Partida Rol por web

Vaesen: A wicked Secret and Other Mysteries

Biblioteca del Castillo

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11/01/2021, 20:48
Storyteller

Aquella criatura no parecía entender sobre las disputas que los meros mortales llevaban a cabo. Quizás en su día el había sido parte de esas discusiones pero al final el tiempo se hace cargo de todos y cada uno de los vivos. No hay escapatoria al paso del tiempo.
De nuevo otro terrible graznido chirriante emergió de la garganta del enorme no muerto con aspecto de guerrero que empuñaba una enorme espada que arrastraba dejando un surco en el suelo. Sus pesadas pisadas se hundían en el húmedo campo y eso parecía ralentizarlo de alguna forma.
La presencia de esta criatura pilló por sorpresa a los miembros de la recién establecida Sociedad que incrédulos, aún estaban en shock por lo que se acababa de aparecer ante sus ojos. Un conmocionado Frisk se abrió paso hasta el arcón donde Lady Lovisa y Ebba estaban rebuscando las armas hasta que decidieron coger el escudo dorado de encima de la chimenea. — Si eso no funciona, al menos cuenten conmigo para plantar cara a esa cosa— dice Frisk mientras empuña un hacha herrumbrosa.

Pero no todos parecían estar sorprendidos por es criatura. Reidar, y Ebba, al haber estado más inmersos en la anterior aparición al menos simulaban algo más de tranquilidad. Por otro lado el investigador privado Wergeland parecía mantener bien el tipo pese a las circunstancias.

El enorme no muerto cada vez estaba más cerca y la Sociedad parecía tener su primer misterio cara a cara. Pero, ¿qué harían?

Notas de juego

Agnetha, Alvar, Niles, Castelferro y Lady Lovisa obteneis todos un estado mental. ( Enfadado )

Mientras sufras de una condición deberás tirar 1 Dado menos para todas las tiradas que estén relacionadas con dicho atributo ya sea, físico o mental. Cuantas más condiciones se tengan, menos dados se tirarán, pero siempre se podrá tirar al menos 1 Dado.

 Master TIP: El primer paso ha sido darse cuenta de que quiere sus armas. Bien!!!
Ahora, recordad que los guerreros vikingos no eran gente que tuviera mucha fortuna en sus armas aunque sí que tenían objetos de oro y plata más como adornos. Os hago una pregunta/ reflexión abierta y a partir de ahí me roleais si os habéis dado cuenta con el pj. ¿Estáis seguros de que un escudo de oro es lo que más querría un guerrero nórdico? ¿ Qué tipo de armas usaban ? ¿ Alguien tiene una lista con lo encontrado hasta ahora ?

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11/01/2021, 21:30
Alvar Egil Björklund

Tal y como esperaba, la hermana Agnetha reacciona a la terrorífica aparición del jardín con una ira fervorosa inspirada por su fe, siendo una de las primeras en disponerse a contener la amenaza. Por muchos que sean sus defectos, su entrega es incuestionable. Wergeland, por su parte, reconoce la lengua del muerto como noruego, pero un noruego tan antiguo que es incapaz de comprenderlo.

Es entonces cuando mi hija, gesticulando a toda velocidad, nos avisa de que la voluntad del ser de ultratumba es que sus armas le sean devueltas. Sus armas. ¿Puede que se refiera a las que había en el arcón de la biblioteca? Apenas un segundo más tarde, Castelferro repite en sueco las palabras del esqueleto, que coinciden con lo que Ebba acaba de decir. Eso significa que ambos están en lo cierto; el antiguo guerrero exige que se le devuelvan sus armas para poder ir a combatir cualesquiera que sean las batallas que aguarden a alguien que debe de llevar siglos muerto. Lady Swedenborg, haciendo gala de la gran decisión que la caracteriza, se dirige enseguida a la biblioteca para ir a buscar las armas de la criatura.

¿Y si nos equivocamos? ¿Y si le entregamos las armas equivocadas? —planteo, dubitativo—. Se me ocurre algo. Saquemos el arcón al jardín, sin tocar su contenido. Si las armas del guerrero están ahí, él las reconocerá, las tomará y se marchará. Si no, nosotros tendremos que hacer que se vaya. Y Frisk, deme esa hacha, no sea que sea justamente lo que está buscando.

Dicho esto, echo a andar a toda prisa tras Lovisa, con la intención de ayudarla a mover el pesado baúl para llevarlo a rastras ante el ser.

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11/01/2021, 22:33
Øystein Wergeland

El comentario de su mayordomo aplazó por unos instantes su media sonrisa, sabiéndose feliz ganador de las cien libras en juego.

—Me conformaría con que dejes de usar mi colonia...

Si bien incapaz de extraer el espíritu del discurso, el detective comprendió suficientes palabras sueltas como para que la traducción del enigmático señor Castelferro se le antojara confiable.

—Øystein —pidió a Lady Lovisa, al tiempo que accedía al curso de acción propuesto por la cazadora con un brusco asentimiento de cabeza. Aquella mujer era de armas tomar. Literalmente.

El segundo chillido sobrenatural de la criatura produjo escasa mella en la compostura del detective, quien apostado sobre la ventana con las manos detrás de su espalda sometía a un frío barniz de lógica implacable toda influencia externa. Ciertamente, aquel guerrero ancestral parecía un enemigo formidable, más su disposición para la diplomacia le daba a entender que la criatura sospechaba que su poder era insuficiente para hacerse con las armas por la fuerza.

