Partida Rol por web

-Con que corras con la cuenta me vale -contestó limpiándose la barbilla de ketchup-. Ando un poco corta de efectivo.

Se terminó la hamburguesa y las patatas en un abrir y cerrar de ojos y se bebió la Coca-Cola de un trago. Ahogó un eructo y miró por la ventana sin mucho ánimo. ¿Qué ocurriría después? No tenía ni idea. Lo peor que le podría pasar era, en efecto, recibir un tiro en la cabeza. Y no la asustaba demasiado.

Después de comer en silencio Paul pagó la cuenta y se fue. Le pidió que esperase un rato antes de dejar el lugar, y prometió llamar en cuanto el asunto de su búsqueda hubiese terminado. Su asiento quedó vacío e Izzy volvió a quedarse sola.

Al fin, después de todo, tenía una versión bastante fiable a la que agarrarse sobre la vida de Laurie. La pregunta era por qué no se lo había contado ella misma. Quizás por miedo, o porque no quería involucrarla en algo innecesario. En su relación sólo habían estado ellas dos y nadie más. ¿Habría hecho falta saberlo de haber salido las cosas de otra manera?

Según Paul, Laurie no quería venganza ni nada más. Sólo que la verdad saliese a la luz y compensar, de alguna manera, la muerte de sus padres. Pero al final todo ese asunto se la había llevado por delante, igual que a otras personas. Por ejemplo, los padres de Natalie. Y, por qué no decirlo, a la propia Natalie. ¿Una víctima colateral? Daba igual, porque su vida estaba completamente destrozada. Tenía el cerebro frito, medio torso destrozado y ahora, por culpa de Izzy en realidad, una pierna nueva. Pero por lo menos vivía, que era más de lo que Laurie había tenido.

Un maldito tiro…

La moto de Izzy. Su fiel y única compañera después de tantos años. Había recibido tiros, golpes, y no conservaba casi ninguna pieza original. No obstante seguía sonando de la misma forma, con ese zumbido característico que sólo la nómada era capaz de reconocer. Había estado desde el principio de su viaje en la carretera y la acompañaría hasta el final. Una máquina. Sólo era una máquina, pero era lo más valioso que poseía entonces.

Frenó con tranquilidad cerca del Trauma Team. Le costó encontrar aparcamiento. Seguramente no tuviese problemas, porque su look había vuelto a cambiar de forma radical. No obstante sus ojos se pasearon escudriñando el lugar, tratando de advertir algún indicio extraño.

No lo encontró.

Pues allí estaba, frente al Trauma Team, donde seguramente estuviese Natalie todavía ingresada, y seguramente Zhuo, si es que había sobrevivido. Zhuo. Otra que, en cierto sentido, había muerto en su lugar. No quería ni pensar en qué estado estaría pues, aunque Izzy no era una gran entendida en medicina, sabía que estar demasiado tiempo muerto causaba daños cerebrales. Y, joder, que había recibido un tiro en la cabeza. Otra a la que la vida parecía haberle sonreído. O tal vez no.

Mientras subía al piso de arriba en busca de Mal, que probablemente fuese el único que le daría una respuesta en condiciones, Izzy se preguntó qué habría pasado si Laurie sólo hubiese recibido un tiro en la cabeza y se hubiese quedado en coma o vegetal. O hubiese quedado como Natalie. ¿Qué habría sido mejor? Laurie era una chica vital, pero... Pero su cuerpo seguiría siendo uno caliente al que abrazar por las noches, y seguro que podía mirarla como la miraba sólo en sus recuerdos.

Si Laurie estuviese como Zhuo, Izzy no subiría ese ascensor en busca de una respuesta. Estaría cuidando de ella. Para siempre. Ése era el trato.

Si sólo pudiera verla cada día, si sólo pudiera alimentarla y abrazarla con ternura, todo sería diferente. Cualquier cosa era preferible a la Laurie hecha cenizas y perdida en el campo en cada brisa.

Las puertas se abrieron y suspiró. No sabía qué ocurriría ahora.

Izzy recorrió la sala de espera, la recepción y algunos pasillos colindantes con la esperanza de encontrar a Mal. No osbtante, no dio con él. Tampoco era un tipo difícil de detectar con su máscara cubriéndole media cara y ese aura de misterio o... Bueno, malos sentimientos. Así que se acercó a la recepción a preguntar por Natalie.

