Partida Rol por web

-¡En punto, Heihachi-san! ¿¡Kuh...!?

Nadeshiko comenzó a decir aquello con entusiasmo, aquello había sido rápido, pero aún era temprano para cantar victoria. Que Nanako estuviera de pie le daba tranquilidad de que lo que había sucedido con ella no era letal, se le había hundido un poco el corazón al verla correr en la dirección contraria a la indicada, pero al verla girar entendió que algo estaba muy mal. No tuvo tiempo de sacar otra flecha, y no iba a hacerlo en ese caso, pero atinó a cubrir el hombro con un extremo del arco, evitando la herida.

-¡Nanako-san, lucha contra eso! -retrocedió un paso y desenfundó la wakisashi, adoptando una postura defensiva, sosteniendo el arco por el medio del mismo con una mano y la cuchilla de honor con la otra, en horizontal buscando abarcar la mayor cantidad posible de superficie para bloquear.

-Todos, puedo lidiar con esto. ¡Cementen nuestra victoria, por favor! ¡Rokumaru-san, reacciona!

Lamentablemente considerando que hasta la niña había reaccionado, aquello se vería mal en el jovencito fénix.

Mientras el combate atroz se desarrollaba a su lado, Rokumaru siguió sin poder reaccionar, el joven fénix no había participado antes en ninguna escaramuza, y mucho menos en un feudo familiar con magia de sangre de por medio.

Takao era consciente de la situación en que se hallaba. Eran dos contrincantes contra él, uno no representaba un peligro real contra su experiencia, pero el otro… Cara Cortada sí era un peligro real. Era un guerrero más experimentado que él mismo, conocía su fama como duelista y esos ataques le habían demostrado que había faltado muy poco para herirlo de gravedad. Una breve mirada atrás le indicó que Shiki y Hochiu tardarían poco en acabar con el heimin del carro. La muerte de Kiriko les daba un pequeño respiro. Si Heihachi era capaz de repetir la hazaña que había realizado contra Kiriko, pero contra Cara Cortada… Sí, con un poco de tiempo recibiría ayuda, pero ¿resistiría hasta entonces?

Lanzó un tajo cruzando de arriba abajo, de derecha a izquierda, que Cara Cortada esquivó con un paso lateral, pero perdió momentáneamente el equilibrio, que Takao aprovechó para lanzar una estocada en profundidad atravesando su armadura. La sangre comenzó a sangrar por la herida cuando Takao sacó su katana retomando su posición y vaciando su consciencia preparándose para el contraataque del ronin.

Cuanto más herido estuviera, más lentos se volverían sus ataques. Debía resistir.

A pesar de sus esfuerzos el lancero seguía en pie y constituía una seria amenaza. Muchas cosas habían pasado en unos pocos segundos, Takao estaba en aprietos al tener que hacer frente al ronin y al herido arquero. La maga había usado magia de sangre y controlado de alguna forma a la joven Nanako, antes de ser destruida por un rayo. 

El tenía que terminar lo que había iniciado, y antes de moverse acabar con el herido lancero, luego se acercaría, con precaución en ayuda de Takao, manteniéndose a distancia del ronin.

-Hochiu-san ayuda a Takao contra el ronin, mientras yo me encargo de este lancero.- Es lo único que pudo decir, mientras se lanzaba de nuevo contra aquel heimin. 

Le atacó con toda la urgencia que requería la situación, y el golpe fue certero ocasionando enormes heridas en el ya herido heimin. 

Heihachi alzó su brazo derecho al cielo con dos dedos extendidos, y gritó otra plegaria a los kami. En cuanto bajara su brazo en un veloz movimiento vertical y tan pronto sus dedos se alinearan con la figura del ronin, un segundo relámpago debería caer desde los cielos, para generar un nuevo y estruendoso fulgor. 

-Hochiu-san ayuda a Takao contra el ronin, mientras yo me encargo de este lancero.

-¡Hai!

Corrió en dirección hacia el segundo carro con la katana levantada. Cuando alcanzó el lugar donde estaba el Mirumoto batiéndose en solitario contra los dos enemigos, descargó el arma de arriba a abajo buscando partir en dos a su oponente.

El ronin, tomándose más en serio al joven Mirumoto que tenía delante, atacó con intención de eliminarlo rápidamente para luego dirigirse hacía los asesinos de la maho-tsukai.

El ashigaru del arco, muy herido, viendo que ya tenía la melee encima, iba a dejar caer su arma y recoger el yari que tenía oculto a sus pies, para poder defenderse.

El lancero trataría de ensartar a Shiki, en represalia al tajo que le había propinado segundos antes.

Nanako intentaría librarse de la influencia de la magia de sangre y la furia homicida que la dominaba.