Creyendo detectar un levísimo temblor en el delgado bigote de su mayordomo, reconsideró la decisión de cederle su revólver.

—Niles, mejor déjamelo a mi... —susurró al hombro del invidente, poniendo su mano sobre la culata del arma.

El coronel, seguramente habituado a un trato marcial en tales cuestiones, fue en cambio partidario de la astucia con una propuesta ingeniosa. Aún así Wergeland, de caracter mesurado y desconfiado por naturaleza, dudaba. Si por cada ente sobrenatural que golpeara a las puertas del castillo iban a entregar un objeto valioso como ofrenda, Gyllencreutz pronto quedaría tan desolado como los agujeros donde solía dormir su viejo amigo Reidar.

—No siempre es buena idea armar a tu enemigo —dijo entredientes, pero inmediatamente añadió— Lady Lovisa, Señor Castelferro, Coronel... a la primera señal de que algo va mal, hacednos una seña. ¿Reidar, nos acompañas? Geri puede quedarse con Ebba. Vamos detrás.

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12/01/2021, 00:14
Ebba Björklund

Ebba llegó corriendo al baúl junto a su amiga y esta tomó enseguida el escudo brillante, como había dicho Castelferro. Sin embargo, algo no le cuadraba a la joven escritora. Para empezar, la gramática. Cualquier escritor que se precie analiza siempre la gramática y un escudo ni siquiera entraba en la categoría gramatical de "armas", que era la palabra que había utilizado el ser. No concordaba. Debía de ser más de una cosa, eso para empezar. Detuvo el brazo de su compañera y entonces observó con detenimiento el baúl: además del escudo, había una hoz pequeña, una honda de cuero, una espada pequeña oxidada y muy deteriorada, una ballesta y varios puñales plateados; y el hacha mellada que había cogido el mayordomo.

Como bien decía Alvar en aquel momento, de todo lo que había allí, era una de las armas más probables de aquel heroico guerrero del pasado. Habría que presentársela también. Finalmente, había un par de botes con líquidos densos dentro del arcón que la joven sacó con cuidado y depositó sobre una de las mesas cercanas: dudaba que aquello fueran las armas de un guerrero dispuesto a alcanzar el Valhalla. 

 No obstante, antes de que el detective, su padre y los demás tomaran el arcón para sacarlo fuera, Ebba los detuvo con una mano; no le hacía mucha gracia que su padre saliese frente al ser de aquella manera y en su fuero interno consideraba que una muchacha como ella parecería menos amenazadora para el ser espectral que todos los hombres fuertes y armados, sin embargo, contuvo el impulso de salir corriendo con todas aquellas armas en brazos, después de la última conversación con su padre no quería hacer nada de manera impulsiva y sin explicárselo antes, así que comenzó a hacer gestos rápidamente en dirección al coronel: «Yo no puedo defenderos ni cubriros, no sé disparar ni pelear y seguro que a vosotros os ve como una amenaza. Pero a mí no. Sacaré las armas, las dejaré en el suelo y retrocederé. Vosotros, todos, hacéis mucho más cubriéndome y protegiéndome a mí que no parezco amenazante, que yo tratando de cubriros a vosotros haciendo... nada». Sabía que no sería fácil convencer a su padre de aquello, pero tácticamente era la mejor opción, la más segura. Así que mirándolo unos instantes con determinación, añadió: «Confía en mí. Sé que puedes protegerme mucho mejor que yo a ti. Solo a ti te confiaría algo así».

Y, con las manos ya dentro del arcón dispuesta a recoger todos los enseres, se detuvo unos instantes, observando a su padre. Esperando su respuesta. 

Notas de juego

¿Estáis seguros de que un escudo de oro es lo que más querría un guerrero nórdico? ¿ Qué tipo de armas usaban ? ¿ Alguien tiene una lista con lo encontrado hasta ahora ?

Ufff... A ver, qué frenético todo, me voy unas horas y ya hay 4 posts más... jajajaja 

Me he liado, para empezar yo pensaba que nos habíamos ido a la entrada, no que seguíamos en la biblioteca. En cualquier caso, efectivamente, Ebba no pensaba coger el escudo, sino el resto de armas (porque no sabe cuál será suya exactamente), y dejárselas delante (a cierta distancia XD) y retroceder. Básicamente, es lo que iba a hacer, pero no había puesto más que empezar el movimiento porque he dado por hecho que entrábamos en turnos y no me daría tiempo a hacer todo eso (suponen varias acciones lentas, o sea, varios turnos). Así que, antes que nada... ¿Estamos en turnos, dire, o aún podemos actuar libremente? XD 

En cualquier caso, como veo que papá y los demás ya van a hacer lo que yo tenía pensado... pero con arcón incluido (XD) voy a hacer un último intento de convenceros y, si no, tirad para delante. ^^

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12/01/2021, 15:53
Edwin James Niles

Niles frunció el ceño y arrugó ligeramente su nariz.

Frissssk ofreciéndose a ayudar frente al draugr.

Eso era más sospechoso que Castelferro haciendo footing.

