Partida Rol por web

Maximiliano se rió con su comentario.

-"En cambio tú no necesitas bajar nada, tienes cada gramo en su debido lugar."- Y siguió riéndose con total franqueza.

Tras recojer el billete de embarque y observar como se llevan su equipaje se despide con un inclinamiento de cabeza del hombre de la mesa y dirige sus pasos a través de la alfombra roja hacia el zeppelin y a su habitación temporal para el viaje. La alfombra roja que dirige al zeppelin se ve surcada de numerosas personas, sin embargo, muchas menos que antes de pasar por las puertas, al parecer la mayoría ya solo eran pasajeros y miembros de la organización.

-" Bueno, parece que el viaje da comienzo, la espera ha sido larga..."

- Podeis dejar los mimos para otro momento, cuando no esté? Tanto cariño me esta poniendo malo. (digo mientras recuerdo vagamente mi hogar, y a mi hermana pequeña)

Cuanto más os acercáis al final del pasillo más gritos de asombro escucháis procedentes de la sala continua.

Al parecer al fin vuestros ojos podrían ver la máquina con la increible capacidad de poder volar por el inmenso cielo.

Solo faltan unos pocos pasos más antes de traspasar la puerta, tras la cuál el mundo tal y como lo conocéis cambiará, aunque de eso son desconocedores aún.

El magnífico zepelín se encuentra delante tuyo.

Ven que el zepelín se encuentra en un inmenso patio interno del edificio, las paredes del patio están llenas de ventanales donde mucha gente observará el despegue. Por una puerta cercana ves a varias personas con trajes rojos y dorados llevando carritos con equipaje hacia el zepelín.

La alfombra roja ahora se divide en dos y cada una se dirije a uno de las alas del zepelín. Justo donde se bifurcan los caminos hay un hombre que va indicando a la gente a cuál dirigirse tras un breve vistazo a los billetes de embarque.

Regresas otra vez a la alfombra roja por la que habías entrado al edificio, pero esta vez para continuar el trayecto hacia la sala donde te aguarda el viaje de tu vida. El pasillo aunque es un poco estrecho en comparación con la gran sala donde escasos segundos te encontrabas, es lo suficientemente ancho para que varias personas caminen juntas. En las paredes hay cuadros con bellos parajes, lugares exóticos y paisajes urbanos.

Al final del pasillo ves otra puerta doble, más pequeña en comparación con la que se haya en la entrada del edificio, pero igualmente grande. Dos guardias se encuentran apostados en ella y muchas personas que van por delante tuyo en el pasillo atraviesan la puerta con tranquilidad.

Algún que otro niño le pide con entusiasmo a sus padres que se den prisa, que tiene ganas de ver ya el zepelín; los padres con suma paciencia le dicen que espere, si ya ha esperado varias semanas, un poco tiempo más no será nada.

Continuas el trayecto por el largo pasillo, se te hace eterno, entre el nerviosismo que tienes encima y la curiosidad por ver la maquina voladora.

Me acerco al hombre y le enseño mi billete.

- Dese prisa por favor.

-¿Que te pasa?- Dijo Sophie a Sargon al escuchar su queja mientras caminaban por el pasillo, aunque no esperó que le respondiera. Al parecer, o era alguien bastante cortante, o también le pasaba algo, igual que a su amigo Maxi. Aún recordaba cómo le conoció, y la negativa de éste a que ella le ayudara, hasta que consiguió entrar en su mundo y comenzar a ayudarle. Por eso estaban en el zepelín. Por eso emprenderían el viaje.

Maravillada por el tamaño del zepelín y su lujosidad, Sophie se quedó mirando de abajo a arriba el artefacto en toda su magnificencia con la boca abierta.

-Guau, ¡Es enorme! ¡Y precioso! Tengo muchísimas ganas de subir a bordo ¿Tu no Maxi?-

Cuando nos acercamos a los revisores de los billetes, la chica entregó el suyo esperando a quele dijeran por qué alfombra debía continuar, y escuchó las palabras de Sargon.

-¿Porque tienes tanta prisa Sargon? ¿No te gusta el zepelín? a mi me parece magnífico- Apuntó Sophie con una gran nota de ilusión y emoción en la voz

La miro un segundo y volteo a mirarla.

- A mi francamente me da igual el zepelin, solo busco información de una persona, y tal vez en este viaje encuentre alguna pista sobre ella.

-"Vaya, así que tienes algún asunto más aparte de protegernos, ¿no? Si la cosa se complica, puedes contar conmigo, no me gusta desaprovechar una ocasión de poner a pruebas mis habilidades y ganar experiencia para futuros encuentros."- y quién sabe, quizás, como en otros trabajos, consiguiese una recompensa o algo que le permitiese algunos días de estancia, comer, o incluso equipo nuevo.

-"Por otro lado, el monstruo este no me hace mucha gracia, aunque, hay que reconocer, que a su lado no parezco tan grande, ¿verdad, Sophie?"- Y se rió un poco, mientras esperaba que el revisor cogiera su billete y le dijera por dónde ir que, sin duda, sería por donde fuera la chica.

Sigo avanzando por la alfombra deseoso de llegar a mi destino. El zeppelin.

- Simplemente busco a mi hermana pequeña. Lo unico que he podido saber, es que en esta misión es posible que encuentre a alguien que sepa algo del asunto.

-Podemos ayudarte, ¿Verdad Maxi?- Dijo Sophie casi sin pensarlo. Siempre tenía ganas de ayudar a la gente, por su carácter.

