Partida Rol por web

Abro los ojos. Confundida. ¿Que demonios había sido ese sueño? ¿Por que ella estaba con mi Señor? ¿Por que el tomaba SU mano y le sonreía? No comprendía nada de lo que estaba ocurriendo. Me hubiese gustado quedarme en esa cama y seguir soñando para comprender. Odiaba al sol por haber salido y haber interrumpido mi sueño. Suspiro. Me pongo de pie, y me voy a bañar. Me visto y salgo del cuarto para ir a la cocina. Seguramente tendría que prepararme el desayuno antes de ir a encontrarme con los demás. La idea no me agradaba. No sabia como íbamos a lograr esta misión. A este paso continuaríamos perdiendo una y otra vez. Vuelvo a suspirar mientras voy a la cocina.

La primera en llegar al sitio acordado es Evangelia, su rostro impaciente no se deja esperar, mientras zapatea insistentemente contra el pavimento, a unas cuadras del mismo lugar en donde habían comenzado su estadía en la tierra. Pasan unos minutos y luego, con paso tranquilo, las manos en los bolsillos y silbando una tonadilla ridícula, aparece Eddgar con gesto relajado y actitudes frescas, aparentemente la noche le ha sentado bien y parece mucho más tranquilo para enfrentarse a este nuevo día. No sonríe cuando ve a Evangelia sino que se acerca y se detiene silencioso a su lado.

El cielo tiene un hermoso tinte azulado, y los rayos del sol parecen iluminar de forma grandiosa todas las casas y edificios del barrio, con una inusitada alegría que desentona con los secretos que solo los servidores de las huestes celestiales conocen. Parece alguna especie de ironía que se filtra entre la magnificencia y la temperatura, y los ánimos tensos que se cuecen entre los que conocen la cara oculta de aquel rincón de Houston.

Incluso, el rostro sonriente y animado de los viandantes de esa hora, cargados de ilusión y de un brillo que hacía admirar por algunos instantes la maravilla de la obra de la creación de Dios, se deformaba intempestivamente en burlones aspectos de la misma realidad, y el pequeño niño, caminando de la mano de su madre, mientras expresan la felicidad de la mutua compañía, parecen encarnar también la ignorancia de los humanos, y el retorcido sentido del humor que dormitaba tras los rincones de ese mundo, hogar de la obra del señor.

Los autos parecen circular con mayor frecuencia, e incluso su ruido, lejano, conjuga en una suerte de sinfonía curiosa. Es entonces cuando aparece Zadkiel, caminando rápido, con los mismos papeles que se llevase el día anterior, estaba un poco más animado que cuando le viesen partir, como si estuviera un exceso de energía y tratara de lidiar con la misma expectativa de lo que fuese a suceder. Saludó y tras intercambiar unas palabras, jugueteaba con los dedos sobre los papeles bajo su brazo, algo incómodo ante los arrebatos silenciosos y el paisaje de la ciudad. En los tres las palabras resonaban con energía, entre sentencias y preguntas, el destino que los aguardaba a escasas horas de éste, el "Gran día" era incierto.

Las diez y media de la mañana, media hora esperando a la última del equipo, Evangelia no de buen humor. Zadkiel y Eddgar mosqueados, la encuentra, caminando apresuradamente hacia su encuentro, sabiendo de antemano que llega tarde. Finalmente Anastacia se les une, y los cuatro ángeles están completos una vez más.

Zadkiel esperó pacientemente a que todo el grupo de ángeles se hubiera reunido para hablar sobre lo ocurrido la noche anterior, de modo que saludó a los presentes y comentró con trivialidad el clima del día sin quitarse la capucha de la sudadera que ocultaba parciálmente la piel de su rostro del resto de mortales.

-Buenos días compañera. Le dijo Zadkiel a Anastacia sin darle mayor importancia a su retraso, cuando el último de los ángeles hizo acto de presencia en el lugar acordado el día anterior. Ahora que ya estamos los cuatro podemos empezar con el trabajo de hoy, espero que hayais recargado bien vuestras baterías por que las vamos a necesitar para lo que nos toca averiguar hoy despues de lo que nos cayó en las manos ayer. Golpeó ligéramente con la mano los papeles que traía consigo para señalarlos como la única linterna que eran en la oscuridad de aquella investigación. Yo he dormido mediánamente bien, para el lugar en el que lo he hecho. Walton se hospeda en una pesión de mala muerte y no he tenido muchas comodidades, pero bueno, he podido descansar, seguramente por el susto que tuve anoche cuando iba para allá, que me dejó tan extenuado que no tuve fuerzas para mantenerme despierto, deberiais haber visto lo que ocurrió, creí que no lo contaba y que tendríais que seguir sin mí. Zadkiel abrió los ojos como platos cuando mencionó aquello. Espero que vosotros no hayais tenido problemas, el caso es que despues de lo que me ocurrió, he despertado con energías renovadas, creo que nuestros superiores han contado con los mayores de los problemas y que no han escatimado a la hora de darnos los recursos que han podido para esta misión.