Había algo en el chillido que profería el estridente vikingo que estaba destrozando impunemente el césped del jardín. Algo que estaba haciéndole entrar en... RAGE MODE. Y luego estaba el hecho reseñable de que su amo parecía estar de broma ofreciéndole el revólver. Desde luego... ¡Qué mal había hecho enseñándole los fundamentos del sarcasmo británico al señorito Wergeland! El muy bromista estaba en extremo errado -sin H- si creía que el mejor tirador en activo de aquella habitación no era su fiel Edwin James Niles.

-Amo Oystein, permítame recordarle que la última vez que hizo prácticas de tiro refirió sufrir insidiosos episodios de acúfenos que le impidieron conciliar el sueño-, dijo tendiendo a su amo el revólver con una sonrisa algo maliciosa dibujándose en su afilado rostro. -La colonia es mía... Sssssssssssssssss...-, añadió con un tono ofidio.

Escuchó a continuación un torrente de confusas estrategias por parte de los integrantes de aquella misteriosa sociedad, todos muy agitados ante la presencia del primer enemigo sobrenatural que osaba desafiar en solitario al castillo. La táctica predominante entre el público parecía girar en torno a una ofrenda floral al draugr, dándole a elegir arma, escudo y cerbatana si hacía falta, seguido de un desfile militar a mayor gloria del Ragnarok. Como se notaba que eran suecos... ¡Un inglés le enseñaría modales a ese saqueador escandinavo!

El mayordomo valoró aportar su idea de lo que habría de ser un plan de combate británico, esto es: dos líneas apostadas frente al castillo en posición elevada y abrir fuego de forma ordenada por tandas. En el caso de que el vikingo resistiese la acometida -possible, but improbable-, soltarle de señuelo a Frisssssk y poner pies en polvorosa.

Un plan brillante.

Digno de Nelson.

Claro que, como pensó el buen Niles, imaginar al draugr dialogar con la hija del Coronel en lengua de signos debía ser un espectáculo insuperable.

-He who stands with me should be my brother...-, musitó por lo bajo. -La sigo, milady-, dijo con firmeza dando un paso al frente con una de sus características zancadas.

Notas de juego

Quedo pendiente de qué pacha con el vikingaso. Por mi parte nada más que añadir ;)

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12/01/2021, 16:43
Leopoldo Ludovico Castelferro
Sólo para el director

Notas de juego

¿Es posible utilizar Médium con este espíritu?

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12/01/2021, 18:34
Storyteller

Notas de juego

En este caso no. Medium te permite hacer una sesión de espiritismo al uso, en un espacio en el que te puedas concentrar para atraer a los espiritus. Me viene a la imagen la típica adivina con su bola e cristal, pero en tu caso, sí eres capaz de comunicarte con el má allá y hay que tener en cuenta que las circunstancias tienen que ser al menos tranquilas y relajadas, o los espiritus se van a poner de mal rollo.

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13/01/2021, 11:35
Agnetha Löfgren

¿De verdad estaban pensando en darle armas a aquella bestia del inframundo? ¿De verdad estaba acompañada de unos necios de tal calaña? No sólo paganos, ¡sino ignorantes del peligro que aquello podía acarrear...! En cuanto aquella cosa tuviera las armas en sus inmundas manos, no dudaría en acabar con nuestras vidas... ¿No eran capaces de verlo?

Haciendo caso omiso a las palabras de Lady Swedenborg, me interpuse en el camino de quienes llevaban el arcón con las armas, y les miré fríamente a los ojos.

—Sabed bien que hacer ofrendas a ídolos paganos condenará vuestras almas para siempre —exclamé momentos antes de forcejear tratando de evitar que moviesen el arcón—. ¡Ni se os ocurra mover nada! ¡Os lo ordeno en nombre del Señor!

A pesar de estar en notable desventaja numérica, me oponía rotundamente a que aquel arcón atravesara el portal del castillo... Tan sólo confiaba en que el señor Wergeland, quien era el único junto a mí consciente del peligro, me ayudara a hacer entender a aquellos insensatos lo que podía llegar a ocurrir si depositaban las armas en manos de aquel ser...

Notas de juego

Ejem, como jugador sé que hay que darle las armas... pero dudo que Agnetha lo permitiera sin hacer nada a cambio. En cualquier caso, máster... siendo una contra todos, demos por hecho de que consiguen llevarle las armas (a no ser que alguien ayude a Agnetha, claro).

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13/01/2021, 14:08
Lady Lovisa Swedenborg

Lady Lovisa sopesó lo que Ebba proponía pero decidió que esta vez ella se haría cargo de la contingencia, la muchacha ya bastante se había arriesgado y no quería echar más leña a la relación padre-hija, tomó el escudo y la espada herrumbrosa entre sus manos, -Esperen, tengo una idea -dijo de pronto a los hombres que cargaban el arcón -Es cierto que no podemos entregar así como así las armas al guerrero, al menos no todas -miró a Ebba y a la hermana Agnetha asintiendo suavemente -¿Qué les parece si todos vamos con un arma en la mano y que el ser escoja la que le pertenece? -propuso mirándolos a los que habían decidido acompañarla -De ese modo nos aseguraremos de que no tenga todas en su poder y que no erraremos al decidir cuál entregarle. Ofreceremos cada uno el arma que querramos, que no quede ninguna en el arcón.

