Partida Rol por web

Viaje al corazón de la Hydra

Acto 4.0

Cargando editor
19/01/2014, 23:10
Director

[Lucky Roger, Salon de juego]

Cuando León quiso darse cuenta, a parte de la panda de ludópatas borrachos que compartian su mesa, su wishky si se descuidaba y una acalorada discusión sobre la rentabilidad del negocio de la cría de caracoles kiwiianos, nadie parecía prestarle atención. Algo había captado el interés del resto del mundo y ese algo resulto ser el espectáculo que estaba ofreciendo la nueva, flamante y descarada pareja de la diva de las divas. Definitivamente y a pesar de los esfuerzos de Ángela, aquel tipo se había hecho con el trono de humo de "Diego de la Vega" y lo había forrado de algún tipo de metal brillante, o papel de plata que no estaba la cosa para derrochar, que desde luego daba el pego. 

Nadie, ni siquiera los propios empleados, parecían querer perderse el cotilleo del momento. No todo el mundo tenia la suerte de estar presente en un momento que, con toda probabilidad, terminaría por convertirse en una especie de hito histórico del cotilleo y lo que era aun mejor, participar con algún añadido personal a la historia general, sólo por si los protagonistas se olvidaban de algún detalle importante, claro.

Realmente, y ahora que lo pensaba, dudaba mucho que incluso el truquito de las tragaperras pudiera atraer la atencion de las masas de una manera tan poderosa y ... eficaz. De hecho, estaba bastante seguro de que ni siquiera se inmutarian si alguien, por poner un ejemplo, sacara un arco y lanzara un cable que cruzara el techo hasta la enorme araña central. Si me apuras, ni tan siquiera un enorme urso colgado del cable seria capaz de hacerles apartar la mirada, primero de la pareja y despues de sus telefonos moviles...

 

Cargando editor
20/01/2014, 00:09
Alejandro de Trastamara

[Lucky Roger - Sala de monitores 3]

Las chispas saltaron del panel de cámaras mientras el oficial se apresuraba para apartar a Ángela de las máquinas.

- Por favor, mantengase alejada- dijo, apartandola con una mano en gesto protector.- Los técnicos se encargaran, no se preocupe- añadió, llevando la otra mano a su radio.- Aquí Trastamara, tenemos una incidencia técnica en la sala de monitores 3, necesito informe de estatus.

- Mantenga su posición, oficial, Águila Uno se dirige al nido, pasando a código ámbar- dijo la voz de la radio, en tono apremiante.

- Entendido, Trastamara fuera- respondió este.- Al parecer va a bajar el Señor Benedict en persona para asegurar la cámara. No estaria más segura en ningun otro lugar de la galáxia.

Cargando editor
20/01/2014, 18:47
Director

[Lucky Roger - Pasillo Blanco]

Dobló la esquina y se encontró con otro estúpido pasillo blanco con varias puertas a los lados,  una puerta de seguridad al final y, como no podia ser de otra manera, el lector de códigos de rigor. No tenía mucho tiempo para pararse a pensar asi que como se suponia que habia que hacer en estos casos (y sólo por si acaso), fue abriendo las puertas del pasillo a patadas, con cierta prisa.

Una habitación con varias literas, una pequeña lavandería, un cuarto de conserje con productos de limpieza y una pequeña enfermería. La puerta del fondo, como era previsible, se abrió con un pitido y una lucecita verde al pasar la tarjeta del guardia, permitiéndole el paso a una enorme sala iluminada por una tétrica luz roja que se hundía en la tierra. Unas escaleras metálicas se adentraban en el lugar, que retumbaba con el ruido de maquinaria pesada, en lo que parecía una especie de sala de máquinas.

Cargando editor
20/01/2014, 23:45
Jack "Black" Shepard

[Lucky Roger - Pasillo Blanco]

¿No querías subir? Pues las escaleras van hacia abajo.

Cojonudo.

Jack suspiró y negó con la cabeza. Aquello era cada vez más surrealista, pero no tenía opción. Encaminó un paso con el siguiente, bajando hacia aquellos avernos de ruido. Qué remedio, de perdidos al río. ¿Qué podía salir mal aparte de todo? Visto así, no era tan malo, y mientras quedase pasillo por delante...

Rezó por encontrar un huequecito donde esconderse y que pasasen de largo. No tenía ningunas ganas de seguir violentándose con más gente innecesariamente, pero tenía el deseo de que le dejasen en paz, llamarlo caprichoso si queréis. Y, sinceramente, si seguían en ese plan, al final terminaría por girarse y liarse a mamporros. La tontería de hacerse el buenazo dentro de sociopatía tenía un límite, o al menos lo tenía cuando había cosas mejores que hacer que caminar sobre el tablero como una veleta sin viento.

