Partida Rol por web

Cuando abrieron los ojos se encontraron esposados por unos cortos grilletes a la pared. Para sorpresa del grupo no sólo no habían acabado con ellos, sino que en aquel lugar encontraron con el zeltron de piel rojiza.

El desconocido debía llevar despierto mucho más tiempo que ellos, pues su mirada acerada no se mostraba aletargada. 

—Veo que estamos los cuatro metidos de mierda hasta el cuello— dijo finalmente mientras trataba de buscar una posición cómoda, provocando que los eslabones de las cadenas tintinearan—. Ya poco importa que mantengamos las apariencias, ¿no creéis? 

» Oí un rumor hace poco que hablaba de una organización antigua que trataba de retomar el control del lugar. Según decían iban a liberar a los refugiados y establecer cierto orden, dentro de toda la corrupción que hay en este mundo— explicó poco después con voz calmada—. De modo que me lance a las calles para investigar. ¿y vosotros?

La inercia hizo que Ark intentase llevarse la mano a la cabeza cuando volvió en si, pero no pudo. Aquel tal Ryloss con el que habían hablado antes de ir a la cantina parecía haber intentado aproximarse a ellos de una forma un tanto brusca Podríamos haber hablado como seres civilizados pensó Ark sin llegar a decirlo en voz alta.

- Hemos comenzado a trabajar los tres en el vertedero, buscando algo con lo que sacar créditos para sobrevivir. Después de despedirnos encontramos un cadáver en el vertedero, estamos buscando información acerca de que puede tratarse, pero parece que sabemos tanto como tú - dijo -. Podrías haber llamado a nuestros comunicadores si querías hablar, no hacía falta que gastases energía de tu bláster ni una granada de humo - decidió que debía verbalizar aquello que había pensado.

Abrió y cerró los ojos rápido para intentar despejarse e intentar ver con mejor claridad la escena.

- Como tu has dicho, parece que los cuatro estamos metidos en esto, podríamos ayudarnos mutuamente, ¿no crees? - le preguntó.

Al final pareció que el viejo botham no era tan de fiar como aparentó a primera vista.
Su respirador autónomo le había protegido de los gases de la granada pero nada en la galaxia les preparó para resistir lps disparos blaster. La suerte, es que los querían vivos y estaban en modo aturdir, aunque en ese momento, el mayor problema de todos apareció a modo de grilletes que los sujetaban a la pared.
Allí estaban, sus dos compañeros y el rojo zeltron que habían conocido en el vertedero. Los cuatro igual de encadenados.
Ark fue precavido esta vez y se decidió a actuar como si fuese el propio Ryloss quien nos había secuestrado. Y lo cierto era que había posibilidades más que altas de que así fuera.
Aplaudió en silencio la decisión de Ark.
-Sí, por favor. De momento poco o nada sabemos sobre lo que está pasando.

El zeltron. Ahí estaba de nuevo. Larah estaba preocupada. Había comprendido que sus prevenciones no fallaban y se recordó a su misma que debía hacer más caso de su instinto. Todavía estaba algo aturdida pero empezaba a despejarse aunque no había llegado a desmayarse. Miró a sus compañeros para asegurarse de que estaban bien y con una mirada les indicó que ella estaba bien. 

- Bueno ya está bien. - comentó sacando fuerzas y carácter. - Nos has asaltado cuando podías habernos hablado antes. ¿Qué pasa? ¿Estamos todos llenos de mierda? No lo sé, nosotros cumplimos órdenes de investigar, tengo dudas de tus motivaciones. De momento con buen pie no hemos empezado si lo que quieres es que colaboremos. 

Carraspeó y miró los grilletes. 

- Como poco hay que empezar por soltarnos. - demandó.

Al escuchar a Larah comprendió que las drogas debían haber afectado a los humanos de formas extrañas, mermando su raciocinio o capacidad visual... Eso... o sabían que todo era una treta del Zeltron para sonsacarles la poca información que hubiesen podido tener.
Intentó soltarse de las ataduras de los grilletes mientras Larah alzaba la voz

Las palabras de Ark y Larah provocaron que el rostro del zeltron se tornara confuso y molesto a partes iguales. Tras esto agitó las cadenas que lo anclaban a la pared dejando claro que estaban en la misma situación. 

