Partida Rol por web

Habeis llegado todos a Hall Firien por diversas causas, camino a Valleyport. Tras preguntar y dar un paseo por el poblado (pequeño, sobre 2000 hab.) leeis en un par de carteles lo siguiente:

Pretendo viajar hasta Valleyport por el camino de Minas Tirith, si algunos viajeros desean unirse en mi camino a pie, juntos será menos peligroso y más amena la marcha. Me pueden encontrar por las tardes en la Taberna de Krinksed.

Firmado: Stoffen "Stoff"
 

Pero que tenemos aquí.... 

Eh muchachos... un poco de atención a este cartel, hay que buscar a ese tal . . . Stoff.

El mediado inmediatamente trata de esbozar la apariencia de aquel que a provocado nuestro interés, algún comerciante tal ves ? ... un poco de oro por escoltarlo sería una buena propuesta y claro, de paso completaremos nuestro prometido de salir de una vez por todas de este "agujero".

Azom acaricia un poco a su fiel amigo a la espera de una respuesta por parte de sus compañeros de andanzas que le ofrezca algo de placer.

"Hay muchas cosas que un guerrero puede hacer en un determinado momento, cosas que no podía hacer años atrás. 

No han cambiado las cosas, lo que cambia es la idea que el guerrero tiene de sí mismo." 

Eran las sabías palabras con las que Maese Folde regalaba una emotiva despedida a Déorwine tras ser descubierto recogiendo sus pertenencias y preparando la montura de Bela a toda prisa en plena madrugada. El rohirrin abandonaba el puesto pero Maese Folde no le puso impedimento alguno, conocía su valía de guerrero y confiaba en que pronto volvería.
Desde entonces, en los momentos más crudos formular este pasaje siempre le ha dado al joven la voluntad y fuerza para ponerse de nuevo en pie. En este preciso instante Déorwine estaba repasando mentalmente dichas palabras pues mucho había llovido desde que este dejó Rohan, ahora se encuentra en Hall Firien un pequeño poblado tras la búsqueda de un grupo de refugiados de la guerra del anillo llamados los "Resguardados bajo la Casa Blanca" dónde podría encontrarse su familia, perdida hacía ya 10 años.

Tras visitar el establo del poblado, colocó a Bela en la cuadra más ancha y acolchada, pagando al campesino con las pocas monedas que le quedaban. Déorwine nunca contó con que los caminos fueran tan peligrosos en cuanto a bandidos pues fueron numerosos los asaltos y los bienes que le fueron robados.

Caminando por la plaza mayor, se percata de un cartel bastante interesante 

- ¿¡Valleyport?! ¿Será mi día de suerte? ¿Es esta una señal del destino?

Valleyport era dónde los rumores situaban el grupo de refugiados que buscaba y viajar con compañía mantendría a raya a los bandidos del camino y sin duda las batallas sería menos fieras. Aquel cartel supuso un halo de esperanza para la travesía del Guerrero, que no pasaba por sus mejores días.

Tras callejear llegó hasta La Taberna de Kriksed, dentro era oscura como la boca del lobo y se hizo el silencio cuando entró aquel guerrero que portaba la señal de la marca en sus ropajes.

¿Stoff? ¿Quién sería aquel que puso el cartel? Se dijo a si mismo, de momento no eran pocos los lugareños que habían posado su mirada en el extranjero...

Un debate interno se notaba en el movimiento de los ojos dispares de Belinnus tras leer el mensaje. Sabía bien que no deseaba compañía, hacia tiempo que trataba de evitar el contacto con cualquiera salvo que fuese necesario.

¿Sería necesario ahora? El camino era cada vez más difícil cuanto más al Sur se dirigía, y mucho más difícil para alguien como él, para alguien tan débil como él.

¿Y qué si es una trampa? ¿Si es alguien que quiere reunir a débiles y cobardes para emboscarlos en el camino?

La idea lo puso aún más nervioso. Se dio vuelta para olvidarse de ese cartel pero se detuvo a los pocos pasos.

Puede ser una trampa... Es una posibilidad... Pero por mi mismo no podré sobrevivir al viaje... Eso es seguro...

