Partida Rol por web

Escuchó con atención a Leviatán, e Isabel volvió a pensar que era un tipo extraño, pero fascinante a su vez. Aunque decía cosas que no entendía del todo, no podía parar de prestarle toda la atención que podía. Para saber más, para alcanzar ella también esa Verdad de la que hablaba.

Pasó su dedo pulgar por la moneda de nuevo, y se la guardó en el bolsillo delantero del pantalón, sintiendo su forma. No la iba a perder ni por nada del mundo.

-Ah, sí, claro- dijo Isabel, asintiendo con la cabeza-. Duerme, Ismael, si quieres.

Miró a su alrededor, sin saber muy bien dónde poner cómodo a Leviatán, y terminó por abrir los brazos, en un gesto que quería decir "ponte cómodo donde desees". 

Isabel no tenía sueño, y quería seguir pensando sobre todo lo vivido a lo largo del día.

-Descansa, Leviatán, que ha sido un día muy largo- añadió Isabel, recostándose en la silla, poniéndose un poco más cómoda, y miró la luz de las farolas-. A ver mañana lo que nos espera.

A la mañana siguiente, a las 7:00, sonó el móvil de Isabel. Era Fernando.

Leviatán descansaba plácidamente en una de las habitaciones del piso.

Isabel descolgó el móvil para atender la llamada...

- Hola Isabel. ¿Como han ido las cosas? He encontrado cierta información interesante. Ahora mismo estoy con José - no quiso decir el nombre por si alguien escuchaba - ¿Donde nos vemos?

No supo cuándo se quedó dormida, pero en el momento en que escuchó la musiquita del móvil, dio un respingo, y se puso de pie, algo alterada. Miró a su alrededor, y vio que Leviatán dormía como un bebé.

-Así me gusta- murmuró Isabel, restregándose los ojos, y sacó el móvil.

Parpadeó un par de veces para mirar quién llamaba, y cuando focalizó el nombre, descolgó de inmediato.

-Dime- dijo, escueta.

Escuchó las palabras de Fernando, y respondió:

-Todo bien. Nuestro pequeño se ha dormido, y aquí lo tenemos- dijo, divertida-. Ha sido bueno.

Se rascó la nariz, y asintió con la cabeza.

-Donde tú quieras- contestó la detective-. Tú eres el jefe. Yo sigo donde nos dejaste, no nos hemos movido, así que, donde te venga bien, allí iremos.

- Voy para allá - dijo Fernando. - E inmediatamente después colgó el teléfono.

El problema ahora era EL pirata. Habian averiguado un par de cosas desde la última vez que se fueron. No iba a hablarle del Arcángel, ahora que ya sabia lo que eran y sabia que al hombre le alteraba. Ya estaban metidos en faena y poco podian hacer, lo mejor era dejar que el pobre hombre se fuera y disfrutara de su vida, al fin y al cabo, Fernando era un policia y lo que pretendía era ayudar a la gente, no condenarla.

Una vez despertó al hombre, le dió las gracias por la ayuda otorgada, y le dio la posibilidad de marcharse. No obstante, le dió su número de teléfono por si el viejo drogadicto necesitaba ayuda.

Después de eso partió a la comisaría. Esperaba que le hubieran dejado el sobre. Después de recogerlo iría al piso, cerciorándose bien de que no le seguían. Fernando habia tenido momentos malos en narcotráfico y sabia perfectamente perder pistas. No obstante, como esta gente sabia trucos raros, no podía estar seguro del todo.

-Val...- comenzó a decir Isabel, pero escuchó el tono de la llamada finalizada.

Miró el móvil, extrañada, y se encogió de hombros.

-Qué prisas- murmuró, y sonrió, divertida, imaginándose a Fernando corriendo.

Pensó si despertar a Leviatán, pero le dio algo de lástima, por lo que le dejó dormir hasta que llegara su compañero. 

Se sentó de nuevo en la silla, y esperó a Fernando a que llegara.

Media hora después llegó Fernando. En sus manos aferraba un sobre grande, tamaño folio, que parecía contener algún tipo de documentos. Isabel era buena analizando los comportamientos de la gente y quedaba patente que lo que hubiera en aquel sobre era muy importante para su compañero.

Por su parte Leviatán seguía durmiendo plácidamente en la habitación como si no lo hubiera hecho durante años. 

- Toma - le lanzó al sobre - Lo que mató a Luis no se si está relacionado con esto, pero desde luego que el chico estaba buscando información sobre los que habian matado a Crespo. - no sonreía estaba muy serio, y muy nervioso - Adivina qué nombre salia en grande. Es mejor que lo veas.

