Partida Rol por web

Mientras el guardia los echaba a patadas Charles pudo ver como dos hombres sacaban de un coche a un tercero, encapuchado y lo metían a la fuerza en la casa.

Phil caminó cabizbajo junto al grupo de vuelta al coche. Su entusiasmo al hablar de arte les había jugado una mala pasada. Se dirigó a sus compañeros más bajo para evitar que nadie más le escuchase. 

- ¿Nos vamos a ir así? ¿Habéis visto a ese tipo? Tiene pinta de llevar sin dormir días. Tenemos que buscar ese otro cuadro. ¿Cuántos guardas habrá?

-Shhhh... -Le chistó. -Vamos al coche y nos vamos. Volvemos a pie.

Phil sonrió al entender que el detective tenía un plan. Le estaba empezando a caer bien el señor Graves y empezaba a sentir cómo le subía la adrenalina al verse metido en una situación tan diferente a su día a día, y esos cuadros le tenían obsesionado. De repente, sin notar cómo había pasado, se sentía más vivo que nunca. 

La respuesta del mafioso armado con la Tommy no fue la esperada. Sí así, el trato recibido: nada amigable ni hospitalitario. Fuimos afortunados de no ser acribillados allí mismo. Sacamos en claro, que el tal Bannon y algunos de sus secuaces llevaban varios días desaparecidos. Entre ellos, Bobby el hombre muerto y mojado que apareció justo debajo del cuadro. Y que según los indicios había salido a través del mismo. Mientras regresamos al coche, con los sentidos aún en alerta ante la gran suerte de no ser fiambres, miro a un lado y a otro para asegurarme que puedo hablar con mis compañeros sin ser escuchados. -"Señores, es evidente que por las buenas y sin ayuda externa de la ley; no conseguiremos más información del individuo que sujeta la Tommy." les dije mientras caminábamos. -"Sin embargo, es más evidente aún que debemos entrar ahí. Pero seguramente sean más y mejor armados." continué. -"También me he dado cuenta que ha llegado un coche, se han bajado dos hombres y han sacado a otro encapuchado, metiéndose todos en la casa. Creo que es un buen momento para llamar a los refuerzos...no le parece Detective." miro a mi compañero y representante de la Ley.

-Eh, ¿cuándo? ¿cuándo has visto eso?-Le inquirió rápidamente al escuchar del encapuchado.

-Normalmente la regla es no meternos en estos asuntos mientras se jodan entre ellos y no a civiles... Mal asunto-Pensó el detective mientras valoraba sus opciones

-Justo cuando dábamos media vuelta para volver al coche. No he querido decir nada cerca del guardia por si acaso- contestó al detective.

-Eran dos hombres robustos que llevaban en volandas a otro bastante más menudo y enjuto-.

El detective se puso a sopesar sus opciones, tras un breve instante meneó la cabeza como descartando algo.

-No, nos ceñimos al plan original. Si pido refuerzos les alertarán, lo sé de buena tinta. -Su sonrisa era lánguida, casi irónica-. Con suerte estarán entretenidos y el allanamiento será más fácil. Porque sabéis que vamos a cometer un delito, ¿no?

El entusiasmo iba en aumento. Algo se había apoderado de Phil desde la visita al Paulie's. 

¿Un delito? Como si hay que tumbar a alguien. Tenemos que ver ese cuadro. 

Tras los últimos acontecimientos y la poca fortuna a la hora de convencer al guardia de la puerta para que les dejara pasar, las opciones de los investigadores para entrar en la mansión eran más bien pocas, de hecho, siendo optimistas, se reducían a dos: o dejaban fuera de combate al portero, con el riesgo que ello conllevaba y entraban por la puerta principal o trataban de saltar la verja y escabullirse entre los guardas del perímetro.

Phil observa la rutina de los guardas que patrullan la verja intentando calcular el tiempo que tardarían en hacer la ruta completa. 

John estaba de acuerdo con el detective, pidiendo refuerzos sólo conseguirían complicar las cosas y seguramente terminar con uno o varios fiambres de por medio, así que el allanamiento, por muy delito que fuese, era un riesgo mucho más asumible. Sólo había que encontrar la manera de hacerlo. John se percató de que Phil no perdía de vista a los guardias que vigilaban la verja, por lo que supuso que al igual que él el periodista había desechado la opción de entrar por la puerta principal

-Podríamos intentar reducir a los guardas cuando se encuentren más alejados el uno del otro si nos dividimos en dos grupos y les cogemos por sorpresa- Propuso John

-Tenemos que coordinarnos para hacerlo a la vez. -Confirmó el detective. -En cuanto alcancen el punto más alejado será un buen momento-. Especuló, mientras confirmaba que su arma tenía el seguro puesto. No buscaba matar a nadie ni alertar a toda la mansión.

-Un buen culatazo hará el trabajo, me encargo del de la derecha.- Anunció mientras se alejó un par de pasos a la espera de que alguien le siguiese.

-Perfecto, yo haré lo propio con el de la izquierda- Dijo John mientras hacía las comprobaciones oportunas en su arma. -Phil, acompáñeme. Charles, usted vaya con Robert

Mientras John y Phil protegidos por la oscuridad de la noche y la vegetación avanzaban hasta la esquina noreste de la verja, Robert y Charles hicieron lo propio en la sureste. La verja tenía unos 45 metros de largo por apenas dos de alto, era más ornamental que defensiva, porque...¿quién iba a colarse en casa de un gánster? Eso sí, estaba coronada con una fila de pinchos no muy afilados, pero no por ello exentos de peligro.

Cuando los vigilantes llevaban recorrido un cuarto del camino treparon la verja los dos primeros de cada lado.

Cuando estuvo preparado John cogió impulso y saltó ágilmente sobre la verja metálica pero no contó con que su gabardina se enganchase en un pincho.

Se golpeó ligeramente en un costado al tiempo que caía al otro lado y se escondía tras un seto, por la mañana tendría un buen cardenal en las costillas.