Partida Rol por web

Guardaremos su secreto.  Hizo gestos de taparse la boca y los ojos.  Nadie nos creerá.    

O buscamos que les sean reconocidos y respetados.   Así hemos hecho antes. 

No queremos violencia.  Para nosotros, ni para nadie. 

La guardiana parece confundida y no entender demasiado lo que se le dice. Pega un grito y llama a un compañero, que accede al interior de la sala desde el exterior e intercambias unas palabras. El chico rebusca entre las ropas del Sr. Romijnsen y encuentra el walkie. El cañón de la ametralladora se posa en la nuca de Arcam Romijnsen mientras el walkie se le muestra a escasos centímetros de sus ojos, agitándolo como si esperase unas palabras o una reacción de él.

- ¿Amigos? - Dice torpemente el chico. - ¿Cuántos amigos?

El arma empuja la nuca de Arcam, para recordarle que sigue ahí, amenazando su vida.

-Madre de Dios... -murmuré, con los ojos como platos, alucinado por lo que estaba viendo.

Observar frente a nosotros a aquel ángel, aquella criatura alada con apariencia de mujer humana, era asombroso. Como ateo, me hallaba totalmente sorprendido por lo que veía, no sólo porque tambaleaba mis creencias religiosas, o más bien la ausencia de ellas, sino porque la existencia de ese ser se trataba de algo totalmente nuevo y único que cambiaría la visión del mundo tal y como lo conocíamos.

Dirigí una mirada a Threkor, con la boca entreabierta y preguntándome si el ocultista se hallaría tan asombrado por aquella imagen como lo estaba yo.

-Parece agotada -comenté, en tono ligeramente afectado. En las representaciones pictóricas y escultóricas se solía representar a los ángeles en toda su magnificiencia y esplendor, siempre triunfantes, por lo que contemplar a aquel ser encadenado y prisionero resultaba muy impactante-. ¿Por qué la tendrían aquí encerrada? Siento que deberíamos liberarla, aunque puede ser peligroso... Su cuerpo... es como si estuviera envuelto en fuego. Qué maravilla. Señor Ohrin, creo que tenemos que ponernos en contacto con nuestros compañeros cuanto antes.

Un escalofrío me recorrió cuando la mujer apuntó el cañón de la ametralladora hacia mi. Las manos empezaron a temblarme, y aunque empecé a sudar, tenía la piel fría como el hielo. Cuando parecía que nuestro intento de comunicación podía dar sus frutos, la situación había empeorado aun más. Tragué saliva, nervioso. Aquel malentendido nos había puesto todavía en una situación más peligrosa. Pero ahora teníamos alguien que al parecer hablaba nuestro idioma un poco mejor, y no iba a desaprovechar esta oportunidad. Todavía nervioso, con la garganta seca y reuniendo todo el valor que me quedaba, me encaré al nuevo individuo y le hablé de forma lenta y calmada.

-No, no -dije negando con la cabeza-. Nosotros -me señalé a mi y a Sharada- y vosotros -hice un movimiento lento y amplio que los englobaba a ellos- amigos.

Parecía que la palabra "amigos" sí la entendía, si lograba captar ese mensaje, podríamos ver si de verdad estaban dispuestos a dialogar o no.

-Nosotros queremos hablar con vosotros -nos volví a señalar a nosotros, y luego a ellos, llevándome el índice a la boca y hacia afuera, indicándole que queríamos conversar con ellos.

Si, mire.  Y entonces Sharada tomó el walkie y lo puso de tal forma que sólo transmitiera hacia el del Dr. Romij.   

jjdjhkkh, bueno bueno.  Se lo mostró para que viera que era cierto lo de los "amigos". 

Escuchaba hablar a Nathaniel, pero no procesaba las palabras que oía. Mi mirada estaba fija en la criatura que estaba encadenada en el centro de la habitación. Aquello rompía todos los esquemas en los que creía. ¿Existía vida después de la muerte? El descubrimiento de aquel ángel encadenado respondía casi por completo a aquella pregunta. Presuponía la existencia de lo que los creyentes llamaban "cielo". Pero, ¿realmente provenía de allí aquella criatura? ¿qué respuestas tendría para nosotros? ¿Eso significaba que tampoco existía el libre albedrío en la vida mortal? ¿Estos seres gobernaban nuestros destinos?

