Partida Rol por web

Vademécum del mal

Un extraño ejemplar - Escena de Juego

Cargando editor
24/03/2020, 12:15
Valerio Buendía

Notas de juego

No confirmé porque me parecía evidente. Vamos con Ledesma. Con esta señora ya solo nos queda atarla a la silla y aplicarle un tercer grado.

Cargando editor
24/03/2020, 17:30
Director

Finalmente decidísteis regresar a casa de Rodrigo Ledesma. La mañana parecía haber cundido: habíais visitado una librería descubierto algunas cosas sobre el libro; algunos de vosotros había presenciado la trágica muerte de dos personas que os observaban, encontrando nota incluida; y por último habíais averiguado algunos datos sobre alguien al que también le interesaba ese Necronomicón, un tipo medio francés, aunque éste no estaba en su domicilio.

El sol calentaba al mediodía, y podían verse algún que otro restaurante abierto, ofreciendo menús ese día. La gente estaba ya recogida en sus casas en aquella hora punta.

* * *

La puerta del edifcio estaba abierta. Allí no estaba ya el camión de transporte del comienzo de la mañana. El caso es que al entrar en él no vísteis a Julián Crespo, el portero. Seguramente estuviera en su domicilio del propio edificio, fuera de la jornada laboral. Después, tras tomar el ascensor enrrejado, subísteis hasta la planta donde Ledesma vivía. Tras llamar al timbre alguien os abrió. Era Tomás, con la cabeza vendada en la frente, por encima de los ojos.

Cargando editor
24/03/2020, 17:31
Tomás Belgrano

Vaya, ¿qué tal? -dijo al veros con aire sonriente-. ¿Ésto? -se señaló con el dedo su cabeza, apuntando a las vendas-. No es nada, cuatro puntos -decía quitando importancia al asunto de su impacto en la cabeza-. Adelante, el señor Ledesma está almorzando.

Entrásteis en el domicilio. Aquello estaba un poco más recogido, pero no mucho. Llegásteis al comedor, donde Ledesma comía perdiz frita con guarnición de verduras. Desde luego parecía que no había perdido el apetito.

Cargando editor
24/03/2020, 17:32
Ramiro Ledesma

Hola amigos -se levantó rápidamente, como pudo, limpiándose en la servilleta de seda blanca que tenía colgada en el cuello de la camisa-. ¡Tomás! Prepáreles lo que precisen, ¿han comido? ¿Cómo les ha ido? ¿Saben algo?

Tomás asintió y fue a la cocina. Desde luego, habían recogido el lugar un poco, aunque todavía había cosas aquí y allá, arrojadas o amontondadas en el sofá y sobre la alfombra, listas para ser totalmente colocadas por la tarde.

Cargando editor
24/03/2020, 19:37
José Alfonso Marro Gambin

Marro agradeció el gesto de Ledesma de ofrecerles algo de comer, pero no aceptó. No al menos de momento, pues tenían algo importante de que hablar y no sabía si una vez dicho lo que tenía que decir, la oferta seguiría en pie. Podía ser que tras acusar a Ledesma de ocultar información, se sintiera ofendido y quien sabe si acabaría en ese momento su relación comercial. Por ello, antes de sentarse a la mesa a almorzar, el sargento decidió ir al grano.

Ramiro, verá... - Carraspeó. - ¿Le suena de algo el nombre de André Mallard? - Le preguntó directamente. - No me gustaría ser grosero, pero tengo que preguntarle... - Realizó una breve pausa. - ¿Nos ha contado todo lo que sabe sobre el asunto? - Y finalmente lo soltó. Esperaba que Ledesma no montara en cólera.

Cargando editor
25/03/2020, 16:33
Dr. Jose Maria Rocavila

Una vez llegaron al domicilio de Ledesma le encontraron sentado a la mesa. Parecía que se encontraba perfectamente tras el disgusto de esta mañana. Aunque no le gustaba aquel estilo directo de Narro, seguramente aprendido en la academia, reconocía que en aquel momento sin duda era una buena estrategia. Si Ramiro se había guardado alguna información en especial, algo que podría suponer un peligro para ellos esperaba enterarse antes de seguir con aquello. Se mantuvo en pie, en tensión al menos hasta ver que les contaba de nuevo su benefactor.

- ¿Ha podido recordar algo nuevo sobre el asalto? Algún asunto que pueda ser de relevancia para nuestra búsqueda relacionado con el libro en los días previos. 

Sin dar pie a que tuviera mucho tiempo para pensar, el doctor siguió lanzando información y preguntas al anfitrión para obtener la máxima información posible.

