Partida Rol por web

Estaba ocupada en sacar el arco de su funda cuando las palabras de Zoe me hicieron detenerme. No puede ser...no puede ser que ella haya pasado por lo mismo que yo...sorprendida por la coincidencia me volví hacia ella y dejando a un lado lo que estaba haciando me acerqué lentamente hasta donde estaba sentada. Vacilante, sin estar muy segura de si hacerlo o no, cogí sus manos entre las mías y se las estreché con suavidad. Mi pelo cayó como una cortina sobre mi rostro cuando me agaché ante ella.

-No estés triste Zoe...yo...yo te entiendo...-confesé en voz baja también enroquecida mi voz por los recuerdos-mi...mi madre también murió hace un año consumida por el cáncer y desde entonces nada ha vuelto a ser igual...aunque supongo que las cosas poco a poco irán mejorando, ya verás-añadí intentando animarla aunque ni yo misma estaba muy segura de ello.-Puesto que tu madre te quería llamar así, te llamaré Yumeko ¿vale? es un bonito nombre y será nuestro pequeños secreto.

Mi mirada se clava en los ojos de Shary, veo como intenta animarme cuando ella también debe estar destrozada. Por un breve instante me siento algo ruin, siempre compadeciendome de mi misma, cuando me doy cuenta de que hay gente que también tiene sus desgracias. Una triste sonrisa acude a mi rostro mientras asiento con la cabeza. Vale, será nuestro secreto... Perdona por este bajón, yo... Bueno, intento no pensar mucho, pero a veces no puedo evitarlo. Miro un momento en torno a la habitación, y mi mirada se detiene en el biolonchelo, que por un instante ha quedado olvidado sobre su cama... Venga, no te preocupes por mi, estoy bien. Coge ese biolonchelo y hazlo sonar... Yo... Me gustaría escuchar como lo haces. Termino diciendo bajando la mirada y algo ruborizada.

Tras asegurarme de que estaba bien la estreché por última vez las manos antes de ponerme en pie y dirigirme hacia mi cama.

-Será un auténtico placer tocar para ti...-le dije mientras cogía el cello y me sentaba en la silla. Con ternura y no poca devoción abracé el instrumento mientras mentalmente repasaba la lista de obras que me sabía y de repente lo supe-esta obra es la suite nº 1 de Bach y bueno...era la favorita de mi madre..tocarla siempre me hace sentir más reconfortada-confesé en voz baja sorprendida conmigo misma por revelar algo tan íntimo a una persona que no conocía. Bueno...el compartir nuestra pérdida nos une de alguna forma...pensé antes de comenzar a tocar y perder la noción del tiempo.

Sentada como estoy sobre la cama, me tiro hacia atrás y apoyo la espalda contra la pared. Cierro los ojos y dejo que la música me envuelva. Sé que yo nunca sería capaz de hacer sonar un instrumento de esa manera. Mi piel se vuelve de gallina al escuchar como desgarra las cuerdas del violonchelo. Cuando termina abro los ojos y la miro con una sonrisa en los labios. Ha sido precioso. Y temías molestar? Jo, nunca he entendido mucho de música, pero puedo apreciar que lo que has tocado suena maravillosamente...
Me levanto de la cama y me acerco al armario, saco el pijama que tenía guardado. Todavía voy con el uniforme y tengo ganas de quitármelo y ponerme cómoda. Me saco la blusa y la falda. Me pongo mi pijama verde pistacho, se ve muy alegre comparado con mi estado de ánimo. De reojo miro a Shary. Me da vergüenza vestirme delante de otra persona, pero si vamos a compartir habitación voy a tener que quitarmela, no voy a estar siempre escondiendome para vestirme. Una vez estoy cómoda, me acerco a la mochila y saco el libro que tengo guardado para enfrascarme en la lectura, mientras escucho como Shary va desgarrando las notas...

Poco a poco la música fue transportandome a otro mundo, donde el dolor, la tristeza y las pérdidas dejaron de existir. Concentrada como estaba en conseguir la máxima perfección en cada nota, en cada acorde y compás que tocaba, apenas me di cuenta de que Zoe se levantaba y se cambiaba de ropa. Para mi sólo existían esas notas que mis dedos iban desgranando, ese trance en que la música me sumía y en el que de alguna forma encontraba consuelo. Tras limitarme a sentir ante el comentario de mi compañera, toqué otra obra y luego otra durante un tiempo que se me antojó de segundos pero que quizás fueran varias horas. Finalmente, agotada y con el alma flotando entre algodones, volví a la realidad. Sin tener ninguna gana de hablar, ya que no queria romper la sensación interior que tenía, dejé a un lado el violoncello y me puse en pie estirándome para desentumecer mis músculos. Un vistazo al reloj sobre la mesilla me informó de que era un poco tarde.

-Uff ya son las doce...-murmuré finalmente mirando hacia la puerta-cómo pasa el tiempo...y Erika y Natasha no han vuelto...supongo que seguirán de paseo con Scott-comenté encogiéndome de hombros mientras comenzaba a guardar el instrumento.

