Partida Rol por web

Observas aquella extraña moneda e intentas estudiarla.

No percibes magia en ella, al menos en aquel momento. Te parece un objeto simple y normal.

Aunque, al fijarte mejor en la runa roja que hay en el centro, sí ves ligeras briznas de magia. Es muy poca, casi dirías que residual, pero estás segura de que no tiene potencia ni capacidad para hacer nada. Al menos que sepas.

Pero si a eso le añadimos que la runa que ves la reconoces como lenguaje demoníaco, la cosa puede complicarse... Desde luego no conoces el idioma pero, siendo de demonios, no será nada bueno. 

Lo que sabes seguro es que parece que, esa cosa, hiciese lo que hiciese, se encuentra "desactivada", aunque no tienes claro si es de forma permanente o temporal. 

La nueva capitana de la nave asiente ante la inquisidora.

-Claro, aquí tiene. Imagino que usted tendrá más recursos que yo para averiguar lo que es. 

Se la entrega para después mirar al grupo.

-Pues, si les parece, iremos al comedor para dar algunas explicaciones.

Ambos asentí y regresáis al comedor, desandando vuestros pasos.

Casi a la vez, las puertas del comedor se abren.

Por la que se encuentra más al sur aparecen Citaka y Momomi.

Mientras que la que está más al norte es atravesada por Azor, Aysha y Seitic, que vienen acompañadas de la joven que os cogió los tickets, el soldado que la acompañaba y otros dos soldados más. Estos últimos cuatro parecen tener algunas heridas por el cuerpo y manchas de sangre.

Cuando echáis un vistazo al que era el comedor, este ha cambiado un poco.

Por un lado, alrededor de las entradas, veis a varios grupos de pasajeros que parecían montar una especie de barrera o empalizada con restos de mesas y de sillas. 

En el centro se encuentran las mujeres, los heridos por el enfrentamiento y, también, parecen haber acercado cualquier pequeño objeto que pudiera servir como arma. A pesar de todo esto, la gente parece tranquila... Mucho, en verdad. Como si todos esas emociones de miedo y terror hubieran desaparecido. 

La mujer elfa se encuentra con ellos, en el suelo y parece dedicarles unas palabras dulces. La señorita Akame, a su lado, parece ser la que supervisa lo que hacen los hombres.

Allí siguen las manchas de sangre del combate y veis que, en un lateral, han dejado los cuerpos de los soldados fallecidos, a los cuales han tapado con varios manteles.

Todo en el aire parece diferente. Más sosegado. Incluso te parece ver pequeñas motas de luz, minúsculas, que brillan con suavidad. Aunque, a medidas que te fijas en ellas, las ves que van desapareciendo.

La joven mira con detenimiento todo lo ocurrido y, tras unos segundos, se acerca al centro de la sala para dirigirse a los invitados.

-Hola a todos. Les pediría un momento de su atención, por favor. Lo primero que quiero decirles es que siento todo lo que ha ocurrido y no hay palabras suficientes para expresarles mis disculpas. Por lo que hemos podido averiguar, los atacantes eran un grupo de soldados que seguían sus propias motivaciones. El personal de la nave, con ayuda de algunos de ustedes -al decir aquello se gira hacia vuestro grupo-, hemos logrado neutralizarles. No han dañado la nave, ni el puente de mando, ni los motores, ni nada que ponga en riesgo nuestro viaje, de manera que continuaremos como estaba previsto. Por lo que parece, sus intenciones se centraban en los pasajeros. Como les digo, hemos podido neutralizar a todos los atacantes, aunque hemos perdido a algunos compañeros en el camino. Uno de ellos el capitán de la nave. Al ser la segunda persona con mayor rango, yo he pasado a ser la nueva capitana. 

Se detiene un momento para coger aire.

-Dada las circunstancias actuales, me temo que habrá ciertos cambios de planes en el viaje. Como les he dicho, la ruta sigue siendo la misma y llegaremos a Chaville en cuatro días como estaba planeado. Sin embargo, se anulan todas las actividades que estaban programadas. Les pediré que, estos cuatro días, descansen en sus habitaciones y salgan solo para lo imprescindible. El personal de la nave les facilitará comida y bebida, al igual que pueden acudir a los aseos cuando lo requieran, aunque irán escoltados por dos de mis hombres. Una vez al día, y en grupos reducidos, se les permitirá salir para que estiren las piernas y caminen un poco por el comedor. Tanto yo, como el resto de la tripulación, se ocuparán de los heridos y usaremos ese tiempo para averiguar todo lo posible de lo ocurrido, aunque me temo que no será hasta que lleguemos a tierra cuando podamos esclarecer todos los detalles. Les pido paciencia en estos cuatro días. 

FIN DEL PRÓLOGO

Azor aprovecha la confusión para acercarse a la nueva capitana y con delicadeza tira de su camisa para llamar la atención indicandole que bajara un poco la cabeza para decirle algo al oido.

