EL chico se empezó a reír.
-Es una chica muy maja. ¡Encantadora! Siempre que no la intentéis matar, claro...
Al decir aquello sus ojos, de nuevo, se dirigieron con rapidez hacia la inquisidora.
-Me temo que no puedo daros mucha más información sobre ella. Hay mucha gente que la busca y siempre es muy precavida. Además, los nombres tienen mucho poder...
Carraspea un segundo, algo incómodo, tras lo cual vuelve a sonreír y ofreceros de nuevo el pergamino.
-Me temo que no puedo ofreceros mucho más. -El hombre os ofrece el triángulo en el que guarda la moneda-. Podéis coger esto y el pergamino y probar suerte con ella. O me puedo quedar yo con la moneda y seguir investigando, aunque puede que esto me llevo un tiempo...
La inquisidora no quiso decir más. Se había dado cuenta que se había confundido, y los colores se le había subido. Se ruborizó por el error que había cometido al confundir una persona con una demonia o algo así.
Resopló por la nariz y negó levemente con la cabeza. - Por estas cosas te está costando tanto conseguir el legislador... Se riñó a si misma. Y tras el gazapazo esperó a los comentarios de los demás. A no ser que algo le surgiera, fuera necesario o su curiosidad le quemase el culo demasiado... esperaría. Ni si quiera intentó tomar lo que el "sabio" les ofrecía ni nada.
—Bueno, si no hay más remedio...
Ya me está dejando de valer la pena tanto embrollo, a menos que el canciller nos aumente la recompensa. Es un salto al vacío lo que nos está proponiendo este tipo.
—¿Ni siquiera podemos saber qué tan lejos de aquí nos va a dejar ese portal?
"Parece que necesitas más conocimiento. ¡Ya se! Hablemos de viscosidad. Con lo que te gusta la sangre tiene que ser tu tema favorito."
El mío desde luego no lo era. Ni definitivamente el de ninguno de mis compañeros de clase. Quizá el demonio fuera distinto. O quizá sucumbiera como todos los demás. Como yo mismo había hecho, aunque yo eventualmente conseguí perseverar.
Motivo: Ciencia
Tirada: 1d100
Resultado: 18(+140)=158 [18]
No dejemos que una idea estúpida sea tumbada por una mala tirada. Por dos ya quizá...
Citaka parecía un poco distraído, pero realmente aún estaba atento a la conversación, si bien no al 100%.
— No creo que la intentemos matar si no nos da motivos para ello. Aún así, creo que deberíamos saber al menos un poquito más. ¿Es una mortal? ¿Por qué la buscan? Dependiendo de esto último, quizá no nos interese a nosotros ir a verla por el riesgo que pueda suponernos el mero hecho de ponernos en contacto con ella.
Marcus miró al equipo y, de nuevo, pareció fijar su atención unos segundos más de la cuenta en la inquisidora. Sin embargo también dedicó un tiempo extra a cada uno de vosotros, como si os estuviera midiendo.
-A ver... La verdad es que es una mujer maravillosa... Es increíble... Una curandera inigualable... Pero para conocer el don de la vida, me temo que también camina por la senda de la muerte...
Suelta un largo suspiro.
-Es una nigromante.
Se había dado cuenta que ya era la tercera vez que intentaba amortiguar sus palabras o ser indirecto, fuera con sutilezas o con eufemismos, pero, esta vez ya saltó. - No te preocupes. No soy una radical. Y aunque algunos de sus jefes si lo fueran, daba igual que una nigromante fuera por allá donde fuese, sin ser malvada como tal. Otros dirían que es una herejía mi pensar, pero: - Si quieres puedo ponerme otra ropa y disimular un poco.
Y todo lo que hace este muchacho es chacharear y dar información banal acerca de la mujer a la que vamos a conocer. Espero pacientemente a que suelte eso que no quiere contarnos, e instintivamente frunzo el ceño. Eso de “nigromante” suena mal, pero yo no soy quien para juzgar: he visto cosas muy...extrañas. Mientras no haga daño a nadie no es intrínsecamente mala, ¿verdad?.
-Bueno, eso no soluciona lo que te hemos preguntado de si nos ibas a transportar a la otra punta del mundo...o fuera de él.- Digo con tono suave.- Pero supongo que no tenemos otra opción más que confiar.
—Psé. —Un pequeño gesto como de desdén, revoleando los ojos—. Es verdad que generan algo de repudio esos, pero después de todo lo que hemos vivido, además de que dices que sería nuestra aliada, no veo por qué comenzar a tener escrúpulos ahora.
—Por cierto —añado, cruzando los brazos—, cómo será la información no compartible, si esa es la que sí nos puedes decir... ¿eh?
— ...