-Se encuentra en la segunda plata. En la habitación 211 -anunció la recepcionista en tono neutro y despachándola con la mirada si no tenía ninguna pregunta más.

La nómada subió, un poco perdida por la cantidad de pasillos y gente que caminaba por ellos de un lado a otro, y siempre con prisas. Tuvo que parar a alguien para que le indicase, porque las señales la mandaron a otro lugar que no tenía nada que ver con lo que buscaba. Al final dio con el ala de rehabilitación tras operaciones de implantes, y poco después con la habitación correcta.

Era una habitación amplia que alojaba a dos enfermos. Uno de ellos era Natalie, que dormía en su cama con la pierna nueva en alto. Habían hecho caso a lo que había pedido Izzy, en parte. Un rápido escaneo le bastó para ver que la mayor parte era fibra sintética y que de metal sólo tenía la estructura que equibalía a los huesos. El panel de al lado emitía un suabe pitido, marcando la constancias vitales de la chica, ahora normales y contínuas. Al lado, junto al sofá, había varias bolsas con lo que parecía ropa, y también un jarrón con flores y una carta en la mesa. No obstante su visita o cuidador no estaba en ese momento.

Antes de entrar, Izzy había comprado una bebida hipercafeinada en una máquina para mantenerse despierta. Los médicos las usaban para aguantar turnos de dos días, así que no le sorprendió el subidón de adrenalina y atención que le produjo al bebérsela.

La habitación estaba vacía y Natalie inconsciente. Dudaba que pudiese sacar algo interesante de la joven, así que miró la carta sin preocuparse de nada.

"Querida Natalie:

No sabes cómo siento lo que te ha pasado. Nos dimos un susto tremendo cuando nos enteramos de que estabas ingresada. Iremos a verte a menudo cuando las cosas se calmen un poco, así que no te preocupes. Procurarmos que siempre haya alguien contigo, pero sabes que estamos muy liados. Rhys también te manda saludos. Está bien, no te preocupes, y saldrá pronto de la cárcel. Tú sólo céntrate en recuperarte y ya verás como pronto podrás estrenar esa preciosa pierna nueva. También te mandamos flores; espero que te animen.

Te queremos mucho, cielo. Recupérate pronto.

PD: No fue culpa tuya nada de lo que pasó, a sí que no estés triste.

Daniel"

Esa era la carta, escrita con letra torpe y apresurada. Al menos habían tenido el detalle de no sacarla impresa. Entonces Izzy notó que Natalie se movía ligeramente, como si tuviese pesadillas. Giró la cabeza hacia otro lado y arrugó la frente para después abrir los ojos lentamente. Parecía confusa, y tardó varios segundos en recaer en la presencia d Izzy. La miró de abajo a arriba y se quedó pendida de sus ojos, como preguntándose qué hacía allí.

-¿Quién eres? -preguntó.

-Me llamo Izzy. Soy una amiga.

Echó un último vistazo a la carta. Así que Rhys estaba en la cárcel... Bien podría haberse quedado fuera para tener unas palabras con él.

-¿No están ninguno de tus amigos?

Natalie ajustó el respaldo de la cama mediante un botón para quedar más o menos sentada. Se restregó los ojos y volvió a mirarla. Sin todo el maquillaje encima y la ropa psicodélica parecía una persona diferente, y también bastante demacrada. Aunque eso quizás fuese por el lugar en el que estaba.

-Una amiga... -repitió para sí. Levantó la cabeza de nuevo y se encogió de hombros-. Cuando me dormí Anne estaba aquí. Pero no recuerdo cuándo fue eso. ¿Qué hora es?

Parecía bastante desorientada, y le costaba dar con las palabras adecuadas, trabándose.

-No lo sé. Deben de ser las cinco o así -respondió Izzy-. Dame un minuto, ¿quieres?

Cogió su móvil y marcó el número de Mal. Eso haría más fácil las cosas.

Tardó no menos de cuatro toques en responder, y lo hizo con voz somnolienta y ronca.

-¿Qué quieres?

-Hablar contigo. Hay cosas que tengo que atender. Preguntas que me tienes que responder.