- Según nos ha contado el librero usted no era el único interesado en el libro. ¿Sabía que había más personas detrás de adquirir el libro? ¿Quiénes eran estas personas? ¿Por qué pueden estar interesados en el libro? 

En aquel momento regresó el mayordomo hasta el salón y fue entonces cuando aprovechó para interpelarle directamente. Quizá dando por sentado, que le había hablado a alguien sobre el libro, le podría coger en un renuncio y obtener una respuesta.

- ¿A quién le ha hablado del libro del señor? 

Cargando editor
25/03/2020, 20:30
Ramiro Ledesma

¿Ocultarle información? -preguntó-. Pues no, no tendría porqué -dijo rotundamente, aunque sin enfadarse-. André Mallard. Sí, claro que sé quien es: un vidente de paparruchas, "médium", dice llamarse. Aunque yo creo que no sabe ni lo que significa -Ledesma dejó de coger su tenedor, lo lanzó al plato con cierto desdén, y se acomodó hacia atrás, como pensando algo, malhumorado-. Le concerté una cita a través de Juan Postigo de Recaredo, Director del Museo provincial Juan Chirivay de Historia; y resultó ser un farsante: trató de celebrar una sesión de espiritismo en su propia casa, en la calle Alcalá. El malnacido utilizaba a su criada, una "mujerona" muy seca, para hacer ruidos en las habitaciones anexas... Juan postigo se disculpó por hacerme llegar hasta ese mamarracho, y nuestra relación se enfrió por ello. Si le ven, dénle una colleja de mi par... -entonces giró el cuello, mirándoos con intensidad ahora-. ¿Han ido a verle? -A Mallard, se refería, y parecía ahora como si esperase que le dijérais que sí, que le habíais hecho una pequeña "visitilla"-.

Entonces Tomás llegó con varios platos con fiambres y una olla con más perdiz, y unos platos y cubiertos plateados, por si acompañábais a vuestro amigo con la comida.

Doctor -ahora respondiéndole a él-. No sé nada de gente interesado en el libro. No sabía tan siquiera que alguien pudiera estarlo. Tampoco, por supuesto, he hablando del libro con nadie. Se que tiene mucho valor, por supuesto. Por cierto, Tomás y yo hemos ido a la clínica y hemos venido hace un rato. El pobre se ha llevado la peor parte.

Cargando editor
25/03/2020, 20:32
Tomás Belgrano

No es nada, señor Ledesma -dijo colocando un poco las sillas en aquel aún desorden-.

Cargando editor
25/03/2020, 20:32
Ramiro Ledesma

Un momento... -Ramiro frunció el entrecejo-. Virginia, Valerio, tienen... ¡sangre! ¿Están bien? ¿Qué han averiguado de mi libro? -dijo finalmente, habiendo escudriñado al militar y a su secretaria-.

Cargando editor
25/03/2020, 22:05
José Alfonso Marro Gambin

- Lo único que hemos averiguado es que estamos metidos, todos... - Miró a las cinco personas que estaban con él. - ...en algo mucho más gordo de lo que pensábamos. - Le respondió a Ledesma. - Hay más gente tras el tomo. Evidentemente... - Se dijo más a si mismo que al resto. De no ser así no hubieran asaltado la vivienda de Ramiro para llevárselo. - La sangre afortunadamente no es suya. Es de unos tipos que han muerto atropellados justo después de lanzar está nota... - Le mostró la nota a Ledesma.

Pues bien, sabemos que el libro perteneció a Carlos Dato Granados el hermano del presidente del consejo de Ministros, don Eduardo. - Desveló. - Y si, fuimos a ver a Mallard, pero no estaba. Concimos a Justa, su asistente. No sabe dónde está. Se marchó con una escusa mala. - Resopló. - No tenemos mucho más. ¿Le suenan de algo las iniciales de la nota R. B.?

 

Cargando editor
26/03/2020, 01:27
Virginia Echagüe

Miro las gotitas de sangre de mi vestido y pienso que en cuanto pueda me tengo que mudar.

Estoy muerta de hambre al ver la perdiz de Tomás, me siento un poco culpable porque eso de tener apetito con dos muertos a mis espaldas pues como que parece poco civilizado. Pero es que este plato no es cualquier plato y huele de maravilla.

Ayudo con las sillas.

—Por favor, camaradas, sentémonos y comamos algo. Tomás, es usted un bendito.

Y me pongo a prepararme una rebanada de pan para mojarlo en el aceitito de la perdiz. Luego le hinco el diente y mascando, señalo con el tenedor a Ramiro y le digo.

