Partida Rol por web

- Música de ambiente -

Con dificultad, arrastrasteis el cuerpo del gigantesco crustáceo, sin llegar a avanzar demasiado hacia vuestro objetivo. Al final obstasteis por vigilar el gigantesco cuerpo entre dos mientras uno de vosotros iba rápido y veloz a la aldea a pedir un “poquito” de ayuda, ya que estaba claro que los tres solos no podríais. Al llegar con refuerzos, los veteranos guerreros múrloc no se lo podían creer. Aquel cangrejo había sido el terror de la playa desde hace tiempo, y aunque no era algo que les preocupara dado lo poco que visitaban ya el mar (por plagarse de monstruos y tener sus propias charcas), estaba claro que ahora sí que podrían volver allí con los niños.

Los guerreros múrloc lo ataron con lianas, os dieron extremos de los mismos a vosotros, y tirasteis del cangrejo durante un largo rato por el dificultoso camino. De vez en cuando había que pausar la marcha para cortar alguna liana o talar algún árbol que no dejaba avanzar, pero al fin, lo conseguisteis. Empujabais del cuerpo del animal y tirabais de las lianas cuando empezasteis a oír gritos de ánimo y júbilo que llegaban desde la aldea. Más miembros de la misma venían a echar una mano a las entradas de la misma, tirando de las lianas y empujando. El mismo Ergll, que ha abusado de vosotros desde que eráis renacuajos, os sorprendió apareciendo junto a vosotros y ayudándoos a empujar vuestro trofeo de caza hacia el centro de la aldea.

Murggle, líder de la aldea, os miraba con orgullo desde lo alto de las escaleras que llevaban a su cabaña. Dejó su espada a manos de uno de sus acompañantes y bajó las escaleras de camino hacia vosotros cuando ya habíais dejado el cuerpo del cangrejo justo en el centro.

-¡Estos son mis chicos!-dijo extendiendo los brazos y dándoos un abrazo a los tres. Al ser tan grande (aunque no tanto como Ergll), cabíais los tres entre sus brazos-. Que orgulloso estoy de vosotros… sabía que seríais grandes cazadores.

Os soltó y se quedó observando el cangrejo gigante. Lo palpó con las manos, desatando lianas y observando las heridas que tenía.

-Está en muy buen estado, esto alimentará al poblado durante al menos dos semanas. Muy buen trabajo, de verdad-os alababa el líder múrloc.

Hizo un gesto con la mano y se lo empezaron a llevar hacia una zona apartada del poblado, junto a su cabaña.

-Ahora mismo empezarán a prepararlo; ese tipo de cangrejo hay que saber almacenarlo bien para que dure estas dos semanas-decía señalando ahora unos sacos que había junto a los escalones-. Otros cazadores han tenido buena suerte hoy también; han traído carne suficiente para alimentar al pueblo esta noche… pero, ¿qué tal si hacemos una excepción con vosotros? ¿Además de la carne, os gustaría probar carne del cangrejo que habéis cazado? La demás la almacenaríamos por supuesto, pero habéis hecho un gran trabajo, merecéis la recompensa de probar vuestra propia cacería.

Las piernas de Morg se hallaban temblorosas no tanto de emoción si no por la no tan gloriosa tarea de tener que tirar del enorme cangrejo hasta el poblado. Aunque durante el trayecto el murloc no hacía más que soltar bufidos y una que otra queja al transportar al colosal crustáceo, los ánimos se le subían con cada paso que daba ya en la Charca Prospera.

Le tomó por sorpresa el comportamiento de Ergll, aunque con un poco de sentido común lo terminaría aceptando. Ellos habían cazado algo realmente grande. Lo habían matado ellos con sus propias aletas. Eso demostraba fuerza, e incluso un cabeza dura como ese murloc podía comprenderlo. Quizás nunca llegarían a ser buenos amigos, pero al menos ya eran iguales. Eso era un avance.

