominar la mente de mis oponentes. Eso me permitiría una buena movilidad y crear distracciones, pero no tengo nada que me sirva contra la tecnología.

Por mi parte no era de las que tenían una especie de relación extraña con la tecnología. La verdad es que, casi como podían imaginar, para lo que solía usar los ordenadores era para enchufar el spotify.

- Yo tampoco. - Respondí al calaveras.

Me encogí de hombros después pues me parecía que ya había quedado claro momentos antes qué era lo que podía hacer yo.

- Por mi parte soy telekinética. - Dije, pero claro, si sólo hubiera dicho eso no sería yo, sino que sería una persona seria y tranquila, por lo que en seguida añadí la coletilla. - ¿Habéis escuchado eso de que las mujeres somos brujas porque levantamos cosas sin tocarlas? Bueno, pues yo levanto más cosas que esa. - Me reí por mi propio chiste, aunque no demasiado alto. Una cosa era tener que hacer el chiste y otra querer que nos pillaran en aquel tejado y que las cosas se complicaran.

- También puedo crear un escudo alrededor de mi cuerpo para protegerme, pero sólo lo puedo hacer para uso personal, así que... - No tenía ningún sentido darle más vueltas a mis habilidades.

- La telekinesis puede ser un gran poder en este caso. Unido a mi poder de teleportación nos permitirá acceder a sitios complicados y abrir cosas. ¿Hasta que distancia puedes usarla? ¿Y cuánto peso puedes mover? Y tu escudo, aunque te cubra a ti sola, puede convertirte en un escudo viviente para quien se pueda resguardar a tus espaldas.

Hay  que calibrarlo todo, saber los puntos fuertes y débiles de nuestro grupo, aprovechar al máximo los recursos, saber que cartas tenemos para jugar esta partida y evitar que nos vuelvan a encerrar. Si el imbécil de Destrucción nos hubiera dejado un tiempo para coordinarnos en vez de soltarnos en el tejado mejor nos irían las cosas. No entiendo como ese patán ha podido escapar de los aliens y a mí me han capturado. Supongo que cuestión de suerte.

- Queda claro que tú y yo no somos especialmente útiles en combate pero podemos dar soporte a nuestros compañeros. Supongo que tú si que serás bueno luchando ¿no? - digo mirando a Templario y su armadura - Espero que alguno más de vosotros también tenga habilidades de combate directo.- intento analizar las posibilidades de los demás.

Desde luego que en cuanto pueda le agradeceré al Doc. la bromita de la caída libre. Pero escapar de un transporte de presos para caer en una cárcel, era bastante irónico.

- ¿Quién nos hubiera dicho esta mañana que íbamos a pensar "al fin libres" en medio de una cárcel? -

Tras escuchar a mis "compañeros" de equipo, el Dr. Siniestro tiene razón, si aún no nos han detectado es mejor que de momento siga así.

-Estamos de suerte porque los ordenadores y los sistemas de seguridad no tienen secretos para mí. También soy bueno en el combate cuerpo a cuerpo. ¿Dr. tus ilusiones afectan a las máquinas o solo a las personas? Yo solo necesito acercarme a uno de esos drones sin que me vean, o si nuestra amiga puede traerlo hasta mí, creo que podre tomar el control si es lo suficientemente artificial o al menos desactivar los sistemas de la armadura.

- Como tope... unos diez metros. - Expliqué por si en algún momento se le ocurría alguna idea que implicara a mi habilidad. - Y el peso pues depende. Creo que sobre los 250kg. sin esforzarme y el tope que he llegado a levantar debe de rondar la tonelada, pero eso con mucho esfuerzo y concentración... Ya sabes, eso es bastante más complicado.

A lo de ser un escudo asentí, pues la verdad es que aunque medía bastante más del metro setenta, rollo modelo rusa, de ancho no sabía si iba a tener mucho futuro como escudo, pero en un momento dado, alguien podría esconderse detrás mío.

- Supongo que sí podría meterme en medio.

Eso de que no era demasiado útil en un combate directo era totalmente cierto, pero bueno, siempre estaba la opción de coger una de sus armas ¿no?

Al decir que si podía acercarlos asentí.

- Sí que puedo, aunque con las cosas es movimiento es más difícil...

Sólo quería dejar claro que no todo era levantar una mano y que las cosas se acercaran a mí.

- Mis poderes involucran el miedo y la mente de los seres vivos. Por desgracia las máquinas no poseen un alma que amedrentar.

Mi vista recorre la superficie del edificio en el que nos encontramos buscando un punto de acceso.

- Propongo entrar en el edificio sobre el cual nos encontramos ahora. Por algún lugar deberíamos empezar a buscar un cuarto de control desde el cual usar tus habilidades para obtener un mapa de la cárcel. Si ese inepto de Destrucción tuviera algo de cerebro nos lo habría facilitado antes de dejarnos caer a lo loco en medio de la prisión, pero nada ganamos lamentándolo.

Roxanne  notó que todos ellos seguían volando sin control contra el suelo, pero al menos sus grilletes y colgantes se soltaron. Aunque ahora en teoría podría escaparse sabía que todo no sería tan sencillo, ese hombre debía tener algún as más bajo la manga. Pensaba en ello y en cómo iba a evitar comerse el suelo cuando la mujer los salvó a todos.  Al final ella acabó haciendo una pirueta y cayó recta en lo que parecía más un ejercicio de gimnasia que un buen intento de no romperse la cabeza. Vio que uno de ellos también parecía ágil, pero sin duda alguna la más útil de ellos había sido la mujer.

-Gracias- dijo, pensando en que sus poderes se parecían a los de Markus. Ojalá él estuviera ahí.

Para ella, comunicarse con otras personas le resultaba una tarea… complicada, al menos con los habitantes de la superficie. No tenía problemas para soltar alguna que otra ironía o insultar, pero más allá de eso las relaciones no se le daban bien, y menos trabajar en equipo con gente a la que no conocía. Si ya era complicado con los que habían sido sus compañeros… ¡Y ahora encima estaba en deuda con una de ellos! Se la devolvería, no le gustaba tener favores por reponer.

Eso de que hablaran de sus habilidades no le hacía gracia en absoluto. Aunque algunos de ellos le pareciesen más o menos peligrosos, el conocer los puntos fuertes de alguien también daba datos sobre aquellas áreas en las que uno tenía menos experiencia, y eso representaba una debilidad.  En el caso de Roxanne, que estaba acostumbrada al matar o que te maten, la idea de airear sus habilidades era como ponerse una diana en la espalda.

Soltó una risa al escuchar la explicación del poder de la mujer. Tenía un humor similar al suyo, y eso era agradable. Al menos a sabiendas de que tenía que intentar que no se la cargasen, ni a ella ni a nadie más.  Algunos eran más o menos útiles, pero casi todos parecían aceptables para tener que rescatar a un preso.

-Yo soy buena destrozando a otros, incluyendo robots o a héroes de mierda embutidos en armaduras- se encogió de hombros y luego se rascó la nariz- mis sentidos son bastante buenos y puedo subir por las paredes.  Nada más que pueda ser útil para lo que tenemos por delante.  No me importa en realidad por dónde entrar, pero voto por hacerlo rápido.