Partida Rol por web

-Pensaba repartir al 50% los tesoros de Morgan contigo...Pues sé donde los guarda, y conozco el santo y seña....Pero si no quieres....- Mi voz refleja sinceridad, pues no miento esta vez.

-Además, si te mentí con mis compañeros es porque Adam es mio, al igual que Morgan es para tí. Y no voy a permitir que nadie mate a Adam si ese no soy yo.-

Os adentrais en el mar aprovechando la distracción que Adam ha creado en otro punto, nadando con suavidad no llamar la atención os vais acercando hasta los barcos. José y uno de los franceses van mucho más despacio y pronto les dejas atrás.

Cuando ya estais al lado de los cascos de los buques se oye una voz que grita -¡EHH... Aquí abajo hay alguien!-

Los buques están casi pegados el uno con el otro, en el vuestro hay dos barcas en el costado, una de ellas es la vuestra y la otra debe de ser del barco de Le Diable, en ambas están todavia las escalas para acceder a la cubierta. La cubierta está a unos tres o cuatro metros, subir por el costado es mucho más complicado pero se puede intentar. También se puede subir por el ancla, ambos barcos la tienen echada, que está por el la zona de proa. O por la popa por donde se puede acceder al interior de las cabinas por unos ventanucos estrechos.

-¡EHH... Aquí abajo hay alguien!- grita uno de los hombres de Le Diable.

En ese momento Eric se lanza con su cuerpo contra otro de los hombres que está cerca de la barandilla y lo empuja por la borda. Todos los hombres de Le Diable están desconcertados y empiezan a correr de un lado a otro, el propio Le Diable desenvaina su rapier.

Ois revuelo en la parte superior de los barcos y veis de repente como una persona cae por la borda de vuestro barco. Parece uno de los hombres de Le Diable que grita mientras cae al agua.

Mientras está en el agua, Carmen intenta idear un plan de ataque. EL problema que tiene es que con su poca experiencia no sabe demasiado que hacer. Me infiltraré en el barco de Le Diable de incógnito e intentaré acabar con sus hombres sin que me vean. Después de todo, estaré en inferioridad numérica -piensa la española mientras se acerca nadando al barco francés, intentando no hacer demasiado ruido. Cuando está justo a su lado, ve la escalera que le permitiría subir y decide actuar.

Vale, esto es lo que haré -piensa mientras pone en orden sus ideas, antes de subir las escalerillas- Subiré y otearé por si veo alguien. Si hay alguien probaré suerte subiendo por el ancla. Si los hombres de Le Diable están demasiado ocupados por la distracción de mis compañeros, subiré al barco y me acercaré a ellos con el máximo sigilo. Con la sorpresa podré acabar con uno o dos de un tajo certero. Ahora que lo pienso, tengo también mi daga... Vale, entonces e esconderé donde no me puedan ver y le lanzaré la daga a uno. Mientras me busquen, intentaré abatir a un segundo con la espada.

Ya preparado un plan de acción, Carmen suelta su daga y la mantiene en su mano izquierda mientras sube las escaleras, preparada para la acción.

Conduciendo a los piratas de Le Diable, que espero se hayan pasado a nuestro bando, me encamino nadando hasta las escaleras dispuestas para subir a cubierta, y trepo por ellas al barco de Le Dialbe. Una vez allí desenvaino mi espada, y ataco al primero de los hombres que vea. Si voy acompañado de los tres piratas que rescaté de ser comidos vivos, y de quien sea, pues mejor. Pero en todo caso me lanzio al combate sin dudas ni vacilaciones, mientras conmino a Le Diable y a sus hombres a rendirse, o no tendré piedad de los que queden

Totalmente empapada no es fácil lograr subir al barco pero cuando lo consigo, estoy de tan mal humor que Le Diable sabrá quién soy y de su nombre sólo el recuerdo quedará. Como puedo consigo subir, reviso que no se me haya caído nada y no, todo está donde lo dejé, así que sosteniendo mi espada, aguardo el momento justo una vez que estoy en cubierta, para atacar al primero que se deje venir o al segundo, dado el caso que Adam también está allí.

-Mierda!- comento mientras golpeo a un pirata con la culata de la pistola, para desenvainar su espada y armarme con su acero. Obsevo el caos a mi alrededor, y me aseguro que la pistola esté cargada, pero sin perder vista a las posibles amenazas hacia mi.

Apunto con la pistola a Le Diable mientras me cubro con la espada.

-Le Diable!- Grito para que me mire  -Depón tus armas o muere como un perro... Y vosotros piratillas de tres al cuarto, haced lo mismo o morireis también!- Hablo a los hombres de Le Diable.

1.Sigo al Rojo hacia el barco donde está Le Diable (que es nuestro barco).
2. Me encaramo a una de las barcas, desenfundo la espada y la sujeto entre los dientes, lista para usar.
3. Miro hacia arriba, listo para reaccionar para ponerme a salbo de un salto si hay peligro
4. comienzo a trepar por una de las escalas, sin dejar de mirar hacia arriba
5. si llego arriba sin contratiempos empuño la espada y me lanzo hacia uno de los piratas alejándome de la borda.

El barco de Le Diable es el azul, el vuestro es el de la izquierda (aunque ahora Le Diable está en la cubierta de vuestro barco... puf vaya lio).

Sigo al Rojo, subiendo al barco. Pero, al llegar a cubierta, lo primero que hago no es desenvainar. Es beberme lo que queda de mi RON. Hecho esto, saco mi sable, y comienzo la matanza.

¡Hoy es un buen día para morir! ¡Por el RON!