Cuando Sargon dijo lo de su hermana lo primero que pensó fue en ayudarle. Era algo normal en él, si encontraba a alguien con dificultades estaba encantado de ayudarle. Sus últimos meses de vida se habían sustentado gracias a esa costumbre, pero esta vez no podía permitirse dejarse llevar. Tenía obligaciones más importantes que hacer y tenía que anteponer sus obligaciones a sus costumbres. Sin embargo, Sophie parecía que hubiese leído su mente y se ofreció antes de que él dijese nada. Esto cambiaba la situación. Sabía que sería difícil disuadirla y, en el fondo, él también quería, así que no quedaba otra más que dejarse llevar por la corriente.

-"Por supuesto. No seré el mejor buscando personas desaparecidas, pero sin lugar a dudas, seis ojos verán más que dos. ¿Qué puedes contarnos de tu hermana? ¿Y de ése que quizás sepa algo?"

Cuanto más te acercas al final del pasillo más gritos de asombro escuchas procedentes de la sala continua.

Al parecer al fin tus ojos podrán ver la máquina con la increible capacidad de poder volar por el inmenso cielo.

Solo faltan unos pocos pasos más antes de traspasar la puerta, tras la cuál el mundo tal y como lo conoces cambiará, aunque de eso eres desconocedor aún.

El magnífico zepelín se encuentra delante tuyo.

Ves que el zepelín se encuentra en un inmenso patio interno del edificio, las paredes del patio están llenas de ventanales donde mucha gente observará el despegue. Por una puerta cercana ves a varias personas con trajes rojos y dorados llevando carritos con equipaje hacia el zepelín.

La alfombra roja ahora se divide en dos y cada una se dirije a uno de las alas del zepelín. Justo donde se bifurcan los caminos hay un hombre que va indicando a la gente a cuál dirigirse tras un breve vistazo a los billetes de embarque.

Alcanzáis la bifurcación de la alfombra roja y delante vuestro se encuentra el encargado de ir indicando a los pasajeros a cuál de las dos alas del zepelín han de dirigirse, si al de la derecha o el de la izquierda.

Entregáis los billetes de embarque y tras revisarlos, susurra unas breves palabras:

-Billetes de embarque de clase alta.

Os los entrega de nuevo y os indica que han de seguir por la izquierda e ir hacia el ala izquierda.

Seguis hasta aproximaros al ala izquierda del zepelín, con cada paso con el que se acercan parece aún más impresionante la máquina voladora.

Se trata de un descomunal zepelín de tres cuerpos unidos entre sí por cuatro largas pasarelas de metal. Toda la escturtura está bellamente tallada de un modo tan aerodinámico como ostentoso, que trata de imitar el estilo de los regios navíos del principado. Las dos barcazas laterales están destinadas a los viajeros y sus camarotes, mientras que en el cuerpo centrl se encuentra la bodega de carga y el puente de mando.

Se ponen a la cola para subir.

Me cruzo de brazos, con uno de los dedos comienzo a dar ligeros golpecitos en mi brazo, a modo de nerviosismo, no me gusta estarme quieto, y más aun cuando no tengo mi espada conmigo.

Mientras esperamos me pongo a jugar distraídamente con mi colgante.

Mientras continúo por la alfombra roja, poso mi mirada en el deslumbrante transporte. El zeppelin era de un tamaño enorme, parecía un gran barco salvo por el tejido hinchado en su parte superior. Numerosas personas aparecía apostadas en los ventanales deseosas de observar su partida. Yo, ansioso también por ver el interior del artefacto, y sobre todo de partir, me encamino sin pausa con mi billete en la mano hacia la bifurcación en la que un hombre comprueba los billetes de embarque e indica el camino a seguir hacia las habitaciones de los pasajeros.

Observo a Sargon, que también tiene billete de clase noble, ya que parece haber hecho oídos sordos frente a mis últimas preguntas. De todas formas, no hace mucho que nos conocíamos, así que no había suficiente confianza tanto para insistir como, quizás, para contestar. En la cola empieza a desesperarse, ¿cuántas colas habían hecho ya? ¿Cuántas quedaban? Pero bueno, al menos, con tantas colas, sería más difícil meterse por donde no tocaba.

Acostumbrado a llevar su arma y su escudo, acostumbraba a apoyar su mano en la empuñadura, no amenazante, si no descansando. Sin embargo, ahora no sabía que hacer con ellas. Las cruzaba frente al pecho, las dejaba colgando a los lados, las apoyaba a cada lado de su tronco, se ponía a jugar con los dedos, estiraba los brazos... Durante un momento se queda observando el zepelín ahora que están más cerca. Era enorme, monstruoso, en especial la parte central, la que le daba vida al transporte y donde pasarían la mayor parte del tiempo los trabajadores.

Segui en la cola hasta que comenzo a avanzar, aunque lentamente. Saque unos aros hechos de metal, entrecruzados entre si, y me puse a entretenerme con ellos, para descifrar el truco que traian. Mire a Maximiliano.

- Tambien te aburres tanto como yo? (suspiro) Mi hermana tendra ahora unos 15 años, piel blanca y sedosa, pelo negro largo lacio, como recien lavado, ojos azules esmeralda, buena figura (me rio un poco) Aun recuerdo a los que iban detras de ella y como yo los alejaba con mi cara de "asesino". (mi mirada se endureció) De los que se la llevaron, solo pude ver una insignia, aunque no se realmente a donde pertenece; mira. (saco de mi bolsillo un trozo de tela con el emblema en él) Te suena de algo?