Los chillidos del ser se hacían cada vez más fuertes, no había mucho tiempo para debatir. La mujer sintió que aquella situación le crispaba los nervios y eso en la cazadora simbolizaba una cantidad ingente de enojo, ira, que la apremiaba a actuar para acabar con el peligro cuanto antes. Emprendió la salida al jardín antes de que el guerrero fantasmal entrara en el castillo.

Notas de juego

Bueno, me ha gustado lo que propuso Ebba pero sin exponer a Ebba XD Por no demorar más la acción Lovisa ha salido al jardín.

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13/01/2021, 14:58
Leopoldo Ludovico Castelferro

A fuer de parecer el perrito faldero de Lady Lovisa (que tampoco es tan mala idea, pardiez, pensó divertido), Castelferro apoyó su idea, pero agarró la espada al tiempo que la mujer trataba de empuñarla.

Un arma cada uno, milady —sonrió galante—. Deje que yo lleve la espada. Si el draugr acaba con mi vida habrá sido un honor morir al servicio de tan noble gente —dijo aunque parecía referirse tan solo a la viuda cuando hablaba de tal honor.

Hermana Agnetha, usted gana. Dejamos el arcón y puede usted agarrar otra arma y coser a puñaladas al espectro si cree que cumple la voluntad de Dios; pero mucho me temo que lo único que va a lograr es llegar hasta san Pedro y recibir una reprimenda de su parte por haberse precipitado.

Sin embargo Castelferro, después de escuchar a la monja y al detective, también albergaba sus dudas acerca de la conveniencia de armar a aquel monstruo; pero, qué demonios, no iba a dejar que lady Lovisa y lady Ebba salieran solas con el obtuso coronel al patio. En voz queda comenzó a recitar una vieja plegaria gitana de protección.

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13/01/2021, 16:32
Storyteller

De alguna forma un recordatorio te viene a la cabeza con las palabras que Henrik Reuterdahl os dijo en la catedral. Os van a estar vigilando de cerca y cometer actos heréticos e impíos es una grave afrenta tanto a las enseñanzas del cristianismo como a los estatutos que la Iglesia como organización profieren. Una sombra de dudas emerge en tu cabeza. ¿Está bien esto que estáis haciendo?. Más allá de las sagradas escrituras, tú, que tienes el don de la visión que otros de los que comparten tu credo no tienen, has llegado a experimentar cosas que ellos jamás llegarían a entender. Pero,¿ dónde está el limite entre la aventura, la cordura  y el ansia de conocimiento ?. Es posible que ahora mismo no puedas hacer nada para evitar que entreguen las armas al no muerto, pero quizás, más adelante, les puedas convencer de meditar sus decisiones con más cautela antes de hacer nada estúpido, como entregarle armas a un ser tan espantoso bajo la antenta mirada de Dios.

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13/01/2021, 19:56
Ebba Björklund

La menor de las hermanas Björklund se detuvo de golpe cuando se encontró de frente con el hábito de la mujer cuya confianza no tenía muy claro si había perdido ya. No había terminado de componer una expresión de bondadosa comprensión, estaba dispuesta a explicarle a la monja por qué había que devolverle las armas al ser que las había pedido, cuando lady Lovisa se adelantó y propuso un nuevo curso de acción. Viendo en sus palabras la oportunidad de hacer algo parecido a lo que ella pretendía, asintió, agarró rápidamente el hacha que su padre le había hecho devolver al cofre al señor Frisk y salió corriendo tras su amiga y el señor Castelferro.

Notas de juego

Pues yo llevo el hacha XD venga, que aún quedan más armas ;P

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13/01/2021, 21:30
Øystein Wergeland

Ahogó un hondo suspiro.

—Ya te he dicho que no son acúfenos lo que sufro por las noches, Niles, sino tus jodidos ronquidos —musitó al tiempo que forcejeaba de manera temeraria por la posesión de su revólver, hasta que por fin —cosa rara— prevaleció su voluntad.

Los hábitos nocturnos del espigado mayordomo eran una pesadilla para el detective. Con frecuencia, cuando apenas el ulular de las aves nocturnas interrumpía el silencio de la noche, se sentían pasos en la sala de estar, que solían desplazarse hacia la cocina, el balcón, incluso hacia las habitaciones más apartadas donde Wergeland jamás ponía un pie. Los movimientos del hombre eran tan rápidos y furtivos que, por más que lo intentara, jamás había logrado sorprenderle. Al principio creyó que se trataba de un Vaesen particularmente insidioso, hasta que una buena mañana Niles preguntó con una sonrisa socarrona si el señorito había tenido problemas para conciliar el sueño. Una sonrisa que recordaba a la que le dirigía en ese momento al afirmar la legitimidad de sus derechos sobre la colonia.

Por otra parte, y curiosamente, la señora Löfgren procuraba arrojar algo de sentido común a sus compañeros, aunque por razones cuando menos discutibles. El detective se aclaró la garganta.

—Sor Argetha, pese a que comparto vuestras reservas, me temo que convivimos en una Sociedad cuyo pilar fundamental es someterse a la opinión de la mayoría...