Los elogios del jefe Murggle solo lograron aumentar todavía más su moral. Y el murloc ya se hallaba con el pecho inflado con una postura victoriosa como cualquier otro guerrero. Avergonzado, se daba cuenta cada tanto y corregía su postura orgullosa. Tras el ofrecimiento de la carne, Morg empezó a echar cabeza al asunto. Terminó encogiéndose de hombros y negando con la cabeza

—Sin problemas le incaría el diente a nuestro amigo aquí presente, pero estoy seguro de que si llega un momento difícil necesitaremos toda la comida posible —terminó diciéndole al jefe Murggle—. Morg pasa. Aunque estaría bien que a la hora de trocear al bicho, nos dejen los restos del caparazón que hayan sobrado. Seguramente de algo nos servirán, como una armadura.

De repente, el murloc se imaginó a si mismo portando una armadura completa hecha de coraza de cangrejos, aunque en su fantasía se veía bastante bien, seguramente no le alcanzaría si no para una guerrera. Aunque eso le vendría a él de perlas.

Estoy sudoroso arrastrando el cangrejo. Una de las heridas me vuelve a sangrar mezclando sudor y sangre, las manos me temblarian de emoción si no estuviese  haciendo fuerza para arrastrar el cangrejo. No es solo la cuestión de orgullo que me da haber cazado con mis hermanos el cangrejo. Es el sentimiento de comunidad que me infla de amor y emoción cuando veo como ante alguna situación los rencores, las rencillas y los cuchicheos se acaban para todos hacer fuerza.... Nunca mejor dicho.... En la misma dirección.
Arrastrar el cangrejo al ritmo de las canciones de trabajo sintiendo una unica vibración palpitante del esfuerzo es el mejor alimento para el alma.

El gran Murggle nos abrazo y siento el vigor creciendo en mi de nuevo. Las energias se llenan y siento que puedo acometer otro cangrejo mas sin problemas... acompañado.

-Agradezco la oferta, oh Gran Murggle. Pero la aldea necesita el alimento y no todo pueden cazar el suyo. Prefiero que esa comida que me ofreceis sea para el murggle que mas necesidades este pasando como un regalo de la comunidad. Me gustaria pedir, una vez que el cagrejo sea limpio, el cascaron de una de sus pinzas como trofeo. La comida la necesitará el pueblo ya que vienen epocas de necesidades y no es momento de permitirse caprichos y gustos. Sin embargo agradezco vuestro ofrecimiento de corazón.

Wagl era pequeño pero persistente y arrastró todo lo que pudo el cangrejo hasta llegar a la aldea. Cuando escuchó los vitoreos y aplausos de sus compañeros de tribu el pequeño múrloc se sintió sobrecogido Esta es mi familia, esta es mi casa, esta es mi vida. 

Cuando Wagl recibió el fuerte abrazo de Murggle le faltó respiración por un momento, sin duda ese múrloc era fuerte, pero además se sintió eufórico ante las palabras del gran jefe...tan eufórico que no pensó antes de abrir la boca... 

-Pues....yo...yooo...sí que quiero....quiero...probar un... p..p...poquito de la carne del cangrejo gran jefe.

El pequeño y vergonzoso múrloc, al contrario que sus compañeros, miraba con una sonrisa tímida al gran jefe aceptando una porción del cangrejo para cenar.

-A...además gran jefe...tenemos algo que contarle so...sobre la...la playa. Vimos algo...

El líder de la aldea rió echándose una mano a la frente y les miró contento a los tres.

-Ay, que modestos sois. Claramente es necesario alimentar al poblado, pero en ese cangrejo hay mucha carne. MUCHA CARNE-decía haciendo un gesto con la mano-. Así que sí Wagl, podrás probar un poco y toda la que quieras. Y para vosotros dos también, después de todo es vuestra caza, ¡jajajajajaja!

Tras reír orgulloso, les dio una palmada en la espalda a cada uno y atendió a las últimas palabras de Wagl, interesado.

-Claro cuéntame. ¿Qué es lo que visteis? ¿Algún otro animal grande, o algún peligro?

