Partida Rol por web

Iniciativas: 

- Demonio: 12 

- Zorael: 12

- Trebek: 11

- Cole: 10

- Leinad: 9

- Totan: - 

- Vangael: - 

- Esbirros 1 y 2: -

Al no haber sacado dobles, me supuse que el 96 a 100 no generaba fenómenos psíquicos. Porque de ser así, genero fenómenos psíquicos con: 11/22/33/44/55/66/77/88/99/00 - 96-97-98. 

En dark heresy es cierto que el fenómeno psíquico es del 96 al 100, 94 si se dan algunos efectos adversos. En deathwatch son los dobles, si aplicas los dos lo acepto ... que para algo eres el master. 

Nuestros ataques parecían inútiles contra la verdadera criatura de sangre, o éramos esquivados o parecía no acusar los impactos de nuestras armas. En cuanto a sus esbirros no eran mas que una molestia, un incordio que no moría pero un incordia al fin y al cabo. - Maldita criatura. Dije mientras veía como esquivaba el azulado rayo de plasma.

La criatura grita, e incluso con los moduladores de voz de mi casco el grito es lo suficientemente fuerte como para que mis tímpanos se resientan, pero aun así puedo escuchar la voz del hermano Cole cuando aparece para brindarnos su ayuda contra el demonio. Es en buena hora cuando aparece ya que el no nacido esta apunto de despedazar a uno de nuestros novicios.

Concentro el poder y levanto la pistola, lanzando con ello todo lo que tengo contra la monstruosa criatura, es un gesto fútil. Ni el poder ni la tecnología funcionan como tienen que funcionar y nada amenaza realmente al demonio. - Maldito seas criatura. 

Mientras enfrentamos al conjunto de demonios y Trebek clama el espíritu de sus hermanos para que acierten en sus ataques, aparece Cole, mediante el teleportador de su armadura de Caballero:-Cole! Me alegro de verte y bienvenido a la fiesta.-le espeta el expiador al ver el fulgor azulado del teleportador. 

En un abrir y cerrar de ojos su hermano de batalla se lanza a la carga contra el demonio de Sangre e insta a Zorael y Trebek para que le apoyen en su ataque para separarlo de Totan. Trebek asiente y prepara un nuevo disparo del bolter pesado, sabiendo que llegara antes de que lo haga Cole. 

Parece que ni el poder de la técnología ni los poderes psíquicos son rival en este momento para el demonio sangriento, que continúa estirando del novicio mientras éste ruge de dolor en una agonía que parece que va a llegar pronto a su fin. Zorael falla en sus intentos de dañar a la criatura, mientras que Trebek también yerra su disparo1.  

No obstante, la aparición de Cole en estos momentos podría significar un soplo de vida para el moribundo Totan, que ya apenas grita de dolor. Parece que la vida se le escapa mientras el demonio estira de él. 

El caballero gris carga blandiendo la espada negra extraída del cuerpo de Gi'zgoth'djugruc'kul, que fulgura con un color verde enfermizo, usando su teleportador para hacer un par de apariciones y avanzar rápidamente hacia su enemigo, tomando como objetivo su abultado abdomen ahora que está desprotegido. 

El fútil intento del demonio por esquivar el golpe es inútil, y la negra hoja se abre paso cortando lo que parecía ser sangre coagulada. Desconocéis si la criatura sangra, pero sin duda el nuevo alarido que el demonio suelta es síntoma de que Cole ha conseguido dañarle, y a esto hay que sumarle que, probablemente a causa del dolor, Totan cae al lago de sangre con un golpe seco. Parece estar inconsciente, y se está hundiendo, pero por el momento sigue con vida que es lo importante. 

Entretanto, Vangael y Leinad tratan de deshacerse de los dos esbirros restantes, pero aunque el apotecario parecía haber logrado golpear a la sangrienta criatura, este consigue eludir el golpe en el último instante. Peor suerte correo Vangael, cuyo ataque directamente no surte efecto. 

Como respuesta a los fallidos ataques de Leinad y Vangael, los dos esbirros contraatacan a los caballeros grises. Vangael tiene más suerte esta vez y consigue desviar la garra de la criatura con un movimiento de su espada, mientras que por parte del apotecario, Leinad va a tener que hacer lo mismo si no quiere recibir una herida en su brazo izquierdo. 

En la otra zona del combate, el maltrecho demonio parece dispuesto a vender cara su piel, y hablando de piel, los tres brazos útiles que le quedan a la criatura parecen mutar y, mientras que uno de ellos cambia su ensangrentada mano por la cabeza de un hacha que parece querer arrancar una de las piernas de Cole, los otros dos comienzan a estirarse de manera exagerada en dirección a Zorael y Trebek, siendo algo parecido a una afilada lanza que pretende ensartarlos...