Ya son las 12? Levanto la vista del libro y miro extrañada el reloj... Vaya, como pasa el tiempo, no me había dado cuenta de que era tan tarde. Miro hacia las camas vacías de nuestras compañeras de habitación. Sí, supongo que deben estar todavía paseando, espero que cuando vuelvan no hagan mucho ruido... Cierro el libro dejándolo sobre la mesita y me estiro un poco para desentumecer los músculos... Será mejor que me ponga a dormir, si no mañana, seguro que no rindo. Además, empiezo a sentirme bastante cansada. Me llevo la mano a la boca para tapar el bostezo que me sale, como confirmación a mis palabras...

Terminado de guardar el cello me volví para sonreir a Zoe.

-A mi me pasa lo mismo...sino me acuesto pronto por la mañana no hay quien me levante...-dejé a un lado el instrumento y me acerqué al armario para sacar el pijama-¿qué es lo que está leyendo?-le pregunté sucumbiendo a mi curiosidad mientras me cambiaba de ropa con movimientos calmados. Toda aquella experiencia era totalmente nueva para mi pues nunca antes había compartido habitación y estaba acostumbrada a pasar mucho tiempo sola. Si era sincera, Zoe se había mostrado como una compañera ideal, tranquila, educada y ordenada y esperaba que nuestras otras dos compañeras fuesen igual, a pesar de que respecto a Natasha albergaba ciertas dudas. Dale una oportunidad...solo habéis coincidido un par de veces...me recriminé al tiempo que terminaba de guardar la ropa y cerraba el armario.

Esto? Bueno, no creo que te gustase. Digo sonrojándome un poco y levantando el libro para que pueda apreciar la portada, donde sale dibujado un móvil... En letras grandes se ve escrita la palabra CELL y debajo el nombre del escritor, Stephen King. Vuelvo a bajar el libro dejándolo sobre la mesita. Siempre he sentido pasión por los libros de terror... Después de tanto estudiar, me gusta evadirme, no se... Digo encogiendome de hombros. Descubrí a Stephen King con diez años, entonces me leí el libro de IT. Buff, que miedo pasé, pero me encantó. Desde entonces siempre intento leer todos los que publica, aunque siempre lo había hecho a las espaldas de mi madre... A ella no le gustaba que leyera esta clase de libros, decía que después tenía pesadillas. Termino diciendo con una sonrisa en los labios. Rápidamente vuelvo a llevar mi mano a la boca, para tapar otro bostezo que lucha por salir escandalosamente. Ummmhhh...  Me estiro en la cama colocando bien la almohada y cierro los ojos... Supongo que tendremos que ponernos a dormir... Buenas noches Shary...

-No lo conozco, a mi los libros de terror no es que me gusten mucho..a no ser que esten escritos a finales del XX-reconocí echando un vistazo a la portada del libro desde donde estaba.

Luego me metí en mi cama mientras la escuchaba.

-Buenas noches...-contesté a mi vez al tiempo que apagaba la lampara de la mesilla y la habitación quedaba a oscuras. Buenas noches papa....pensé como tantas otras veces en silencio mientras me sumía en las nebulosas del sueño. Ya no me despedía de mi madre...sabia que allí donde había ido no la podía alcanzar. Con su imagen pintada vivamente en mi mente y en mi corazón no tardé en quedarme dormida y el silencio se instaló en nuestra habitación.

Se oyen unos golpes suaves en la puerta, seguida de una voz masculina en un tono muy bajo.

"Nat. ¿Estas ahi?"

Flotaba en medio del mar, la cabeza apoyada contra el agua, el cielo sobre mí azul, límpido, el sol levantando destellos de la superficie me hacía entrecerrar los ojos. Se estaba tan bien...

Cita :
 

Sobresaltada abrí los ojos y parpadeé intentando orientarme. El sueño se esfumó en las nebulosas de la noche y durante unos segundos permanecí tumbada intentando averiguar qué me había despertado. Lentamente, mi mente se puso en funcionamiento y procesó la llamada a la puerta. Con la pesadez del sopor destilando aún por mi cuerpo me incorporé pesadamente en la cama y eché un vistazo hacia el resto de la habitación. Un bulto silencioso e inmóvil me informó de que Zoe seguía dormida mientras que las otras dos camas aún estaban vacías. Hum...¿qué hora será? Y encontes recordé que habían llamado a la puerta. Será mejor que abra antes de que despierten a Zoe...Intentando ser lo más silenciosa posible aparté las mantas a un lado y puse los pies descalzos en el suelo. El parqué estaba frío y húmedo pero preferí ignorarlo. Mis pasos apenas levantaron ningún sonido mientras me acercaba a la puerta que abrí con cuidado lo suficiente como para asomarme al pasillo. La luz procedente de fuera me hizo parpadear como un búho y durantes unos segundos no pude ver nada, luego mis pupilas se adaptaron y confusa observé a un chico rubio y bastante grande. Recordé que la mañana anterior ´había estaod en el comedor con Nat y que era nocturno.

