Partida Rol por web

Ambos salen de la casa tras llamar al restaurante por teléfono y reservar una mesa. Al cabo de escasos minutos espera en su puerta y salís hacia una de las mejores playa nocturnas de toda la Isla.

El restaurante está formado por dos pisos y una discoteca, es bastante lujosos y la parte de arriba parece algo mas intimo ya que la intensidad de las luces es menos constante.
La gente va vestida formalmente no llegando al extremo de gala pero si adecuadamente, así que ambos os sentís bastante cómodos.

Al entrar un camarero os da las buenas noches. Adrían levanta el dedo señalando el número dos y sin esperar os ofrecen una mesa con ventanal en el piso de arriba donde puede observarse todo la playa y gran parte de la Isla maravillosamente iluminada;
Desde los grandes ventanales se podía ver toda la bahía, se veía moverse las palmeras con la brisa tropical y la iluminación de toda la isla le daba una especie de penumbra a vuestro rincón.

Sobre la mesa había un típico adorno tropical, bajito que no os tapaba la vista el uno al otro y un par de velas de olor a coco que se antojaban de lo bien que olían.

Oh, señor Osorno, un placer verle por aquí. ¿La mesa de su padre?

- Sí, claro, Ramón. - Adrián estrecha la mano del Maitre con confianza - No irá a venir hoy, ¿verdad?

- Oh, no, ya sabe cómo es su padre. Si no ha llamado a las ocho en punto de la mañana es que no aparecerá por aquí - le dedica un guiño a Adrián mientras le guía a la mesa- ¿Espera compañía?

- Sí, desde luego. Preguntará por mí. - Adrián se sienta a la mejor mesa del local, desde donde se domina todo el salón, abarrotado de clientes. Saluda con la cabeza a un par de camareros que van ocupados.

- Perfecto - dice Ramón. Da dos palmadas e inmediatamente un joven camarero se cuadra durante la mesa - Dos botellas de Emina Prestigio 2005 y dos de escargots dégorgé. ¡Inmediatamente!

El camarero sale a escape y Ramón, susurrando un "con su permiso" esboza una leve reverencia antes de volver a la puerta. Y Adrián le sigue, con la esperanza de ver cuanto antes una cabellera roja delante del atril...

Un camarero se acerca con un carrito plateado hasta la mesa. Allí deja una cubitera y abre una botella de vino. Sirve un poco en cada copa sin llegar a rebosar.

Con una sonrisa se marcha y espera a que aparezca la acompañante de Adrián. Al cabo de un par de minutos aparece una espeluznate silueta con ese cabello rojizo. Preciosa y buscando con la mirada a Adrían hasta que da con él..

Liz aparece por la puerta del restaurante. Lleva un vestido sencillo, poco provocador pero sí muy elegante. Le da un aire bastante diferente al que Adrián vio esta mañana en el casting. Aunque su mirada y su sonrisa sigue siendo atractiva y lujuriosa.

Pregunta por Adrián Osorno, y el maitre con una reverencia y una sonrisa amable le guía hasta la mesa. En todo momento con gestos exquisitos, Liz le da las gracias al maitre y se sienta delante de Adrián.

Nada más sentarse se cruza de piernas y se apoya en la mesa los codos cruzando los dedos con su habitual sonrisa.

Nos volvemos a ver.

Adrián contempla cómo esos labios se mueven. Esos labios cuyas huellas aún le arden por todo el cuerpo, especialmente...

"Adrián, que parece que te está tratando de decir algo"

- Estoo... bueno, es un placer verte fuera del casting. Que no quiero decir que no fuera un placer verte en el casting, sino que... - tose para recomponerse, ojeando la carta de paso - En fin... que me encanta conocerte vestida.

Baja la voz al notar las miradas de la mesa de al lado.

- Perdón... el caso es que el director me dijo que tú sabías algo sobre lo del casting...

Ah sí.

Liz baja las manos colocándolas cuidadosamente sobre la mesa y adopta una postura más profesional. Lo hace con tanta naturalidad que a Adrián le es imposible adivinar su personalidad.

Creo que pronto trabajaremos juntos para una película. ¿No te parece fabuloso? Creo que eso se merece un brindis hoy.

Le dedica una gran sonrisa, que curiosamente es de lo más inocente.

Adrián no puede reprimir apretar el puño y soltar una carcajada de victoria.

- ¡Genial! - palmotea alegremente el borde de la mesa - genial, genial, genial, genial... por fin lo logré, jajajjaja. Y desde luego que esto se merece un brindis, por supuesto que sí.