Caminé alrededor del ángel encadenado, sin prestar atención al señor Nox. Estaba completamente hipnotizado con ella. Quería hablarle, pero una sensación de respeto mezclado con miedo o sumisión me embargaba en aquel momento.

Erm...yo...tú....¿Estás vivo?

El ángel os lanza una mirada que parece extenderse hacia atrás y hacia delante en el tiempo, así como revelar vuestra mente y dejarla desnuda ante los ojos de aquel magnífico ser. El ángel agita las manos y el sonido de las cadenas que le agarran manos y pies lo enfurece, lanzando un grito que no parece proceder de ninguna parte, o al contrario, parece provenir de todas. Llamaradas salen despedidas de su cuerpo en todas direcciones, chocando contra suelo, techo y paredes de roca.

A continuación, con aspecto derrumbado, vuelve a colocarse en su posición arrodillada.

-Intuyo que nuestro ángel no puede hablar -le digo a Threkor, pensativo y aún asombrado por el gran descubrimiento que habíamos llegado a hacer-. El ser humano como especie es muy pequeño en comparación a estos seres. Tal vez ellos no sepan nada del inglés, o simplemente no quieran hablar.

Fue entonces cuando me acordé de un detalle que nos había comentado el señor Romijnsen una de las veces que habíamos hablado con él a través del walkie talkie.

-¿Recuerda lo que nos dijo Romijnsen cuando nos habló de la sala repleta de cadáveres que ha encontrado? Mencionó la existencia de un mosaico en el que aparecía una masa gigantesca de fuego. En un principio, pensé en una profecía apocalíptica que supuso el fin de las personas que construyeron este sitio, pero, ¿y si esa masa de fuego sólo fue el comienzo para esta civilización? Puede que en ese mosaico la estén representando a ella* -Con un gesto de cabeza, señalé al ángel que teníamos frente a nosotros-. Mire sus alas, señor Ohrin, y su cuerpo... Parece lleno de llamas. Si alguien la viera cayendo sobre un lugar como este, pensaría que se trata de una bola de fuego. Puede que fuera este ángel el que se lo enseñó todo a estas personas, tal vez fue esta criatura la que les dio el raciocinio**. Puede que incluso fuera este ser el que provocó ese terremoto...

Teníamos que ponernos en contacto con la doctora Sirnivasan y con el señor Romijnsen. Aquel descubrimiento era con toda seguridad lo más cercano a una deidad que veríamos en nuestras vidas.

-Doctora Srinivasan, señor Romijnsen -se escuchó la voz de Nox a través del walkie talkie-. Hemos hablado con la Señora Alma Máter. -Dado que no sabía cuál era el estado de la doctora desde nuestro último contacto, consideré que no era seguro revelar información relevante a través de nuestros walkies-. ¿Cómo se encuentran?

Ambos cerráis los ojos y apretáis los pómulos, maldiciendo en lo más interior de vosotros la casualidad que ha hecho que vuestros compañeros se pongan en contacto con vosotros en este mismo instante que uno de vuestros captores sujeta el walkie en su mano.

El chico y la chica se miran y entonces, mientras el chico sujeta más firmemente el walkie, dice: - Llamar tus amigos que venir aquí.

La chica con la ametralladora grita algo y moviliza al resto de tipos con túnica que hay en la puerta. Parece que les ha dado una especie de alerta.

- No trucos. - Añade el tipo que todavía sujeta el walkie del Sr. Romijnsen. Entonces, se lo acerca para que lo coja.

Tras las palabras del Sr. Nox a través del walkie, pasan unos segundos sin que se obtenga ninguna respuesta.

Me sobresalté al escuchar el grito del ángel encadenado. No hacía más que llamarlo ángel, aunque podría ser cualquier criatura. Cierto que las alas y el fuego le daban un aspecto de ángel, bueno....más bien de arcángel. Recuerdo que en la mitología cristiana, existían los ángeles vengadores de Dios, los arcángeles. Criaturas aladas armadas con espadas de fuego.

Puede que esta criatura fuera el origen de la estatua que había en el Templo, la que estaba destruida en parte. Quizás los antiguos lo adoraran a él, o ella, o lo que sea. La pregunta sin embargo es, ¿qué hace encadenado? ¿es prisionero o está controlado para que no destruya el mundo?

