Partida Rol por web

Un año más recorrías el camino desde tu casa hasta la aldea donde residía el Jarl.El camino no era excesivamente largo pero era algo pedregoso aunque no tenías problemas para recorrerlo debido ya a tus numerosos viajes hasta allí.

Al llegar viste como la aldea tenía el movimiento típico de la zona cuando el gran banquete previo a la elección para los pillajes estaba a punto de comenzar.

Llegaste por el sur,lugar donde estaban las casas más humildes de la aldea.Al este el mercado.Al oeste la taberna de la aldea y alguna casa de mejor calidad a las anteriores.Y al norte las casas de los hombres más importantes de la aldea y en el centro,en lo más alto la casa de Jarl junto a el embarcadero de los barcos.Subiendo la colina detrás de la casa del Jarl,a 30 minutos andando,está el templo del Oráculo.

Aun era demasiado pronto para entrar al festejo por lo que deberías buscar algo que hacer.

Otro año mas recorría aquel largo camino y nuevamente lo hacia separada de los míos. No porque fuese repudiada o no quisiesen mi compañía por cualquier otro motivo, yo misma deseaba hacerlo sola. Preparando mi mente a lo que me esperaba, practicando las palabras adecuadas en mi mente para poder proferirlas en el momento adecuado y como no rezando a Odin y a mi padre para que me diera fuerzas y me ayudara a conseguir mi destino.

Habían pasado nueve días y no desperdiciaba mi oportunidad de seguir entrenando mi habilidad con el arco, cazando pequeñas piezas, pequeños trofeos de carne, piel y huesos. Pero tras aquel largo viaje ya veía la aldea extenderse frente a mis ojos y no tendría mas remedio que cesar de hacer aquello, pero no me entristecía, al fin y al cabo este año podría ser mi año.

Lo sería, sin duda lo será…

Me escurrí entre la gente, sin apenas pararme a obsérvales, no me interesaba. Sin embargo era temprano, demasiado temprano. Seguramente mi aspecto atraería las miradas, al fin y al cabo me había emocionado demasiado con la caza marcando mi cuerpo con símbolos de sangre ahora seca. Y no era lo único que estaba seca.

Hacia mucho que no me pasaba por allí pero recordaba perfectamente donde estaba todo, necesitaba refrescarme y seguir tomando conciencia de mis posibilidades en este año. Busque mi bolsita de monedas y la agite ligeramente.

Maldecí por lo bajo. Aun así inicie la marcha hacia la taberna ya encontraría la forma de hacer el pago.

La taberna estaba situada al oeste de la aldea,entre algunas casas.No era la mejor taberna del mundo pero tenías todo el alcohol que pudieses desear.La gente tomaba los últimos tragos antes de acudir al banquete del Jarl aunque pareciese que nunca iban a irse de allí.

- Buenos días señorita,¿en qué puedo ayudarla?.- dijo el tabernero-

Me interne en la taberna y comprobé que no estaba sola, no había sido la única en querer pasar ese ultimo rato ungiendo mi gaznate en alguna bebida. Me acerque al tabernero y antes de poder decir nada este me saluda ofreciéndome sus servicios.

Observé al tabernero detenidamente. Su forma de expresarse me había hecho ver que ni siquiera sabia quien era… pero claro como podría saberlo si ni siquiera me dejaban hacerme un nombre.

Aquello me enfureció, creando un reflejo de ese estado en mi cara. Intente controlarme antes de hacer la petición.

-Necesito de tu bebida más fuerte y puede que algo mas…- deje caer intentando que mi voz no reflejase mi enfado inicial. Marque une media sonrisa en mi rostro y me aleje de él buscando un sitio donde dejarme caer para descansar.

El tabernero asintió ante tu petición y se dio la vuelta raudo para prepararte una buena jarra de su mejor hidromiel.Tras sentarte te lo entrega en la mesa:

- Serán 2 piezas de cobre señorita.

La decepción había acudido a mi rostro, no parecía que mi sutil intento hubiese captado su atención. Al fin y al cabo dos piezas de cobre no eran demasiado… puse mi mano sobre la bolsa, quería sentir la seguridad de que aun seguía ahí.

No tuve tiempo para esperar la bebida, el tabernero se dio demasiada prisa por servirme, sin más remedio hice el pago y me distraje observando a las gentes de aquel lugar mientras la hidromiel refrescaba mi garganta. No tenia nada que hacer o más bien idea alguna solo podía esperar y ver si conseguía reconocer a algún alma hasta que mi bebida se acabase o empezase aquel festejo, lo que viniese primero.

El tabernero se alejó de la mesa con su justa recompensa que en los días que nos rodeaban no estaba de más.