Sí, Øystein Wergeland era un apasionado (si esa palabra podía aplicarse al detective) defensor de la democracia. Las ideas de progreso que mantenía —esas que exasperaban a su mayordomo hasta extremos irrisorios, acostumbrado el británico a airear exabruptos reaccionarios en los lugares mas inconvenientes, como ser, rodeado de estudiantes en la biblioteca universitaria de Upsala...— eran la última moda entre los círculos intelectuales de Escandinavia. De hecho era posible afirmar que los intereses politícos del detective explicaban su presencia en Upsala tan bien como su firme intención de restablecer la misteriosa Sociedad.

—Mire, Monsieur Castelferro tiene razón —continuó, procurando razonar con la religiosa— El plan de Lady Lovisa tiene mérito —el plan de Lady Lovisa es una jodida ruleta rusaDe esta manera la criatura no podrá hacerse con todas las armas al mismo tiempo, sino que deberá enfrentarse a cada uno de nosotros, dándole tiempo al resto para reaccionar.

Tiempo de reacción que los más jóvenes del grupo habían agotado, dejándose llevar por esa ansiedad propia a la espera de un enemigo. El detective siguió los pasos de Ebba, empuñando la única arma que la lógica indicaba no revestiría importancia alguna para la ancestral criatura.

Notas de juego

Minor edit, no releer.

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13/01/2021, 22:44
Alvar Egil Björklund

Mis ojos se abren como platos cuando mi hija me pide que permita que sea ella quien entregue al muerto sus pertenencias. ¿Es que no me escucha cuando le hablo? Estoy a punto de darle una enérgica respuesta cuando me pasan por la mente las palabras que ha dicho Lovisa. Si nunca dejo que actúe, nunca estará preparada. Aprieto los labios, pensando en qué decir, pero el barullo que montan mis compañeros tratando de ponerse de acuerdo sobre qué hacer y qué no hacer, impidiéndome encontrar una respuesta adecuada. Algunos opinan que lo mejor es devolver las armas del guerrero cadavérico, otros que es un error armar a un monstruo. De los que defienden esta última postura, es la hermana Agnetha la que lo hace con más vehemencia, llegando a acusarnos de satanismo y a interponerse en el camino de los que intentamos hacer algo útil. A pesar del momento tenso que he tenido con Castelferro hace unos minutos, su ingeniosa y maliciosa réplica a la monja me arranca una carcajada por la que no me siento nada culpable. Wergeland, por su parte, trata de convencer a Löfgren de un modo un poco más persuasivo, aunque me extrañaría que tuviese algún éxito.

Lady Swedenborg propone que cada uno de nosotros porte una de las armas del arcón, para obligar a la criatura a elegir las suyas y que no las tome todas. Tiene cierto sentido; a fin de cuentas, si tal y como parece esa cosa es un antiguo vikingo, no sería raro que reclamase todos los objetos del baúl en concepto de botín. Aun así…

Espero que no lo enfurezca que manoseemos sus cosas —digo, aunque en un tono que indica que realmente no me importa demasiado. Encogiéndome de hombros, tomo ambos puñales y vuelvo a salir de la biblioteca, echándole una mirada significativa a Ebba.

Confío en ti.

Notas de juego

¡Vamos que nos vamos! :D :D :D

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13/01/2021, 23:25
Reidar Rotløs

Claramente había que tomar una decisión rápidamente, y aunque el coronel había sido el primero en ofrecer un plan, habían sido Lady Lovisa y la dulce Ebba quienes tomaran la delantera, actuando con presteza, quizás demasiada. Reidar sentía el terror de Geri escondido detrás de él, no quería dejar a su amigo solo pero tampoco podía permitir que Ebba se enfrentara a ese ser en soledad. Los más jóvenes habían tomado cada uno un arma distinta y salido en la dirección del Vaesen, luego el detective y el padre de Ebba.

Con una rapidez inesperada para quien viera al vagabundo, Reidar sacó del arcón la honda y la hoz. Las sopesó en sus manos, y enseguida se dirigió también hacia la entrada del castillo, donde si aquel ser no llegaba a responder favorablemente ante los ofrecimientos que hacían los presentes, las usaría para devolverlo al plano infernal del cual proviniera.

Notas de juego

Me queda la duda sobre qué arma tomó Øystein del arcón. He tomado 2 por si acaso, pero si uno de esos es el arma que lleva el detective, edito.

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14/01/2021, 17:56
Storyteller

Era un momento de inusitada tensión. El clima seguía empeorando cada vez más a la par que el enorme no muerto, de al menos 3 o 4 metros de altura, se acercaba. Un gélido viento empezó a semicongelar la hierba del césped del jardín mientras la niebla se volvía lentamente centellada. Las nubes de tormenta cada vez amenazaban más una descarga igual de impía que la anterior ráfaga de agua. Los valientes miembros de La Sociedad se habían congregado de forma solemne en el portón del Castillo Gyllencreutz y con un gesto inesperado ofrecieron al guerreo un elenco de armas al igual que los antiguos granjeros ofrecían comida a un dios para asegurar una prospera colecta.
Bajo el enorme escudo de piedra del portón todos parecían protegidos. Seguros de si mismos pese a las diferencias que asomaban cada poco tiempo. Un hombre sin raíces que cubría a su mejor amigo de cuatro patas protegiéndolo de cualquier mal. Un aclamado hombre de guerra que no temía a nada. Un malabarista de las apariencias con una lengua mordaz. Una leal y feroz defensora de un credo que se transforma en el azote de cualquier enemigo. Un detective que observa cautelosamente su alrededor y al que es difícil sorprender. La mujer más atrevida que jamás pisó las tierras del norte. Una joven sin palabras con mucho que contar y descubrir. Y por último y no menos importante, Niles, el eterno rival del mayordomo Frisk.
Todos puestos en línea ofrecieron a la vez el arma escogida para que el No muerto, vuelto de nuevo a la vida por algún tipo de ritual para que escogiera su trofeo.

