Partida Rol por web

A veces no tenía claro si Templario tenía unos delirios de grandeza que sobrepasaban toda lógica humana o si era un conjunto de bromas andante, pero lo cierto era que le hacía reír. La mujer soltó una carcajada al imaginarse la escena en la que todos parecían unos animadores de la figura metálica y negó con la cabeza, dejando claro que eso no iba a suceder. Lo de la momia no ha sido solo tuyo, ¿eh? Vi y yo hemos hecho prácticamente todo el trabajo- dijo mientras se ponía las manos en las caderas.

Ante la amenaza en caso de que ella fuese a hacerle algo, la mujer arrugó ligeramente la frente. ¿Es eso una amenaza? ¿No crees que recibo tantos golpes por el morbo? Hay un límite complicado entre el dolor y el placer, así que lo de los agujeros no termina de sonar mal. Ya lo probaremos- de nuevo sus palabras no dejaban claro si estaba siguiéndole a coña o si realmente la mujer se apuntaba a un bombardeo.  No obstante, mientras las estaban grabando, Rox alzó el dedo corazón en su dirección para que capturase el momento.

Tal y como decía Worm, parecía que todo estaba hecho ya. Si tenían la corona lo mejor que podían hacer era volver y enfrentarse a los que quisieran arrebatársela. Eso sí, ella no iba a coger la corona, que cada vez le gustaba menos por el aspecto que tenía. Tendría que robar una tiara con diamantes, que solían ser más elegantes… y caras.

-Eh Wormy, ¿”vuestra próxima borrachera”?- preguntó mirando al hombre morado. Tú ya eres parte de esto. Has pasado la fase de las novatadas, ahora tienes que venir de fiesta. Aportas más que Obscure… ¿dónde está ese tío?- se había olvidado de él completamente. Y que el antiguo señor aguafiestas de Siniestro. No seas el nuevo siniestro, que ese no le gustaba a nadie.  Hay que aprovechar mientras seamos jóvenes para hacer locuras, ¿sabes? O mientras estemos vivos, porque con las juergas que nos pegamos y tantas hostias no creo que lleguemos a viejos.  En fin, vámonos.

Levanté una deja cuando Templario dijo aquello de quién le iba a admirar y caer rendida a sus pies, pues estaba claro que nosotras no. 

- No creo que haya vozka suficiente en ningún bar para que eso suceda. - Posiblemente, ni destilando la plantación entera de patatas. 

Negué con la cabeza cuando dijo aquello. 

- Pues no creo que vaya a tener muchos miles viendo como está el planeta. 

La corona de marras era lo más feo que había visto en mi vida y eso, que había visto muchas cosas poco agraciadas últimamente. 

- Da un poco de grima. 

Worm, como siempre, aunque tuviera razón en eso de que era mejor que nos fuéramos ya, era como la constante voz borde de fondo. 

- Sí, ya nos vamos... - Dije como si estuviera respondiendo a un niño que llevara cinco minutos preguntando "¿nos vamos ya?". 

Templario ya tenía la corona en las manos. 

—Buen plan, gusanito, larguémonos con el objeto. 

Roxanne tenía una extraña relación con los agujeros o con el sadomasoquismo, Templario no estaba seguro de si le iba a gustar, después de todo él distinguía perfectamente el placer y el dolor, pero jamás se había echado atrás en nada —Sí, así, alza el dedo corazón y luego méteselo por... —no paró de grabar— ¡Te vale para tapar agujeros! . 

Luego mandó a gustanito venir a la próxima borrachera y preguntó por Oscurito —Ni idea. Con sus poderes de invisibilidad, igual está en una sombra por aquí. 

Rusita decía cosas obvias, como que aguantaba el vodka mejor que nadie o que quedaba poca gente con conexión a internet  —Cuando ganemos, habrá que repoblar la tierra, y mis súbditos tendrán que ver vídeos como este para entrar en calor. Da igual que sean pocos. 

Su siguiente comentario fue para largarnos, y si lo decía la rubia, había que hacerlo. 

—A pirarse de aquí cuanto antes. Sí. 

Los Omegas ya tenían lo que habían venido a buscar, o eso pensaban al menos. Ahora sólo era cuestión de volver por donde vinieron, literalmente. Ya que cualquier otra forma de salir de Atlantis implicaba una buean dosis de natación y gran capacidad pulmonar.
Así que salieron del templo, dejando allí a las momias como único recordatorio de lo que había sucedido, y los restos del sacerdote que les había atacado. Y nada más salir se encontraron lo que esperaban, y más.

Dos patrullas de K'Tharen, de unos ocho miembros cada una, estaban en la plaza de delante del Templo de los Cuatro Mares. Junto a ellos dos tanques blindados V'Sori para darles apoyo. Apoyo que iban a necesitar sin duda.

No obstante, mientras los Omegas ya pensaban que iban a tener que salir de allí peleando a brazo partido pudieron darse cuenta de algo importante. Las tropas de choque alienígenas estaban un poco ocupados lidiando con un bicho enorme compuesto de una especie de escarabajos azules. Más o menos como el que habían derrotado ellos antes. Aunque podrían jurar que era un poco más grande.

