Partida Rol por web

- Joder, ¡¡ni un momento de descanso!! - gritó el padre cuando vio que otro de esos cabrones se abalanzaba sobre él.

Rápidamente, con los reflejos de quien está acostumbrado a ello (y desmintiendo su auténtica edad), Ramón hizo una hábil finta con la que logró evitar el ataque de aquella alimaña, dejándolo a su merced para rematarlo de un certero tiro en la cabeza que desparramó los sesos de la criatura por todo el vagón. A pesar de eso, el padre advirtió que no estaban a salvo ni muchísimo menos: tenían que activar la palanca para que el tren no descarrilara.

Una loca idea invadió su mente, sin dejarle pensar nada más... ¿podría activar la palanca de un disparo? había logrado tiros más difíciles en su rancho (siempre bajo circunstancias mucho más apacibles, eso sí), después de todo, el tren aún no había acelerado demasiado. Sin pensarlo más, el sacerdote se arrimó a la puerta del vagón del tren y apuntó a la palanca...

Fortuna audaces iuvat, "la fortuna favorece a los audaces", recordó de sus lecciones de latín... cerró un ojo y disparó de nuevo...

¡¡BANG!!

Keira intenta evitar que los zombies le ataquen. 

Tu delante machote!
Digo mientras dejo que el grandote pase delante mio y pruebe a saltar. Cosa que consigue.

Yo me dispongo a hacer lo mismo que el cosa que hago y de mas que de sobra. Salto mas que el y mientras lo hago consigue colocarme cerca de la entrada que nos lleva al vagon que queremos ir.
Me asomo al interior de este intentando ver lo que sucede dentro de este.

-¿Pero que cojones pasa aqui? ¿Es que no os puedo dejar solos?

Digo mientras asomo la cabeza y apunto con mi arma.

Salis al exterior con el viento golpeandoos la cara, el tren va bastante rápido y tiembla mucho, seguramente porlos cientos de zombies que aplasta a cada momento.

Veis los pájaros volando detrás del tren, a una distancia que no representan peligro alguno. Y veis que en unos doscientos metros las vias se acaban.

Caminais por encima del tren y os dejais caer dentro del vagón de cabecera. Todo el suelo está lleno de sangre y miembros cercenados... en el mismo momento en que saltais dentro la mole con sus dos hachas corta las cabezas de dos zombies que desprenden humo por el pecho.

Veis también como el padre dispara a algo delante del tren.
Es la palanca para cambiar las vias y ha fallado el tiro pues es un disparo muy dificil.

La situación es que la puerta lateral del tren ya no existe, en vez de eso podeis ver los hierros laterales llenos de muertos empalados que con sus manos alargadas intentan alcanzaros, cosa que jamás ocurrirá.

La cuestión es que detenerse y bajar no es algo sencillo con todos esos zombies corriendo detrás del tren, vale que les habeis ganado distancia, pero no la suficiente como para que bajar y cambiarla palanca no sea peligroso.

Y si pasais de largo el desvío vais a perder mucho tiempo haciendo marcha atrás... sino os estampais contra la pared.

- ¡¡¡MierdajoderjoderjoderJODER!!! ¡¡Estamos muy jodidos!! - gritó el padre al ver que no acertó a la palanca.

Aún tenía tiempo para acertar pero no iba a ser fácil. Nuevamente apuntó a la palanca, cerrando un ojo, que casi lloraba... el revólver le temblaba en las manos y el miedo le invadía el corazón. Entre susurros el sacerdote decía...

- Padrenuestroquestásenloscielossantificadoseatunombrevenganosotrostu --- ¡¡BANG!! --- REINO!!!! ¡Sí, joder! ¡¡le he dado, le he dado!! ¡¡A LA MIERDA!! ¡¡NOS LARGAMOS DE AQUÍ, CHICOS!!

Acto seguido, Ramón sopló la punta del cañón del arma, hizo repetidos giros de la misma con el tirador agarrado con el índice y se la introdujo en la funda que llevaba colgada debajo del sobaco gracias a unos tirantes. A la mierda todo: seguían vivos.

Cuando por fin logro entender lo que pasa el padre esta rezando como si le fuera la vida en ello y sin previo aviso pareto el gatillo haciendo que sobresalte.

-Tomaaaaaaa, genial Cantinflas genial!!!!

Digo mientras golpeo con mi arma los brazos que intentan cogernos ya que no soporto verlos hay.

-Vale....ahora la pregunta es: ¿donde cojones nos lleva este tren?