Así que, Jack, camina derecho por la autopista hasta el infierno. Paciencia, muchacho.

Cargando editor
23/01/2014, 01:12
Esteban Castillo

[Lucky roger, Piano-Bar]

—Castillo…

No debería tardar mucho en poder comprobar por sí misma que era cierto. Él era un desconocido, un rostro más en la multitud, pero sus fotos debían estar en registros, en redes sociales, en la web de algún trofeo de baile, enseñando las medallas junto a Sofi.

Suponiendo que el espectáculo hubiera sido lo bastante interesante para llamar la atención de Tesla. Aunque no era la suya la que buscaba, sino la del marido de Eva.

La música se detuvo, y el silencio rompió el hechizo. Me encontré mirando a los ojos de esa mujer, su cuerpo pegado al mío, una de mis piernas atrapada entre las suyas. Sin el embrujo del baile, asaeteado por las miradas de la multitud, me sentí incómodo.

Pero Eva dijo las palabras mágicas y me dejó libre.

La melodía de la siguiente canción inundó la pista. Azuzado por el ritmo, me recompuse rápidamente, sonreí y salí de allí, serpenteando entre la multitud que, concluido el show, empezaba a disolverse.

Me acerqué a la muñeca de las pistolas de ron y acerqué mi vaso para que disparara en él. Bebí un trago largo, profundo, sintiendo todavía varios pares de ojos inquisitivos horadando mi nuca.

Pasaron varios minutos. Suficientes. Los dedos de mis pies, impacientes, percutían las plantillas de los zapatos. Casi había olvidado lo que había venido a hacer; tan entretenido era el nuevo juego.

Me acerqué a uno de los ascensores y pulsé el botón de llamada.

Cargando editor
26/01/2014, 14:14
Angela Gabriella Della Nocte

[Lucky Roger - Sala de monitores 3]

El que Benedic abandonase su partida en la que podía ganar muchísimo dinero para venir aquí abajo era una indicación de que algo pasaba. Lo más seguro era que fuese por el señor Shepard. Pero podía haber más motivos. No importaba, no tenía necesidad de ver más de aquellos monólogos. Adopté mi mejor expresión de preocupación y de buena voluntad. 

- De verdad que lo siento, el tipo ese me asustó - expliqué - Era como si supiera que podíamos verle. - Miré a Trastamara por un momento, como si se me acabase de ocurrir una idea - Con todo lo que está pasando ahora los técnicos pueden tardar mucho. Déjeme arreglarlo, prometo que esta vez seré cuidadosa y todo estará perfectamente por si sus jefes necesitan que les de información de las cámaras. - le dediqué una sonrisa - Es una reparación sencilla. ¿Por qué va Benedic en persona a asegurar la cámara? ¿No tendría que hacerlo Hersel? - hice una pausa y puse expresión preocupada - El señor Hersel estará bien,  ¿verdad?  El tipo ese rubio tiene pinta, ya sabe, de caza recompensas ario. 

Cargando editor
26/01/2014, 18:01
Director

[Lucky Roger - Sala de máquinas]

El estruendo envuelto en nubes de vapor llenaba la gigantesca habitación pésimamente iluminada con bombillas rojas de emergéncia que no dejaban de parpadear de forma siniestra. Uno se preguntaría para que servía toda aquella maquinaria pesada en un casino, pero el caso es que parecían envueltas en una frenética actividad. Por algún motivo parecía apropiado de un modo perverso. Jack estaba seguro de que, en algun lugar, había una jaula llena de cachorritos que alimentaba una rugiente caldera con una puerta en forma de boca enfadada.

Descendió con cierta prisa los escalones metálicos hasta llegar al nivel del suelo. Allí había varios sitios dónde uno podía esconderse, pero quien le siguiera todavía tardaría un rato asegurandose de que no estaba en una de las salas anteriores, así que se dispuso a explorar el lugar.

Menos de media docena de autómatas trabajaban allí a modo de operarios ajustando llaves y moviendo barriles de contenido misterioso, pero parecían ignorar su presencia como si ni siquiera estubiéran programados para lidiar con extraños. Seguro que entre la grasa de motor y viejas pilas de barriles oxidados podría encontrar un buen escondrijo, aunque también podía usar aquella puerta de emergencia del fondo, la de debajo del cartel de EXIT. Pasó la targeta con banda magnética robada por el lector que había al lado, pero una luz roja y un pitido desalentador le indicaron que no iba a abrirse. Seguramente era de esas puertas que sólo se activaban en caso de fallo del sistema.

Fuera de la sala, alguien golpeó la puerta cerrada. Estaban a punto de llegar.