Citaka se quedó pensativo durante unos segundos. No parecía que sus compañeras terminaran de entender la gravedad de las palabras de Marcus, salvo quizá Momomi, que cayó en que lo que no nos estuviera contando era potencialmente más grave.
— No me extraña que quiera esconderse...
"... pues cuando todavía éramos objeto de persecución, no habría conseguido el apoyo de otros hechiceros."
El doctor se guardó la segunda parte del pensamiento para si mismo, pues en caso de que finalmente considerara apropiado hacer el viaje, la verdad probablemente hiciera más reticentes a Seitic y Aysha. Sin embargo la nigromancia tampoco era algo común, así que quizá sabía algo de aquella misteriosa e infame mujer con las pistas que les había dado.
"Veamos: nigromante; mujer; la están persiguiendo de forma activa; no es posible saber dónde está, por lo que probablemente esté en continuo movimiento; lo bastante poderosa para hacer un objeto que transporte a cualquiera hasta su presencia independientemente de la distancia, así como de devolvernos ella misma; y es alguien que debería ser capaz de leer el idioma infernal de las monedas."
Motivo: Ocultismo
Tirada: 1d100
Resultado: 72(+160)=232 [72]
Tirada de Ocultismo a ver si con las pistas puedo tener alguna idea de quién estamos hablando.
Tienes unos bastos conocimientos sobre lo sobrenatural... Pero hay ciertas cosas que solo tienen 2 años.
Hasta ese tiempo los registros que había sobre individuos con capacidades sobrenaturales eran escasos, y aunque en los últimos dos años la organización se ha encargado de documentar todo lo que ha descubierto, con los datos "mujer" y "nigromante", poco puedes hacer.
En un instante te aparecen 10 nombres en la cabeza. Podría ser una de ellas, o ninguna.
El chico os miró y dejó el pergamino sobre la mesa.
Gente, la pelota está en vuestro tejado.
Vosotros sabéis si usáis el pergamino o no.
Seitic tomó el pergamino haciendo un asentimiento hacia el dueño de la Tienda, como si fuera un :"Gracias". Como la persona más responsable del trabajo era Aysha, y esta había trabajado con papeleo y documentación, se lo pasó a ella. - Nadie mejor para custodiar documentos. Le comentó al entregárselo, pero sabía que antes o después Citaka entraría en acción, ya que era un Ser de Poder, y este además orgulloso, y querría ser él portado o usuario de aquella "herramienta". Le guiñó el ojo izquierdo al hacer la entrega mientras un sonrisa afloraba en su rostro.
En su mente corría una duda: - ¿Cómo porras tenía este muchacho el pergamino para encontrar a alguien que no se puede encontrar? Ya le preguntaría más adelante por este hecho y por las acciones de la Nigromante.
Citaka respiró profundamente. Tenía varias ideas sobre quién era la nigromante, y ninguna de ellas le gustaba particularmente. No quería ir, pero si las chicas iban a hacerlo no iba a dejarlas ir solas. No particularmente para intentar protegerlas realmente, él ya había demostrado ser el más vulnerable del grupo, sino porque con la seguridad de los números podría investigar, y pese a todo si realmente era sanadora, era una colega con la que podría intercambiar información que serviría para el bien de sus pacientes.
— No creo que sea una buena idea, pero si estáis dispuestas a ir, efectivamente sería mejor que Seitic tratara de no parecer una Inquisidora.
—No es que quiera hacerlo, realmente —respondo a Citaka, todavía de brazos cruzados y un gesto de abulia que me delata las pocas ganas que tengo de hacer algo tan peligroso—, pero si tú decides usar ese pergamino, yo me veo obligada a seguirte. No podría volver a ver a la cara al viejo si dejo que una nigromante te coma. Lo que les ocurra a las demás cae por cuenta de ellas, aunque intentaré proteger a quien pueda, más por orgullo personal que otra cosa.
Mientras le decía eso el Doctor, no tenía más que mostrar lo que portaba. Sacó de su zurrón una camisa parda. Era holgada, pero cómoda, para poder permitirle los movimientos. También un pantalón de un color similar. Tras eso, como si fuera una cursi presumida se lo "presentó" encima, e incluso hizo un amago como modelo, para que la viesen, o se hicieran la idea de como vestiría con ellas. La verdad es que sabía que se sentiría un rato... pero un rato largo, ridícula con aquello, así que sus intenciones eran... lo más probable, ponérselas encima, para ... "aparentar"... porque disimular igual era demasiado.
Al final decidís hacer caso a Marcus y coger el pergamino.
Aysha es la que lo abre y, en su interior, no hay letras, runas, ni nada que identifique.
Casi cuando se lo iba a mostrar a Marcus para buscar explicaciones, el papiro empezó a brillar con una luz intensa. Un fogonazo potente que hizo que nuestro grupo cerrase los ojos de forma automática.
Continuamos en el capítulo 2