—Vamos jefe, si se guarda algo, aunque sea una tontería, o una locura, es el momento para compartirlo, que la cosa está poniéndose pero fea, fea ¡Que acaban de morir dos desgraciados por tenernos más miedo a nosotros que al tráfico de Madrid!

Cargando editor
27/03/2020, 12:08
Ramiro Ledesma

Ledesma trataba de encajar lo que le explicaba el inspector Marro, la lectura de la nota, y las preocupaciones de Virginia acerca del tema.

Les digo -mirando a su secretaria- que no sé nada de ésto. Tengo el libro desde hace mucho tiempo. No me suenan estas iniciales, la verdad -refiriéndose a "R.B."-. Todo esto es increíble, ¡sale mi nombre en esa nota! ¿Quién querría mi libro? -finalmente, Rodrigo se levantó, dejando los restos de su almuerzo sobre la mesa, y comenzó a andar por el comedor, tocándose la frente y tratando de no pisar los objetos que aún había allí arrojados-. Y porqué no van a ver a ese Carlos Dato... ¿No saben donde vive? -entonces Ramiro comenzó a cavilar. Ahora su mano estaba en su mentón-. Carlos Dato. Dato. "Jota" Dato. "Jota" "punto" Dato. ¡Eso es! En el Necronomicón había, en una de sus páginas iniciales, una marca que ponía "Propiedad de J.Dato". ¡Cielos! -recordó, aunque sin deducir demasiado-. Tienen que ir a ver a esa familia. Seguro que saben algo de mí lib....

Cargando editor
27/03/2020, 12:09
Tomás Belgrano

¡¡MALDICIÓN!! ¡¡¡SABEN DEMASIADOOO!!! ¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHH!!!! -entonces Tomás, que había estado yendo y viniendo a la cocina con la excusa de recoger platos y otros enseres arrojados por la casa, se abalanzó sin que nadie se lo esperase con un cuchillo sobre el inspector Marro-. Aquel hombre pacífico y tranquilo, alto y delgado pero fuerte, estaba ahora fuera de sí, cuchillo en alto, tratando de aniquilar al inspector. 

Notas de juego

Es un combate.

Marro, lanza por Disputa, y Tomás hará de nuevo lo mismo. Como  es un lance inesperado, de momento lucharás sin armas (puños, básicamente). Él con el cuchillo. El resto habréis de esperar a que acabe este primer lance. Podréis actuar en los siguientes.

Cargando editor
27/03/2020, 16:22
José Alfonso Marro Gambin

Esa "jota", es de Javier. - Desveló Marro. - Javier Dato Granados. El presidente fallecido el año pasado. Su hermano, Carlos Dato es o era, el propietario del libro, cuando lo vendió a su librero junto a toda una colección de tomos antiguos y manuscritos. - Tomó aire. - El caso es que Carlos Dato vive en Bilbao... - Se encogió de hombros. - No creo que esa pista sea buena y en todo caso, tampoco creo que de tener algo que ver el señor Dato con todo lo sucedido, tenga ahora el libro en su posesión. - Resopló. - Lo cierto es que no se por done continuar. - Miró a sus compañeros y también a Ledesma. - ¿Alguna idea?

Y fue entonces cuando el mayordomo se abalanzó de forma incomprensible sobre él. No le dio tiempo a Marro de ver siquiera que portaba un cuchillo, por lo que por instinto, se giró hacia aquel hombre y trató de agarrarle del brazo para tirarlo al suelo e inmovilizarlo de alguna forma.

- Tiradas (1)
Cargando editor
28/03/2020, 11:00
Tomás Belgrano

Tomás Belgrano se abalanzó, cuchillo en mano hacia el inspector Marro. Tanto Ledesma como los tres compañeros del inspector giraron sus cabezas alertados por la reacción, y luego algo asustados por la cuchillada; y es que Jose Alfonso fue atravesado en su hombro por el cuchillo de cocina que portaba el alto mayordomo. Ambos habían caído al suelo, golpeándose la espalda, y Belgrano había logrado endosar el acero en el cuerpo de Marro par luego sacarlo. El inspector gritó y su ropa y parte del suelo se mancharón de sangre mientras Ledesma se apartó, despavorido y muerto de miedo, hacia una esquina, junto al armario donde tenía un pedestal y un jarrón antiguo sobre él. Finalmente, tras el forcejo primero, Tomás se levantó e instintivamente se abalanzó, en ese pequeño espacio que era el comedor, hacia el doctor Rocavila (con las mismas intenciones que para con el inspector).

