Partida Rol por web

Salís por la puerta trasera del Hotel Washington. Ahora mismo quedáis vosotros tres para encontrar alguna pista sobre el paradero de Fuller. Los dos nosferatu van embutidos en sendos abrigos con bufandas y gorros. Teresa no se encuentra incómoda ante la presencia de los nosferatu pero espera que pasen desapercibidos en la calle.

Cohen acaba de escribir un texto en su teléfono móvil y acto seguido se lo guarda en su abrigo-gabardina.

- Bueno, mis informadores ya están trabajando para averiguar datos sobre Fuller. Tengo la dirección de un piso donde suele dormir. ¿Queréis que empecemos a investigar por ahí? Quizá tú - pregunta mirando a Teresa - sepas dónde encontrar alguna otra pista, dado que Fuller es de tu clan... - 

Cohen mira a Teresa ligeramente intrigado, pero su pregunta no va con ánimo de ofender, sólo es mera curiosidad.

¿Cómo sabes mi clan Cohen? Pregunta Teresa sorprendida… ¡no! ¡no se donde encontrar ninguna pista! ¡os sigo!

- Salvo que tengáis algún medio de transporte es mejor que vayamos en metro. - comenta Cohen mientras echa a andar. - Sé muchas cosas de mucha gente de la ciudad. Mi trabajo y el de los míos es reunir información, y se nos da realmente bien. Si quieres saber algo puedes preguntarnos, lo averiguaremos. Pero todo tiene un precio.  -

- Lori, si se te ocurre alguna idea no seas tímida, muchacha. - Cohen sonríe. Parece que está de buen humor.

Pues la verdad... tengo algunas preguntas sobre Fuller... pero para ti, Teresa, ya que al parecer compartís clan. Antes de los incidentes, ¿solía moverse por alguna parte? ¿Tenía algún contacto humano, o...? ¿Algún ghoul o amigo especial? La miro con amabilidad y luego paso mi vista a Cohen. No tengo muy claro hasta que punto mi mirada es amistosa, pero tampoco tengo mala intención, así que imagino que la joven gangrel no tendrá ningún problema y añado, por i acaso: No quiero decir nada en tu contra, como que estás relacionada con estos desafortunados incidentes, pero a lo mejor nos da alguna pista útil, ¿no te parece?

Casi hablando para mi misma añado: me pregunto qué pinta tendrían los que asaltaron a esa pobre muchacha.

Después del comentario de Lori Teresa se vuelve… ¡¡quiero aclarar algo!! Ambos me caéis bien, de lo mejorcito que he visto ahí dentro… yo soy de la camarilla y por lo cual me debo a ella… y no os vayáis a confundir… también estoy de acuerdo con ayudar al príncipe… pero lo que he visto ahí dentro me supera… a más de uno le ha faltado hacer como el que se cae para comerle la… mmmm ¡¡mejor no quiero recordarlo!!

Lo he dicho bien claro… estoy aquí casi obligada por motivos personales… y mi misión es hacer de guía por la ciudad como bien habéis podido escuchar ahí dentro… si al repartir los grupos alguien lo ha hecho mal para estar con sus amigos… no es mi problema. Yo solo soy una guía y no… vuelvo a repetir no sé nada de Fuller, lo único que sé es que es una persona muy reservada.

Podemos ir al hospital a interrogar a la victima o donde queráis, yo solo os mostrare el camino… después de esto Teresa hace una pequeña pausa… y vuelvo a aclarar que esto no es por ustedes, no me gustaría llevarme mal con ninguno de los dos.

Arrugo el ceño y asiento, aunque no acabo de comprender como alguien a quién conozco desde hace apenas unos minutos tiene una opinión tan buena acerca de mí. No te preocupes, no quería hacer que te sintieras incómoda. Vamos a hablar con la víctim...Miro a Cohen levemente y añado, No quiero ser impertinente, pero... ¿cómo te mueves por el mundo... humano?

Y bien ustedes decidís como ir que sois los que a simple viste tenéis mayores impedimentos… ¿usareis ofuscación?

