Partida Rol por web

Bien, parece que empezamos a caminar en la misma dirección, pero no quiero perder de vista a Pinocho, otra vez.

 A Gato: - Me parece bien, pero insisto en localizar a Pinocho. No es sospechoso principal, pero vagabundea por Palacio sin permiso y creo que es mejor tenerlo localizado. Si os parece, Príncipe Gato y Peter, cada uno buscaremos como ha dicho Gato y, el que encuentre a Pinocho, lo traerá aquí, de buenas maneras, para que esté controlado. A fin de cuentas bastante gente hay ya que se pasea sin permiso. Si están controlados, mejor.

 A Príncipe:- Y, Alteza, una vez más, ante el cariz de la situación, debo insistir también en que se suspenda la ceremonia. Sé que es un trago amargo, pero tenemos una muerta en extrañas circunstancias, un sujeto que se ha colado (Pinocho), otro que al parecer no es quien dice ser (Garfio), otro desconocido (el Conejo) y un sospechoso de un crimen (Bestia). Creo que son suficientes motivos para postergar la ceremonia. Y, otro más: el ataque lo realizó una bestia sanguinaria, Príncipe... Hay que aclararlo para evitar cualquier malentendido.

No entiendo el interés en seguir adelante con la ceremonia. Debe cancelarse.

-No comparto tu opinión sobre... Pinocho has dicho que se llama?... no se que os traeréis entre manos, pero si tanto interés tienes está bien, traelo aquí, pero encargate tu ¿de acuerdo?. Ahora que habían sacado algo en claro no le apetecía discutir, asi que si quería traer a Pinocho que lo trajera, prefería dejar que Pepito trajera a Pinocho y al conejo a arriesgarse a que los dejara plantados.

-En cuanto salga de aquí ordenaré que se lleven el cadaver lo más lejos de estas habitaciones como sea posible

El Príncipe iba a perder la paciencia con el tema de la boda. No tenía suficiente con sus propias dudas y ahora tenía que cargar con Pepito comiéndole la oreja... aunque eso podría darle tiempo. Sí... tiempo era lo que necesitaba.

-Discutid vos ese tema con la novia si tan convencido estáis y conseguís disuadirla, señor Grillo-respondió cansado visiblemente- ese maldito reloj de la sala no hace más que correr hacia atrás. Una broma de mal gusto sin duda..Iré yo mismo a buscar a Bestia, será menos violento.

No esperó a más quejas ni más propuestas, se volvió hacia la puerta y salió en busca del novio de la difunta.

Estupendo... No sólo tenía que buscar al Conejo y a Pinocho, sino también convencer a Cenicienta. Aunque esto último quizá no sea necesario. Basta con dejarlo estar... No creo que la joven tenga ganas de hablar, y menos de ceremonias. ¿Dónde dijo el Príncipe que estaba el Conejo? Ah, sí, en la sala de invitados.

Marcho en busca del Conejo y de Pinocho.

-Peter, si el príncipe busca a Bestia, gustais de acompañarme?

- ¿Así que cuando hay trabajo sucio que hacer acudes a mí, eh Pepito? Pues que sepas que no estoy aquí para servir a tus intereses egoístas. Porque eso es lo que eres: ¡un egoísta! Tu ambición ha de estar por encima de la felicidad del Príncipe y de Cenicienta, ¿verdad? Pues esta vez no te voy a ayudar. Apáñatelas tú mismo.

Resueltos a acabar de una vez con aquella investigación, el Príncipe y Pepito Grillo abandonan el dormitorio que servía como cámara mortuoria de Bella. El pasillo se encontraba por aquel entonces vacío, pero por el camino escuchan el sonido de un mueble despedazado en la salita de té seguido de los inconfundibles rugidos de Bestia. El príncipe se detiene junto a la salita, que tiene la puerta cerrada, mientras que Pepito se apresura a revolotear hacia la sala de invitados, donde puede ver, además de a Pinocho, a la joven espadachina rubia y al capitán pirata cuchicheando en voz baja. 