- Tiradas (1)
Cargando editor
26/01/2014, 18:18
Director

[Lucky Roger - Hotel, planta 15]

La alienante música del ascensor creaba un ambiente tan distintivo, tan propio de ese pequeño mundo que son las cajas que suben y bajan, que le transportó a su antigua vida, dónde a menudo fantaseaba pensando en películas de acción mientras el ascensor le llevaba de un lado a otro. Pensó que, si Sofi hubiera estado allí con él, seguramente habría bromenado sobre las múltiples posibilidades que ofrecían esa clase de sitios tan, tan, tan, tan caros. Resultaba irónico.

El ding que señalaba que había llegado a su destino le sacó de su ensoñación al tiempo que las compuertas magnéticas se abrían sin emitir ruido alguno. Un largo pasillo de hotel de lujo, cómo tantos otros, enmoquetado de rojo y con carísimas lámparas de cristal cada diez metros le recibió de forma impersonal. Era un pasillo como cabía esperar, con puertas diligentemente situadas a cada lado del mismo y construido y mantenido de modo impecable indicando profesionalidad y rigor. Sin embargo, la imagen perdía solidez por culpa del enorme tigre blanco que parecía estar acosando un miembro del personal de seguridad, que rechazaba sus atenciones con toda la firmeza de la que se veía capaz. Cerca de él, dos compañeros suyos a juzgar por el uniforme, comentaban la jugada con aire divertido y sin mucha intención de "interponerse en una relación tan apasionada", cómo ellos mismos dijeron. Por detrás de esa escena, Eva Love parecía enfrascada en una calurosa discusión telefónica con alguien que debía haber hecho algo muy mal, porque la cantante estaba furiosa.

La puerta de la suite estaba abierta, regalando al pasillo un apestoso olor a vómito y una despreocupada tonada reague. Mientras se acercaba, un igualmente despreocupado invasor de la habitación, con la camisa mal abrochada, en calzoncillos y con la corbata atada a modo de bandana salió de la misma para vomitar, cómodamente, casi a los pies de la señorita Love, "mejorando" su humor considerablemente.

Al otro lado del pasillo, una figura enorme de más de dos metros se acercaba acarreando algo. La silueta de una mujer increiblemente fuerte y con varios implantes en la cara (entre los que destacaban dientes de metal y un siniestro ojo biónico rojo) parecía estar arrastrando una igualmente enorme hacha que dejaba un surco irreparable en la carísima moqueta.

Cargando editor
26/01/2014, 18:39
Director

[En alguna suite del hotel...]

Drake se asomó al balcón y vio una caída de más de cincuenta metros hasta una bonita y exageradamente grande cúpula de cristal de la que salían luces y laseres de colores. La gente de allí abajo parecía estar pasándoselo en grande, al contrario que ella.

Derpy trotó en el aire de forma grácil hasta la barandilla del balcón, porque siempre le había gustado bailar en las barandillas, ya de pequeñito. Y desde allí con un saltito insultantemente fácil, llegó hasta el balcón de la habitación de al lado, pero del piso inmediatamente inferior.

- ¡Vamos, vamos, desde aquí veo un mueblebar nuevecito sin asaltar!- le apremió el pony. 

 

 

Detrás de ella, en la habitación, reinaba el caos. Una señora famosa* que acababa de llegar gritaba a alguien por teléfono y, de fondo, podía oír la que ya empezaba a ser una voz familiar.

- Draaaaaake,- decía Kaiman Jane, acompañada del inconfundible sonido de un hacha siendo arrastrada- sal, sal, de donde quiera que esteeees.

*sabía que era famosa porque a/ nadie que no sea famoso puede permitirse ir con esas pintas gritando a nadie de esa manera y b/ porque no vivía bajo una cueva y cuando iba a que le cortaran las rastas tenía que leer algo, una chica tenía que mantenerse al día. 

Cargando editor
26/01/2014, 18:52
Director

[Lucky Roger - Partida privada de Benedict]

- ¡Intolerable!- exclamó el profesor.- Todos hemos visto las fotografías y las pruebas, sabemos que la anilla es auténtica y está en posesion de Benedict.

- Si, más que nada porque sabe lo que le conviene...- siguió la abuela.- Si no la tubiera o quisiera engañarnos, sería la forma de suicidio más elaborada de la história, nada más.

- De todos modos, era inevitable que nos encontraramos todos, con todo lo que está pasando- añadió Garibaldi.- Por supuesto algunas compañías se disfrutan más que otras...- puntualizó, mirando directamente a Mirage.

- Pues, quegido, yo estoy disfgutando muchísimo- dijo esta, parpadeando coqueta detrás de su abanico de cartas como si la cosa no fuera con ella.- Debegias pgobar a gelajarte un poco, vivigas mejor.