-Mira, Izzy, te encontramos a Quinn que es lo que nos pediste porque le debíamos un favor a tu tía. Algo que a nosotros ni nos iba ni nos venía. A cambio Natalie perdió una pierna, Zhuo está en coma y Rhys en la cárcel. ¿Por qué no te largas a tu puta casa un rato en vez de incordiar, bonita?

-Y una mierda. Yo no tengo la culpa de vuestros problemas, yo no inicié la guerra de bandas. Es más... Quiero saber más sobre ella. Me habéis mareado y me habéis llevado donde os ha dado la gana, pero cada vez tengo menos claro quiénes sois vosotros y quién es la familia Crawford.

Natalie se incorporó más en la cama al escuchar su apellido, apoyándose en las manos.

-¿Qué? ¿Qué pasa con mi familia? ¿Con quién hablas?

Mal, a su vez, respondió.

-Oh, venga. No me jodas. Tú has sido la que viniste aquí con exigenias y mierdas. Tu tía nos llamó diciendo que buscabas a la niña esa. Te la dimos, ¿qué más quieres? ¿Un pin? Natalie no es ni mi sobrina, ni mi prima, ni mi amiga. Busca en internet y te saldrá todo lo que necesites saber sobre la familia Crawford. ¿O también me vas a pedir que te lo mando en un correo?

Izzy colgó sin más. Se volvió hacia Natalie y se sentó en la cama. La chica debía de ser un genio, pero a veces parecía más bien idiota. Y su memoria no andaba bien, eso le habían dicho. Era culpa de Paul. Pero estaba intentando ayudarle, ¿de acuerdo?

-Necesito que me cuentes todo lo que sabes sobre tu familia, Rhys y la guerra de bandas.

No sabía si poner toda su fe en que la chica supiese contestarle satisfactoriamente, pero por probar no perdía nada.

Natalie la miró, dudosa.

-¿Por qué quieres saberlo? -Agachó la cabeza-. Me dijeron que no dijese nada, pero me caes bien. Y nunca me han hecho mucho caso cuando hablo de mis problemas. Es como si no les importase en verdad.

-Quiero ayudaros. Pero si no me contáis lo que pasa, no puedo hacerlo. A mí también me caes bien -contestó Izzy sonriendo-. Yo también he perdido a mi familia y sé lo que es eso. Por eso deberíamos ser amigas y ayudarnos la una a la otra.

Natalie se rascó el dorso de la mando, alrededor de la via que tenía clavada.

-Sé que cuando mi casa salió por los aires Rhys se volvió como loco. Murió su hermana, mi madre, que era su única familia. Siempre dice que no, que el tema está zanjado, pero no lo está. No se llevaban muy bien entre ellos, creo que les quedaba algún asunto pendiente o algo, pero él se preocupó por mí y me cuidó. Me buscó médicos, tutores y eso. La banda también está bien, a veces. La gente es maja. Pero bueno, yo sólo quiero tranquilidad, al menos cuando estoy algo lúcida. Él está movilizando a la gente para meterse en todo el fregado. A veces escucho cosas, aunque ellos no le den mucha importancia, ¿sabes? Porque -se señaló la cabeza-, ya no me funciona tan bien como antes. Se me olvida la medicación, y eso hace que paredca una auténtica chalada. Pero a veces estoy bien, cuando recuerdo todo. A veces recuerdo más de lo que me gustaría...

-¿Y qué recuerdas? -preguntó, manteniendo el tono agradable en lo posible.

-A mi exnovio, la universidad... La explosión. Pero no creo que sea eso lo que quieres saber.

Natalie se masajeó la sien y suspiró.

-La banda no es mala gente, de verdad. No se llevaban bien unos y otros, eso era todo. Ya sabes, problemillas territoriales. Pero al parecer a por los que fuimos el otro día tienen más contactos de los que imaginában, empezando por el hecho de que andan metidos o asociados con alguna corporación que les brinda apoyo y de ahí lo de mi familia. Lo último que escuché fue cuando estaba medio despierta, aquí, puede que a noche. Habían dado con el paradero del que voló mi casa y estaban intentando conseguir la fianza para sacar a Rhys de la carcel. Al final le pillaron el otro día. Al que me hizo esto me gustaría tenerle delante al menos una vez para preguntarle por qué. Creo que llegué a pedirte que le mataras, o algo así. En realidad no lo decía en serio. Cuando dejo de tomar la medicación me vuelvo bastante inestable. No sé, espero que te sirba de ayuda todo esto.