Me he mantenido en un silencio absoluto la mayor parte del tiempo una vez hube llegado al lugar de encuentro, cabilando sobre lo poco que había conseguido encontrar en su piso mientras toqueteaba la libreta que me había guardado en un bolsillo de los pantalones vaqueros junto con las cosas que Arnold ya llevaba consigo cuando llegué a él.

Es Zadkiel quien, como de costumbre y una vez estamos los cuatro tras esperar a la jovencita, toma la palabra. Pero habla tan deprisa que me pierdo en sus frases, sólo concibo que nos está revelando algo sin hacerlo realmente, y eso me deja con la duda. Aparte de eso, pienso en que cuanto antes expliquemos lo encontrado, mejor será.

- Buenos días. - digo primero mirando a la recién llegada. Luego me giro hacia Zadkiel: - ¿Pero qué te ocurrió exactamente, Zadkiel? No lo has terminado de aclarar... ¿Qué te pasó anoche?

Luego me quedo un momento callado, de nuevo, antes de proseguir para explicar lo que he encontrado:
- Bueno, yo he dormido bien, la verdad es que ojalá me dure todo el día esta sensación de bienestar y de salud. Creo que Arnold es demasiado dado a los dolores de cabeza y eso no me ayuda. Rebuscando por su piso he encontrado algunos papeles, notas, facturas... este Arnold es muy ordenado. También logré dar con una libreta con un sinfín de cosas apuntadas, muchas de ellas sobre la secta. ¡Ah! Y he encontrado la dirección de esa "Mansión de los Santos", está en las afueras de Houston por lo que pude comprobar en una guía. Creo que eso es todo lo que he encontrado... pero al menos algo es algo. - termino sonriendo con sinceridad y no recuerdo si había sonreído antes desde que llegué a la Tierra. Estoy de muy buen humor, de momento no hay migraña ni dolor de cabeza y eso me reconforta.

-¿Qué me pasó? Mejor pregunta qué no me pasó. Le respondió el nervioso ángel a Eddgar. De camino a la pensión en la que vive Walton, tuve que cruzar algunas de las peores calles de esta ciudad, cosa que tuve que haber recordado antes de que nos separáramos, por que la verdad con este cuerpo cada vez que estoy solo me toca preocuparme por su integridad física. Torció el morro ante el problema que resultaba estar dentro de un cuerpo de raza negra en una ciudad cláramente xenofoba. El caso es que me dí toda la prisa que pude en llegar a la pensión, pero me salieron al paso dos matones de tres al cuarto que en un principio pensé que podían estar involucrados en el asunto, aunque luego comprobé que no era así. Intenté escapar de ellos, pero me alcanzaron y aunque me defendí como buenamente pude, eran demasiado para mí, de modo que procedí a aguantar la paliza que me iba a caer encima a causa de aquellos racistas y a volver arriba a presentar informes y aguantar reprimendas por no haber cumplido el trabajo, cuando en ese mismo instante, tras caer al suelo y comenzar a ser golpeado, logré sujetar el bate metálico con el que uno de ellos intentaba golpearme y se desató la sorpresa.

Zadkiel paró para tomar aire, ya que volvía a ser el mismo ángel hiperactivo de siempre, hablando de carrerilla y gesticulando mucho sin acordarse de que el cuerpo en el que se encontraba, necesitaba oxígeno para no desfallecer al hablar.