Vamos - accepto el plan del Gato

Justo el capitán de la guardia y Peter Pan se disponen a salir de la sala en busca de Garfio, se cruzan junto a la puerta con la prometida del príncipe. Cenicienta os mira un momento desconcertada. Al parecer, la futura princesa tampoco ve con buenos ojos que el cadáver de Bella sea exhibido a personas ajenas a la seguridad de palacio, pero tras una reverencia y unos parabienes de compromiso, el felino y el eterno adolescente se retiran de los aposentos dejando a Cenicienta ante el cadáver de su mejor amiga, que con su belleza intacta, reposa eternamente en la cama cubierta de una improvisada mortaja. En la mesita de noche, a su lado, hay un bolso a juego con su vestido, al parecer la única pertenencia personal que la fallecida había traído a la ceremonia. 

Cenicienta miró la mortaja que escondía el cuerpo de su amiga, de la difunda, de la finada, ¡de Bella! No pudo evitar enjaguar un par de lágrimas que descendían por su mejilla. Se quedó mirando a ambos y sonrió suavemente.
-¿Qué habéis averiguado, Capitán?-Le preguntó directamente al gato con botas con melodiosa.-Por favor, ahorraros los detalles más macabros y bochornosos, mi pobre corazón no lo aguantaría.-Le suplico denotando en ella toda dulzura e inocencia.

- Lo siento mucho alteza. Sé cuánto queríais a Bella. Hasta ahora lo único que os puedo confirmar es que ha sido brutalmente atacada por una fiera. Si me disculpáis, debo seguir con la investigación e interrogar a algunos sospechosos.

Y tras hacer una reverencia el capitán de la guardia prosiguió su camino, seguido de Peter Pan, hacia la sala de invitados.

- ¡Pues vaya novedad! ¿Esas son todas sus averiguaciones, señor Gato? -pensó Cenicienta.

Sin embargo, a la ida del capitán de la guardia le sucedió la llegada del consejero real acompañado del niño de madera que se había colado en la fiesta.

- Bueno, al menos espero que al menos Grillo se encuentre más locuaz. 

Me muestro sorprendido de encontrar a Cenicienta. Aprovecharé la ocasión.

A Cenicienta: - Es una sorpresa encontraros en esta habitación. Siento la desgracia que debéis afrontar hoy y que, me permito decir, estáis encarando con gran fortaleza. Como ya le dije a Su Alteza, estamos haciendo todo lo posible por esclarecer lo ocurrido, pero, hasta que podamos conseguirlo, creo que lo mejor es suspender la ceremonia. No creo que sea adecuado empañar un día especial con suscesos tan trágicos. Vuestro prometido ha dejado la decisión a vuestro criterio y buen juicio, al que apelo para postergar la boda hasta mejor fecha, una vez resuelto el crimen. ¿Estáis conforme?

Otra cosa, y perdón por importunaros tanto. ¿Habéis visto a un Conejo Blanco merodeando en alguna estancia de Palacio?

Espero que Cenicienta sea cabal y suspenda la ceremonia. No entiendo por qué no se ha hecho ya. Me retumba la cabeza. Otra vez la vocecita que se opone a mis propósitos. Debo ignorarla...

A Pinocho: - Bien. Por fin podemos hablar. Antes de nada, ¿qué hacéis en Palacio sin haber sido invitado?

Prefiero ser directo y aclararlo rápidamente.

- Esas son formas de hablar conmigo Pepe Grillo por lo que veo dejarme solo y correr por ahi fue un poquito mas dificil, tengo que hablar con el principe creo si mas no recuerdo, el fue que me queria..

 Pinocho se mostraba disgustado con Pepe grillo por la forma de hablarle rapidamente, olvidado su pasado y como fue tratado por este cuando mas lo necesitaba.

Cenicienta se quedó a Grillo sin dejar de sonreír.
-La boda sigue hacia delante, querido señor-le comunicó.-Llevo toda mi horrible vida esperando a esta medianoche, así que, no. No voy a anular nada. Sólo deseo que mi vida cambíe y este enlace es justo lo que necesito. El amor es lo que necesito, señor.--Concluyó sin dejar de sonreír. Y se acordó de su última pregunta.-No he visto un conejo blanco-respondió extrañada ante tal pregunta. Se volvió para mirar a Pinocho-¿Por qué os habéis colado en mi boda?-Preguntó sin rodeos.