Morg se acercó un par de pasos y clavó su espada sobre la tierra.

—Una gran torre así, con muchas bocas negras y hecha de un material que no había visto nunca antes. Demasiado cerca de la playa... ¿Y si es de esos humanos de los que tanto hemos oído en las historias? ¿Es verdad que comen murlocs? La encontramos de camino al poblado, quizás no sea mala idea echarle un vistazo.

Claramente la idea de adentrarse en una torre desconocida y posiblemente peligrosa aterraba al murloc, pero la posibilidad de poder hallar algo de valor en ella era suficiente motivación como para querer aventurarse a ir. Además, por fin Morg podría conocer a los humanos por primera vez. Le causaban una intensa curiosidad aunque no una total confianza.

El gran Murggle se llevó una mano al mentón, frotándoselo con interés mientras oía a Morg.

-Ah, ya veo… bueno esa torre lleva allí años. Nunca la hemos explorado, nos hemos limitado siempre a ignorarla, pues se le ve vieja y deshabitada. No hay nada de lo que preocuparse, salvo que notarais algo fuera de lo normal… ¿Visteis humanos? ¿Algún signo de vida en ella…?

Os preguntaba con cautela. La simple mención de humanos hizo que dos de los guardias se acercaran a la conversación, atendiendo a las palabras del líder y de los jóvenes múrlocs. Ergll, ahora acompañado también por la gran oráculo Shrla, miró con interés hacia allí, para oír también la conversación, a la vez que ella, que mostraba algo de preocupación.

-Pensaba hablarlo en privado con vos señor. Pero bueno, visto que ya fué comentado por mis hermanos. No notamos nada extraño salvo un bote viejo lleno de musgo por lo que parecia a la distancia. Dialogamos sobre si ir o no a explorar mas de cerca, al final decidimos que el alimento era prioritario y que no estabamos en condiciones. Sin embargo nos gustaria dar un ojo de cerca..

Le guiño un ojo picaro a Wagl que se cuanto le alegra sentirse incorporado  bueno hablo por mi, aunque imagino alguien va querer acompañarme

Parecia estar cubierta de algun metal dorado en su cupula, pienso que tal vez algo se pueda reaprovechar de la estructura integra o hasta crear un pequeño puesto de avistamiento y defensivo si continua firme la arquitectura.

Wagl al oir las palabras de Glabs inmediatamente hizo su comentario. -¡Yo quiero ir! ¡Si vas tú o Morg iré! Cuanto más unidos y juntos estemos más insuperables seremos, solo hay que ver a nuestra presa.- Dijo el pequeño múrloc señalando al cangrejo.

Morg se acercó al junco más cercano y dejó caer sus ancas sobre él, la verdad no le hacía mucha gracia la idea de aventurarse así como iban. Prefería estar más preparado antes de realizar una pequeña aventura a la torre abandonada.

—Podríamos encontrar más cangrejos en el camino, o animales más peligrosos que puedan rondar por ahí. No le hagas caso omiso a tus heridas —dijo señalando a Glabstrlgh—, o te arrepentirás a mitad de la marcha. Quizás con ayuda de Egll y sus chicos las cosas se nos hagan más fáciles.

-No os equivoquéis, muchachos.

El líder de la aldea, de tener una expresión de interés y cautela, pasó a tener una expresión seria. Miraba a los tres recién convertidos en adultos con severidad, pero sin la intención de intimidarles, más bien de aleccionarles. Y protegerles.

-El encontrarse con humanos, o con cualquier otra raza con inteligencia como la nuestra, es peligroso-les decía de brazos cruzados-. Habéis cazado un cangrejo gigante, sí… pero él no tiene una mente analítica, malos pensamientos, intenciones perversas… y por noticias que nos llegan, ya no solo los humanos.

Con un chasquido, se acercaron otros dos guerreros múrlocs, que se agregaron a la conversación junto con los dos guardias. Tras murmurar algunas palabras en voz baja, los cuatro múrlocs, los dos guerreros y los dos guardias, marcharon corriendo fuera de la aldea.