- ¡Morid! -Exclama el herido demonio- ¡Sangre para el Dios de la Sangre!

El tajo que recibe el demonio es lo suficientemente potente como para hacer que el novato caiga, pero no se mueve, así que debe de estar inconsciente, pero no es el momento de preocuparse por nadie, es momento de hacer caer al enemigo, de hacerle ver que sus inútiles amenazas no tienen efecto sobre nosotros. Preveo su ataque con suficiente adelanto como para estar preparado y activar el teleport. ¡Cual es mi sorpresa al descubrir que no funciona, por alguna razón que no alcanzo a comprender! Y es, con un movimiento rápido de la espada, que empuñó a dos manos, que logró interponerla ante el avance de aquella extremidad que había dejado de ser un brazo, apartándola de mi camino y abriendo un hueco en su defensa que aprovecho para contraatacar, y lanzar una salva de mandoblazos, buscando acabar cuanto antes con aquella vil criatura engendrada de los rituales sacrílegos de los caídos.

El apotecario no estaba siendo afectado por la situación ambiental, más que su propia mente, ya que quería quitarse pronto aquellos pegotes de encima, para poder ayudar al compañero herido.

- Hay que estabilizarlo pronto. Por el Sagrado Emperador, moriros ya.

Estaba tan hasta la coronilla de ellos que lanzó el afilado trozo de metal conta la mala intención que puedo. Tanto, que estaba pensado que no lo podría hacer mejor. Sus músculos llegaron al límite, incluso a pesar de que el apoyo de la servoarmadura era incuestionable.

- Aguanta hermano, aguanta. Ya voy. Se autosusurraba sin voz, para llegar pronto a lo que había que hacer, no perder un hermano por sus heridas.

No había conseguido alcanzar a la criatura, pero nuestros ataques combinados al menos, habían conseguido que la criatura soltase a nuestro camarada caído. Aun no estábamos a salvo de las maquinaciones del demonio, seguíamos sufriendo bajo sus gritos de furia y sus ataques ... uno de estos llegó a mi con apenas aviso. La garra transformada de la criatura atravesó ceramita y hueso, el brazo con el que sujetaba el arma de plasma recibió todo el impacto, y un chorro de sangre de caballero gris cayó al suelo al retirar el demonio su maldito apéndice. 

- Eso es todo lo que tienes demonio, el Emperador tubo a bien darme dos brazos, y una mente privilegiada.

Lentamente apunto hacia el demonio con el arma de plasma, en mi cara se marca el estupor cuando de esta no sale nada. - Suerte. Concentro mi mente y focalizo la posición del demonio, una posición en este mundo y del que proviene, y suelto un ardiente descarga de energía en su contra. - La fe en el Emperador es nuestra guia, no saldrás de este mundo demonio. 

Al ver caer a Totan sobre el lago de sangre estaba claro que hacía falta que Leinad interviniera y por ello Trebek se comunica mentalmente con su hermano Cole y con el apotecario para hacer saber que cambiaría el objetivo de disparo al esbirro que está combatiendo con Leinad para que éste pudiera zafarse del combate lo más rápido posible en pos de ayudar a Totan. 

Así hizo y rápidamente cambió la munición hellfire a munición normal para soltar una descarga de fuego y metal sobre el cuerpo del esbirro demoníaco y salvo unos pocos proyectiles que se perdieron en la lejanía, el resto impactaron sobre el esbirro provocando que gritara de dolor. 

Mientras Vangael continúa combatiendo al segundo de los esbirros, el primero consigue sobrepasar las defensas de Leinad y propinarle un garrazo en el brazo que esta vez si consigue herir al médico de combate. La misma mala suerte corren Zorael y Trebek que, sin conseguir evitar el impacto, reciben todo el poder físico de la criatura demoniaca en forma de afilada cuchilla. 

El bibliotecario ve como esa masa con apariencia de sangre coagulada que brota de los brazos del demonio atraviesa su brazo izquierdo con gran facilidad y que, si no ha roto sus músculos y huesos ha sido por pura casualidad. 

Por suerte para Trebek, que el golpe haya ido directo al pecho, y tener más resistencia física, atenúa el impacto del improvisada arma, que no consigue atravesar su abultado pectoral aunque si herirle superficialmente.

Por su parte, por suerte o por pericia, Cole consigue desviar en el último momento el hachazo que, de otra forma, hubiera significado una amputación y de seguro una escena gore digna del Dios de la Sangre pero, de la misma forma, el hacha del demonio consigue frenar el golpe con la fulgurante espada negra. 