La idea no le gustaba nada, pero era su única posibilidad. Decidió ir a la taberna y sentarse sólo en un rincón hasta reconocer al grupo y luego de analizarlo tomaría la decisión. Después de todo el cartel no dice cómo reconocer a "Stoff".

Llegó muy temprano esperando que nadie más que "Stoff" esté en el grupo, y así podría comenzar a deducir de quién se trata. Quizás tendría suerte y haya tan solo uno que esté sólo y atento a la llegada de alguien.

Nada le llamó la atención hasta que vio entrar a un joven guerrero. Su rostro era bello pero con una expresión seria y buscaba algo con los ojos, pareciendo no saber bien qué... o a quién.

Las tabernas eran lugares agradables: bullicio, ruido de platos, gente hablando... A Stoff le gustaban las tabernas. Y no sólo por el alcohol, claro está. Llevaban yendo a la taberna dos tardes, y esta iba a ser la tercera. El tabernero había sido bastante condescendiente con el hecho de que sólo se sentara en una esquina y se tomara una bebida en toda la tarde. Pero parecía que hoy no estaba de humor dada la mirada que le echó nada más entrar. De todas formas hoy había llegado algo más tarde de lo normal. Esperaba que no hubiera llegado alguien antes que él.

Cuando entró por la puerta se descubrió dejando que los clientes, que por ahora eran pocos, pudieran ver su pelo rubio y su barba afeitada. Se acercó a la barra, pidió lo de siempre. Y se retiró a la mesa de siempre y la joven hija del posadero le trajo su bebida. Ella sonrió con dulzura cuando lo vio. En realidad casi todas las mujeres lo hacía, pero Stoff no lo entendía.

- ¿Cantarás hoy también? - preguntó la chica.

- No creo que tu padre esté de buen humor -dije señalando con la cabeza hacia la barra.

- No le prestéis atención a mi viejo padre, simplemente tiene miedo de que me llevéis con vos - y soltó una risa algo aguda que pretendía ser pícara.

-No creo que haya razón para ello, la verdad...

Con un giro brusco la muchacha se fue con pinta de habérsele herido. Stoff se quedó petrificado. Siempre le pasaba lo mismo con las mujeres. Y seguía sin entender por qué.

Suspiró con resignación y sacó una pequeña libreta y se puso a escribir su bitácora mientras silbaba una canción que le enseñaron y supuestamente crearon los enanos en lo más profundo de sus minas.

Azom se encaminó a la posada jugueteando en sus pensamientos con más de una silueta que encarnaran a "stoff", pero los gruñidos de Claw le alertaron, pues, el lobo se disgustaba por los tropiezos con las demás personas en el andar ... 

Eh muchacho... tranquilo, pronto comerás algo rico....

El mediano llevo su mano a la abundante capa de pelos de su compañero mientras le calmaba en el andar.

Has crecido Bastante, aún recuerdo cuando eras un cachorro asustadizo... jejejejeje ... 

El andar señalaba su final, la taberna se encontraba justo en frente, de inmediato llevo la mirada a un costado buscando un sitio justo para el lobo, bueno, si es que no era permitido que él ingresase ...

Eh muchacho, permite averiguar un par de cosas,  esperadme aquí junto a los caballos tranquilo ... 

El mediano, una vez a convencido a Claw se adentra a la taberna, como siempre el ambiente de estos lugares le era molesto, nada iguala la tranquilidad del bosque y el aire de sus hojas frescas, la mirada indagó sobre la barra donde un hombre conversaba con una dama muy atractiva que al parecer era una de las empleadas de aquel lugar, sin más pérdida de tiempo abordó la barra pero el aire que utilizaría para sus palabras queda atrapado en sus pulmones al ver como la chica con una mirada tajante se pierde en sentido opuesto a mi presencia.

Pero que ?? .... ?? ... joder ! ... y ahora que le dijo este ?! .... 

Pero que le has dicho ? .... -el mediano se "trepa" en la silla mientras permanece de pie en ella si es necesario- Eh! necesito un poco de agua por favor ! ... 