Un haz de luz brillante y poderoso empezó a emanar desde la espalda del no muerto, que comenzó a propulsar una especie de imagen espectral. De repente el frío ya no era tan seco. Algunas motas de polvo flotaban a contra luz mientras la figura de un hombre translúcido, con ropajes de pieles de cabra y oveja le cubrían en su totalidad. En su cara varios tatuajes de runas nórdicas. Su pelo trenzado y rubio se mezclaba con una barba encrespada. Sus ojos azul claro os recuerdan a los de Reidar. El hombre espectro de alrededo de dos metros de altura extiende su mano y recoge el hacha herrumbrosa. Acto seguido coge la espada corta y las guarda en sendos colgadores de cuero de su cinturón. Con un último gesto se acerca a Ebba y deja caer de entre sus manos una piedra tallada con una mezcla de runas que de alguna forma brillan con la luz del sol , que se abre paso entre las densas nubes.

Con un soplido de hace sonar con las notas más graves un instrumetno hecho de lo que parece el cuerno de un carnero, el hombre desparece mientras el hielo se va descongelando del jardín de Gyllencreutz y la ventisca amaina como por arte de magia. La tormenta ha pasado.

Notas de juego

Misterio 1 copmpletado: Las armas del Draugr

Desbloqueado Draugr en la sección de 

Todos ganáis un punto de habilidad para sumarlo en cualquiera de vuestras habilidades de forma permanente.

Ebba obtienes una piedra rúnica tallada. De momento no sabes qué puede hacer. Tendrías que encontrar a alguien para que la examinara con detenimiento y con un amplio conocimiento sobre la magia.

Editados algunos gazapos.

 

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14/01/2021, 22:50
Alvar Egil Björklund

En el momento en que todos nos cuadramos frente a la fachada principal del castillo Gyllencreutz sosteniendo todos los objetos que hemos encontrado en el arcón de la biblioteca, tengo la impresión de que estuviésemos llevando a cabo alguna especie de ceremonia o ritual antiguo. Parece mentira los pensamientos que pueden venirle a uno a la mente en las situaciones más inesperadas: a pesar del peligro que enfrentamos, siento que unidos tenemos un poder que pocas personas podrían imaginar. En este extraño momento cobro consciencia de que, no obstantes nuestras diferencias, o tal vez precisamente gracias a ellas, es nuestro conocimiento conjunto y nuestro valor lo que nos confiere esa fuerza.

La inmensa mole esquelética se aproxima a nosotros, y la tierra parece temblar con cada uno de sus pasos. La niebla, la oscuridad y las nubes tormentosas casi parecen girar a su alrededor, como si fuese la criatura la que lo estuviese provocando. Cuando se detiene frente a nosotros, encojo los ojos con la más absoluta concentración, preparado para reaccionar a la mayor velocidad si cualquiera de nosotros corriese peligro.

De pronto, una luz deslumbrante se alza en una columna desde la espantosa figura, revelando la forma espectral de un portentoso hombre barbado y ataviado como un guerrero de la antigüedad, que avanza hacia nosotros como si las fuerzas telúricas no tuviesen ningún influjo sobre él. Entiendo que estamos ante el espíritu que animaba a la aparición, y me siento algo abrumado al contemplar la imagen de un hombre que vivió hace tantos siglos. Cuando su forma semitransparente recoge el hacha de manos de Ebba, mi cuerpo se tensa, y he de esforzarme mucho para permanecer inmóvil durante unos instantes que se me hacen eternos. Sin embargo, el espíritu no actúa de forma antagónica, y deja a mi hija algo a cambio de lo que recoge, una especie de piedra con inscripciones que brillan como el sol.

Y entonces, soplando un cuerno que emite un son profundo y penetrante, el fantasma desaparece. Tan pronto como lo hace, la tormenta cesa. Siento como si mi corazón se hinchase, como si mi cuerpo no fuese lo suficientemente grande como para alojar todo el aire de mis pulmones en una sensación de alivio, y estoy convencido de que hemos hecho lo correcto. Dudo mucho que hubiésemos podido derrotarlo en combate, e incluso de haber podido, nada garantiza que hubiese sido definitivo; a fin de cuentas, ya había regresado de su tumba una vez. Ha merecido la pena esta pequeña concesión para librar Upsala de la presencia de un ser cuyo poder era al menos lo bastante grande como para perturbar el clima. ¿Quién sabe de qué más sería capaz?

Lo has hecho bien —le digo a mi hija con voz solemne, a pesar de que mi mirada más bien parece preguntarle: «¿Estás bien?»—. ¿Qué te ha regalado nuestro visitante?

Después de examinar la extraña dádiva, me giro para mirar a los demás.

Buen trabajo, todos. Hemos hecho lo que había de hacerse. —Mis ojos miran con severidad a la hermana Agnetha, comprobando su talante hacia lo sucedido—. Regresemos adentro. Tenemos que hablar de lo que ha pasado y averiguar por qué ha pasado. Y hemos de terminar nuestra puesta al día.

