Partida Rol por web

Phil se percató del gesto del detective ante las palabras de Armitage. 

Phileas, todo lo que tocas lo pudres. Mira a este desgraciado, ¿te conoce hace cuanto? ¿40 horas? Y ya quiere dejar de vivir.... Mientras tanto tú, Phileas, te aferras a esta vida cuando nadie te quiere alrededor....

- ¡Basta ! - gritó de repente el periodista. Cuando se dio cuenta de que estaba contestando en voz alta a sus pensamientos el sonrojo le pintó la cara y evitó mirar fijamente a ninguno de sus compañeros.

- Disculpen.... Señor Graves, no hará esto sólo. Yo también pasaré. 

El anciano miró a los dos voluntarios con gesto paternalista.

-Su altruismo es digno de elogio señor Graves, y su determinación también es admirable señor McReel, pero la cuestión de que haya pedido que los cuatro estuvieran aquí presentes no atiende a ninguna numerología mística, ni nada por el estilo. Realmente opino que si no van los cuatro y se ayudan mutuamente, morirán. Moriremos todos, pues el portal no dejará de escupir criaturas como las que le atacaron anoche...-.

-No sabemos a que nos enfrentamos. No sabemos como es el mundo que a moldeado Watkins, si atiende a las leyes de la física conocida, las distancias que hay que recorrer, el terreno... Cuanta más ayuda tengan mejor. Es por eso que los cuatro juntos tienen más posibilidades de salir con vida de allí-.

-Entonces parece que no tenemos muchas más opciones, ¿Verdad profesor?- Puntualizó John. 

-Opino que no debemos perder más tiempo y que debemos ponernos manos a la obra cuanto antes. Profesor Armitage, denos todas las instrucciones de lo que tenemos que hacer y hagámoslo- 

Seguía pensando en la gran pérdida del Detective, pero no podíamos detenernos ahora....y menos después de lo sucedido.

-"Estoy de acuerdo, Profesor. Juntos hemos demostrado poder hacer cosas que por nosotros mismos no habríamos podido hacer." dije seguro de mis palabras.

Viendo la determinación de aquel grupo de hombres no pudo más que admirarse.

-El procedimiento es muy sencillo. Deben colocarse los cuatro frente al cuadro y concentrarse en la imagen de la mansión. Eso eso todo, la magia del portal hará el resto- explicó el viejo profesor.

Y así lo hicieron.

Al principio solo eran cuatro pares de ojos mirando un cuadro, pero poco a poco, una sesación de vértigo se apoderó de ellos. Era una sensación sorda, de constante pero leve movimiento, aunque estaban completamente inmoviles.

En un abrir y cerrar de ojos la realidad cimenzó a cambiar y frente a ellos la mansión cobró vida. Luces en las ventanas, movimiento en el porche, y sobre todo, dos de aquellas criaturas volando en círculo alrededor de la casa.

Comenzaron a sentir como una fina llovizna les empapaba la ropa y fue en ese momento cuando fueron conscientes de que ya no estaban en Arkham.

Ante ellos se extendía un paisaje costero, con la mansión al frente y unos pocos kilómetros más allá el faro que emitía quellos destellos intermitentes. Eran exactamente iguales a como los había pintado Watkins.

A sus pies se hallaba un camino bordeado de setos que onducía directamente a la entrada principal de la mansión, donde dos figuras parecían montar guardia. 

Por un momento a John le llegó un recuerdo como de hace mil años en el que se vio observando por primera vez "Un paraje junto al mar" en el museo junto a Phil. Pero ahora no estaba contemplando ningún cuadro... ahora estaba dentro de él junto a sus compañeros. La inquietud y el desasosiego que le provocó esa primera contemplación del cuadro se estaba multiplicando por mil al sentirse dentro de él. De repente recordó las palabras del profesor Armitage: "...dispondrán de un par de minutos para regresar", lo que le sacó de su ensimismamiento y le hizo reaccionar. -Caballeros, es el momento de ponernos en marcha, no tenemos tiempo que perder- dijo mientras señalaba con su mirada la mansión que aparecía ante ellos un poco más adelante. Sin esperar a que sus acompañantes reaccionaran se puso a caminar en dirección a la mansión.