En la sala de invitados ya no hay ni rastro de Pinocho, pero en su lugar podéis ver una animada conversación entre el jefe de la guardia, la joven espadachina, Garfio y ¡Peter!

Quizás no sea mala idea dejarlo espiando lo que traman esos tres.

En ese momento recordáis que hace un momento, cuando os encontrabais en el pasillo, hubo cierto movimiento hacia el dormitorio donde habían llevado al cuerpo de Bella y decidís dirigiros allí.

El interrogatorio de Pinocho se vio interrumpido cuando alguien abrió la puerta de la habitación, pero en este caso no se trataba del príncipe, sino de su tío Midas que entraba acompañado de la bella dama Blancanieves.

¡Qué empeño en no suspender! Estoy tentado de insistir, pero no lo haré, de momento. Con una muerta y una bestia furiosa campando por Palacio, e insiste en celebrar la boda...

Espero la respuesta de Pinocho a la pregunta de Cenicienta... Cuando llegan nuevos invitados.

- A Blancanieves y Midas: - Buenas tardes, señores. Disculpe que les interrumpa con una pregunta que les resultará extraña. ¿Han visto a un Conejo Blanco en alguna dependencia de Palacio?

Al abrir la puerta, el aroma de la sangre inunda mis fosas nasales, provocando una fuerte tensión en mi cuerpo. Aguantando la respiración, intento relajarme y me encamino al interior con la cabeza alta e intentando no observar el cadáver destrozado. Para mi sorpresa hay un grillo, creo haber oído que es el consejero real, pero no estoy segura. Está también la novia y el dichoso muñeco de madera. 

-Estabais aquí, nos habéis tenido esperando largo rato jovencito, a una reina no se la hace esperar...-

Digo mirando al prototipo de niño ofendida. Mientras de reojo espero a ver qué hace Midas, contesto a la pregunta que el pequeño grillo nos realiza en ese instante.

-Yo no he tenido el honor de ver al dichoso conejo, pero he oído al Rey Midas y al capitán Garfio hablar sobre él y unas cuantas intrigas que les ha susurrado o algo así...-

Hago una breve pausa, me cruzo de brazos y añado.

-Si os sirve, yo lo único que he presenciado han sido unas extrañas voces que me hablaban, pero al llegar al palacio han cesado-.

Cenicienta se quedó detrás de Grillo y Pinocho cuando Reina y siervo entraron por la puerta. Apartó la vista de ambos, no le parecía adecuado quedarse mirando a la hermosa mujer y a su extraño acompañante que aunque se veía achacoso parecía rejuvenecer ante la presencia de Blancanieves. Y otra vez, esa dichosa pregunta. ¿Qué demonios puede hacer un conejo blanco husmeando en mi boda? ¡Cómo si ya no tuviera suficientes contratiempos!
-Si me permitís la osadía, Majestad.-Comenzó a hablar dirigiéndose a Blancanieves.-¿Qué os decían esas extrañas voces?-Se adelantó un paso para dejar atrás a Pinocho y colocársela al lado de Grillo.-Y-dijo dirigiéndose esta vez a Midas,-¿qué os dice ese misterioso conejo blanco, tío querido?-Se volvió para mirar a Pinocho.-Y todavía no me he olvidado de vos, ¿por qué os habéis infiltrado el día de mis nupcias en el palacio?-Y por último pero no menos importante, se volvió hacia Grillo.- ¿Habéis visto vos ese conejo? ¿Qué sabéis de él?-Una pregunta para cada uno, miles de respuestas que dar. ¿Verdades o mentiras? ¿Asesinos o inocentes?

Cenicienta sintió un escalofrío recorriendo su espalda que le hizo estremecer, cuando el aroma de la sangre fresca le llegó a su real nariz. Todo se estaba volviendo demasiado morboso para su gusto. Y para colmo de los colmos, seguía apartada de su querido Príncipe y en la misma habitación que el cadáver hecho trizas de su dama de honor. Ains...