- Perro mucho menos...- advirtió el urso, que tenía un gesto cada vez más impaciente.- ¿Que crree Benedict? ¿Que puede tenerrnos aquí esperrando a que él le venga en gana atenderrnos? A mis jefes no les gusta la impuntualidad- añadió, de modo que quedó meridianamente claro que traer el café tarde a los jefes del urso era lo último que hacías, al menos disfrutando del don de los pulgares.- Y a mi no me gustan los tejemanejes.

- Siempre hay que dejar un tempo para que asientan los negocios, para conversare, para... ¿como se diche? Conocernos mejor. Que clase de marmaglia seríamos si no supieramos con quien fachemos negocio ¿eh?- preguntó Vito, y luego añadió con cara de sorpresa con cara de genuina sorpresa- ¿Ma que cosa es "tejemanejes"? 

El chico de los recados seguía allí de pie, con la cara de preocupación de quien sabe que la ha cagado y que no le va a ser fácil librarse, esperando instrucciones de Siegfried cuando este se fijó en que el encargado de seguirdad de Benedict, el cyborg de la puntualidad, se llevaba el dedo al oído en el clasico gesto de segurata de recibir información por radio.

- ¿Qué dices? ¿Bailando con quién?- preguntó,- entendido. Me encargaré en seguida- respondió a quien estuviera al otro lado del comunicador.- Damas, caballeros, si me disculpan tengo que atender una llamada urgente- añadió, dirigiéndose al resto de presentes.- Mientras tanto, Billy aquí presente atenderá todas sus necesidades- sentenció, antes de salir, señalando al botones, quien de repente se puso blanco como el papel en un signo claro de pánico.

Cargando editor
26/01/2014, 23:39
Jack "Black" Shepard

[Lucky Roger - Sala de máquinas]

Jack dio infinitas gracias al padre de la robótica en aquel momento, por aquellos maravillosos autómatas. La ventaja de las máquinas sin voluntad, programadas para una función concreta, era que no podían cometer errores humanos. Y menos mal, porque la cabeza de Jack estaba a caballo entre reír y llorar por culpa de tratar con errores humanos en la última hora. La situación era tan absurda que, dentro de lo patético, no podía dejar de hacerle gracia.

Pero tenía que hacer algo, y sólo tenía tres opciones. Las encauzó en serie por orden de prioridad, intentando, para variar, ser lo más humanitario posible a la par que escurría el bulto. Quería ver, al menos, quién iba tras él. Entonces ya vería lo que hacía.

Así pues, golpeó el lector de la banda magnética con el codo, con toda la fuerza que fue capaz, ignorando el dolor. Ni siquiera se paró a ver la respuesta de la puerta de seguridad. Si había roto algo, o se había abierto o podía haber dado la impresión de haber escapado ya tras inutilizarla. Como fuese. Jack simplemente se deslizó grácilmente hasta los barriles oxidados, buscando un huequecito donde apalacancarse tranquilamente. Si le pillaban, le tocaría dar golpes o ponerse diplomático. Sino, mejor para todos.

Rápido, sencillo y para toda la familia.

Cargando editor
28/01/2014, 01:14
Esteban Castillo

[Lucky Roger - Hotel, planta 15]

Esperaba que, al entrar al ascensor, alguien sujetara la puerta tras de mí y cuatro gorilas armados procedieran a acompañarme en mi ascenso. Esperaba que, al llegar a la decimoquinta planta, me dieran la bienvenida los cañones de varias armas de fuego. Esperaba que los inquilinos de la habitación 1551 fueran bastante menos encantadores que la señora Love. Esperaba tantas cosas, que la escena que se desarrollaba ante mis ojos al salir del ascensor me sacó de mi zona de confort.

Cerca de la puerta, un tigre blanco de grandes dimensiones acosaba a un trío de empleados del hotel. Más bien, acosaba a uno de ellos, mientras sus colegas se deleitaban en un arranque de schadenfreude. Supuse, por su comportamiento, que se trataba de uno de esos mansos ejemplares domesticados, o tratados genéticamente para ser aptos como animales de compañía, aunque su aspecto no era menos terrorífico.

Eva Love se encontraba en el pasillo, hablando por teléfono en voz demasiado alta, perdida toda la compostura que había conseguido mostrar durante el baile. Un tipo en calzoncillos, evidentemente borracho, salió en ese momento de la habitación frente a cuya puerta se encontraba la diva, y descargó el contenido de su estómago.

¿Confusión de habitaciones? De ser así, no me sorprendería que no se tratara de un error, una simple coincidencia. La confluencia de demasiados intereses convertía esa noche en una poco propicia para las coincidencias.

Y al otro lado del pasillo, una figura de sorprendente estatura y envergadura se acercaba como la muerte inexorable, arrastrando un enorme arma, un hacha o una guadaña quizás, lo bastante pesada como para horadar el suelo a su paso. O, con suerte, simplemente la moqueta.