—Aquí somos todos de la Camarilla, y lo que importa es mantener la cabeza sobre los hombros, ¿no? ¿Qué quieres que te diga? Nunca me ha interesado lamerle el culo a nadie, pero no se me caen los anillos por hacer favores a la gente importante. Después de todo, ésa es la moneda de cambio por aquí —contesto a Teresa—. Por suerte o por desgracia, es lo que hay.

Hago una pausa, mirando a mis dos acompañantes, antes de hablar.

—Diría que para interrogar a la víctima tendrías que ir tú, Teresa —me encojo de hombros—. Creo que salta a la vista que nosotros no somos precisamente discretos. La ofuscación nos sirve para pasar desapercibidos hasta ir, al menos lo que es a mí, pero para poco más. Y lamentablemente, no tenemos por aquí a ningún maestro de la Dominación para hacerle olvidar, ¿me equivoco?

No tiene nada que ver hacer favores con lo que yo he dicho… pero vale teresa se encoge de hombros totalmente perdida por la respuesta…

¿Yo? Pero si te acabo de decir que solo soy la guía…

Arrugo levemente el ceño y miro a Teresa: Hasta donde yo sepa un gangrel con el tiempo es tan llamativo como un nosferatu. Con la diferencia, claro está, de que nosotros sabemos como ocultarnos. Mis palabras están teñidas de un poco de acritud y luego paso mis ojos a Cohen. Yo puedo ir a hablar con ella, si os parece bien. Ya que Teresa no parece muy por la labor... Puede que no le guste demasiado, murmuro con un deje de tristeza en la voz, para añadir: pero si hay algo que sepa acabará contándomelo. Giro levemente la cabeza y muestro los colmillos en mi habitual mueca. Y aún así, sin romper la mascarada.

Parecéis hostiles conmigo… y debería serlo yo con vosotros… ya que hasta ahora solo habéis desconfiado de mi… os vuelvo a decir que no sé nada de él… y si lo supiera... que no es el caso... me pensaría si debo decíroslo, si os gusta bien y sino pues nada a ser los corderitos del príncipe… dice Teresa un poco indignada.

¿Os guio? ¿Dónde queréis ir? Os llevare por callejones oscuros para intentar que paséis más desapercibidos…

El buen humor se me quita con las contestaciones de Teresa.

¿En qué momento hemos dicho algo que pudiera molestarle? ¿Es que es paranoica o qué?

—Lamento si por las contracturas de mi cara o mi voz ronca he podido sonar hostil —digo, por intentar ser conciliador, aunque no convencido en absoluto de que pueda haber hecho nada para molestar a la Gangrel—, pero no era mi intención en absoluto molestarte. Bueno, guíanos pues, no perdamos más tiempo.

No te preocupes Cohen, creo que no me has entendido, si estoy aquí es porque quiero ayudaros, independientemente de lo que diga el príncipe. Sino ya me hubiera marchado, no le tengo miedo a Vitel, aunque si un profundo respeto. Creo que antes me malentendisteis y os pido disculpas si así fue, si queréis que interrogue lo hare pero será para haceros un favor a vosotros no a Vitel… quiero diferenciar las cosas… Teresa se quedo pensativa por un momento… no es que se me caigan los anillos, una cosa es hacer un favor, pero en ningún momento escuche la palabra favor en esa reunión, más bien escuche algo como “y si no haces esto habrá consecuencias”, no quiero ser su títere ni su peón en la Yihad, tengo otros objetivos en esta no-vida más importantes que ser una simple pieza en un tablero… además no creo que el príncipe quiera su lado simples sparrings…  tú lo ves de otra manera… estoy de acuerdo, pero… Teresa vuelva a quedarse callada y bien ¿Dónde os llevo?

No, hablaré yo. Muestro una pequeña mueca y añado: Pero si quieres, puedes escuchar. Añado pensando para mi que está loca: tener miedo a Vitel me parecía algo tan natural como beber sangre. Al fin y al cabo uno no acaba convirtiéndose en príncipe de la ciudad más importante de los Estados Unidos por nada, ¿no? Por mi vamos al hospital, antes de que se haga más de noche. Será peor presentarse ahí a las 12 que a las 4 de la mañana, ¿no os parece?