Partida Rol por web

El intercambio se produce en un instante y acto seguido la mujer sostiene la figura en alto mientras toda la tribu comienza a gritar desaforadamente repitiendo las palabras "mama oriye".

Es un buen momento para huir, los franceses ya se han puesto a ello tras quitarse de encima a los últimos negros que les retenían y se adentran en la jungla. Aunque casi todos están pendientes de la figura algunos salvajes todavia os miran y hablan entre ellos mientros os señalan.

Siguiendo a los demás, salgo del poblado hacia la jungla

Os echais a andar dejando el poblado atrás, los prisioneros están en muy malas condiciones, uno de ellos se desploma y tiene que se ayudado por los otros dos para continuar. Pasais por las ruinas y continuais de camino a la playa, al cabo de un rato veis los restos de una lucha reciente, en el suelo encontrais varios cadáveres, algunos de negros iguales a los que os atacaron y dos de piratas a los que no reconoceis. Hay pocas armas desperdigadas, tan solo algunas lanzas y flechas rotas y un rifle partido.

Los prisiones os confirman que son sus compañeros, se vieron sorprendidos por los salvajes, a los otros les mataron y a ellos les capturaron. En ese momento en una zona donde hay menos vegetación lograis ver tres columnas de humo que ascienden hacia el cielo, están en la dirección a la que ibais, hacia la playa.

Mientras estais mirando se oyen ruidos de algo o alguien que se dirige hacia vosotros.

-Serán los salvajes, han vuelto a por nosotros- comentan los piratas franceses que van con vosotros aterrados y exhaustos.

- Sacad las armas - digo a mis compañeros- Pero no dispareis hasta que no sepamos quienes son, y lo que quieren. No olvidemos que había un blanco entre ellos, y que.... - en ese momento miro hacia la playa y murmuro- Oh, mierda - luego miro a los franceses- Meteos en el follaje. Que cada uno vaya con uno de nosotros. Y preparados para todos, camaradas. Que nadie se mueve y preparados para abrir fuego a mi orden. Veamos quien viene hacia acá y luego ya hablaremos sobre qué haremos ahora

Poco a poco el ruido se va aproximando, las ramas que teneis delante comienzan a moverse y de entre ellas aparece Daniel.

-Ah, menos mal que estais aquí... Y ellos ¿qué hacen con vosotros?- pregunta con suspicacia al ver a los piratas franceses. -Le Diable nos ha seguido, su barco está junto al nuestro y no hay rastro de la tripulación de Morgan-.

Luego en voz baja para solo le oigais vosotros continua -Jack se ha ofrecido para ir a hablar con Le Diable, pretende hacerle creer que es el único superviviente, pero no se que más podrá hacer. José está muy mal, pero de momento aguanta. Venir conmigo a la playa podemos observar desde una posición alta sin que nos vean.

- No iremos contigo... al menos aun. - dije con seriedad. Y hecho esto miro a los desarmados franceses, elijo uno al azar (el que hablo antes) y le apunto con la pistola al pecho.

- Bueno, caballeros. Os he salvado la vida. Mas sin duda que lo que el perro cabrón de vuestro capitán hubiera hecho. Pero eso no me convierte ni en un sacerdote jesuita ni en un idiota. Así que ya me podeis estar contando todo lo que sepais de vuestro antiguo capitán. El número de hombres que tiene, cuantos ha desembarcado y cuantos han muerto, y cómo sabía que estábamos aquí. O pasaré de ser salvador y tal vez futuro capitán a ejecutor. Os aseguro que me importa bastante poco matar a quien se pone en mi contra. Pero como habeis podido ver puedo ser generoso para aquellos a los que encuentro alguna utilidad

-Si, le debemos la vida, confesaremos- comenta uno de los piratas mientras mira a sus compañeros.