- Tiradas (3)

Notas de juego

Sigue el combate:

Estados:

Marro: réstate 2 Pv.
Rocavila: ileso --> actúa y lanza dados (Disputa si es para atacar)
Valerio: ileso --> actúa y lanza dados (Disputa si es para atacar)
Virginia: ilesa --> actúa y lanza dados (Disputa si es para atacar)
Tomás: ileso --> ataca a Rocavila con cuchillo.

Nota: si más de uno ataca a Tomás, compararemos vuestras tiradas con la única tirada que haga éste (Tomás no hace una tirada para luchar contra cada uno de lo que le ataque o a los que ataque, sino una para todos). Eso agiliza el arbitraje. Por cierto, ahora, si queréis, disponéis de vuestras armas, supongamos que ya os ha dado tiempo a sacarlas.

Cargando editor
28/03/2020, 11:15
Dr. Jose Maria Rocavila

El doctor vio como el mayordomo atacaba al inspector, estaba fuera de sí. Les había cogido a todos por sorpresa y su anfitrión había se había refugiado en una esquina para protegerse del ataque. Al doctor solo le dio tiempo de levantarse de la mesa, donde se había sentado junto a Virginia a almorzar alguna cosa, antes de ver como Tomás se precipitaba hacia él. De su garganta solo se escapó un grito.

- Ayudenme, se ha vuelto loco

En un acto reflejo defensivo tomo de la mesa el plato donde estaba comiendo y con él intentó defenderse del ataque y golpear a Tomás. En ese momento estaba pensando en deshacerse de su atacante para poder atender al inspector si fuera necesario. 

- Tiradas (1)
Cargando editor
28/03/2020, 12:06
Virginia Echagüe

Dejo el tenedor en la mesa fingiendo que no pasa nada.

No es que esté en shock, más bien al contrario, se parece más a un estado de lucidez. Noto la embriaguez que me provoca la adrenalina, como un lobo.

Confío en que el menosprecio general que esta sociedad clasista tiene hacia las mujeres se cumpla en esta sala. Me siento como un lobo con piel de oveja, y eso me encanta.

Me levanto abriendo el bolso y empuño la pistola, pero, en lugar de ir a defender en mi colega, que digo yo, entre los tres hombres podrán reducir al mayordomo. Encañono a Ledesma. Siento el deseo de dispararle a mi jefe en la cara. Una fantasía común en estos tiempos que corren.

—¡Tomás, ríndase o mato al señorito, lacayo de mierda!

Espero que no piensen que no soy capaz. Así podemos matar dos pájaros de un tiro: si el jefe está en el ajo me atacará -estoy muy pendiente de ese jarron y lo que pueda albergar dentro- o Tomás se rendirá. Si no lo está Tomás seguirá luchando y el jefe se cagará de miedo, con razón.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Edito: he añadido el último párrafo.

Cargando editor
28/03/2020, 16:25
José Alfonso Marro Gambin

Marro cayó al suelo dolorido. Se llevó la mano al hombro. Sangraba de forma prominente. No pudo reaccionar a tiempo. No esperaba para nada que el mayordomo se abalanzara sobre él armado con un cuchillo. Había sido un hombre tan amable...

¡Joder, como duele! - Gritó mientras trataba de taponar la hemorragia con la mano. - ¡Cuidado con ese cabrón!

En las condiciones en las que estaba no podía ayudar a sus compañeros a la hora de reducir a ese hombre y eso le daba muchísima rabia, pues se sentía impotente, inútil e impotente.

Notas de juego

Entiendo que estoy fuera del combate.

Cargando editor
28/03/2020, 22:36
Director

Notas de juego

No, inspector: sí puedes actuar.

Cargando editor
30/03/2020, 00:05
Valerio Buendía

El salvaje acceso del mayordomo me saca del estupor en el que estoy desde que abandonamos la casa de Mallard. Yo también estaba pensando en ir a cambiarme cuando... ¡Un hombre tan formal! Las pistolas están fuera de cuestión y, si esto no es un episodio pasajero debido al golpe, el hombre tiene que hablar.  Así que es el momento de una maniobra de pinza: la de mis manos alrededor de sus muñecas: aprovechando que no ha matado al inspector (¡Y a ver qué explicación pensaba dar luego el pintas este!) me abalanzo sobre el sirviente por detrás con la intención inmovilizarlo y hacerle daño hasta obligarlo a soltar el cuchillo.

- ¡Deténgase, infeliz!

- Tiradas (1)

Notas de juego

Perdón por el retraso: el ejército siempre llega justo demasiado tarde