- Una moneda para un leproso - digo con voz ronca y enferma en un hilo de aliento. Segundos después escupo por mi boca un líquido verde amarillento viscoso. Era la tinta de una planta que arrancaba antes de comenzar a mendigar que le daba ese color a mi saliva al masticar sus hojas. Era un método infalible. Las personas de la aldea se mostraban muy apenadas por mi estado.

Me encontraba mendigando a solo unos metros cruzando  de la puerta de la taberna. Ya había visto esa cabellera rubia que desentonaba en el paisaje haciendo contraste con las capas grises y marrones de los aldeanos y sus cabellos negros. Ya la había visto antes hacía algunos días. Ese no es de por aquí. Estoy seguro. Conozco cada rincón de esta aldea. Cada persona que habita en ella. Cada animal que ronda. Y cada planta que se mece. Estaba seguro que aquel extraño no era de por aquí. Ya lo había visto entrar y salir varias veces de esa taberna. Sin dudas estaba buscando algo. Se mostraba impaciente y al salir de Krinksed siempre daba una rápida mirada a su alrededor como si estuviese buscando algo o alguien. Era evidente que no conocía muy bien la aldea.

Sin embargo, parecía algo adinerado. Algo atípico en Hall Firrien. Sus ropas siempre limpias y sus instrumentos brillantes y vistosos. Las señoritas se le acercaban a menudo. A ciertas horas de la tarde se le escuchaba dando una trova dentro de la taberna. Mucha gente solía juntarse en esa taberna. Llevaría dinero?? Esto me da una idea.

Al ver entrar a este sujeto extraño y adinerado a la taberna, recojo mi lata de limosnas y mi capa agujereada de color marrón y cruzando la senda me adelanto hasta la puerta. Ingreso a la lúgubre posada y sin esperar me acerco unos metros a este sujeto y asegurando que él me escuchara digo con un aspecto desnutrido y sucio - Una moneda para un leproso - a medida que doy unos pasos en dirección a él. Extiendo la palma de mi mano para pedir una limosna. Me ha visto.

Mi intención era averiguar sobre aquél sujeto de blancas cabelleras y así ver si podía sacarle algo. Porque estaba ahí??

Stoff esperaba sentando en la mesa, alargando el máximo tiempo que pudiera la bebida, para no levantar la ira del tabernero. Lo de venir a beber todas las tardes tenía sus inconvenientes. El dinero de las bebidas.

Stoff era hijo de granjeros, y había dejado su hogar con muy poco dinero. Algo había conseguido por el camino, ayudando en trabajos o cantando en tabernas. Aunque la gente lo miraba un poco extraño cuando el manifestaba no usar instrumentos.

-La voz es el mejor de los instrumentos - declaraba siempre.

Aunque a veces cogía una hoja, se la acercaba a la boca y era capaz de interpretar con silbidos, la más bella de las canciones. Era raro (según los que lo oían) pero exótico a la vez.

Llevaba media tarde allí y nadie le había preguntado nada. Tampoco es que tuviera que estar pendiente a todo aquel que entrara. Resignado se dirigió hacia la barra. El tabernero lo miró de soslayo e hizo un gesto hacia él, que Stoff interpretó por un "¿qué quieres?"

- Disculpe que le moleste, señor, ¿alguien ha venido preguntando por mí? - El tabernero negó con la cabeza y siguió fregando la barra.

Stoff se desperezó y volvió a su mesa. Es muy seguro que sólo pudiera quedarse en el pueblo unos dos o tres días. Y ya estaba perdiendo la paciencia... Y otra vez... Había un trío de chicas de no más de 16 años cuchicheando en la ventana de la posada y no dejaban de mirarlo ¿Es qué las chicas del pueblo no tienen otra cosa que hacer que venir a molestarle? En su interior, Stoff estaba molesto, pero no debía mostrar su malestar. Se les acercó.

-Es tarde ya, jóvenes damas, deberíais volver a vuestro hogar  - Las chicas rieron. Y Stoffen sabía a qué venían.