-Mi señor es el arcángel del rayo y debió de pensar que necesitaremos del poder del mismo para otorgarme el don que me ha dado para la misión, ya que con el estrés de la situación se desencadenó el don, y una incontenible energía eléctrica salió de mi cuerpo por el brazo que sujetaba el bate de metál, lo recorrió y se separó del mismo para zigzaguear como una serpiente eléctrica entre mis atacantes, que para entonces ya habrían ensuciado sus gayumbos, y luego dar de lleno en un poste de luz, que reventó ante la subida de tensión. Los sinvergüenzas que no querían negros en su barrio huyeron lo más rápido que pudieron, y yo hice lo mismo, no fuera que alguien mas hubiera visto todo el mogollón. Sólo espero no haber dejado sin electricidad a todo el barrio, pero lo que si es seguro es que esos dos van a tener los dos rostros más pálidos de su vecindario, jajaja.

No pudo evitar reir ante su propio chiste y la ironiía que significaría para aquellos matones el asunto.

Vaya... un auténtico representante de Juan, me alegro muchísimo que tu arcángel considerara oportuno otorgarte semejante poder, estoy segura que darás de él muy buen uso.

Bajo la mirada al suelo, unos segundos, y observo mi altura, la distancia hasta mis pies, abro y cierro mis manos notando el movimiento de mi sistema circulatorio y aunque fuere en contra de mi voluntad chasco la lengua contra mi paladar.

Aquellos dos tipos con los que nos cruzamos... al salir de ver a Ewald.... el viejo bien cascado y la jovencita algo harapienta y consumida ¿Les recordais? Tal vez no sea nada importante, pero procurad tener sus rostros en mente cuando vayamos al supuestamente gran evento.

Es probable, que aquél quien se encuentra enmarañando esta secta, se encuentre en un puesto alto, por lo que una confrontación con inocentes resultará tan inevitable como el mío propio con el hermano Eric que el Señor lo tenga a su cargo.

Por mi parte, procuraré... contenerme... como representante de Yves, procuraré únicamente mantenerme espectante y comunicaros lo que vea, dejando los actos en vuestras santas y piadosas manos. ¿Estamos listos?

-¿En serio? Preguntó con alegría Zadkiel al escuchar que Eddgar había encontrado la ubicación de la mansión. Vaya, eso es toda una sorpresa. ¿Has descubierto alguna cosa más al respecto? No será muy prudente ir allí sin saber mejor lo que se cuece en ese lugar, pero si no ha más remedio...

Luego miró a Eva y asintió.

-Así es, Juan es mi jefe. Le dijo. Y a esos a los que mencionas no los he olvidado, como dices, es mejor que los tengamos muy en cuenta, despues de lo de Ruthiel, ya no nos podemos fiar de nadie. A todo esto, ¿Habeis descubierto algo más a parte de lo que ya hemos dicho?

Zadkiel se había vuelto a llevar las manos a los bolsillos y movía el pie nerviosamente, la expectativa de tener algo a lo que agarrarse y con lo que encaminar la investigación despues de que Eddgar digera que sabía donde se encontraba la dichosa mansión, le llenaba de unas ganas terribles de ponerse en marcha y actuar.

Ante la respuesta a lo que le había sucedido a Zadkiel y el poder que su señor le había asignado para esta misión terrenal solo pude mantener mi silencio como acostumbraba a hacer aunque el asombro se apoderó de mi abriendo mi boca sin darme opción a volverla a cerrar hasta que Eva habló.

Tras algunas palabras, Walton me miró de nuevo esperando más buenas noticias por mi parte. Una pena que no pudiera dárselas:
- Pues... no, no he conseguido averiguar nada más de esa Mansión ya que encontré su ubicación sencillamente buscándola en una guía callejera de la gran ciudad en la que estamos que Arnold tenía en su piso. En la agenda no recuerdo haber visto nada de gran importancia pero puedes echarle un vistazo si quieres por el camino. - respondo mirando al moreno y hurgando en uno de sus olsillos buscando la mencionada agenda por si la respuesta era afirmativa.- Por cierto, en futuras noches, si nada malo nos ocurre y, por supuesto, si quieres... creo que podrías dormir más cómodamente en mi piso en vez de en esa pensión de mala muerte, especialmente si crees que no hay nada que sacar de provecho allí.
 

Y, ante esa propuesta repentina, le sonrío al ángel atrapado en el cuerpo de Walton con suma franqueza. Luego me percaté de que quizá esa fuera la primera vez desde que ayer llegásemos aquí en que me habían visto sonreír. Maldito dolor de cabeza... espero que hoy no me vuelva a dar, necesito estar fresco lo máximo posible... pensé en un momento.