De momento no parecían haberlos visto. De momento.

Como ya nos habíamos imaginado, cuando salimos aquello estaba lleno de alienígenas que tenían ganas de ponernos las manos encima, aunque claro, allí estaban aquellos escarabajos ayudándonos un poco. 

- ¡Vaya movida! - Murmuré al ver todo aquello. 

Al menos, parecía que estaban demasiado ocupados como para que pudiéramos intentar escabullirnos de allí. 

- Igual si nos vamos disimuladamente... 

Definitivamente, parecía ser la mejor opción, porque allí había demasiadas armas como para que no nos fueran a hacer un poco de pupa si la tomaban con nosotros. 

Por mi parte, comencé a moverme así como el que no quería la cosa, a ver si conseguía pasar desapercibida y podíamos salir de allí sin tener que enfrentarnos a la "armada invencible". 

—Espero que los haga picadillo a todos —dijo Templario— Lo haría yo, pero luego tendría que ir a por el bicho, y ha demostrado ser... bastante resistente. Espero que lo dejen machacado para darle el golpe final.

Rusita sugirió irnos con sigilo. 

—Lo que diga la rubia, suele usar el cerebro. 

El hombre con armadura trató de copiar los movimientos de la mujer, moverse sin hacer ruido, pero sin demasiado éxito.  

Como era de esperar, llegaron tarde. El comité de bienvenida estaba aguardando a la entrada del templo y parecían no querer escatimar en medios para acabar con los omegas. Sin embargo, los V´Sori parecían no haber contado con las defensas de aquella catedral atlante y un brutal combate a vida o muerte contra un coloso quitinoso se desplegaba frente a ellos.

Videshee le sacó de su ensimismamiento - y es que ver como el monstruo despedazaba a sus enemigos acérrimos era una imagen de lo más fascinante -, diciéndoles que debían de moverse con un sigilo absoluto.

Pues bueno, si la rusa decía de marcharse sin hacer ruido, Worm la haría caso. Que tampoco era cuestión de enfadar a la telequinética por seguir viendo aquel espectáculo.

Cuando ya tenían la corona, se dedicaron a volver sobre sus pasos para salir del lugar y seguir siendo los perros del cabrón para el que trabajaban. No obstante, los ruidos del combate alertaron sobre la presencia de enemigos que se enfrentaban a quien ellos ya habían derrotado. Sus compañeros parecieron conformes con la idea de esquivar el peligro y ahora que Roxanne se encontraba mejor la idea de combatir no le parecía tan mala. Aun así trató de obedecer a los suyos y procuró no hacer ruido, aunque no estuvo demasiado atenta pues quería ver qué ocurría con sus enemigos. 

Los Omegas decidieron usar la mejor parte del valor, en la discreción. Así que optaron por retirarse de aquel jaleo. No obstante aquello era más fácil de decir que de hacer, pues los tanques V'Sori tenían buenos detectores. Y éstos estaban indicando algo extraño en el panel, aunque el conductor se encontraba un poco ocupado disparando a la cosa escarabajo.

Templario era incapaz de moverse sin hacer ruido pero, si sus compañeros lograban llevarle por sitios donde no estuvieran los Aliens, podrían escapar sin problemas. 

Con los flojas que han estado mis armas hoy, mejor que no encontremos más capullos. 

No es que fuéramos demasiado silenciosos, la verdad, pero por suerte había el suficiente jaleo fuera como para que pudiéramos pasar desapercibidos. La cosa era a ver si íbamos a tener la misma suerte que hasta ahora o íbamos a acabar nosotros también siendo el centro de atención de aquellos malditos extraterrestres. 

- ¡Pfff! Es que están en todas partes... - Sí, eran unos invasores un tanto cansos. 

Sin pensar mucho más, continué mis pasos con intención de no tener que hacerles frente. 

No eran los más preparados para deslizarse sigilosamente y pasar desapercibidos. Realmente su forma de actuación solía ser bastante más directa y sin tapujos.

Sin embargo, quizás ayudados por el estruendo de la pelea que se estaba dando entre los V´Sori y el monstruo, quizás por que los extraterrestres tenían mejores cosas que hacer, que andar mirando si alguien intentaba largarse del templo con la corona rara esa entre las manos -por ejemplo, salir vivos del combate contra el ejército de escarabajos-, el caso es que hasta ahora los omegas se estaban saliendo con la suya.

Worm veía ya el edificio donde se encontraba el teleportador. ¿Podrían por una vez tener suerte? ¿Podrían aún salirse con la suya?

En un principio los Omegas fueran dando unos pocos tumbos, seguramente estarían algo abrumados con la situación. Pero enseguida Worm se acordó de por donde les había llevado anteriormente Roxanne y volvieron casi sobre sus pasos.

Al poco llegaron al palacio desde donde se adentraron a Atlantis. Allí les esperaba su medio de vuelta a New York.

