Partida Rol por web

Kiandra ansiaba marcharse. La misión le había resultado más fácil de lo que había esperado y quizás por eso temía que algo saliera mal en el último momento. Esa intranquilidad lo llevó a sentarse y observar nuevamente la pantalla de su portátil en revisando nuevamente la zona.

-¿Por qué no partimos y dejamos la charla para el vuelo de regreso?- dijo ansioso e intranquilo

Todo en orden. Listo para partir, señor. Se queda quieto esperando alguna orden. Vaya, al parecer ha resultado mas sencillo de lo que en un principio esperé. Gracias Cristo nuestro señor.

Vuestros compañeros tomaron posiciones, sin embargo Dan salió de la cabina para hablar con vosotros.

- Chicos, habéis hecho un trabajo increíble, un par de tipos encapuchados intentaron asaltarnos, pero por suerte vuestros compañeros hicieron un buen trabajo - de fondo se escuchaba las pequeñas carcajadas de orgullo por haber detenido un ataque.

- Necesito que entréis en el almacén, allí se encuentran los cuerpos inconscientes de los encapuchados, tenían unos artefactos extraños así que igual vosotros sabéis que es, yo voy a dejar bien atado a este hijo de la gran puta - comentó mientras se acercaba a Doukas y comprobaba que efectivamente estaba con vida pero inconsciente.

- Sin dudas habéis hecho un gran trabajo, el director estará contento, avisadme si averiguáis interesante de lo que hay en el almacén, y despegaré en cuanto acabéis - Dan os dio la espalda mientras dejaba en uno de los asientos a Doukas, atado con los brazos a la espalda.

-Si -comentó, y para sorpresa de todos se oía bastante distinta de lo normal...casi se podía jurar que se oía contenta- No habrá mucho problema en que me entere de que es eso que preocupa -el toque de ego que arruinaba un poco aquello nunca podía perderse, claro.

Con el mismo aire animado, enérgicamente se dirigió al almacen.

Bueno, todo resultó bastante bien.

No bromees, ¿enserio estás pensandote tomarte esto enserio?

Claro, ¿te molesta?

...

Silencio en respuesta, nada mas. Por su parte realmente estaba satisfecha, no podía esperar a la proxima misión.  Había sido peligroso si, y aunque eso amedrentaba bastante, se decía que aún así quería avanzar en aquel campo.

Se levantó en silencio y se dirigió hacia el almacén. -¿No podríamos revisarlo en vuelo?- preguntó

Desde la lejanía se escuchó la voz de Dan, que lentamente se iba a acercando a vuestra posición, indicandoos cordialmente que echarais un vistazo exhaustivo a lo que encontraron.

- Ya me gustaría a mi, pero tengo ordenes de recibir vuestra evaluación antes de despegar, parece ser que si descubrís algo extraño vamos a tener que quedarnos aquí un poco más, de lo contrario en unas horas estaremos durmiendo en camas blandas - sonrió

Sin mediar palabras va al almacen a ver que hay.

En cuanto entráis en el almacén, el mismo que tiempo atrás visitasteis para recibir vuestros Velos, descubristeis a dos hombres encapuchados que estaban maniatados y apoyados en la pared del fondo. Se encontraban sentados en una posición bastante relajada, no sabíais si estaban inconscientes o muertos. Sus rostros eran un misterio ya que las capuchas estaban tapándoles tal y como venía siendo costumbre en los miembros de aquel culto.

Dan os esperaba en la puerta del almacén, observando curioso vuestra reacción, se le veía que tenía esperanzas en qué descubrierais algo de utilidad de aquellos tipos.

Se aproxima a los encapuchados y los examina. Necesitaré ayuda, hayé lo que hayé me costará reconocerlo.

Cuando Ricardo examinó a los encapuchados, no pudo creerse lo que estaban viendo. Vuestros corazones dieron un vuelco y un escalofrió se apoderó de vuestro cuerpo tras comprobar que las dos personas que se encontraban en el almacén eran los cadáveres de Dan y Ernest, "el chico cuervo", ambos tenían la mirada perdida y la piel pálida, sus cuerpos estaban inmóviles, no sabíais qué estaba sucediendo, hasta que se escuchó tras vuestras espaldas una leve carcajada, una carcajada que no estaba sacada del mundo terrenal y provenía de "Dan", el que estaba bloqueando la puerta del almacén y que bruscamente acababa de cerrar la puerta del almacén dejándoos a los tres atrapados. Se escucharon sus pasos alejándose, os habían tendido una trampa, vuestros compañeros estaban muertos, y vosotros tres encerrados, ni siquiera teníais a Doukas a vuestro alcance...

Un amasijo de palabras en alemán salieron de los labios de Jenell, insultos entremezclados con incoherencias.

¡Ja! A ver como sales de esta ahora.

Cuando articuló correctamente, se acercó a la puerta como un relámpago justo cuando terminaba de cerrarse. Golpeó con el puño, e intentó destrabarla inútilmente.

-¿¡Quien eres!? -reclamó saber en voz alta. Luego se apartó, tras ver que con sus escasas fuerzas ella no iba a poder abrirla en absoluto.

Se acercó a los cuerpos, con muchisima impresión, y un ligero temblor. Era la primera vez que tenía tan cerca la muerte de si, y no quería nisiquiera tocarlos casi. Haciendo un supremo esfuerzo, se acuclilló cerca, intentando descubrir que había pasado con ellos.

Malditos sean!! Se aproxima a la puerta y busca algo que utilizar como palanca para abrir la puerta.

Los temores de Kiandra se confirmaron por fin. Evidentemente todos sus compañeros eran tan inexpertos como él en lo que refería a este tipo de misiones. Esbozó una sonrisa nerviosa y se llevó una mano a la frente. Luego sin decir palabra registró lo cuerpos de sus compañeros y el almacén. Quizás encontrase algo que le resultase útil para salir de allí.