Los segundos se suceden, y mientras que entre Trebek y Leinad acaban por derrotar al esbirro que combatía al apotecario, dejandole por fin libre de su inagotable sed de sangre, la tupla formada por Zorael y Cole se ponen de acuerdo para golpear al demonio. 

Los rayos del bibliotecario impactan en el pecho de la criatura, haciendo que esta se retuerza y encoja los dos brazos con los que segundos atrás había atacado al psíquico y al expiador, mientras ruge dolorida, pero sin duda lo que más dolor le produce son los dos cortes producidos por la espada extraída del expulsado Gi'zgoth'djugruc'kul. 

El primer espadazo del caballero gris es simplemente una toma de contacto, mientras que el segundo, directo de nuevo al abultado abdomen de la criatura, se hunde hasta la empuñadura a la vez que extrae la afilada hoja con un tajo horizontal que hubiera echado por tierra todas sus tripas, de tenerlas. 

- No puede ser... no puede... ser... -Susurra la criatura ensangrentada, mientras se arrastra ligeramente hacia atrás, tambaleante y con un corte visible por fin, en tanto que mira con estupor hacia la posición de Cole. 

Su cuerpo comienza a burbujear mientras la sangre le desaparece del cuerpo dejando a la vista un esquelético cuerpo vagamente humanoide, hasta que el esqueleto se desmorona y cae al lago de sangre. El esbirro que quedaba con vida se convierte entonces en un pequeño charco de sangre, como ya ocurrió con los otros dos.

El lago, que de momento continúa con la sangre estancada, comienza a calentarse en exceso, como si estuviera comenzando a ebullir tal y como pasó con el cuerpo de la criatura, y en verdad aquellos que están en el lago (Cole y el "desaparecido" Totan) comienzan a sentir cómo su cuerpo empieza a calentarse y pronto su resistencia no podrá evitar que ese daño llegue hasta la piel...

- ¡Muere maldito! ¡MUERE! -Grita la espada tras la muerte del demonio, que durante todo el combate ha sido un incesante goteo de palabras cargadas de ira y violencia. 

Finalmente el demonio cae, para mi no ha sido un combate tan extenuante como para el resto de mis compañeros, ya que no soy capaz de precisar desde cuando llevan combatiendo contra semejante engendro invocado. Los ríos de sangre confluían en él así que imagino que las bestias informes que derrotamos en manada, servían únicamente para sembrar el caos y convertirse en el... llamémoslo alimento, del demonio de sangre. Las ofrendas al mal llamado dios van a tener que esperar, y en el caso de que persistan en su intento, volveremos a desbaratar sus impíos planes. Una y otra vez. Me giro para ver dónde ha caído el nuevo, cuando lo localizo, lo agarro de la pechera y lo saco de aquel lago de sangre que se ha formado. Tarde  o temprano se helará, esperemos que más temprano que tarde.

Una vez fuera del lago señalo hacia Leinad, para que venga a comprobar al hermano herido. 

-¡Apotecario! -Digo tratando de ganarme su atención. -Comprueba que esté en condiciones de caminar. De otra forma cargaré con él de vuelta. -Miro enderredor, a todos mis hermanos. -¿Estáis todos bien? -Espero sus respuestas antes de mirar a Zorael. -No veo combates alrededor. Deberíamos volver y esperar a nuevas órdenes. -No hacía falta preguntar qué había pasado. El mal había sido sentenciado. Habíamos hecho nuestro trabajo. -De vuelta estaremos atentos, por si vemos a algún hermano caído, para que Leinad pueda llevar a cabo su sagrada labor. No pienso dejar a nadie atrás, si podemos evitarlo. 

Si fuera necesario, cargaría con Totan todo el camino hasta la fortaleza, para dejarlo en algún apotecarium, y que se hagan cargo allí de su situación. Pero ahora lo principal era saber cómo era nuestra situación, si teníamos que volver a salir para ayudar al repliegue de tropas o a apoyar a otras. Con esta niebla era imposble saber hacia dónde moverse. Había que coordinarse.

Tras abatir al esbirro que combatía a Leinad, Trebek apunta el bolter pesado hacia el que combate a Vangael para que todos se concentraran en combatir al Demonio de Sangre. Pero de poco sirvió por que, gracias a las acciones de Cole y Zorael, el Demonio de Sangre cae abatido por la espada negra del primero, y el esbirro se desvanece al ser vencido el invocador por lo que el novicio se salva. 