-Esto será mejor que lo intervengan… miembros más experimentados de nuestra aldea-comentaba Murggle, sin la intención de ofender-. Vosotros ya habéis cumplido vuestra misión de hoy.

Wagl vio partir a los veteranos y algo le revolvió el estómago. 

-Gran j...je...jefe...-

Dijo en un susurro a Murggle para que no oyera el resto de múrlocs presentes allí.

-Enviar...a... a... cuatro guerreros solo a esa torre pue..p...puede s...ser a..arriesgado. Podríamos p..p..per...perder de un plumazo a esos va...va...valiosos guerreros...-

El múrloc se giró y veía alejarse a los guerreros y se armó de coraje para transmitir su mensaje.

- Sugiero que envíe a más guerreros o...p...por el contrario nos envíe a nosotros con esos guerreros...cr..creo que lo mejor que viene en esta si...situación es analizar el lugar con sigilo y recopilar información antes de... de... entrar por la puerta delante...delante...delantera. Y...gran je..fe... cre...creo que soy conocido precisamente por mi cap..capacidad de pasar desapercibido.-

Wagl estaba decidido a ayudar con sus habilidades para ser sigiloso y evitar así muertes innecesarias de su familia.

El gran Murggle se cruzó de brazos. Os miraba de arriba abajo, pensativo.

-Acabáis de volver de una misión, además de ser la primera de vuestra vida. Además, ¿cómo os encontráis? Creo que uno de vosotros necesita un buen descanso-decía rascándose el mentón y señalando a Glabstrlgh.

El líder de la aldea no parece muy convencido. Cerraba los ojos pensativo, mirando de vez en cuando a los otros guerreros por si alguno se atrevía a opinar algo.

El pequeño múrloc vio que sus palabras tuvieron cierto efecto en el gran jefe como para que este se replanteara la situación. 

- Gl..Glabs es bas..bastante fuerte, gr...gr...gran jefe. N-n...no en vano es el m...más fuerte de nosotros. Se recuperará rápido y sino, simplemente con vigilar los alrededores manteniéndose al margen ya nos...no....nos ayudará sustancialmente durante nuestra ex...exp...expedición.-

Wagl volvió a tomar aire e intentó relajarse más. Le costaba bastante mantener la compostura con desconocidos y más ante el gran Murggle.

- A...a...además Gran Jefe, alimentar a tu poblado es importante pe...pero... ¿qué poblado quedará para alimentar si los posibles humanos existentes en esa torre arrasan Charca Próspera? Y creo que enviar más guerreros de los que ya has mandado es dejar la aldea vulnerable...si...sin guerreros que la defiendan. No...nosotros podemos ir, y apoyar a tus guerreros...por no repetir mis capacidades de permanecer desapercibido.

Wagl miró a sus amigos y volvió a mirar Murggle para acabar.

- La..la unión hace la fuerza...gran jefe. Nosotros llevamos unidos desde la infancia...tal es nuestra unión que hemos sido capaces de abatir a esa bestia crustácea. Estoy seguro de que se...seremos útiles en esta expedición.

Morg intentaba hallar en su mene la mejor manera de convencer al jefe Murggle para que les permitiese ir a explorar también la torre antigua. Si encontraban tesoros o artefactos hechos por los humanos ciertamente la tribu los elogiaria por sus descubrimientos, claro, primero tendrían que dejarles ir. Y aunque Morg lo quisiese con total ansia, no sabía o siquiera fue capaz de decir algo más que unos murmullos incomprensibles.

Finalmente dejó caer la cabeza y le golpeó un hombro a Wagl. Encogiendose de hombros con una derrota.

—Vamos, Wagl, mejor será que reposemos las aletas un poco. Morg tiene hambre.

De nuevo, el líder de la aldea negó con la cabeza.