No podía distinguir sus facciones a esa distancia, pero el brillo de su ojo cibernético y el tamaño del arma me hacían sospechar que se trataba de la misma que había visto, antes del numerito con Eva, en el salón de juegos.

Las puertas del ascensor se cerraron a mi espalda, y yo me puse en macha, dando la espalda al a la aterradora mujer para acercarme a la otra.

—La señorita necesita ayuda, no encuentra su habitación —dije a los empleados, señalando la silueta de mujerona —. Pero es demasiado tímida para preguntar.

Pasé de largo, ignorando con todas mis fuerzas a la bestia albina, y me acerqué a la irritada señora Love. La pérdida de papeles la hacía, si cabe, más atractiva.

—¿Amigo suyo, señora Love? —pregunté al llegar a su altura—. ¿Y la labradora de moquetas —llamé la atención de Eva hacia la intimidante silueta de la mujer — también?

- Tiradas (1)
Cargando editor
03/02/2014, 14:23
Siegfried Straufenberg

[Lucky Roger - Partida privada de Benedict]

Pocas cosas habrían podido venir mejor en esos momentos que esa impresionante falta de visión. Hube de reprimir una sonrisa mientras los demás presentes comentaban, ya con poco disimulo, los monumentales fallos encadenados que Carlile estaba cometiendo. Sospechaba por dónde iban los tiros de la conversación que había tenido el jefe de seguridad pero a falta de confirmación iba a tener que seguir manteniendo el tipo.

-Vaya, qué contrariedad-había poco que pudiera ser llamado inocencia ya en el tono-así que el signore Carlile rifuta la nostra compañía. Non queda ni la sicurezza-negué con la cabeza deplorando tamaña falta de respeto- sólo queda il ragazzo delle consegne que ya demostró su valía antes...-al final me iba a venir bien que no hubiera encontrado a Angela. Ahora era cuando con algo de suerte las palabras podrían conseguir bastante y desequilibrar la balanza de la situación para nuestro favor-Parece que este negocio se está llevando senza rispetto por los aquí reunidos. Mal asunto si questo inizia así... gravissimo insulto-

Había un par de candidatos entre los presentes que podrían exaltarse bastante con ese asunto del respeto, y el urso había manifestado con claridad que la falta de puntualidad le estaba irritando. Otro clavo más para Benedict... que siguiera tardando, que se estaba haciendo la cama él solito.

Cargando editor
09/02/2014, 05:13
Director

[Lucky Roger - Hotel, planta 15]

La diva le sonrió durante un breve instante a través de su cara de furia mientras hablaba por teléfono. No parecía enfadada con él, pero desde luego si lo estaba con quien estuviera al otro lado del aparato.

- ¿Que lo sientes?- preguntó, indignada, con el tono de voz que se usa para cortar un monologo.- Oh, no. Tú no sabes lo que es sentirlo. No aun- explicó.- Pero lo sabrás. Y tanto que lo sabrás. Esta es mi suite. Y esta llena de gente, no, corrijo, gentuza. Tocando mis cosas, dando bebidas horribles a Princesa, manoseando mi ropa y vomitando en mi zapatero. Creeme cuando te digo, comotellames, que sentirlo va a ser sólo la pálida sombra de la pulga que infesta el bicho que habita en el pozo en el que te voy a arrojar como no...

Esteban se giró para observar la habitación. Realmente estaba hecha un desastre. Le recordó a una antigua comedia de las que le gustaban a Sofi, con los integrantes de una noche legendaria sin ningún recuerdo de la misma despertándose en cama ajena. O, en caso de algunos, en montón de lencería ajeno. El olor era infernal y el inconfundible sonido de alguien vaciando las tripas por la boca llegaba sin filtro desde el, por otro lado, lujoso baño. Tras los cristales del balcón, pudo ver como una chica con unas coloridas cyberastas miraba a su alrededor dudosa mientras parecía discutir con el aire y luego saltaba la barandilla de forma despreocupada.

- No, no pienso esperar ni un minuto más- seguía Eva Love.- Ponme con Carlos. Ahora- exigió.- No me importa si está con el embajador, si está en el baño o si está encerrado en Inferno, ¡Te he dicho que me pongas!- gritó, después de una breve pausa, pero pareció cambiar de opinión.- Oh, mira, ¿sabes que? Déjalo- dijo, cerrando el telefono de diseño de un manotazo. Su mirada se extendía más allá del pasillo hasta el ascensor, que se acababa de abrir. De él salió una inconfundible figura que había visto en fotografías. Benedict, el dueño del casino. Llevaba un traje a rayas y un puro en la boca que tenía pinta de estar habituada a sonrisas de tiburón, pero ahora no sonreía, y, por la reacción de los presentes, eso no era buena señal.