—No se que diantres estáis diciendo— dijo con cierto enfado—. Al igual que vosotros yo he sido atacado y encerrado. Creo que alguien no nos quiere metiendo las narices donde no nos llaman. Debemos de estar en  las instalaciones del Sol Negro, no se me ocurre otro lugar en el que podamos estar la verdad.

» Imagino que habéis sido contratados por el Intercambio para localizar la supuesta amenaza— añadió poco después mientras les observaba de arriba abajo—. Bueno, corrijo. No habéis sido contratados, sino que habéis sido obligados. Pobres parias del sector de refugiados. Era de imaginar.

Ark se sentía aturdido y hasta ese momento no se había percatado de las cadenas del zeltron. Se quejó y agachó la cabeza al percatarse de su error.

- Nada ¿Y quienes son estos del Sol Negro? - preguntó al zeltron -. Corriges bien - dijo mientras se frotaba la cabeza con el brazo.

-Disculpa a mis compañeros ¿Ryloss? - se disculpó ante el zeltron tras la "genuina" indignación del coloraó.
-Nos drogaron para capturarnos y puede que sigan bajo ños efectos del gas alucinógeno
Tironeó de las cadenas tratando de escapar. No sabía si podían confiar en el zeltron pero en vista de la situación, poco más podían hacer.
Ojala sea un aliado y no un enemigo
-Parece ser que estamos siendo testigos de una guerra de bandas rivales y nos encontramos en medio. Y como ocurre siempre en estos casos, el pueblo será eñ que pague los platos rotos... Por mi parte, y creo hablar por mis compañeros, sólo quiero salir de este condenado lugar

Entonces todo cobró algo más de sentido. Por alguna razón, Larah había entendido que era Ryloss el que les había atrapado. Pero al darse cuenta de que tenían el mismo problema se tranquilizó. Parecía que habían encontrado un aliado, habría que estar pendientes, pero parecía un futuro aliado.

— Vale, vale. Entendido. — dijo a modo de disculpa. — Es todo muy raro, no nos culpes por pensar lo que no es, venimos de entornos complicados. — comentó escuetamente para enfatizar en sus disculpas. 

— Como dice Txus, solo queremos salir de aquí. Nada tenemos que ver con... ¿El Intercambio? ¿Eso que es? — preguntó tratando de sacar toda la información posible. — ¿Sabes cómo sacarnos de aquí? ¿O tú también estás en problemas? — preguntó tratando de introducir algo de retranca en sus frases, no era una situación como para reirse, pero tal vez eso ayudara a destensar el ánimo.

La confusión se vio reflejado en el humanoide de piel rojiza ante las palabras contradictorias de ambos humanos. Uno le había dado a entender que estaba en lo cierto, mientras que la fémina se había mostrado completamente ignorante y ajena de aquel mundo. 

—Tanto el Sol Negro como el Intercambio son dos bandas dedicadas a todo lo que se cuece bajo manga. Es decir, lo ilegal—. Respondió con voz pausada mientras se rascaba la cabeza—. Ambos se enfrentaron hace tiempo por el poder. Como es obvio el primero lo perdió al ser asesinados la mayoría de sus miembros.  Tampoco se mucho mas. 

» Vosotros queréis marcharos, en mi caso quiero quedarse y hacerlo mejor— añadió poco después sin ningún tipo de juicio en su voz.

Después de que Ryloss pronunciara sus últimas palabras un ruido lejano atrajo la atención del grupo. Segundos más tarde volvieron a oirlo, un ruido metálico similar al de una puerta al abrirse y cerrarse. Tras esto el eco de unos pasos comenzaron a resonar por el pasillo cercano a la habitación que se encontraban. 

La puerta se abrió revelando al secuestrador, el bothan, Koth Melan. Este les escudriño de manera detenida durante unos instantes, tras lo cual tomó una silla y se sentó frente a ellos. 

—Disculpad todo esto, pero andabais metiendo las narices en asuntos delicados—. Sus palabras eran acompañadas por movimientos elegante que realizaba con sus manos—. Soy miembro del Sol Negro. Aquí me tenéis. Podéis hacer las preguntas que queréis. 