El tren se desvía justo a tiempo, cuando el mismo coge la curva veis claramente la oleada de muertos que os intenta seguir... también veis a lo lejos (debía estar unos cien metros por detrás vuestro) otro tren similar al que llevais parado.

El tren pasa luego por delante de la estación, donde el padre hace que reduzca la velocidad ya que aunque aún hay zombies no son tantos, ni están tan cerca.

El hecho de que la cabina en la que os encontrais no tenga puerta os llena de nerviosismo. Estais muy expuestos.

Li aún sigue jadeando.
Debemos parar en er rugar más cercano que podamos... yo era exproradora de ese grupo de supervivientes, me dedicaba junto con otros a crear un camino seguro. Er que yo cree y conozco empezaba aquí en la estación. Un tereferico subía a lo más alto de un edificio de abogados, el más arto de la ciudad. Desde allí ibamos descendiendo de edificio en edificio hasta llegar a la zona de evacuación. Hay que ir a ese edicicio que está a tres manzanas de la estación. Cuanto más nos alejemos peor. Más camino tendremos que retroceder.

El tren sale de la estación a velocidad de crucero. Hay zombies vagando por todos lados, aunque la densidad es infinitamente menor que la que habíais visto. Aún así la devastación de la ciudad con coches y camiones cruzados por la calle, con cientos de escombros que guardaban mil posibles escondrijos para esas cosas...

No había elección buena en ese lugar.

El hombretón, bañado totalmente de sangre, tripas y trozos de cerebro se dirige al padre.

Mal...vados. Ahora la llevan... la llevan. Ellos pierden ¿no?

Se le escucha respirar costosamente tras esa máscara. Solo sus enorme, musculoso y súcio brazo izquierdo estaba desprotegidos de algún tipo de protección o blindaje.

Padre...¿yo soy bueno?¿Yo gano?
Su voz es mongoloide, totalmente infantil. Seguramente ni siquiera entiende el concepto de "matar".

La japonesa de nombre chino escuchó hablar al gigantón y se puso a llorar.

Aquello era demasiado, ella se había jugado su culo, junto con otros muchos para crear rutas seguras de escape.

El otro grupo solo tenía que buscar supervivientes y traer comida. No había tenido tiempo a asimilar que sus ""compañeros"" hubieran hecho eso a personas. Joder, les habían dado de comer carne humana.
Lo que luego había pasado en el comedor, delante de sus ojos, era cuestión de karma. Que uno no sepa que está haciendo algo mal, no le exime de la culpa.

Li se sentía sucia, en el mismo momento en que una de sus mejores amigas exploradoras le dijo lo que había descubierto -que estaban comiendo personas- y que pensaba impedirlo ella se apuntó a intentar ayudar también.

Había podido escapar por su propia ruta, pero ahora era ya imposible, el teleférico había partido. Ayudar a aquella gente era la redención por unos pecados que no había tenido opción de no cometer... pero que había cometido igualmente.

Al ver el otro tren -tan lleno de hierros y de ametralladoras, y roedado de zombies- detenido pensó que seguramente Layla había muerto, así como todos los pobres desdichados que hubieran podido haber dentro esperando en convertirse en carne picada para su comida.
¿Como habían podido hacer eso? No solo usar a esa gente como comida, sino utilizar a dementes para trocear a esa gente, como Layla le había dicho. Y aquello era lo peor, observaba al grandullón, realmente un niño grande, seguramente el último retazo de inocéncia de la humanidad, y lo habían usado como una arma.

Li seguía llorando desconsolada, sentada en el suelo, creyéndose una persona horrible solo por el hecho de no haberse dado cuenta de nada de aquello antes. El perro se acercó a ella y le lamió la cara intentando animarla.

- Claro que sí chaval, hemos ganado, ya lo creo - dijo pegándole un amistoso golpe en la carcasa metálica al gigante. Al oir unos sollozos, Ramón se giró. Era Li Lee.

Ramón no sabía exactamente por qué lloraba la muchacha, pero podía hacerse una idea... según les había comentado, ella pertenecía al grupo de los "carniceros" aunque no había participado en la matanza (de lo contrario no tendría sentido que les hubiera salvado). Decidió acercarse a ella. El contacto humano no era algo que abundara en aquellos tiempos.