- ¡Cariño, menos mal que has venido!- exclamó Eva Love, gesticulando con los brazos.- Quería prestarle una habitación al hermano del marido de Victoria, que ha venido a tu casino a jugar, pero he pasado por en frente de mi suite y...

- ¿Que está pasando aquí?- exigió saber Benedict, a los tres empleados que seguían bregando cómo podían con el tigre.

- ¡Señor Benedict!- Dijo el primero, acorralado aun por un extrañamente cariñoso tigre.- Había unos intrusos en la habitación de la señorita Love y procedía a desalojarlos pero entonces, el paquete para Kaiman Jane se ha escapado y el tigre se me ha tirado encima.

- ¿¡Que!?- Exclamó la amazona, que acababa de llegar a su altura.- Este no era el trato, Benedict, quedamos en que me entregarías a Drake a cambio de la información.

- Localiza a Hubenggürd- dijo Benedict, al empleado de su espalda, que saludó de forma casi marcial.- Que se encargue de encontrar el paquete- ordenó.- Acompaña a madame Jane a un lugar cómodo mientras espera- añadió, antes de dirigirse a la amazona,- por favor, disculpe las molestias en nombre de mi empresa, ha habido un lamentable error cuyo responsable pagará, téngalo por seguro- amenazó, a lo que el primer guardia trago saliva.

- En cuanto a tu suite, querida- explicó, cambiando de tono por completo para dirigirse a Eva Love,- Carlos y los chicos se encargarán de limpiarla cómo es debido y deshacerse de la basura- por el énfasis que dio a la palabra basura, dejó bastante claro que no se refería a las colillas, o, al menos, no sólo a las colillas.- Mientras tanto, ¿porque no llevas a tu invitado a la 159? Es una suite de lujo y allí estará cómodo- propuso, aunque tenía toda la pinta de ser de esas propuestas no opcionales.- Por favor, disculpe el desorden, hoy es un día poco habitual. Instálese y, si lo desea, puede venir luego al cóctel de la inauguración de la nueva exposición, Eva le conseguirá un pase VIP, por las moléstias.

Cargando editor
09/02/2014, 20:01
Director

[Lucky Roger - Sala de máquinas]

Escuchó claramente como alguien echaba la puerta abajo y el sonido de botas bajando por las escaleras metálicas.

- ¡Registrad este sitio!- ladró una voz- El segundo pelotón está en camino, no ha podido llegar muy lejos.

- ¡Despejado!- gritó una segunda voz.

- ¡Despejado!- señaló otro.

- Sargento, he econtrado algo- dijo una cuarta voz, no muy lejos de Jack. Los pasos de botas se acercaron.- ¿Ve? Aquí, alguien ha volado la cerradura.

- ¡Mierda, está en las malditas escaleras de emergéncia!- se quejó la primera voz,- ¡Kowalsky! avisa al grupo Beta de que está subiendo- ordenó- ¡Rico! ¡Private! Esperad al grupo de apoyo aquí por si intentara huir. No podemos dejar que entre en los conductos.

- ¡Si, Sargento!- respondió la tercera voz,- Rico tiene el soldador, podemos cerrar la puerta de forma permanente.

- No, de momento no, solo mantened el contacto y esperad al grupo de apoyo, Kowalsky y yo subieremos tras él- confirmó la primera voz, acompañado por el claro sonido de una puerta al ser abierta a balazos.- Tened los ojos abiertos.

Cargando editor
09/02/2014, 20:15
Alejandro de Trastamara

[Lucky Roger - Sala de monitores 3]

- Insisto señorita, no tiene de que preocuparse- aseguró el oficial, visiblemente incómodo al tener que tratar con alguien como ella.- Le puedo asegurar que si el señor Benedict baja, es atendiendo a los protocolos de seguridad mejor diseñados de la galaxia. Lo mejor que podemos hacer es esperar aquí a los técnicos. Por favor, no se acerque al panel- añadió, apartándola ligeramente del panel en gesto protector.- Podría ser peligroso mientras haya energía.

Trastamara se llevó la mano al oído al captar una nueva transmisión.- Recibido- respondió, escueto.- Al parecer el intruso está controlado y el pasillo está despejado. La cámara está asegurada por el própio señor Benedict y mi equipo de seguridad nos espera al otro lado de la puerta- explicó.- Si me hace el favor, le acompañaré hasta la sala de juegos y, de nuevo, disculpe por este lamentable contratiempo.

- Tiradas (1)
Cargando editor
09/02/2014, 20:21
Jack "Black" Shepard

[Lucky Roger - Sala de máquinas]

Jack, inmóvil, suspiró para sus adentros sin mover un músculo.

Porqué la gente tiene que ser siempre tan imbécil...