Paseé alrededor del ángel, con tranquilidad, ya que no nos hacía  ningún caso.

¿Se ha planteado que tal vez fuera enviado para acabar con la raza humana en un pasado? En todo caso, ¿quien consiguió dominarlo? ¿Estamos frente a un nuevo ángel caído? Demasiadas preguntas sin respuesta, señor Nox.

En mi paseo, miro el resto de la estancia, olvidada por el descubrimiento del ángel. Quizás en las paredes haya algún escrito o dibujo que nos ayude a entender aquello. Intento, no obstante no acercarme mucho a la criatura. Podría quemar.

Me preocupaba no tener ninguna noticia de Srinivasan y Romjinsen. ¿Les habría sucedido algo malo? La última vez que habíamos hablado con Arcam había dado a entender que nuestra compañera podía haberse metido en peligro, y lo dicho por la doctora posteriormente había corroborado que, en efecto, se encontraba en problemas.

-Puede sí, señor Ohrin. Tal vez este ser fuese enviado para erradicar a la raza humana. Podría ser un ángel caído o, qué sé yo, un Ángel Exterminador -indiqué, observando con interés a la criatura que teníamos ante nosotros-. Alguien debió encadenar en este lugar a ese ángel por algún motivo. Si fueron humanos u otros ángeles, es algo que, al menos yo, no me atrevería a sugerir. Puede que esta antigua civilización bajase aquí para rendir culto a este ángel...

Cuando la voz de Nathaniel salió del walkie, el alma se me cayó a los pies. Me puse visiblemente blanco, y maldije nuestra mala suerte para mis adentros. Aquello seguramente hubiera arruinado cualquier confianza que pudieran tener en nosotros aquellos indígenas. 

-Bien... -dije cogiendo el walkie.

Tragué saliva, pensando a toda velocidad qué decirle a mis amigos para que no cayeran, igual que nosotros, en una trampa mortal.

-Hola, Nathaniel. Estamos bien. Estamos en la cripta donde encontramos la estatua del ángel. Vengan aquí rápidamente los tres: tú, Threkor y la señora Alma Máter. Sharada y yo los esperamos a los tres aquí.

Erm. Creo que son ustedes los que deberían venir aquí y ver esto.

Contesto al walkie-talkie del señor Nox.

No creerán lo que hemos encontrado. Mejor que lo vean, así puedan darnos su opinión sin imágenes pregeneradas. De verdad, vengan.

-Cierto -añadí, uniéndome a las palabras de mi compañero-. Deberían ser ustedes los que bajen, señor Romijnsen. No saben lo que se están perdiendo. Después de ver la cripta y lo que hemos encontrado nosotros... -Dejé escapar un silbido-. Es como ver el Partenón en una postal y luego verlo en persona con tus propios ojos. Dénse prisa. La Señora Alma Máter se está impacientado. Les esperamos con nuestro descubrimiento.

La comunicación se corta y los tipos con túnica se muestran laterados y nerviosos. Pasan al interior y discuten entre ellos de manera ininteligible y al final, de algún bolsillo, sacan unas cuerdas que utilizan para ataros de pies y manos a los bancos donde estáis sentados. Acto seguido, alguien saca de nuevo los pañuelos que ya utilizaron para taparos los ojos y os vuelven a cegar. Ahora, uno de vuestros sentidos es incapaz de recibir información del exterior, así que os centráis en el resto de sentidos:

Primero escucháis pasos por la sala mientras un aroma de humo se vuelve intenso.

Al cabo de uno o dos minutos, se escucha la puerta de madera abrirse con un clanck, como si un resorte saltase, y varios tipos caminar con premura hacia ella.

Cuando todos parecen haberse alejado, escucháis la puerta cerrarse con un golpe seco.

Al poco, el sonido de un mechero cada pocos segundos, que suena hasta cinco veces diferentes.

Por último, la chica armada os quita el pañuelo de los ojos y sin deciros nada, camina hasta la abertura donde encontrasteis hace lo que parece ya una eternidad, al cadáver. Sale al exterior y allí fuera monta guardia con el walkie del Sr. Romijsen en su poder. Os deja solos en la iluminada sala. El resto parece haberse ido.