Observó a sus amigos y al tal Ryloss. Intentó procesar toda aquella información.
Si no había entendido mal Sol Negro y el Intercambio eran las dos caras de la misma moneda. Pero el Intercambio se había mostrado implacable y cruel, y sol negro parecían querer liberar al "populacho" oprimido. También era cierto que ya habían perdido una vez, y quizá eso les había vuelto cautos y puede que más crueles. Ahora bien, también era obvio que el que había hablado bien de Sol negro se había desvelado como miembro de dicha organización.
No las tenía todas consigo, pero estaban cautivos del sol negro, y más les valía colaborar con ellos en esos momentos si no querían acabar siendo unos cuerpos en el depósito o el desguace de chatarra.
-¿Por qué los cuerpos? ¿Por qué esas mutaciones?

Al fin sabían quien era el secuestrador. Ark alzó la vista, no se lo esperaba, la pregunta que el soldado iba a hacer salió de debajo del respirador de Txus-Taril.

- ¿Y porqué a los refugiados? ¿No deberían ser los miembros del Intercambio vuestro objetivo? - preguntó Ark.

Larah estaba totalmente desconcertada con lo que acababa de pasar y con lo que tenían ahora delante de sus narices. Que Koth resultara ser lo que no parecía que era no le extrañó en absoluto. Al menos había algo claro, estaban más cerca que momentos antes. 

— Está claro que aquí pasa algo. — comentó con rotundidad. — Os están buscando y no para cosas buenas. ¿Qué queréis? — preguntó con un tono tranquilo. 

La vidriosa mirada del bothan de avanzada edad los observó largo y tendido antes de pronunciar palabras. Cuando lo hizo esto resonó con autoridad y desprecio a partes iguales. 

—En vuestro sector habían miembros del Intercambio que se hacían pasar por Refugiados para así guiaros como un rebaño de banthas— dijo mostrando por primera vez algún atisbo de sentimientos en su voz o su rostro—. Estamos desarrollando sueros con fines militares que modifican y potencian las bases genéticas de seres humanoides. Como necesitábamos ensayos en humanos aprovechamos esta situación. Gracias a ello hemos avanzado en nuestra investigación y sacado al rancor de su madriguera.  

» No me miréis así, en la guerra todo vale. ¿Acaso creíais que el Intercambio se iba a preocupar por los esclavos a los que explotan y extorsionan sin remordimiento? Os han enviado como carnaza— añadió Koth al ver las miradas de los presentes—. No se que os han prometido, pero permitidme que dude de su legitimidad. El Sol Negro os ofrece la posibilidad de mejorar la situación de esta mierda de planeta o en su lugar la libertad; sin embargo no os voy a engañar, será una misión cuanto menos peligrosa.

Txus escuchó atentamente cada una de las palabras del bothan. Buscó algún temblor en su voz o algún movimiento involuntario en su lenguaje corporal que revelara alguna farsa, pero no la encontró. Su captor parecía decir la verdad en toda regla, aunque podía estar equivocada, no sería la primera vez que su instinto le fallaba.

En Nar Shaddaa nadie valía lo que decía valer, el Intercambio tenía sus intereses que estaban por encima de cualquiera, por supuesto el Sol Negro que mencionaba el bothan estaría en su misma cuerda. Ark se imaginaba que les estaban usando como carnaza, pero obedecer aquella orden, de algún modo abría una posibilidad, aunque no fuera a través del cumplimiento de las promesas del Intercambio.

- La vida en la luna del contrabandista es ya de por si peligrosa, tu mismo lo has dicho el Intercambio nos ha enviado como carnaza, y si nos hubiéramos negado, hubiéramos acabado muertos. Nos adviertes de algo obvio, pero en realidad trabajar para el Sol Negro o para el Intercambio no supondría una gran diferencia, corremos el mismo riesgo, morir, pero a manos de diferentes, la suerte es que parece que vosotros necesitáis personal, el Intercambio no será tan condescendiente - dijo el soldado.

Miró a sus dos compañeras. A Ark no le importaba convertirse en una suerte de agente doble, si al menos eso le permitía seguir vivo un poco más, con cierta posibilidad de salir de aquella roca del vicio y la corrupción que tanto les gustaba a algunos.

Miró también al zeltron, quizá estaba en una situación más ventajosa y debería decir algo a favor o en contra de ese trato con el Sol Negro.