Capitana, no se si será importante, pero escuché a uno de los guardias asesinos-ladrones una frase que me dejó preocupada. Al principio no le di importancia, pero ahora que lo he pensado mejor, quizás si sea importante

"Encontrad a Marcus Maverick" -se dijeron entre sí- puede que fuera alguien compinchado o un objetivo. Ahora que vamos a estar aislados, si ese señor corre peligro deberíamos advertirle.

Tras decírselo asintió con la cabeza mostrando su orgullo por su preocupación de un pasajero y su seguridad.

— Disculpe — dije en voz alta para objetar mi encierro —, a menos que cuenten con personal médico, debo insistir en hacerme cargo de los heridos. Y aunque lo tuvieran, es imperativo que aquellos que han sufrido amputaciones estén bajo mi cuidado, de lo contrario no podrán recuperar sus extremidades. Ahora que debería poder tener acceso a mis pertenencias, dispondré de las herramientas necesarias para desempeñar mi trabajo. Si el problema es el dinero, no pediré pago por mis servicios.

"Aunque no me negaré a las recompensas que voluntariamente intenten ofrecerme los adinerados pacientes, ando corto de fondos. Además, puedo aprovechar la situación para hacer un estudio sobre como mis poderes pueden ser usados en la práctica médica, estudio que luego podría publicar."

Mi posición era firme al respecto, no tenía intención de aceptar una respuesta negativa. Pese a mis motivaciones más egoistas, por encima de todo estaba el juramento hipocrático. Tenía bastante claro que no había nadie más allí capaz de recuperar lo que aquellas personas habían perdido. Por no mencionar que le era extremadamente conveniente a los responsables del viaje que los amputados dejaran de serlo.

(Asumiendo que me he salido con la mía y puedo tratar a los pacientes, como mínimo a los amputados, de lo contrario mayormente me dedicaré a ser un problema para la tripulación hasta que me dejen)

Aproveché el tiempo que me quedaba hasta poder volver a intentar unir las extremidades para tratar a otros heridos. Mientras lo hacía también pedí a alguien que escribiera por mi exenciones de responsabilidad para los pacientes a "desamputar" (incluído el que ya estaba operado) según le fuera dictando.

Posteriormente aprovecharía los momentos sin vigilancia para tomar las mediciones que me habían pedido desde Belasarius. Y por supuesto, en todo momento en que pudiera, prestaría atención a conversaciones ajenas.

Por las noches no necesitaba ni siquiera una hora para estar completamente descansado, así que pasaría el tiempo analizando los datos de salud de los pacientes y leyendo alguna de las novelas que había traído conmigo.

Para cuando tocara bajar intentaría todo lo posible evitar a la Inquisidora. Algo me decía que aunque no me pudiera tirar cargos por brujería o ser un devah gracias al edicto imperial, intentaría colar uno de herejía para como mínimo detenerme.

Quiero hablar con La Capitán:

- Señora, le pediría, como representante de la autoridad, recuperar mis armas. Además, tengo ciertas capacidades de "supervisión", y podría ser de ayuda para el control del personal. Una unión y alianza entre ambas, aumentará más la seguridad, posicionará su posición más firmemente, al tener el respaldo de la inquisición tras usted, y yo podría trabajar con más libertad para investigar todo lo sucedido y observar los paseos del personal. Además, si no es algo urgente y apremia la necesidad, le informaría de todos mis pasos previamente.

- Tendría que entrevistarme con otros guardias, para conocer los pasos previos de los fallecidos, asaltantes y propios... Dejó un poco de tiempo en su conversación, para evitarle un poco del dolor que sufría, ya que estaba claro que tenía cierta relación personal con el Capitán fallecido. - Y le acompaño en el sentimiento.

También quería preguntarle a los otros dos qué habían encontrado. Si han aparecido daños. También hay que recordarle a la nueva jefa del buque que hay que realizar una inspección de seguridad por todo... hasta el último rincón, por si hay algún artefacto malvado, mal intencionado o explosivo. (Incluso entre la comida y las reservas de agua).

El aspecto positivo de la situación es que podré pasar cuatro días sin que nadie moleste, durmiendo y meditando. Sin embargo, lo malo se sobre pone demasiado. ¡Es aburrido! Y eso que me gusta dormir. Podría robarme algún libro o algo, pero no encuentro nada.

Lo mismo la charla con Citaka. No quiero arriesgarme a que la inquisidora se ponga loquita, que ya descubrí que es demasiado sensible. Debo entrenar la paciencia y dejar eso para después, que prisas no hay. Además, del otro lado puede que el doctor se haya quedado con la intriga y eso me resulta divertido, al menos pensarlo.

Muy bien, a quedarse criando moho en esta habitación. Aprovecharé a conseguir algo para leer tan pronto me permitan salir a respirar.