El cerebro del aventurero se quejó de forma lastimera, como un padre decepcionado al darse cuenta de que su hijo, sin tener la culpa de nada, era más estúpido e inútil de lo esperado. Una vergüenza inocente para la familia.

Se limitó a esperar. Sinceramente, sin ánimo de autodenominarse cobarde, prefería considerar que, simplemente, no era una buena opción salir allí con tantos individuos, por patosos que fuesen, mientras tuviesen tantas ganas de repartir guantazos y bienes de su lado tales como pistolas y soldadores. Sobretodo por las pistolas en primer lugar, y en segundo por los soldadores. Jack no tenía ningunas ganas de terminar emparedado en carbonita tras ser cosido a balazos. Él era así de cuidadoso con su tersa y apolínea piel.

Volvió a suspirar para sus adentros sin mover un músculo.

Pues nada, Jack, como siempre, te toca esperar a que tu acosadora se canse de esperarte.

De haber podido, se hubiese reído. Pero no podía permitírselo, así que siguió con la ancestral táctica de fingir ser una estatua, como un camaleón rodeado por animalillos que, si bien no le superaban en habilidad, sí lo hacían en número. Y en las peleas sin honor, era como en el sexo sin amor. Cuanto, más mejor. Como el dinero, que por cierto, podía conseguirse a base de peleas sin honor y darte sexo sin amor. O algo.

... z Z z ... ... z Z z ... ¡un cojín al menos!

Y todo por una llave de acceso equivocada. Imagínate por robar el premio gordo. Para cagarse.

Cargando editor
11/02/2014, 23:35
Director

[Lucky Roger - Partida privada de Benedict]

El ruido de una fuga precipitada de wishky a través de los diversos oirificios de la cara del profesor, incluidas las fosas nasales, atrajo la atención del resto de los jugadores hacia la paciente exposición de la entrañable y arrugada anciana. 

- Y eso es lo que vienen siendo los Tejemanejes. - añadió dando un sorbito distraído a su florida tacita de té. -personalmente prefiero más los tejes, pero a mi edad tampoco diría que no a un buen maneje... tu ya me entiendes. - rió tomándose la libertad de darle unos golpecitos con el codo de forma cómplice en el costado a Garibaldi mientras le guiñaba un ojo coqueta.

- Esto ... claro -Repuso el aludido tratando de ignorar lo más cortesmente que pudo el terrible parpadeo de la yaya. Sin embargo, la evidente evasiva no pasó desapercibida a los ojos de Mirage, quien feliz como un gato con un ovillo de lana nuevo, le dedicó una cándida caída de sus larguísimas pestañas que lo decía todo, o al menos todo lo que unas pestañas podían decir, algo como "¿a que ahora no te parezco tan mala opción?". Garibaldi se mesó la perilla en un gesto distraído, como si la cosa definitivamente no fuera con él. - La verdad es que el señor Versetti tiene razón, primero ese desafortunado incendio en el guardarropa y después esto... - hizo una pequeña pausa acomodando la espalda de forma relajada sobre el respaldo de la silla. La sonrisa de Mirage podía verse incluso aunque estuviera oculta tras su abanico de cartas. - teniendo en cuenta lo que se ha gastado nuestro buen amigo Benedict en seguridad, esta noche parece que no dejan de presentarsele contratiempos...

- ¿contgatiempos o un peu de divegtimento?, esse es el pgoblema de los hombges, a vesses no tienen ... ¿como se disse?, la pegspectiva adecuada. Se empeñan y se empeñan en meteg todo pog el missmo pequeño agujego - La exótica solenita se encogió de hombros inocentemente - no piensan que a vesses puede haber mes de una fogma de haseg las cossas. -

Durante un instante demasiado largo el ambiente se llenó de un silencio unicamente roto por una clara alusión a lo que la yaya denominaría "señoritas de vida alegre", al tiempo que Garibaldi se recuperaba de un repentino ataque de tos.

- Perrro solo hay una de hacerrlo de forrrma corrrecta. - Gruñó el urso levantándose de la mesa dejando las cartas con un sonoro golpe con la mano abierta sobre la mesa. - Tendrrrá noticias nuestrrras. - Terminó sin más, cogiendo su abrigo y largandose a grandes zancadas mientras el pobre Billy trataba de retenerlo siguiendo sus pasos con un pésimo balbuceo.

- Uno menos ...- Comentó Vito alegremente.

Cargando editor
12/02/2014, 01:09
Esteban Castillo

[Lucky Roger - Hotel, planta 15]

En ese momento, pensaba en demasiadas cosas.

Pensaba en la pobre chica del pelo de colores que acababa de saltar por la barandilla, y que probablemente no era entonces más que un montón de carne y huesos rotos exhibidos en las redes sociales por los curiosos que se arremolinaban a su alrededor.

