No me gustaba en absoluto lo que estaba sucediendo, era que el hombre ese no era mi confianza pero bueno, por algo habíamos ido a parar con él. Hice una mueca de insatisfacción pero apenas perceptible, tenía que mantener las formas.
Lo tenemos aquí, si, mi mozo lo guarda. -comenta sin darle demasiada importancia al pergamino. Hizo una señal a el Sabio para que se acercase y le entregara el pergamino. Mientras Francisco lo buscaba, se dedicó a estudiar la reacción de Davenport. Parece que ahora está mucho más interesado en el pergamino... Será mejor ir con cuidado. -piensa Carmen mientras intenta buscar una salida a esto- Algo tendré que inventarme para darle menos importancia al pergamino. Pero que?
Escucho la conversación que mantiene la española con el noble con gran interes, intentando aparentar apatia ante el transcurso de la misma. No me gusta la idea de dejarle el manuscrito a ese individuo, pues la ansiedad que su mera mención suscitó en sus palabras me hacen dudar enormemente de él y de que vaya a ayudarnos, pero ¿qué opciones tenemos? En cualquier caso, somos cuatro, y los guardias se encuentran alejados ahora mismo de nuestra situación, así que la intimidación de la fuerza siempre puede ser un último recurso si la cosa se tuerce mucho.
Rebusco el pergamino en el bolsillo interno de mi blusón, y se lo teindo a mi compañera, contestándole con unas breves palabras de nuestra lengua natal.
- Aquí lo tiene, mi señora -
Apenas Francisco le entrega la nota a Carmen el capellán se adelanta y la coge de su mano sin pedir permiso. Se va a mirar el papel cerca de una luz y lo acerca a su cara para examinarlo en detalle. Da la impresión de haberse olvidado de vosotros y comienza a decir en voz alta los pensamientos que pasan por su cabeza.
-Bueno, no es gran cosa... Sin duda es una nota antigua, pero escrita a toda prisa, sin cuidado, lástima que este tan estropeado... Al menos está firmado...- entre frase y frase murmura palabras inentiligibles hasta que comienza a leer en voz alta, o al menos esa es la impresión que os da. Algunos lograis averiguar que se trata de latín, pero tan solo reconoceis algunas palabras.
-".. Jacques de Molina.....San Miguel......"
Al llegar a un punto deja de leer y hace intención de tirar el pergamino a la lumbre, pero se controla y volviéndose hacia vosotros, esgriendo la nota en su mano pronuncia con tono severo.
-Peores que piratas, acumulando riquezas y tesoros en sus iglesias... - Poco a poco su tono se va haciendo más uniforme y el discurso va tomando forma. Un discurso que parece estar ensayado, habla de la corrupción, de la ostentación, los pecados... Su perorata no tiene fin.
Podeis interrumpirle o esperar, parece que tiene para rato.
El discurso te aburre y solo puedes pensar en la petaca que llevas con algo de ron. Te gustaria echar un trago, aunque no sabes si es el momento adecuado, te estás poniendo nervioso, necesitas beber.
Aprovechando su aburrido discurso, evito que me vea y disimuladamente, le pego varios sorbos a mi petaca para saciar mi sed del delicioso Ron.
Guardo silencio con gran esfuerzo, la verdad es que quisiera interrumpirle pero quizás hacerlo, sólo complique las cosas pues soy sólo servidumbre; si alguien puede hacer eso, esa es Carmen. Miro a Jack de reojo, al menos parece que alguien se divierte.
-Bueno, hermano Davenport, yo casi me iría retirando. Qué iglesia ímpia podría hacer eso?- espero su respuesta con falsa extrañeza, y luego añado.-Podría usar luego la capilla del monasterio para confesar a esta muchacha? me lo pidió fervientemente antes.- Digo con tonillo eclesiastico.
Nicholas no parece molesto al verse interrumpido y aprovecha para contestar a Jack como si fuese parte de su discurso. -Tal vez no conozcas los excesos de la Iglesia de Roma, pero yo tengo más experiencia y puedo constatar la corrupción que llena sus mentes y corazones...- algo más calmado prosigue -si, la confesión es una buena solución, teneis mi permiso para usar mi capilla privada, es por ahi- comenta señalando una puerta de madera al final de un pasillo -sus criados pueden esperar en la cocina.
No voy a abrir nuevas escenas, si decidis separaros, por un lado van Carmen y Jack y por el otro Francisco, Kat y Fanny. Lo digo por el tema de marcar destinatarios.
Observo con atención cómo nuestros supuestos "señores" se adentran en la casa para tomar secreto de confesión mientras el noble continua examinando con atención el manuscrito que permanece en su poder sin darnos pista alguna de sus significado.
Me aproximo a Kat y le susurro al oido.
- Bueno y ahora, ¿que hacemos? porque a mi se me ocurren un par de cosas... -
Fanny os mira y parece intuir lo que estais hablando, comentando - Tenemos que conseguir que nos traduzca lo que dice el pergamino, yo no me atrevo, me produce escalofrios solo mirarle...
