Partida Rol por web

- en fin... - fue caminando a un rincón en el que apoyar su espalda, sacó una pequeña linterna de luz, que habitualmente utilizaría para ver el interior de mecanismos, era pequeña, pero no le gustaba estresarse. Se sentó y sacó el motor de gravedad, sin duda podría hacer una pequeña bomba con él, pero sería un desperdicio de materiales que podrían escasear, algo como hacer un explosivo primitivo con piezas de calidad lujosa... No pudiendo permitirse tal tontería solo siguió trabajando con escasez de luz.

- Tatsumaki dijo que nadie podía venir a ingeniería superior, quizás planeaba apagarla desde un principio... Cuando tenga que venir ella ya devolverá la luz. Relajaros, nada sale de sobre saltarse.

La oscuridad no ayudaba a tener una buena investigación de la escena.

Las luces vuelven a Ingeniería Superior, por lo que ahora cualquiera que fuera capaz de hackear el código de la puerta de Seguridad podría abrirla, o directamente pedirle amablemente al que la cerró que la abra. - En la pantalla volvióa a parecer aquel oso de dos colores.

- ok Menudo ya puedes abrirles por favor... Al resto, les pediré que si vuelven con la petición de antes, porfavor háganlo con el consentimiento de quien se vaya a responsabilizar de posibles problemas que dicha manipulación pueda provocar, si dicha barrera está en manos de encargados de las armerías, solo ellos o mi superior directa puede pedir tal cosa, a menos que consideren dementes a quienes dirigen ambas ramas responsables.

Eren palmeó el hombro de menudi mientras volvía a su rincón de trabajo.

-¿Por que iba a hacerlo? - Inquirió Menudi- ¡Ahora que tenemos a las mentes más brillantes en la misma habitación seguro que lográis hacer una silla en un santiamén!.

Bueno, Mentes más brillantes, y Lynette y Sotod. Por los demás, eran las personas justas para poder colaborar para que Eren lograra terminar la silla que estaba a medio comenzar. Pese a ello, Menudi se había hinchado ligeramente, quizás por gases o quizás por creerse superior al tener el botón de abrir y cerrar la puerta de emergencia en su mano, metaforicamente.

- Menudi, confío en tu profesionalidad, si prefieres una orden no te hago la silla... - Eren suponía que le habían molestado al amenazarle, pero en fin, no estaba para tonterías - así que teclea el código de apertura por favor, que igual que podían molestarme bastante como para activar este motorcito, piensa donde va a ir situado... No creo que quieras que lo manipule alguien que no sea yo...

 Viendo que las luces volvieron y finalmente podían irse (ya sea por su cuenta o con la improbable ayuda de los dos ingenieros problemáticos), Obe deja salir de sus pulmones un gran suspiro de alivio y se dirige a la puerta. Si bien actuaba como que no le afectaba demasiado la situación, el hastío por la conducta de sus compañeros en su rostro era evidente.

- No hace falta Menudi... mírate el ombligo o regodeate en tu ego. A mí poco me importa, ¡me largo de aquí!

 Y sin decir más, se dispone a hackear el código de la puerta. Se sentía en pleno derecho de hacer semejante cosa, y ya el horno no estaba para bollos.

Cuando la luz volvió esbocé una sonrisa que duró tan poco como tardó Menudi en abrir la boca para negarnos la salida -Si nos dejas salir quizá podría traerte uno de esos refrescos que tanto te gustan...- dije poniendo buena cara para tratar de convencerle aunque me daban ganas de estamparle el portátil en la cara.

La luz por fin volvió ¡y el jodido gordo seguía sin sacarles! Pero que hubiera vuelto la luz significaría que ya funcionarían los Walkies. Se acercó corriendo a ellos y pidió ayuda. - ¡Aquí Sotod! ¡Nos tienen encerrados en Ingeniería Superior! ¡Que alguien nos saque de aquí!

... A Eren ya le dolía la cabeza tanto grito histérico... - mira Sotod, esta ya no es broma o te callas y te relajas o te callo... - el pitillo por acabarse - maldita sea ni medio puto día... - sus cigarrillos especialmente manufacturados para obtener una larga duración de 12-16 horas, se le iba a acabar de consumir antes de 6... Sin duda ese día estaba de los nervios, tanto incidente.

- relájate Eren, no te dejes alterar... El viejo siempre elogió tu capacidad de permanecer impasible - seguramente, solo era la impresión que intentaba transmitir, por dentro estaba de los nervios.

- ¿y bien Menudi? Abres por una silla segura, o les dejo que monten este motor ellos a ver que pasa cuando la utilices?

Por su parte Menudi recapacitó un poco ante la amenaza velada por parte del Ingeniero de Motores, pese a ello, seguía en sus trece, quería la silla y no iba a detenerse hasta conseguir aquella maldita silla. Por lo que, cruzándose de brazos, volvió a hablar, no iba a dar su brazo a torcer y porque nadie le iba a poner un dedo encima, esta situación se iba a alargar indefinidamente.

-Tú te encargas del motor y la carcasa. -Dijo señalando a Eren.

-Tú te encargas del panel de movimientos y demás funcionalidades. -Dijo señañando a Obe.

-Y tu te encargas de los sistemas vitales e higiénicos que necesitaré, pues una vez que me siente, no voy a levantarme. -Dijo señalando a Ayana.

-¿Ves?. Estas cosas se resuelven rápido cuando tienes 160 de C.I. -Y tras esto comenzó a reirse por la nariz, como un cerdo.

- Bien pues te quedas sin nada, voy a pediros a todos que vayáis al lado opuesto a la puerta... Activaré el motor sin el mecanismo de reclusión de gravedad, lo que provocará un nanoagujeronegro que desintegrará, todo lo que esté a un metro o metro y medio. No me gusta dañar la nave pero si no me queda otra es lo que toca. Última oportunidad Menudi.

Eren quitó una carcasa de la esfera acercándose a la puerta, quien le respetara se llevaría el mismo respeto, pero si iban con él a malas, a malas le tendría.

-A ver, a ver- dije agitando las manos con incredulidad al escuchar a mis compañeros -¿me estás diciendo en serio que prefieres generar un "nanoagujeronegro" que el método que proponía Sotod?- pregunté a Eren tratando de hacerle entrar en razón -mira Menudi ¿por que no utilizas tus 160 de C.I. para contar cuantas somos las personas que queremos que abras esa puerta y cuantas están dispuestas a evitar que lo consigamos por los medios que se nos ocurran? así que ¿por que no nos abres antes de que necesites una silla de por vida?- pronuncié con la esperanza de hacerle entrar en razón, y seguramente, esa sería la última vez que lo intentara, pues hacía bastante rato que se me había agotado la paciencia.

Menudi se cruzó de brazos, no parecía que iba a hacer absolutamente nada por su parte. Ninguna amenaza iba a servir para hacer que este abriera la puerta. O el salía con su silla voladora, o nadie saldría de allí jamas. Por lo que, la decisión, quizás fuera bastante sencilla, al menos desde la parte de Menudi: HACEDME LA SILLA.