-Os sigo. Os cubro las espaldas-Agregó entre dos balanceos propios de su cojera. Se sabía poco ágil para marcar el ritmo frenético que exigía aquello.
-Me pregunto si serán hombres de Bannon. -Preguntó en voz baja mientras se refería a la pareja de hombres apostados, temiendo atraer hacia sí su atención.

El grupo se puso en marcha al ritmo necesario para no dejar atrás a Robert. Iban con todos los sentidos alerta, pendientes de cualquier cambio a su alrededor. 

-Podrían ser hombres de Bannon, Robert, pero también podrían ser... no sé... cualquier otra cosa... Como las bestias aladas esas que nos atacaron la otra noche. Así que salgamos de dudas cuanto antes y preparémonos para lo que sea- 

Comenzaron el ascenso con cautela sin perder de vista ni a los hombres que guardaban la puerta ni a las criaturas que sobrevolaban la casa en amplios círculos.

El ruido de la lluvia y el seto que bordeaba el camino, así como la oscuridad de la noche les permitió acercarse a tiro de piedra de la mansión.

En un principio las circunstancias les eran propicias para acercarse sin ser descubiertos

John había conseguido escabullirse sin demasiados problemas entre las sombras, por lo que el animo de Robert mejoró lo suficiente como para intentar seguirle.

Cuando hubo caminado la mitad del tramo que le separaba del seto salvador su nuevo miembro se trabó con una piedra y tropezó, cayendo al suelo estrepitosamente y, en consecuencia, alertando a los hombres que intentaban esquivar.

-¿Quien anda ahí?- Preguntó uno de ellos mientras avanzaban por el camino, descubriendo al detective tendido en el suelo en un recodo.

Movido por un instinto natural de conservación, al ver aparecer a los dos hombres por el camino, Charles sacó su arma del bolsillo y disparó dos veces, consiguiendo que uno de los proyectiles se alojase en el hombro del primer atacante, éste, que no se esperaba ser agredido sólo pudo lanzarse a golpear el primer bulto que vio, en éste caso, al pobre John.

Por suerte para el detective, entre el impacto recibido y el ataque precipitado, solamente golpeó el espinoso seto, produciéndose profundos cortes en la mano*.

Viendo como se estaban desarrollando los acontecimientos, Phil decidió esperar un poco para realizar un ataque lo más preciso posible.

Por su parte, el otro gangster desenfundó su revolver, dispuesto a acribillar a los intrusos.

John quiso aprovechar la buena suerte que había tenido ante su atacante y se dispuso a utilizar su arma, pero estaba claro que no era su mejor momento

Tres disparos, dos impactos, un muerto. Ese era el balance de la actuación de Finder.

Certero y letal, había reducido el número de atacantes a la mitad y añadido una muesca a la culata de su arma.

Animado por la aparente racha de acontecimientos favorables, Phil se lanzó contra el otro individuo, el que estaba armado, con todo su ímpetu. Éste, al ver venir al periodista trató de esquivar el ataque, pero no lo consiguió, encajando un poderoso derechazo al mentón.

El detective Graves estaba en la retaguardia, su cojera le impidió hacer un movimiento heroico y lleno de ímpetu como el del periodista que le acompañaba. Aguardó con el arma en alto, había mucho movimiento demasiado, dejó caer una de las muletas para calmar su propio pulso con las dos manos.

Un derechazo en el mentón hizo que durante un momento se separasen ambos contendientes, momento que aprovechó…

BANG. El arma escupió la bala buscando segar aquella vida molesta en aquel lugar que no parecía obra de ningún dios conocido.