- Hija, no llores. Eres ni más ni menos que un ángel por lo que has hecho... has salvado nuestras vidas y nunca te podremos devolver un favor tan grande. Ahora somos libres para vivir nuestras vidas y arreglar lo que hayamos hecho mal. Todos tenemos pecados que expiar... pero la fuerza para sobreponernos a ellos es lo que nos convierte en humanos, en personas libres - el sacerdote secó sus lágrimas con el dorso de la mano al tiempo que se levantaba del lado de Li Lee - ¿qué hacemos ahora? la ruta que dice Li Lee está cada vez más lejos... deberíamos retroceder para alcanzarla. ¿A alguien se le ocurre otra cosa?

El padre Ramón se cruzó de brazos, pensativo, y trató de buscar alguna solución...

Una vez que comprobamos que el tren diminuye su velocidad comento.

-Ei y el giganton ¿por que esta cubierto de sangre?...por cierto tenemos que ponerle nombre que entre musculitos digo mirando a Kyle y giganton me hago un lio...

Luego me doy cuenta de que Li Lee esta realmente afectada me giro hacia ella e intentando como el padresito calmarla.

-Bueno gente como dice el padre ¿ahora que hacemos? y lo que es mas importante....¿soy el unico que tiene hambre en este jodido trent?

Dios, ella no era tan sentimental, pero hasta el más duro se derrumbaría con esta escena, el pobre grandote estaba convencido de que era bueno, era como un niño grande a lo que asiente con una amplia sonrisa - le has dado una buena paliza a esos malvados, gracias eres muy bueno - contesta alegre y luego mira a la japonesa que había roto a llorar, con lo fuerte que es y estaba llorando a mares... algo muy malo tenía que ocurrir en su cabeza, ella no sabía qué pero tenía que intentar consolarla.

No te preocupes Lee, seguro que no pasa nada - dice sin saber muy bien lo que consuela y intentó abrazarla aunque no con mucha decisión, no sabía la respuesta que iba a recibir de Lee.

Dejaría a decisión de ellos su destino, la verdad es que Keira no tenía nada claro lo que hacer o no, así que mejor se limitaba a colaborar.

Casi como una respuesta a vuestras plegarias veis a unos cien metros, cruzados a lo largo de todas las vías dos vehículos militares. La vía por la que transita vuestro tren es la central y aunque los vehiculos la invaden parcialmente seguramente si no quisieseis parar no pasaría nada. Simplemente los golpearíais y los lanzariais a un lado. O eso es lo que creeis.

El tren transcurre por un "pasillo" que corta la ciudad en dos. Las vias estan separadas de la ciudad por vallas, para evitar en su día que ningún borracho acabara chocando contra un tren y haciéndolo volcar. Muchos tramos de vallas han sido arrancados y muertos vivientes corretean felizmente a sus hanchas por todos los lugares. Lo bueno es que nada impide que salgais de ese lugar con el vehículo militar y intenteis llegar al edificio de los abogados para iniciar la ruta de escape.

Li lee se limpia las lágrimas con el reverso de la mano mientras se levanta.

Muchas gracias... a todos.

Se sintió algo estúpida por su ataque de lágrimas pero nada podía hacer ya salvo mantener la compostura y seguir siendo útiles.

Me habia quedado en silencio todo el rato, observando la situacion, hubiera querido animar tambien a Li, pero pensaba que lo unico que conseguiria era agobiarla mas. Me preocupaba mas el grandullon, ¿como habian podido hacer esto con el pobre chaval? No solo por la crueldad que conlleva, sino tambien por la tecnologia necesaria. Entonces me doy cuenta de los coches, teniamos que parar el tren cuanto antes.

-¡Keira!¡deten esto ya!

Keira estaba un poco nerviosa, no había podido hacerlo antes, ¿y si ahora no puede? ¿Y si ocurre lo mismo? Era una situación muy estresante pero tenía que intentarlo...

Consiguió mantener la cabeza fría y poder parar el tren a tiempo.

Lo he hecho...- dice un poco desconcertada, pensaba que no iba a poder y lo había logrado, estaba eufórica, ese miedo que le había surgido se había disipado completamente y eso que el momento no estaba como para celebraciones.

- Muy bien chicos, próxima estación, ¡a tomar por culo de aquí! salgamos ya de este maldito tren y metámonos en esos cacharros. Mirad a vuestro alrededor, todavía no estamos a salvo. Buen trabajo Keira - dice el hombre con una sonrisa en la cara.

Se encontraba feliz, pese a todo. Aún le duraba el subidón de haber escapado de esos cabrones...

- ¡Vamos, no tenemos todo el día!

El padre Ramón salió corriendo hacia los vehículos como alma que lleva al diablo.