Sintiéndome momentáneamente aturdido por el paso de la adrenalina, doy media vuelta con la intención de volver al interior del castillo.

Notas de juego

Edit sin importancia, no releer (te copio, Rodian XD).

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15/01/2021, 01:30
Ebba Björklund

Mis pasos apresurados dejan de resonar en el empedrado suelo del castillo cuando me detengo de golpe frente a la puerta, conteniendo la respiración. Una vez han llegado todos los demás a la altura de los más jóvenes, mis botas blancas y negras de caña alta vuelven a caminar, paso a paso, cruzando el umbral de la puerta de entrada, haciéndome avanzar hacia delante, casi como una autómata. Con zancadas lentas pero decididas, salgo a la calle al lado de todos los demás; Lovisa a mi izquierda, padre a mi derecha y los demás alrededor. Sin Raíces, el señor Castelferro, el detective y su inseparable mayordomo británico, incluso la reticente sor Agnetha... Con ellos aquí, a mi lado, rodeándome, el temor se torna en fuerza y los pasos vacilantes, en un decidido avance, en medio de la oscuridad, la tormenta y aquel gélido e innatural frío invernal. Estamos todos juntos en esto. Y todos lo sabemos.

Entonces, cuando nos colocamos en línea, realizando esta especie de ofrenda sacra al ser de ultratumba con la esperanza de que sea suficiente para que no se muestre hostil y se marche, miles de imágenes cruzan por mi cabeza, miles de reminiscencias de los recuerdos de toda una vida que, aunque aún corta para lo que espera ser, ha estado plagada de momentos. Momentos que ahora se suceden en una interminable vorágine de emociones. Y por encima de todas ellas, sobrevolando cada uno de los más recónditos recovecos de mi mente consciente cual sombrío gavilán: el miedo. Tengo miedo.

No. No tengo simplemente miedo. Estoy aterrada. 

Al ver aquel voluminoso ser avanzando hacia nosotros, mis músculos se tensan y debo hacer un esfuerzo sobrehumano para mantener el control racional sobre mis piernas que lo único que quieren es salir corriendo en dirección contraria... sobre todo cuando la luz comienza a brotar de la espada de la criatura y una figura empieza a tomar forma translúcida frente a nosotros. Pero, haciendo acopio de toda mi fuerza de voluntad, logro mantener las piernas quietas y, en su lugar, levanto las manos ofreciéndole el hacha que he cogido.

No lo veo, pero percibo cómo Lovisa y padre hacen lo mismo y siento, sin ser realmente consciente de ello, cómo él se tensa, preparado para reaccionar, y cómo su pie se aproxima milimétricamente a mí y gira apenas una centésima de grado en mi dirección, vigilante. Esa imperceptible sensación de protección me proporciona una confianza cálida y conocida y, a pesar de la vertiginosa velocidad con la que mi corazón late en estos momentos, por fuera mi temor es completamente imperceptible: las antes trémulas manos, ahora sostienen firmemente el hacha y mi rostro muestra una expresión de determinación, convencida de lo que debemos hacer. Funcionará. No sé cómo lo sé, pero lo sé... lo presiento. Al fin y al cabo, él me lo dijo...

En ese momento la etérea forma luminiscente se acerca a mí y mi mirada se queda prendada de esos refulgentes ojos como cianitas, sin que pueda hacer nada para evitarlo. Sin parpadear una sola vez, contemplo la vasta inmensidad de un mundo tras el velo, el eterno y profundo vacío que los mortales apenas somos capaces de arañar, mientras el glorioso guerrero insustancial recoge de mis manos el hacha y de las de Lovisa, la espada. Es entonces cuando, sin previo aviso, deja caer algo que mis manos, como por acto reflejo, recogen antes de que llegue al suelo. Y en el momento en que la helada piedra toca mis palmas, más pesada de lo que parece a simple vista, esa especie de hechizo difuso se rompe y por fin puedo apartar los ojos de las zirconitas del guerrero ancestral y posarlos en la piedra, cuyas runas grabadas refulgen con las primeras pléyades capaces de abrirse paso entre las nubes. 

Y entonces, al son del cuerno que él mismo sopla, el espíritu desaparece, desvaneciéndose del mundo mortal en su ascenso al gran salón en el que festejan los guerreros caídos en batalla. «Må din väg till Valhalla vara kort och din fest evig. Que tu camino al Valhalla sea corto y tu festejo, eterno», pienso distraídamente. Desoyendo las antiguas leyendas, no puedo evitar alzar la cabeza hacia el cielo cuando lo veo volatilizarse, pero no alcanzo a atisbar a ninguna valkiria que haya puesto el ojo sobre mí o sobre ningún otro de mis compañeros. Tan solo me encuentro contemplando un argénteo mar de densas nubes que, poco a poco, van abriendo paso al sol. 

En el instante en que vuelvo a ser consciente de nuevo de lo que sucede a mi alrededor, mis pulmones que ya arden exhalan el aire que han estado reteniendo desde que he puesto un pie al otro lado del umbral de la puerta y no puedo evitar que traten de coger aire nuevamente de forma precipitada una o dos veces. Trago saliva, me pitan los oídos, pero una sensación generalizada de alivio y (¿por qué no?) orgullo me recorre todo el cuerpo. Teníamos razón. Ha funcionado. Teníamos razón y, al darnos ese voto de confianza el resto de miembros de la Sociedad, hemos conseguido que salga bien. 