Mordiéndose la parte carnosa del pulgar, observó el sobre grande llegar antes que a Fernando. Y no le gustó mucho. 

Frunciendo el entrecejo, y notando que la respiración se le aceleraba, trató de coger el sobre que su compañero le lanzó, con mala suerte de que sus reflejos seguían dormidos, y tuvo que recogerlo del suelo al caer.

Con un resoplido de cansancio, se sentó en la silla, al tiempo que escuchaba las palabras de Fernando, y miró el sobre, temiendo abrirlo.

-Qué bien- murmuró, temiendo que todo se iba a complicar un poco más.

Abrió el sobre, y comenzó a leer, temiéndose lo peor.

El título del documento impreso ya dejaba claro a Isabel de que iba la cosa: 'Hijos del amanecer.odt'.

Leyendo el documento, que era efectivamente la salida impresa de una hoja de cálculo, aparecieron un montón de nombres, direcciones y movimientos de cuentas. ¿Tenía ante él un seguimiento de la contabilidad de la supuesta secta? Pero ¿qué tenía que ver aquello con todo lo demás? ¿Y de dónde salían aquellos datos? ¿Por qué los tenía Luis? ¿Se los había enviado Crespo antes de que lo mataran? Si era así ¿Sospechaba que estaba en peligro? 

Isabel se dio cuenta tarde de que debería de meter más caña a los conocidos y amigos de Pedro. Se las colaban como querían a los policías. Si es que una no se podía fíar de nadie.

Leyó cuidadosamente el expediente, y trató de buscar algún movimiento de dinero que les permitiera comenzar a tirar del hilo.

-¿Sabes cómo llegó esto a Luis?- preguntó Isabel-. ¿Cómo se haría con ello?

Torció el gesto, y miró a la figura durmiente de Leviatán, preguntándose si merecería la pena despertarlo para preguntarle acerca de los movimientos para ver si reconocía algo por algún casual. Pero decidió que era mejor dejarle dormir un poco más.

-¿Por qué no nos lo dijo antes, cuando hablamos con él?- murmuró no sin cierta amargura en su voz.

- Seguramente no supiera nada. Pensaría que podía resolverlo por su cuenta y se pondría manos a la obra. Al fin y al cabo, debia de tener ciertos contactos mas turbios, o al menos una idea de los agentes de la ley un poco torcida, ten en cuenta que tenia antecedentes por sus lios anteriores, asi que es normal que no confiara en nosotros - dijo Fernando como si eso explicara todo. - No sabemos de donde lo ha sacado, se que lo llevaba encima y que está claro que le han matado por meter las narices donde no debia. Estamos en peligro nosotros también Isa, tenemos que tener cuidado.

Una alarma sonó en el móvil de Fernando. No sabía usar mucho de aquel trasto pero al menos aquello sí que le parecía útil. En este caso le recordó algo que anotó la noche anterior:

[REVISAR OFICINAS CORREOS]

-Pfff- se limitó a decir Isabel ante todos los papeles que tenía delante.

No se imaginaba que el amigo fuera por su cuenta investigando. O puede que lo tuviera por justo lo que acababa de decir su compañero: Pedro se lo había dado a Luis antes de morir. Pero si era así, aquello le hacia hervir la sangre, y podrían haber tenido un hilo del que tirar.

-Menuda mier...- pero se interrumpió en cuanto una alarma sonó.

Miró con curiosidad el móvil de Fernando, y después a su compañero, esperando nuevas instrucciones, y con ganas de saber en qué consistirían.

- ¡Ah si! - dijo Fernando mirando el telefono con los ojos entrecerrados, que parecía que enfocaba mejor - Hay que llamar a correos. Se me ocurrió que quizás habria algun modo de saber quién habia enviado los últimos paquetes a Luis, ya que esto estaba dentro de un paquete. No se si podré hacerlo directamente por telefono, pero si no, deberiamos de ir a mirarlo.

Isabel torció el gesto ante las palabras de Fernando. 

-No sé si podremos saber eso, Fernando- dijo pensativa-. Quizá necesitemos una orden para mirar el remitente. El secreto de las comunicaciones privadas y el derecho a la intimidad pueden impedirnos eso.

Arrugó la nariz, y se encogió de hombros.

-Bueno, el "no" ya lo tenemos.

- Creo que en el caso de conseguir algo, deberíamos de ir. No podemos pretender que por el teléfono nos hagan caso. Asi que si quieres vamos, o va uno de los dos mientras el otro investiga los nombres o le pregunta a Ismael si sabe algo de alguno. ¿Qué te parece?