Bebiste bien a gusto mientras aun esperabas a que los demás hombres y mujeres de la sala se fuesen pues era señal de que el banquete comenzaba.Pasaron unos 20 minutos cuando algunos empezaron a despejar la taberna.Tras 30 minutos solo quedábais tú y otros 3 tipos más,era hora de acudir a la llamada de los Dioses.

El tiempo pasaba y solo pude perderme en mis pensamientos, mientras poco a poco la taberna se vaciaba. No estaba segura de cuanto tiempo llevaba allí veinte… quizás treinta minutos o puede que más.

Apure las últimas gotas de hidromiel y me precipite a levantarme. Un breve tambaleo demostró que no era muy capaz de aguantar el alcohol. Pero rápidamente me erguí orgullosa y me dirigí a la salida y de allí hasta la el núcleo del festejo.

Al fin con el preciado brazalete en mi poder, quizás servir no fuera mi vocación pero debía hacerlo si quería hacerme un nombre. Pero ahora debía ocupar mí tiempo hasta que fuésemos reunidos y esta vez recibir órdenes mas concretas.

No sabia que hacer y en cuanto a que me deparaba era una incógnita. Mi primer pensamiento fue para el oráculo. Mis preguntas serian demasiado abstractas aunque quizás podría concretarlas un poco.

Suspire, odiando mi indecisión. Emití un rezo a mi padre y busque el camino hasta el oráculo.

Cuando te disponías a encaminarte hasta el oráculo un hombre se cruzó en tu camino.

- Hola mujer.Fueron directas tus palabras hace un rato en la reunión.

Hizo una pequeña pausa mientras bebía de su cuerno.

- Skegrr Wilmuth,encantado.

Conocías bastante de este hombre.Era un bravo soldado y reconocido en la aldea.No sabías que quería de ti pero estaba claro que al menos por ahora su mirada no se centró en ti como mujer,sino como hermana de la aldea.

Apenas unos pasos y alguien se interpone en mi camino. Por momentos estuve a punto de dejar a mi lengua al mando para obligarlo a apartarse mediante palabras, sin embargo en cuando mis ojos recorren al hombre frente de mi, me detengo obligándome a retener las malas maneras.

Respondí a su saludo con un gesto de la cabeza sin apartar mi mirada de él. Sin duda no necesitaba que se presentase, había oído hablar de él y sus hermanos. Para mi representaba todo lo que quería. Tiempo atrás ya me había ocupado en conocer el nombre de aquellos que se lo forjan con sus propias manos.

Pero que querría alguien como el d alguien como yo. Su forma de mirarme no me decía nada, pero sus palabras quizás podrían indicarme algo.

-Yo soy Jordulv Ulldatter- Dudaba de que supiese de mi, en mi aldea era conocida por mis habilidades innatas pero fuera de ellas lo dudaba. Aunque quizás durante mis otros intentos de jurar vasallaje al Jarj hicieron que me recordase. Al fin y al cabo, cada año había sido una humillación tras otra, el ser rechazada sin motivo alguno de peso….

-¿Deseas algo de mi?- Hice caso omiso de sus primeras palabras. No solía tener demasiada paciencia en términos sociales.

- Nada más allá de una interesante conversación,señorita.

Llevó de nuevo su cuerno a la boca y volvió a hablarte:

- Os reconozco de años anteriores,años en los que siempre habías sido rechazada,algo injusto si me permitís el comentario.¿Por qué tenéis tantas ganas de seguir otros pasas diferentes a las demás mujeres de la aldea? O por lo menos a su inmensa mayoría.

Skeggr te miraba con interés aunque se notaba en su mirada algún efecto del alcohol.

Sus palabras me llenaron de desconcierto y también tensaron los músculos de mi cara, pues la simple mención del pasado hacia que este se revelara en mi mente y ciertamente no era algo agradable. Y su pregunta, me hizo cuestionarme nuevamente.

Me acerque a Skeggr y a su vez mi mano ascendió hacia el cuerno que el aun aferraba. Y antes de que mis labios se atreviesen a evocar palabra alguna sonreí.

- Todos nacemos con alma de guerrero, es nuestro deber alimentarla y hacerla digna de unirse a nuestros dioses… - Era un mero fragmento de mis pensamientos, pero bastaba para evocar un pilar de estos mismos.

Y culminadas mis palabras acerque el cuerno de cerveza a mis labios.

-Tenía la intensión de dirigirme al santuario…- mantuve un momento de silencio - pero preferiría hacer otra cosa. Al fin y al cabo mi destino seguirá siendo el mismo lo consulte o no.- esculpí una media sonrisa en mi rostro y espere a ver la reacción de Skegrr. Sabia como podría interpretarse mis actos, aunque no todas mis intenciones giraban en el mismo sentido que la apariencia de estos.