.-Todo despejado.-comenta el expiador tras unos momentos inspeccionando los alrededores. Cole ayuda a Totan a salir del lago de sangre y pide ayuda a Leinad para que efectúe sanación de combate en el novicio, Trebek por su parte hace guardia mientras el apotecario hace su trabajo:-Zorael y Vangael, sería bueno deshacerse de ese lago de sangre para evitar imprevistos. Zorael prueba de utilizar alguno de tus hechizos para destruirlo. Si no resulta Vangael, usa tu arma para impregnar de promethium el lago de sangre. El fuego purificador siempre funciona cuando los hechizos fallan.-expone Trebek mientras Leinad trabaja y no se mueven. Al cabo de un momento cae en la cuenta de que lo que acaba de decir puede sentar mal al bibliotecario, entonces se gira ha Zorael:-Sin ofender hermano.-le dice con una inclinación de cabeza y un tono de arrepentimiento en su voz. 

.-Tienes razón Cole. Hay que volver a la fortaleza. Leinad, tú y Cole podréis cargar con Totan? Yo iré al frente con Vangael y su lanzallamas. Y Zorael en retaguardia. De esta manera mantendremos la potencia de fuego equilibrada y a Totan protegido.-Expone Trebek con ingenio repartiendo las habilidades de todos de la manera más óptima. 

Con la salida de los primeros rayos de sol la ventisca comienza a amainar, y una vez baja su densidad por fin podéis observar el panorama real a vuestro alrededor. El campo de batalla es un completo caos, una especie de vertedero espacial ensangrentado, con cientos de cadáveres de ambos bandos, si no miles, que han dejado la otrora blanca superficie del planeta de un color rosado, salpicado de muerte. 

Los gritos de dolor pidiendo sanitarios son una macabra banda sonora a la que ya estáis acostumbrados, y los disparos esporádicos de aquellos que parecen clérigos imperiales dando la extremaunción, e incluso un par de capellanes dada su oscura armadura y su celada en forma de calavera, parecen indicar que se está rematando a aquellos que no tienen salvación de entre los Guardias Imperiales y el enemigo. Varios servidores les acompañan, grabando nombres en grandes papiros para luego recordar a los caídos por el Emperador y por la Humanidad.

Por otro lado, mientras que algunos prisioneros serán interrogados directamente aquí, en Némesis Tessera, unos pocos elegidos serán enviados seguramente a Mimas, una luna de Saturno, vecina de vuestra Fortaleza-Monasterio en Titán, la cual cuenta con una prisión inquisitorial y los mejores excruciadores del Ordo. 

En el cielo los combates hace tiempo que cesaron, y aunque no tenéis clara la magnitud de los mismos, ni siquiera quién ha salido como vencedor, diríais que la flota de la Armada Imperial ha conseguido repeler el asalto. No obstante, los cascotes de naves caídos del cielo y las cápsulas de desembarco enemigas han plagado la zona de numerosos escombros espaciales, y resulta creíble pensar que habéis tenido suerte de que ninguno os haya caído encima pues hubiera sido sin duda una muerte segura.

Son pocos los cadáveres de Caballeros Grises que encontráis por el camino de vuelta a la base, a la puerta norte para más señas, pero cada uno, sea un novicio o un veterano, es una baja irreemplazable. Leinad se encarga de recuperar de aquellos que puede los progenoides, mientras el resto protegéis al astartes mientras realiza su sagrada labor. Totan ha tenido suerte de no ser uno de ellos, pues podrá combatir por el Emperador un día más.

Sea como fuere, con una gran columna de humo a vuestras espaldas, proveniente del lago recién abrasado a base de promethium y fuego, como bien sugirió Trebek, finalmente llegáis hasta las líneas aliadas, hasta el bunker de entrada a la fortaleza por el norte.

La sangre congelada tiñe de un color rojo palo todo el suelo alrededor del lugar, donde decenas, por no decir cientos, de hombres y mujeres de la Guardia Imperial se encuentran congregados, malheridos y tullidos. Matasanos imperiales que operan bajo improvisadas carpas de campaña se afanan por amputar miembros, o cauterizar heridas de manera poco saludable para las decenas de pacientes encamillados, más pensando en la urgencia que en la vida del soldado, mientras que algunos apotecarios pasan revista a los heridos del Capítulo en diferentes puestos avanzados de triaje. Algunos de vuestros hermanos se encuentran tapados con grandes sábanas ensangrentadas, con sus armas apoyadas sobre sus cuerpos en una posición solemne. 

A su vez, servidores de combate amontonan munición en cajas metálicas, de donde los supervivientes que están nuevamente preparados para el combate alimentan sus armas para volver a la maltrecha trinchera que da protección como primera línea de defensa. 

Los gritos y el trajín reinante entre la gente que entra y sale del bunker volverían loco a cualquiera que no tuviera la suficiente voluntad y entereza como para saber que la guerra es así...

Salvar a Totan: +2 renombre

Muerte del demonio: +5 renombre