El ronin se lanzó hacía adelante realizando una estocada doble contra el pecho de Takao, pero el Mirumoto sintió que el cosmos era uno con él e hizo un paso lateral esquivando la arremetida, al tiempo que levantaba su katana para acabar con el hombre de la cara cortada, en lo que iba a ser un golpe perfecto. La hoja del joven bajo y cortó el hombro del ronin, pero este contorsiono su cuerpo en el último momento recibiendo solo un corte superficial

A la vez, Hochiu llegaba a la altura del segundo carro. Al tiempo que saltaba lanzó un fuerte tajo horizontal contra el ashigaru que se había agachado para recoger el yari que tenía oculto a sus pies. La cabeza del heimin voló hasta caer sobre las tablas del carromato con un sonido húmedo.

Los ojos del Daidoji , del Mirumoto y del hombre-ola se cruzaron en un triangulo incómodo. Uno de los tres no iba a sobrevivir al siguiente instante.

En ese momento, un rayo cayó directamente del cielo sobre el ronin, pero para sorpresa de todos, el hombre de la cicatriz no cayó. Caracortada dirigió la energía del relámpago al suelo sin sufrir daño.  Su ropa humeaba, pero permanecía en pie.

Tras oír el trueno producido por el hechizo de Heihachi, Shiki lanzó un golpe ascendente con su katana al heimin de la lanza (que debido a su herida anterior no pudo esquivar a tiempo), abriéndole el abdomen. El heimin durante un par de segundos intentó sujetar sus intestinos, para luego caer del carro dejando un rastro de sangre. El Shiba ni siquiera le dirigió una segunda mirada, sabiendo que su golpe había sido mortal, antes de desplazarse hacía el ronin manteniendo algo de distancia. 

Nadeshiko, en guardia, pudo observar como Nanako se agarraba la cabeza con una mano, intentando resistir el odio que la embargaba. Parecía que en este momento estaba resistiendo y expulsando la sangre corrupta de su cuerpo. Sin embargo, la cortesana grulla se dio cuenta de que los ojos de la niña seguían siendo de color escarlata: El peligro no había pasado.

Nadeshiko tomó un instante para apreciar que Nanako estaba teniendo su propia batalla con lo que le había infectado, y no podía hacer más que dar palabras de apoyo con la esperanza sincera de que sirvieran para algo.

-Sé que es difícil, pero concéntrate en resistir...esta escarmuza debería terminar pronto.

Y ciertamente quería colaborar a ello. Podía continuar defendiéndose, pero con uno menos por el nerviosismo del shugenja fénix, tomó aire y enfundó de un movimiento la wakizashi para tomar una flecha nueva, un tanto distinta a la anterior siendo que poseía una punta mas gruesa y en una sola pieza en metal.

Decidió fiarse en que Nanako pudiera controlarse, o en el peor caso, en que sus reflejos fueran buenos para evadir la cuchilla. Pero debía colaborar si quería que menos sangre de sus colegas se derramara. Retrocedió un paso para darse espacio, y dándose prisa a tensar el arco, liberó un nuevo proyectil.

Esa sangre de aspecto negro e impuro...

No tenía un buen presentimiento al respecto, más allá de lo que estaba sucediendo. Como todos, sabía que el contacto con cosas impuras a veces podía ir más allá y ensuciar cosas tan valiosas e intangibles como el alma.

El universo había dado a Takao un vistazo de lo que le deparaba si no acababan rápidamente con el ronin. Su técnica era impecable, muy superior a la suya propia y desde luego muy superior a la de sus compañeros de armas si no se dedicaban a fondo, aunque nunca se lo diría en voz alta. Él mismo no podría aguantar más uniéndose al universo, notaba como su energía espiritual se agotaba.

- Samurai-sans, necesitaremos emplearnos a fondo. Ha sido un honor combatir a su lado. – les dijo con la solemnidad que pudo parándose en la trifulca para cambiar su posición a una que dejaba mucho más abiertas sus defensas, pero que le permitiría mayor rapidez de movimiento y llegar hasta su objetivo.

Sabía que así ponía su vida en manos de sus compañeros de armas. Si no lograban herirlo de gravedad entre todos en este instante estaba seguro de que Caracortada se ensañaría con él en su siguiente ataque. Si así era, al menos moriría con el honor de haber hecho todo lo que estaba en su mano para salvaguardar el honor de su clan y de su familia.

Heihachi tuvo que hacer un esfuerzo por no mostrar su estupefacción al ver que el ronin era capaz de reconducir relámpagos. Pero el Agasha no era un gran luchador, y ni siquiera había orientado su formación como shujenga hacia la magia ofensiva.

Debía confiar en que, rodeado por otros 3 espadachines, los reflejos del ronin no pudieran equipararse nuevamente a los del rayo. El shujenga lanzó una nueva plegaria a los cielos, y rogó porque esta vez las Fortunas tuvieran más éxito.

La situación se complicaba con el ronin, este había ignorado hasta un rayo, y demostrado ser rápido y resistente. Pero ahora siendo el único adversario en pie, todos los esfuerzos se centrarían en el, y era de esperar que pudiesen acabar pronto con el.

-También ha sido un honor compartir este combate.- Fue lo único que pudo decir, mientras que pasaba a una postura de ataque total, para tratar de acabar con el ronin cuanto antes.