El hombre seguía mirándote y cada vez más y más borracho.Miraba a su alrededor y cuando hablabas te miraba con verdadero interés.

- Si es el alma del guerrero lo que quieres despertar,la pelea contra los bastardos del norte es tu gran oportunidad.Espero poder hablar por ti y que viajemos juntos al Norte.

Paró,se rascó la cabeza se acomodó y prosiguió:

-Y no perdáis el tiempo hablando con los Dioses,hoy estarán tan borrachos como yo.

Sus intenciones me eran desconocidas, pues que motivos tendría de interesarse por mi aparte del más evidente. Recordaba las historias que decían sobre el y sobretodo las que el mismo afirmaba. Acaso era posible que el propio Odín guiara su mano, que el padre de todos me hubiera tomado en cuenta, aquel pensamiento me… excitaba.

Pero no debía llenarme la mente de ideas extrañas, lo importante ahora era dejarme guiar y sus palabras me alentaban.

-Sera un honor luchar junto a ti.- Pero por mucho honor que esto fuese, luchar bajo la sombra de alguien tan reconocido haría difícil elevarme junto a ellos y mas difícil aun superarles... sin embargo el reto que esto supondría, me llamaba demasiado la atención y además no solía echarme atrás ante las dificultades, es mas, me atraían inexplicablemente.

Sonreí al término de aquellas palabras y proseguí con la charla con un gesto pensativo que cambio a medida que hablaba hacia el horror dramatizado en exceso.

-Así que los dioses están demasiado borrachos… - me aferre a su brazo y le mire a los ojos- … y yo aquí demasiado sobria ¿Crees que deberíamos permitir eso?-

Te miró por unos instantes a los ojos,clavados en ti y sin apenas pestañear.Se levantó y se colocó los ropajes a su gusto.

- Aun os queda mucho camino para que sea yo quien sacie eso,pequeña mujer. -dijo con un tono de gracia-

- Espero veros pronto,pero ahora debo de ausentarme.Un verdadero placer joven.No dejéis que el alcohol os prohíba de las facultades en la guerra.

Se giró y con el paso firme,o más bien eso intentaba,se alejó y salió de la estancia.

A pesar de su negativa no me tome a mal aquel comentario, simplemente exprese una sonrisa que no podía ser tachada como falsa. Mientras mis ojos solo podían brillar, revelando mis actos como un simple juego. Asentí al término de sus palabras y espere a que se alejara.

Volvía a encontrarme en la encrucijada de que demonios hacer. Bien aun no sabía demasiado sobre las tribus del norte, eso podría ser un buen objetivo. Conocer al enemigo.

Sin embargo era una tarea que no me apetecía demasiado, cuando estuviera bajo las ordenes de Skeggr ya se ocuparía él de dar las instrucciones pertinentes, si es que llegaba a estar bajo sus ordenes.

Podía hacer caso de la recomendación de aquel hombre, pero eso me quitaba la bebida y los dioses. De los dioses podía vivir sin ellos durante un rato, pero de la bebida… que culpa tenía si era una de mis debilidades.

Pero mi futuro me seguía preocupando. Volví a ponerme en marcha y mientras no hubiese más hombres que se interpusiesen en mi camino busque el camino hacia el oráculo.

El oráculo estaba ladera arriba a unos 30 minutos y pese a tu estado,no el más aceptable y ya la escasa luz del día debido a la caída de la noche,conseguiste subir a lo alto de la colina para formular tus preguntas.Al llegar parece que ya eras la última en  realizar tu consulta.

Un hombre con una túnica te dirigió por un pasillo hasta la entrada de una sala.Al entrar viste como numerosas especias,plantas,patas de animales y demás boticaria adornaban la estancia.Había muchos frascos,llenos algunos,por las estanterías y en medio el oráculo,con un caldero humeante delante suya.

Durante un buen rato anduve por aquella colina intentando llegar a la cumbre de la misma. Sin duda mi viaje, la festividad y la cercanía de la noche hacían que aquel pequeño paseo pareciese engrandecido.

Pero no tenia demasiada prisa, el ir a aquel lugar solo se trataba de una distracción pero por suerte parecía que había llegado a tiempo. Un hombre se sitúa ante mí y sin necesidad de palabras me guía al interior.

La decoración aunque un cuanto escabrosa me era normal e incluso apenas tomaba atención a tales detalles, aun así no dejaba de ser un poco intimidante. El paseo por el edificio se hace corto y pronto estoy ante el oráculo… No podía evitar mirarle fijamente.

Unos pasos mas y me acerco a aquel ser buscando ponerme cerca suya y a su altura.

-Necesito tu guía…- fueron mis únicas palabras.