Se supone que ha devuelto el pergamino a Carmén.
Mientras la criada de Nicholas acompaña a los tres a la cocina, Nicholas dirige a Carmen y Jack hacia la puerta que lleva a la capilla.
Al abrir la puerta lo que veis es una sala inmensa para una casa particular, llena de libros y documentos parece más un estudio que una capilla. En un rincón veis un pequeño reservado que parece ser donde realiza las confesiones, si es que las hace todavia. Nicholas contempla los estantes mientras os pregunta.
-Me gustaria quedarme el pergamino para mi colección, creo que es justo a cambio de poder usar mi confesionario. Creedme, más os vale limpiar vuestra alma que ir en busca de tesoros inexistentes- comenta a Carmen con voz condescendiente.
Observo como los otros dos se van con Davenport y me siento frustrada, luego escucho con atención al Sabio y sonrío con cierta picardía pero antes que pueda responderle, Fanny se dirigí a nosotros de camino a la cocina.
-No creo que nosotros podamos hacer nada, si no quiso traducirle a ellos que son autoridad, creo que ni siquiera querrá hablar con unos simples sirvientes...
Reduzco mi velocidad y pego mi hombro con el del Sabio, de manera casi natural pero provocativa.
-Estoy esperando a escuchar esas ideas...-digo de manera que sólo me escucha él, muy juntos.
Oh, espere señor Davenport! -exclama Carmen, algo sorprendida tras oír el súbito antojo del noble. Suelta una alegre risotada, aunque se corta de inmediato por la preocupación- Debe de ser eso... Esta es la única copia del pergamino, y no debería gustaría perderlo. Quizás sea... Bueno... -esta vez actúa como si sufriera algún tipo de vergüenza, aunque no la disimula- Mi padre tiene la mala costumbre de escribir relatos de piratas, pero como ya circulan rumores entre nuestros amigos, lo hace en latín para ocultarlo! Solo espero que no lo digáis a nadie, pues eso acarrearía vergüenza a nuestra casa. -concluye seriamente. Entonces clava la mirada al noble y carga su tono de decisión- Debo dejar el pergamino en el sitio en que lo encontré. Como mi padre no lo encuentre y piense que yo se lo perdí, pues me llevé unos libros suyos para tan largo viaje...
Yo, el hermano Jacques de Molina, hermano de la congregación del montasterio de San MIguel, me veo en la obligación de ocultar las piedras preciosas que formaban la dote de nuestra venerada imagen de Maria ante la acometida de los ingleses. Por si jamás retornamos al monasterio ninguno de nosotros, hagoos saber, hermano en Cristo, que los diamantes quedan bajo el altar mayor. Dios omnipotente se encargará de custodiarlos, asi como a nuestra venerada imagen, que llevo conmigo y a todos nosotros hasta el dia del Juicio Final. Su Miseriocrdia es infinita. Amen.
Nicholas mira incrédulo a Carmen mientras relata la historia del pergamino, acto seguido levanta la nota y comienza a leer con voz clara. Esta vez en un inglés que a Jack le parece cómico, mientras que a Carmen le parece fácil de entender pese a su escaso conocimiento del idioma.
-"Yo, el hermano Jacques de Molina, hermano de la congregación del montasterio de San Miguel, me veo en la obligación de ocultar las piedras preciosas que formaban la dote de nuestra venerada imagen de Maria ante la acometida de los ingleses. Por si jamás retornamos al monasterio ninguno de nosotros, hagoos saber, hermano en Cristo, que los diamantes quedan bajo el altar mayor. Dios omnipotente se encargará de custodiarlos, asi como a nuestra venerada imagen, que llevo conmigo y a todos nosotros hasta el dia del Juicio Final. Su Misericordia es infinita. Amen."
-La nota es auténtica señorita, aunque su padre tenga tanta "imaginación", lo que hay aquí escrito es casi con seguridad cierto. Muchos de los cientos de monasterios españoles fueron saqueados cuando perdieron sus colonias, las piedras de las que habla seguramente fueron capturadas por los ingleses hace ya años. Tal vez es posible...
Deja de hablar y se dirige a una estanteria, coge un libro y se pone a buscar pasando las hojas. Hasta que al cabo de un rato os comenta. -Creo que esto os puede interesar más, a cambio del pergamino os diré el lugar donde se encuentra el monasterio de San Miguel, ¿de acuerdo?
-Em, si claro...dejeme un segundo el manuscrito.- Digo con intención de darle el cambiazo con la copia que hice yo.
¿En serio piensas que no se va a dar cuenta? Si quieres hazlo, pero el tipo de papel, letra, tinta... vamos que cualquiera notaria la diferencia.
Ya, me imagino que si, pero si solo le interesa lo escrito... no deberia de haber problemas, a menos que le interese el manuscrito en si.