-Me parece muy buena idea Eddgar y no voy a rechazar tu invitación, esta ciudad es un peligro para alguien del color de Walton, y ayer lo comprobé de primera mano. Refunfuñó un poco cuando comentó aquello. ¿Y ahora? Si no tenemos más pistas de las que ir tirando, voto por buscar un cibercafe, una biblioteca, o cualquier otro sitio en el que pueda conseguir acceso a la red. Si conseguimos que en algún lugar me dejen andar con un ordenador conectado a internet, tal vez mis habilidades con la tecnología nos ayuden a encontrar mas información partiendo de los datos que ya tenemos: el nombre de la secta, los datos de contabilidad, el registro de la mansión... aunque esto último habrá que consultarlo en el ayuntamiento, seguramente, y creo que otro tendrá que encargarse de eso, por que a mí, dudo que me vayana a dejar trastear por allí.

Zadkiel no se había desanimado ante la aclaración de Eddgar sobre como había encontrado la dirección de la mansión, no por lo humillante que podía ser que a otro se le ocurriera algo tan sencillo como mirar en el listín telefónico, si no por que iniciálmente pensó que en casa de Arnold podía haber habido algo útil.

Sonrío ante la aceptación por parte de Walton de dormir en un lugar más seguro pues siento un cierto alivio sabiendo que si hemos de pasar otra noche en la tierra ambos estaremos más protegidos estando juntos y además él podrá descansar debidamente.

- Me parece una gran idea lo de buscar información en Internet, aunque yo no sé nada de eso, evidentemente, y por lo visto tampoco Arnold ya que no había ningún ordenador en su casa. Lo que no comprendo del todo es qué quieres preguntar en el Ayuntamiento, o qué esperas encontrar allí. No darán información confidencial a cualquiera... digo yo. - le respondo al hombre de color que me mira fijamente al responderle y que, comprendo, es mucho más listo que yo así que me cuesta comprender el por qué de buscar donde él ha comentado. En cambio la idea de buscar un cibercafé me parece estupenda, qué pena que no se me haya ocurrido traerme la guía callejera de casa. Pero pesaba demasiado... ¿Y si preguntásemos en algún bar?

-En la situación en la que estamos, conviene no pasar por alto nada que podamos investigar. Le respondió Zadkiel a Eddgar. No se lo que podremos encontrar, ni siquiera se si habrá algo para encontrar, pero investigar los datos catastrales de esa mansión podría arrojarnos algo de luz en el caso de que consigamos hacerlo. O tal vez no, pero no se me ocurre otro sitio en el que continuar investigando y el día señalado para la ceremonia de esa maldita secta es... hoy... Zadkiel puso cara de haber recordado algo súbitamente ¡Hoy al mediodía!

¡Oh no! ¡Estabamos tan distraidos con todo el asunto intentando averiguar lo que se está cociendo aquí, que apenas nos habiamos dado cuenta de cómo se nos echaba el tiempo encima! Pensó alterado.

-¡Tenemos que ponernos en marcha y hacerlo ya! Les dijo nerviosamente. Al preguntarle al hermano Eric ayer en la iglesia sobre la ceremonia que iban a llevar a cabo, este me dijo que hoy temprano, al mediodía, un transporte recojerá a todo el mundo en la iglesia para llevarlos a donde sea que vaya a ocurrir eso, que deduzco sucederá en la Mansión de los Santos. Oh, noooo... ahora si que vamos a tener problemas si no actuamos... Deberiamos informar de todo esto a Ewald, quizás él pueda ayudarnos con algo o al menos darnos algún apoyo con el que enfrentar la nueva situación despues de lo que hemos averiguado, por poco que sea.

Dorothy, quien se habia mantenido con los labios apretados evitando dar su opinión, para evitar de nuevo otro choque de opiniones que tan mal podía tomarse la irascible Anastacia pone una mano sobre el hombro de Zadkiel y algo temerosa de volver a decir algo que pueda molestar a los presentes, trata de sonreír lo más sinceramente posible para hablar, no porque esté enfadada, sino por el propio temor de que de nuevo su tono de voz o sus palabras sean malinterpretadas dirigiendo un nuevo ataque verbal contra mí.