Un poco recelosos entraron en la sala de audiencias donde se encontraba el trono. Todo estaba tal y como lo habían dejado, inlcuidos los nuevos grafittis que había hecho Roxy. Y en la sala de espera donde llegaron estaba el teleportador. Todo parecía en orden.

Templario había hecho bastante ruido. De forma inconsciente, pero había hecho ruido. Sin embargo, gracias a sus compañeros, logró esquivar todas las patrullas V'sori. 

—Aquí estamos de vuelta. Si os parece, paso yo primero, sin la corona. Si no vuelvo, no volváis a entrar y buscar otra salida, en uno de los vehículos de los aliens. 

Él tenía armadura y podría aguantar una embocada. 

—Sabéis que no os traicionaré. Poca gente me admira tanto como vosotros. No voy a ganar nada traicionando a los que sí lo hacen. 

– Supongo que entonces me toca a mi ir el último, ¿no? ¿O sois unas supermalvadas tan emancipadas como parecéis? –comentó Worm cuando Templario se ofreció a abrir la comitiva de regreso.

Creó a una de sus copias para que le ayudara a vigilar la entrada a aquella sala y asegurarse de estar preparado, si alguien decidía pasarse a hacer una visita.

– ¿Y la corona? ¿Quién la llevara? Quizás sea mejor que la guarde yo hasta pasar al otro lado. Así nos aseguramos de que el piloto no decide dejarnos tirados antes de tiempo.

Algo le decía a Filthy Worm que esa corona podía ser su salvaguarda para no quedarse solo y abandonado en aquella pecera sobredimensionada y extendió los brazos para cogerla.

Su equipo demostró esa vez ser bastante más sigiloso de lo que habría esperado de ellos, por lo que pudieron pasar inadvertidos gracias a la guía de Worm y Videshee. Ella, en cambio, se dejó guiar mientras echaba la mirada hacia atrás intentando ver lo máximo posible del combate.

Al llegar a la sala del trono Templario se ofreció a ir en solitario por el lugar que habían utilizado para llegar hasta allí.  No sabía qué obsesión tenía su compañero con ser el mártir del grupo, pero era su problema.

-Tío, no serás un superhéroe al que no conocía ni su puta madre y estás ahora yendo con los malos intentando hacernos cambiar de bando, ¿verdad?-  preguntó mientras daba un paseo por la estancia, incapaz de estarse quieta. De haber tenido una infancia normal seguramente le habrían hecho pruebas para saber si era hiperactiva.  Porque no te funcionaría. Pero si quieres entrar el primero, adelante. Así vemos tu culo metálico.

Ante la pregunta de Worm, Roxanne sacó su garra del dedo corazón para dedicársela al tipo morado. Después mencionó lo de la corona y eso la dejó un tanto más estupefacta.  Por mí puedes ir detrás de Templario si te apetece y dejarme en último lugar. Creo que nunca me ha dado miedo quedarme en último lugar.  Y no te lo tomes a mal, moradito, pero eres el último en llegar. Casi que prefiero que la rubia o yo nos quedemos la corona. Si fueras un puñetero traidor, aunque no lo parezcas- en realidad le daba un poco igual molestarlo con sus palabras porque no solía pensar en esas cosas- podrías dividirte en muchos y no sabría quién está huyendo con la corona, así que mejor no.

Mientras Roxanne y Worm se hacían más amigos si cabe, Templario entró en el teleportador y lo activó. Tal y como había pasado en las veces anteriores, el aparato hizo un zumbido y un ligero fogonazo en el interior indicó que el Omega acorazado había sido desintegrado...para volver a reintegrarse por completo en el otro dispositivo.

Como las veces anteriores el "paseo" fue instantáneo. Después del fogonazo Templario estaba en otra cabina igual que la que entró. Aunque está estaba algo más desgastada por dentro. Lo cual le recordaba a la que había entrado en New York.

Cuando abrió la puerta y salió se encontró con el piloto en posición de firmes esperandolo.

¿Ha ido todo bien? ¿Habéis recuperado la Corona?

Conseguimos llegar de nuevo a la primera de las salas, aunque en un principio parecía que las íbamos a pasar peor para hacerlo. Eso sí, pronto empezaron las "discusiones" pero es que éramos uno de esos grupos que si no teníamos algo que decirnos no se quedaba a gusto. 

- Hombre, yo ahora mismo tampoco es que me fíe mucho del piloto. - Dije pensando en lo que estaban diciendo, pues la verdad es que así de primeras no se me había ocurrido que el cabrito pudiera intenta sabotearnos la misión. 

Eso sí, las palabras de Worm me las pasé por el forro y le hice un bonito gesto con el dedo corazón. Puede que a veces fuera cauta de más, pero desde luego no era una cobarde. 

Roxanne también respondió a los hombres a su manera y eso me hizo reír por lo bajo. 

- Yo me quedo contigo. No te preocupes. 

Momentos después observé como desaparecía Templario. 

- Espero que no intenten secuestrarlo y quieran hacer un intercambio, porque se van a quedar con él. - Me reí, pues estaba segura de que eso no sucedería, nadie se lo querría quedar demasiado tiempo. Cuando se ponía a hablar se quedaba solo.