Breve y de manera resumida les cantó una oda que procedí del sur, y que cataban al sol y a la luna, amantes que nunca podrían estar juntos. Cuando se vieron satisfechas, se marcharon. Stoff se derrumbó en su silla. Desde que se había convertido en hombre, las mujeres no hacían más que incordiarle. Era guapo, no se podía negar, al menos más que cualquier hombre medio; pero esa no era razón para ser acosado de esta manera...

Apoyó la cabeza en la mesa de manera quejumbrosa, para manifestar el tedio que sentía respecto al tema. Este parecía ser otro día como cualquieras. Stoff rezaba por no tener que hacer el viaje solo.

El enano enfundado en cuero y con el hacha a la espalda junto con sus cosas, arranca el cartel, ya que no confía en su memoria para retener nombres, luego  sus pasos lo dirigen hasta la taberna.

Balandir se detiene ante la puerta da un pequeño suspiro, luego saca el cartel que arranco y pasa a la taberna.
- una cerveza no me vendría mal antes del viaje, debo partir cuanto antes, no me queda mucha plata- ya se había hecho de compañeros de viaje un par de veces de la misma forma, así que solo temía que no hubiesen partido sin él.

 Ya en la taberna va hasta la barra, trepa torpemente sobre un banco y pide una cerveza al tabernero mientras le extiende el cartel en la barra de tal forma que pueda leerlo.

- ¿Sabe algo sobre este sujeto?-  dice con vos amable arqueando las espesas cejas, luego rasca su barba mientras espera respuesta...

Lo que gasteis en la taberna no os quita plata. Sí a partir del dia siguiente, así que podeis beber toda la cerveza que querais, comeros una buena cena, ir de putas o lo que querais, invita la casa, pero que no sirva de precedente, eh.

El mediano permanecía en su sitio, allí pegado a la barra mientras disfrutaba de su agua, luego un enano atraviesa la estancia y toma lugar en la barra desplegando el cartel que mis ojos reconocerían...

Genial, un enano en la marcha.... 

El mediano reposa su atención total a las palabras que ingresen a oídos del enano, así que toma su vaso y toma siento a la espera de aquel pedazo de información valiosa...

El tabernero responde al enano: sí, es el rubio que está sentado en la mesa. Un poquito raro tu amigo, lleva un par de dias viniendo por las tardes sin consumir apenas. No quisiera ser descortés pero dile que no le mire el culo a mi hija o tendremos problemas, de acuerdo?

El tabernero señaló con el dedo pulgar hacia él. Stoff no estaba demasiado atento, así que el tabernero le gritó:

- ¡Rubiales, preguntan por ti!

De un salto me levanté de la silla y me acerqué a la barra. El tabernero señaló al enano que estaba allí con un trozo de papel... ¡Era uno de sus carteles! ¡Gracias a los dioses, había tenido doble suerte! Alguien se había interesado en su proposición y además... ¡era enano! Stoff nunca había visto un enano en su vida. Podía describirlos con bastante facilidad, pero nunca había visto a uno de verdad. Tragó saliva, pero estaba demasiado concentrado en contener su emoción que no pudo hablar,  y acabo desviando la mirada hacia otro cliente que estaba en la barra... un mediano...

¡Tampoco había visto en su vida un mediano! ¡Qué suerte la suya! Ya no podía aguantar más, y sabia que sus observadores se habían dado cuenta de su emoción. Carraspeó para intentar parecer íntegro. Y extendió su mano.

- Bue... ejem... Buenas tardes señor, mi nombre es Stoffen y soy el autor de  -señalo el papel- esa petición. Muchas gracias por haberse interesado. ¿Sería tan amable de acompañarme a mi mesa? Discutiremos los detalles sin molestar a nadie - Stoff escuchó el gruñido del tabernero y sintió alivio al alejarse de la barra.

Ya veo, eres el tal "stoff"... quiero saber más sobre esa petición tuya... claro, si aún tienes espacio en tu mesa.... 

Dijo el mediano sosteniendo la mirada al humano que denotaba mucho entusiasmo y regocijo.

Vaya ...vaya .... El Rubio resultó ser el tal stoff ... menuda jugarreta ! ...jajajajajaja !!