Zadkiel, Eddgar, soy Evangelia, mensajera de Yves, decidme qué quereis decir a Ewald y trataré de que vuestras palabras lleguen a él con la mayor eficiencia posible

Aunque aún estoy en fase de prácticas... pero no creo corramos ningún riesgo

-Aún es muy temprano. Dijo Zadkiel. Tenemos tiempo de acercarnos a la catedral y contarle nuestras averiguaciones a Ewald, en parte es el motivo por el que comenté anoche de quedar aquí. Si nos movemos rápido, puede que encontremos consejo y ayuda de él... a Zadkiel se le iluminó la cara ... y tal vez pueda indicarnos quién es ese tal Maaz. ¿Os parece bien? ¿O vamos ya hacia la iglesia de la secta... e improvisamos? de todas formas no tenemos muchas opciones de movimientos con tan poco tiempo, así que voto por ir a ver a Ewald de inmediato.

Zadkiel se quedó de brazos cruzados, esperando una respuesta de sus compañeros y moviendo el pie nerviosamente mientras esperaba.

-Bien, bien... tenemos el tiempo en contra dijo Zadkiel meditando la situación e intentando idear un plan Si nos presentamos en la iglesia para ir a la Mansión de Los Santos, seguro que nos hacen preguntas por lo de ayer... y tampoco podemos perder tiempo buscando a Ewald... Eva ¿Eres capaz de comunicarle de alguna manera a Ewald, tal y como has dicho, todo lo que sabemos hasta ahora para que nos envíe algún tipo de ayuda o instrucciones a seguir? Si es así nos ahorrariamos ese valioso tiempo de caminata a la catedral.

Zadkiel miró al cielo, como esperando una señal que los guiara.

-Tenemos que ir a la mansión de la secta, pero hay que seguir el autobús sin que nos vean. Tenemos la dirección de la mansión, así que podriamos ir allí directamente sin esperar a ser guiados por el autobús... hummmm se quedó pensativo, masajeándose la barbilla Cualquier taxi nos podría acercar al lugar, la pregunta es ¿Qué hacer después? Ni siquiera sabemos a qué nos enfrentamos. No se me ocurre nada más allá de seguir cualquier instrucción que nos dicte Ewald.

El ángel se encontraba en un estado de frenesí que hacía parecerle víctima de la cafeina de 12 tazas de café o más, y no era para menos, había que actuar cuanto antes y un enfrentamiento directo podría desembocar en un desastre como el acontecido a Alexandra.

-Alexandra... la misión... o, no... el gran día... Zadkiel volvió a recordar algo En el informe de misión mencionaban la posibilidad de un suicidio colectivo, tenemos suficientes datos como para saber que eso ocurrirá hoy.

Definitívamente, Zadkiel se había quedado sin ideas.

-Hay que avisar a Ewald. Ya. Concluyó.

Asiento a Walton y miro a Alrond o Arlond o como se llamara el cuerpo en el que Eddgar se habia metido. Trago saliba, iba a pedir algo, pero no podía hacerlo, no si acaso no deseaba volver a ser recriminada por, de algun modo tomar el liderazgo, debía pedirlo de manera sutil y sumisa, haciendoles sentirse importantes y soberbios, si me volvían a echar bronca les... en fin...

Me encojo de hombros para finalmente decir entre tímidos y cómplices susurros

 Puedo enviarle el mensaje, pero no os podría confirmar que pudiera recibir respuesta, de todos modos si le damos la dirección de la mansión ya sabrá donde presentarse.

Emm... Eddgar... ¿Cual dijiste que era la dirección de la mansión? Creo será útil para Ewald

¿Qué más considerais oportuno que le haga saber?

Miro concentrado a cada uno de mis compañeros, especialmente a Walton que parecía ser siempre el único que tenía buenas ideas, porque lo que es yo... poca cosa. A pesar de sentirme poco útil por mi falta de ideas, me encaro con Eva cuando se dirige con una pregunta hacia mi directamente. Antes de responder saco la libreta del bolsillo y rebusco en donde lo apunté con una letra clara y fácil de entender:

- Carretera Lauder, Número 3566, Mansión de los Santos. - respondo leyendo lo apuntado en la libreta de Arnold. Después sonrío a la mujer para sacar a relucir una duda que me invade sobre lo que ha estado comentando: - ¿Y cómo crees que podrías hacerle llegar nuestro mensaje a Ewald? Me inquieta, en verdad...

Y, finalmente para dejar de hablar, me vuelvo hacia Walton para darle mi aceptación a sus ideas: - Lo de seguir al autobús me parece buena idea... o incluso si no andásemos tan mal de tiempo podríamos llegar antes que ellos al lugar y anticiparnos a sus actos o explorar por allí.