-Veniamos en el barco de Le Diable, durante la noche abordamos la nave que estaba en la playa, no opusieron mucha resistencia, ya que eramos superiores en número, veinte hombres, y les hicimos nuestros prisioneros. Le Diable les interrogó, pero no estaba yo presente para saber de que hablaron. La mitad desembarcamos con la misión de encontrarles y recuperar algún tipo tesoro, pero a medio camino nos vimos emboscados por los salvajes. Y eso es todo, nos llevaron al poblado como prisioneros hasta que nos liberasteis. Le debo la vida y le juro que no le traicionaré.

- En otras palabras... que ahora mismo solo hay diez hombres de la Diable en el barco. Interesante. ¿Está el mismo Le Diable a bordo?. Y lo que es mas importante ¿cómo sabían que estábamos en esta zona? Estoy convencido que alguno de los hombres de Morgan, o de los mios, es un traidor. Tú, acércate - señalo al hombre y cuando se acerca le pongo la pistola en el pecho- susúrrame su nombre, y no digas una palabra en voz alta si tienes aprecio a tu vida

-Si, hemos venido con Le Diable en su barco, pero no se como sabia donde estabais. El daba el rumbo e ibamos mirando continuamente hacia la costa hasta que dimos con el barco, si hay algún traidor en tu grupo yo no se quien es- comenta mientras habla en secreto con sus compañeros con idéntico resultado.

- ¿Ni Daniel que es el mutilado que acaba de llegar ni la chica a la que estabais violentando se pasaron por vuestro barco, ni vieron a Le Diable ni nada en los últimos días? - pregunto con la esperanza de asegurarme

Tus sospechas son ciertas, el hombre te está mintiendo, pero no cuesta mucho presionarle y pronto te cuenta lo que sabe.

-La chica susurra lo que sucedio en la casa por la noche, estaba preparado, Le Diable os cogio mania desde vuestra escena en el puerto y la uso para acercarse a vosotros. Aunque en un principio la idea era daros una paliza, como no salio bien se dedicó a espiar vuestros movimientos y comunicarselos al capitán. Asi supimos lo del tesoro y de vuestra partida, al menos del lugar donde se encontraba, lo demás creo que ya sabeis todo.

Asiento cuando el hombre me explica y entonces le dejo volver con los suyos y hablo ya en voz alta.

- Bien... como era de esperar. Fany ha estado siempre a las órdenes de Le Diable. Cuando la capturemos la violaré, y luego la daré de comer a los tiburones. Y si alguno o alguna quiere hacer lo propio que no se prive - digo sin aparentar estar bromeando- Voy a hacer que lamente haber nacido. Bueno... por lo menos no es uno de los nuestros. Mas cosas. En el barco quedan diez personas mas Le Diable. Daniel, vamos a esa posición alta a echar un vistazo. - miro a los hombres de Le Diable con seriedad*- Si alguno tiene la idea de traicionarme le aconsejo que lo deje estar, y agradezca la suerte de estar vivo. Creo que podemos conseguir después de todo un barco de esta historia, y de ser así los que estén conmigo pueden encontrarse en una posición mucho mejor que con el sádico de Le Diable

Apenas puedo creer lo que está sucediendo. De suerte que hemos visto el humo justo a tiempo y de que Daniel está aquí, también de que me he guardado muy bien las piedras. Observo con atención a Adam, no parece bromear respecto a Fanny aunque sería meramente un desperdicio o eso creo, perder el tiempo en una mujer así. Me encojo de hombros pero no me quedo donde estoy, doy dos pasos largos y luego troto apenas un poco con precaución para alcanzarlos y observar lo mismo que ellos. Ahora que sé que Fanny es una traidora, nadie nos asegura que Daniel o cualquiera de los nuestros, no lo sea.

Daniel os conduce hasta la playa por un camino que os es familiar, al llegar a la cima de la colina se queda extrañado. En el suelo hay restos de sangre, ropa y comida, pero ni rastro de los demás.