-Daos cuenta de la insensatez de vuestras palabras-les insistió severo-. Recién habéis llegado de vuestra primera misión, y vuestro compañero está agotado, por no decir malherido. ¿Qué clase de jefe sería yo si os diera permiso para ir?

Miró al resto de la aldea, los cuales estaban en sus quehaceres diarios. Los únicos atentos a la conversación era la gran oráculo Shrla y Ergll, que estaba junto a ella. Murggle se echó una mano a la cara, frotándosela.

-Os quedareis en la aldea. Cuidad de vuestro amigo.

Y dicho esto, se marchó recogiendo su arma en la misma dirección que los otros guerreros, hacia la playa.

Morg cerró los puños, impotente. Sabía que el jefe Murggle no les permitiría al par acompañar a los guerreros a la aventura. Pero la curiosidad roía en el estomago del murloc... ¡no, no era el hambre! ... bueno, sí era un poco de hambre. Pero ya podría echarse una merienda rápida y acudir a la aventura. Deseaba de todo menos volver a su cueva, además, si encontraban algún tesoro humano sería una gran adquisición para su colección. ¡Era un ganar o ganar!

Primero tendría que convencer a Wagl de acompañarle a escondidas, quizá el renacuajo se acobardase con la simple idea de desobedecer al jefe Murggle, pero Morg se ocuparía de infundirle la confianza suficiente con sus palabras. Ambos tenían los pies ligeros y seguro podrían irse a hurtadillas para investigar el interior de la misteriosa torre abandonada.

Sin más, agachó la cabeza y se despidió del jefe de la tribu, antes de tirar a Wagl por un brazo e irse a otro lado. Ya un poco más lejos de cualquier oído curioso, expuso su idea.

—Morg cree que el jefe Murggle nos oculta algo, ¿esa torre ha estado ahí tanto tiempo y la acabamos de ver ahora? No me parece verdad. Deberíamos ir a investigar más al respecto... al fin y al cabo ya somos adultos. ¿No? No solo adultos... ¡si no guerreros! acabamos con ese cangrejo en la mañana y si la torre está abandonada no habrá nada que temer aparte de las sombras. Nuestras ancas son rápidas y silenciosas, podremos ir y venir sin que nadie se de cuenta pero habrá que tener cuidado. Si hay tesoro pues... el que cargue con más se lo lleva. ¿Qué me dices?

Wagl esuchó estupefacto a Morg ¿Este es el múrloc que se negaba a entrar en la torre cuando Glabs dio la idea? Wagl tenía bastante curiosidad de saber qué había en la torre...pero le preocupaba desafiar al gran jefe Murggle. 

-No sé Morg.... el gran jefe ha hablado...además, si queremos ir a la torre tendría que ser ya porque si esperamos a que vuelvan los guerreros seguramente ya no habrá nada que buscar dentro de esa torre... y si vamos ahora tendremos que evadir los ojos de los guerreros de la aldea o sino se lo contarán todo al gran jefe.-

Wagl no estaba muy convencido...pero un pensamiento preocupante le pasó por la cabeza Y si los guerreros nunca vuelven... ¿y si después de ellos vamos nosotros?

- ¿Sabes qué? Mejor ir ahora que los guerreros están allí de camino, así si hay peligro no lo afrontaremos todo y si nuestros guerreros al final están en peligro dos pares de aletas más les vendrá muy bien. ¡Debemos partir ya entonces, Morg! A Glabs no le gustará que nos vayamos solos...pero es lo que hay, él tiene que descansar.

-Ejem, ejem...

Morg y Wagl oyeron unas toses a sus espaldas. Cuando se dieron la vuelta se encontraron con quien menos se imaginaban; la oráculo de la aldea les miraba con una expresión a la vez seria y resignada, mientras se apoyaba en su bastón. Junto a ella se encontraban Glabstrlgh y Ergll este último cruzado de brazos y mirando a los dos múrlocs severamente.

-Lo he oído todos chicos. Me entretengo un momento en atender a vuestro amigo herido y os marcháis a conspirar... ¿tantas ganas tenéis de ir a esa torre?