Miro a padre cuando me habla y sonrío ante su halago, asintiendo con la cabeza a su muda pregunta, mientras en mi mirada se refleja un inmenso sentimiento de gratitud por la fe depositada en mí y la sensación de seguridad que me ha brindado secretamente durante todo el proceso. Sin poder evitarlo, dejando salir toda la emoción contenida antes y ahora, lo abrazo, enterrando la cabeza en su pecho durante unos segundos. Finalmente me separo, me aclaro la garganta y le muestro aquello por lo que pregunta, encogiéndome de hombros y negando con la cabeza, con una expresión sorprendida en el rostro: no tengo ni idea de lo que es. Pero lo averiguaré, como demuestra mi incipiente media sonrisa. Es un nuevo reto y estoy dispuesta a afrontarlo. 

Después del minucioso examen al que sometemos a la piedra rúnica, asiento a sus nuevas palabras y, diligentemente, entro en ese nuestro nuevo hogar tras los pasos de padre, las botas blancas y negras de caña alta resonando de nuevo en las losas del empedrado suelo de la entrada al castillo Gyllenkreutz.

Notas de juego

He decidido que voy a cambiar mi narración a la primera persona del presente, dada la profundidad con la que estoy jugando esta partida y cómo me hace sentir, veo demasiado irreal narrarla en tercera persona llegados a este punto XD. Espero que no os moleste mucho el cambio ^^''.

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16/01/2021, 04:12
Øystein Wergeland

El clima era desafortunado. Por segunda vez en la jornada Wergeland debía quitarse el sombrero y sufrir las inclemencias del tiempo sobre su cabeza.

—El paraguas habría sido todo un detalle, Niles.

El mayordomo había adquirido uno de estos útiles objetos en la calle 53 New Oxford durante su última visita a Londres, hacía ya unos años. Y aunque afirmara que se había averiado tras el primer uso, el detective fue testigo, un día particularmente lluvioso, de como Niles escapaba furtivamente del hogar para hacer las compras de la jornada acompañado por el utensillo, mientras era espiado desde la ventana alta de una habitación a media luz.

Los miembros de la Sociedad se reunieron en torno al portón del castillo. Wergeland mantuvo las manos detrás de su espalda, aparentemente sujetas, aunque la diestra se extendía un poco más hasta alcanzar el bolsillo posterior donde su revólver reposaba, como si el frío contacto con la culata le infundiera tranquilidad.

Asistió de manera solemne a los movimientos del espectro, al reconocimiento de sus armas y a su posterior partida, aunque sintió castañear un poco los dientes conforme la escarcha se extendía por el jardín.

—Bien, al menos sabemos que no venía por una taza de té del señor Frisk.

Sin embargo era a Frisk a quien no podía quitarse de la cabeza. La información que el detective buscaba sobre el mayordomo (quién era, de dónde venía, el origen del misterioso tatuaje, si tenía familia) se agolpaba con la información que el ejercicio favorito de Niles procuraba: what if el draugr hubiera reclamado sus armas cuando la sociedad no había vuelto a establecerse; ¿acaso era el señor Frisk capaz de mantener a raya a seres como aquel por sí sólo?, para finalizar con la más acuciante cuestión que el intempestivo ruido de su estómago manifestaba con urgencia.

—Niles, ¿queda algo de panceta del desayuno?

Sin esperar respuesta se aproximó al resto de la comitiva, inclinando bruscamente la cabeza en señal de reconocimiento hacia Monsieur Castelferro. Por último golpeó repetidas veces con la palma de la mano sobre su muslo, intentando atraer la atención de Geri, antes de emprender la retirada hacia el interior del castillo.

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16/01/2021, 07:27
Leopoldo Ludovico Castelferro

Leo salió de su aturdimiento para corresponder al saludo del detective. Lo que acababa de suceder allí superaba con creces todo lo que había experimentado hasta el momento en el mundo de lo paranormal y se aproximaba peligrosamente a las pesadillas del pequeño mustalaisa al que su madre trataba de proteger de la maldición familar.

Aquella decisión de portar un arma y acercarse al draugr había sido una completa temeridad por su parte. ¿Qué habría sucedido si el espectro se hubiera percatado de su potencial como médium y hubiera intentado poseerle? Un sudor frío corría por su cuello y sus manos temblaban de forma casi imperceptible.

Bueno, creo que hoy nos hemos ganado el jornal, ¿no? —bromeó para sacarse el susto del cuerpo y para animar a los compañeros—. Yo creo que el señor Frisk podría servirnos ese té calentito que nos merecemos, aunque casi preferiría un Assam de la vieja Inglaterra, acompañado de scones and some finger sandwiches, I think you'll agree with me, Mr. Niles —comentó con un guiño que estaba seguro que aquel condenado mayordomo sería capaz de percibir a pesar de su ceguera.

A continuación se dirigió hacia donde estaba Lacy Lovisa.

Admiro su valentía y su arrojo, milady —hizo una breve reverencia a la dama—. Me tiene a su total disposición para continuar con los preparativos del viaje.