Todo se resumió en dos palabras: grandes problemas. La Kel-dor no supo que responder, no pronto al menos, necesitó unos minutos para procesar toda la información recibida, la sensación de frustración amenazó con envolverla, desasosiego y miedo.
Se forzó a si misma a calmarse, a pensar en una solución racional a aquel escollo.
Ambos bandos libraban una guerra que necesitaban ganar. Ambos usaban todo lo que estuviese en su mano, incluyendoles a ellos.
El Intercambio se había aprovechado de ellos y habían sacado ventaja contratandoles primero. Pero no debían lealtad al Intercambio.
Sol negro se había mostrado algo menos cruel, pero sí muy osados como para experimentar con refugiados.
Sim embargo, en esos momentos, posicionarse al lado del Intercambio equivalía a ser sujetos del siguiente experimento. Ambos ofrecían la libertad. Y eso era más que suficiente. Más de lo soñado el último año de cautiverio y trabajos forzados para el Intercambio.
Quedaba saber si maese Ryloss se uniría a ellos, ¿su lealtad enullstaba junto al Intercambio?
-Cuenta conmigo -dijo al botham.
-¿Podría ver los detalles médicos?

Koth sonrió ante las palabras pronunciadas por el antiguo soldado, tras lo cual se frotó las manos con energía en el pantalones antes de introducirlas en una de sus bolsillos. Una pregunta atravesó sus mentes como un rayo ¿Iba a matarles? 

—Bueno, la diferencia entre ambas organizaciones es bien notable— dijo sacando tres tarjetas que identificaron al momento—. Los reconocéis, ¿verdad? Con estos pases podréis abandonar el planeta. Ya están pagados. Podéis ser libres Larah, Txus y Ark. 

» No es una treta, son vuestros. Podéis tomarlos ahora mismo si así lo deseáis e incluso tratar de escapar hoy mismo; sin embargo no os lo recomiendo— dijo mientras pulsaba un botón de su muñequera que abrió el mecanismo que los retenía contra la pared—. El Intercambio tiene vigilados los muelles, si intentáis salir ahora mismo de aquí seréis apresados por el enemigo y no habrá nada bueno para vosotros. 

Cuando Txus preguntó sobre la posibilidad de ver las investigaciones geneticas realizadas por el Sol Negro el bothan negó enérgicamente con la cabeza. 

—Lo siento, pero no es posible. Es de acceso restringido— dijo con voz conciliadora—. Ahora que tenéis los billetes para salir de este apestoso lugar tenéis dos alternativas, esperar a que ganemos sin vosotros o ayudarnos para incrementar de manera notable el porcentaje de éxito. 

» Por otra parte, Ryloss, se que buscas mejorar las condiciones de esta luna, nosotros también— añadió poco después con voz cansada—. Esta es tu mejor opción.  

El zeltron frotó de manera distraída sus muñecas, cavilando sobre aquel ofrecimiento. Finalmente asintió conforme. Sin duda si pretendía mejorar aquel lugar solo no podía hacerlo, debía unirse a alguien. 

- Y ¿Cómo podemos ayudar a equilibrar la balanza a vuestro favor? - preguntó el soldado mientras se frotaba las muñecas tras soltarse los grilletes.

Se acercó al bothan con calma y tendió su mano para obtener su tarjeta lista para salir de aquel agujero.

- Me lo cobro por adelantado, pero no me iré hasta que hagamos el trabajo, parece que no tenemos mucha alternativa - comentó mirando a sus compañeras y a Ryloss.

— Por los esclavos no se preocupa nadie, eso es lo único que tengo claro. — comentó abiertamente Larah. Estaba dispuesta a cortarse y a colaborar pero no estaba dispuesta a que se rieran de ellos en la cara.

Larah se calló cuando escuchó que les hacían una nueva oferta. Cambiar de bando. O elegir bando. Porque Larah nunca estuvo a favor de los que les tenían esclavizados. Antes de que ella pudiera hablar, sus compañeros se adelantaron. Ella asintió. Estaba de acuerdo.

La palabra libertad hizo que Larah mirara a Koth con otros ojos. ¿Estaba hablando enserio? Libres. Libres para volver a sus hogares. Eso era lo único que quería. Lo único que quería. El egoísmo se apoderó de ella y eso la asustó. Se vio marchándose con Txus y Ark. Eso la asustó. Ella no era así. Había que ayudar a los demás. 

— Cuéntanos, ¿cómo podemos ayudaros? — preguntó interesada y con la mano tendida para coger la tarjeta. Aunque se quedara a ayudar, no iba a irse de ahí sin el pasaje a la libertad.