Me parece escuchar unos golpes en la puerta, pero estoy tan a gusto perdida en mis sueños que mi cerebro lo archiva y continúo soñando. De repente siento un potente haz de luz que me da en los ojos... Los entorno un poco, y escucho como Shary está hablando con un chico. Ella sale y entorna la puerta haciendo que deje de molestarme la luz. Me doy media vuelta e intento prestar atención a la conversación que hay fuera... El sonido de sus voces me llega amortiguado... Pero... En este colegio no duerme nadie? Extrañada miro la hora...

Son las 00:30

He intentando volver a dormirme, pero del pasillo llega el rumor de las voces. Un rumor casi sin sentido, no llego a comprender esas palabras que se van diciendo uno al otro... Ummmhhh... Podrían irse a hablar a otro sitio, así no dejan dormir.

Con pereza me siento en la cama y estiro los brazos. Una curiosidad bastante insana ha empezado a despertar en mi. No puedo dormirme pensando continuamente en qué estará ocurriendo. Busco mis zapatillas y salgo del calor de las sábanas, me dirijo hacia la puerta y la abro mirando directamente hacia fuera. Un poco alejados veo a tres alumnos. Cuando la vista termina de acostumbrarse a la luz puedo distinguir al nocturno que vi en el hall esta tarde, a Shary y a Shane...

Que raro! Murmuro como respuesta al comentario de Shary, cierro la puerta a mis espaldas y me dirijo rápidamente hacia la cama. La noche es bastante fría y el calor de las mantas me reconfortan. Shary, no te preocupes por haberme despertado, fue ese tal Lion. También me desveló al llamar a estas horas. Lo que intenté dormirme otra vez. Pero al ver que no volvías, no se, me preocupé...  Y por eso decidí levantarme para ver que ocurría. Veo muy raro que en un colegio la gente pueda ir a estas horas por donde le apetezca, sin ningún tipo de control. Mi mirada va a las camas que quedan vacías... Que raro que todavía no hayan vuelto. Bueno, supongo que ya sabrán lo que hacen. Intentaré volver a dormir... Digo más bien para mi misma, vuelvo mi mirada otra vez hacia Shary, en mis labios se dibuja una sonrisa amistosa. Buenas noches, espero que esta vez si que sea en serio. Termino diciendo con un leve tono de broma.

Tras frotarme los brazos para entrar en calor me metí a mi vez en la cama, arrebujándome entre las mantas.

-Ya...yo tampoco entiendo cómo es posible que la gente ande por ahí a estas horas...teniendo en cuenta que mañana hay clase-comenté encogiéndome de hombros-y sinceramente me ha parecido un poco de maleducado el que Lion llamase a la puerta de esa forma-añadí enarcando las cejas-pero al decirme que era algo urgente pensé que a lo mejor le podía ayudar-un gran bostezo amenazó con abrir mi boca y lo sofoqué tras la mano. Echando la mano a la lámpara apagué la luz y la habitación volvió a quedar a oscuras-Buenas noches, Zoe...-le desee mientras giraba en la cama para encontrar una posición cómoda.

Ninguna de vosotras recuerda haber visto entrar a Natasha esta noche... pero sin embargo, está durmiendo en su cama al igual que Erika, a quien sí oísteis llegar a eso de las 2 de la mañana.

Natasha es la primera en despertarse, quizás es porque había poco que había llegado a la cama, o simplemente porque no estaba acostumbrada a dormir muchas horas seguidas... la cuestión es que se levanta bostezando y estirándose.

Al ver que todas siguen durmiendo, coge su uniforme, que parece nuevo y se encierra al lavabo cerrando la puerta con suavidad. No tarda en salir de nuevo y observar que todas siguen durmiendo.

Es de día, chicas, será mejor que os vayáis levantando. - sube la persiana para que pase el sol, y se va a la cama de Erika a tocarle los mofletes con el dedo índice - Levaaaanta, dormilonaaa...

Sobresaltada por una voz abrí los ojos a la claridad que entraba por la ventana y parpadeé lentamente mientras intentaba acostumbrarme a la luz. Estirandome perezosamente miré a mi alrededor y descubría a Natasha que ya vestida se inclinaba sobre Erika. Vaya...no recuerdo haber sentido que llegaban...lo cual indicaba que sin duda lo habían hecho muy tarde y debía de estar sumida en un sueño bastante profundo. Bostezando giré la cabeza sobre la almohada para ver la hora. Las siete....bueno creo que me da tiempo a correr antes de ir a desayunar decidí al tiempo que me incorporaba con energía. No sabía si aquello era muy habitual pero no iba a renunciar a ninguno de mis hobbies por estar en aquel sitio.

-Buenos días...-saludé en voz baja en dirección a Natasha y me dirigí hacia mi armario para coger un chándal. Preferí no comentar nada sobre sus hábitos nocturnos pero entonces me acordé de la visita de la noche anterior y un tanto dubitativa me acerqué a la cama de Erika con la ropa en los brazos-Natasha...ayer vino a eso de las doce un chico nocturno preguntando por ti. Se llama Lion creo...

Se levanta de la cama de Erika y escucha a Shary. Parece recordar algo y sus mejillas se sonrojan levemente, aunque su ceño se frunce levemente y se muerde el labio inferior con algo de rabia.

¿Dijo qué quería?