Pensaba en el tipo o tipa al otro lado de la línea telefónica, que si era lo bastante inteligente, ya debía estar saliendo del casino para no volver nunca. Probablemente se detendría solo un instante para fotografiar el cadáver, poner un horrible filtro granulado y subirlo a su cuenta de Grimastan, entre autorretratos, platos de comida y refrescos.

Pensaba en el cuñado de Victoria. De verdad esperaba que no existiera tal hermano, o podría encontrarse con problemas que no esperaba. ¿Quién era Victoria, en cualquier caso? No, no tenía por qué preocuparme. Victoria ni siquiera existía, al menos para Benedict, al igual que al menos el noventa y cinco por ciento de la interminable lista de contactos de la diva.

Pensaba en la mujer de las gafas que seguía a Eva, y no veía por ninguna parte. No podía quitarme de la cabeza la idea de que estaba agazapada en alguna parte, vigilando desde las sombras, dispuesta a aparecer por arte de magia cuando la cantante la necesitara.

Pensaba en Kaiman Jane, que no era otra que la amazona de la imponente estatura, el ojo cibernético y el escaso respeto por el mobiliario del hotel. Me pregunté cómo sería un revolcón con una mujer como ella. Pero solo fue un destello, que apagué al recordar que ya no era un adolescente con ganas de meterla en cualquier agujero. Lo hubiera vuelto a encender por pura rebeldía, al darme cuenta de que a mi edad, de hecho, estaba más cerca de depender del tadafilo que de regresar a la adolescencia. Por suerte o por desgracia, tenía aún más en lo que pensar.

Pensaba en el paquete. Un paquete que sin duda no contenía un objeto, y que tenía nombre, Drake. Y pensaba en la información con la que iba a pagar a Benedict. ¿Tendría algo que ver con el evento de esa noche?

Pensaba en Benedict, a quien por fin tenía frente a frente, al alcance de la mano. ¿Había recibido el mensaje de Piraña? ¿Llevaba ya el anillo encima? Bastaba con meterle la mano en los bolsillos para comprobarlo. “¡Oh, Benedict, qué gusto conocerle; me han hablado tanto de usted! ¡Ups! ¿Ese es su bolsillo? ¡Qué torpe! Creía que era el mío”.

Pensaba en el tal Hubenggürd. O más bien, anotaba el nombre en mi mente, por si resultaba útil más adelante. Uno nunca sabía qué podía resultarle útil, y los nombres ocupaban menos espacio en los bolsillos que los pollos de goma con poleas.

Pensaba, en fin, en demasiadas cosas que no llegaban a ninguna parte. Al menos, en ese momento.

—Allí estaré —respondí, sonriendo con la escasa inocencia que es capaz de reunir un hombre que había dejado atrás la juventud, pero todavía no se había adentrado en el territorio de la senectud—. Y no se preocupe, le comprendo perfectamente. Seguro que ni siquiera es un error del hotel. Apuesto a que todo esto ha sido obra de algún bromista que quería molestar a Eva. O a usted,  haciendo que tuviera que tomarse la molestia de venir aquí personalmente.

Cargando editor
19/02/2014, 09:26
Siegfried Straufenberg

Otra pieza más a la que hincarle el diente  -¡Mah que cazzo! No tenía notizia del incidente del guardarropa. ¿Cuándo fue signora?-la pregunta educada a la yaya, que posiblemente estuviera encantada de cotillear, seguiría clavando más aún la tapa del ataúd de Carlisle. 

Que pocos instantes después el urso saliera como una estampida de ñus por la puerta farfullando y visiblemente cabreado era una buena noticia, a medias claro. Tenía muy claro que no iba a ser lo último que sabíamos de él y los suyos. Esa gente era terriblemente testaruda y vengativa. Maneé la cabeza con fatalismo -Questo non e buonoRitornará pero no solo-ninguno de los presentes era tan idiota para no darse cuenta, pero ponerlo de viva voz hasta el momento había ayudado a añadir algo más de caos a la chapuza que estaba resultando la noche de casino. ¿Y cómo iba el plan? No había tenido noticias de Angela, ni de nadie a decir verdad, ni sabía en qué estado estarían las cosas. Siempre había imprevistos pero ojalá no fueran severos

-Además... ahora ya no se cumple el quorum que estaba establecitto. No me extrañaría que cuando Carlisle volviera quisiera cancellarlo...-tras eso di un sorbo largo y mesurado a la bebida, sopesando las opciones-Aquesto sería molto innapropiado-la mirada fue, sin duda, al venecti y al profesor que serían, posiblemente, los que mayor descontento sentirían por esa posibilidad.-Estaría bien que volviera ya y nos explicase cómo va a desenvolverse en este embrollo...-