Toma la copa, sonriente y exultante, y la entrechoca levemente contra la de Liz. - Por la película... y por la mejor compañera de reparto que uno pueda desear... en todos los sentidos.- Guiña un ojo mientras apura de un trago la copa, sosteniendo en todo momento la mirada clavada en los ojazos de Liz.

- Y bueno, cuéntame. ¿Tienes más detalles sobre la peli? ¿Cuándo se empezará a rodar? ¿Y los contratos, cuándo nos llamarán para firmarlos? ¿Te ha adelantado algo sobre el argumento? Vale, que es una peli porno y no Shakespeare, pero en fin... - pone de nuevo ese gesto picarón, con esa voz insinuante... - Y supongo que habrá que ensayar bien las escenas... ¿no?

- Bueno, aún no me ha comentado nada, supongo que nos volverán a avisar para cuando esté todo preparado. Quizás nos envíen los guiones para que nos lo aprendamos previamente. - Liz estira un poco la pierna para acariciarle la de Adrián suavemente por debajo de la mesa, guiñándole un ojo - Y por supuesto, podríamos estudiarlas juntos.

Bebe un sorbo de vino.

- Ah, sí. Recuerdo algo de que tenía que hacer de lesbiana en algún momento. - suspira quitándole importancia - En fin, cuéntame un poco de ti. ¿Cómo has llegado a dedicar a esto?

Adrián se estremece al sentir el contacto de ese pie subiendo por su pantorrilla...

- Mmm... bueno, si te digo la verdad estoy en esto un poco por accidente. Mi viejo siempre me dijo que hay que trabajar en lo que a uno más le guste y se le dé mejor... y creo que este trabajo reúne las dos cosas, jejeje.

Bebe otro sorbo de vino sin poder evitar que sus ojos se deslicen sobre el cuello y el hombro de Liz, casi como si pudiera acariciarlos con la mirada.

- Eso de hacer de lesbiana es un cliché... ¿nunca lo has hecho antes? Vaya, ¡y yo pensando que estaba ligando con toda una profesional del mundillo! - guiña un ojo, travieso.

Liz se apoya la espalda en el asiento con la copa en la mano y resopla.

- Ja. Sin comentarios. Prefiero que descubras por ti mismo de lo que soy capaz.

Acto seguido levanta la pierna acercando su pie justo entre las piernas de Adrián. Lo empuja suavemente para hacerlo notar. Nadie puede verlo que está haciendo ya que les tapa el mantel por debajo de la mesa. Si alguien pudiera verlo, habría visto el pie descalzo de Liz tanteando lo que puede haber en las entrepiernas de Adrián.

Los ojos de Adrián sonríen sobre el borde de la copa, mientras separa un poquito más sus piernas para facilitar el acceso de ese pie sobre su pantalón.

- ¿Sabes? - Apura el trago de su copa - Me da la impresión de que no sólo descubriré de lo que eres capaz... sino que contigo también descubriré mis propios límites.

Mirando hacia los lados con cuidado, arregla el mantel para que caiga sobre su bragueta. Luego desliza los dedos bajo el borde del mantel, desata los cordones de las bermudas y baja el borde hasta que todo su miembro y sus huevos quedan al aire, bajo el mantel y bajo el pie de Liz.

- Y sé que me encantará...

A Liz le divierte mucho la inmediata reacción de Adrián. Riéndose para sus adentros baja de nuevo su pierna, y como si no hubiera pasado nada, se dispone a comer el plato que le acaban de servir.

¡Bon appetit!

Adrián se queda un poco descolocado... con todo su miembro fuera de las bermudas, huevos incluidos ¿y ahora se pone a comer como si tal cosa? "Bueno, a este juego pueden jugar dos, jejejeje"

Vuelve a juntar las piernas y estira un poco el mantel para que no se note la inmensa erección que tiene. Se echa un poco para adelante y toma uno de los caracoles que les han servido.

- No sabía que te gustaban los caracoles, no les gustan a todo el mundo. Sobre todo por las implicaciones... sexuales que tiene comerlos.

Guiña un ojo a Liz mientras rechupetea de la forma más sexy que puede la salsilla de uno de ellos...

- Caracoles, almejas... de todo, jajaja. - Liz también coge uno succionando la carne del caracol sin dejar de mirarle a los ojos.

Se sirve una buena ración de ensalada en su plato. - Palitos de cangrejo, aceitunas, tomates... Hmmm...

Tras tragarse lo que tenía en la boca, le mira con una expresión diferente a la de ahora. - ¿Cuántos años tienes?