Partida Rol por web

- Aquella sala es la única que está cerrada con llave. - susurró Cohen señalando la más cercana a la otra escalera. 

- Las otras están totalmente vacías, y desconozco si esa sala tiene alguna otra salida. ¿cuál es el plan? - preguntó el Nosferatu sin levantar la voz, hasta a vosotros se os hacía difícil escucharle.

Las seductoras curvas de Ashley vuelven a moverse saliendo del almacén y se dirigen hacia ti y el grupo de trabajadores...

Te sobrepones a la tensión de lidiar con todos ellos puesto que Ashley será de mucha ayuda, o eso crees... sin embargo notas algo raro... Está distinta, camina distinta... tiene un aire... extraño.

Sus ojos brillan mientras se acerca a vosotros y en menos de un parpadeo dejas de ver. A tu alrededor sólo hay oscuridad. Una oscuridad densa que se agolpa a tu alrededor y te ahoga, te asfixia... te impide moverte con normalidad.

Maldita sea... tanteando con el bastón por delante, trato de salir a tientas del almacén, mientras me esfuerzo por observar. Lástima no disponer de uno de esos aparatos de telefonía móvil para comunicarme con los demás... Sí, una verdadera lástima.

Mientras intento salir de aquella nube sombría trato de recordar todo lo que se sobre ese efecto sobrenatural, sin duda se trata de uno de esos poderes relacionados con los La Sombra, mis antipasados. Conozco ese poder, es un poder que debo aprender algún día.

Tratas de escapar de la oscuridad orientándote a tientas con el bastón. Afortunadamente es una medida segura pues al poco empiezas a toparte con obstáculos por el camino. Sin saber muy bien hacia dónde te encaminas sigues andando durante un rato. La oscuridad es agobiante, los sonidos te llegan distorsionados y no sabes muy bien qué ocurre a tu alrededor. Oyes gritos, gritos ahogados, gritos de terror, gritos de dolor... Por un instante un líquido caliente y pegajoso te salpica el rostro. Antes de tocarlo lo hueles y sabes qué es: sangre. Tu estómago se agita y recuerdas que tienes hambre, pero no es el momento ni el lugar.

Pasa un minuto que se te antoja eterno y la oscuridad empieza a disiparse. Vas distinguiendo cuerpos y trozos de cuerpos recorriendo el suelo del exterior del almacén. Los trabajadores yacen despezadados por doquier.

Al poco logras distinguir en la oscuridad que se disipa, cerca de donde te encuentras, a una figura que te inspira tus mayores terrores.

 Una criatura que nada tiene que envidiar a los demonios salidos de las peores pesadillas. Mide cerca de dos metros y medio de altura, y tiene un par de enorme cuernos que sobresalen de su cráneo. Su musculatura es poderosa y sus manos acaban en afiladas garras. Toda su piel tiene un tono rojizo y sus ojos rojos brillan en la oscuridad.

Pero lo que más miedo te produce... lo que más te aterra y agita tu bestia, son las llamas que recubren a la criatura. Llamas rojas y llamas negras.

El ser te mira con curiosidad. Según tus estudios tiene toda la pinta de ser un demonio, pero no sabrías decir cuál... o quizá incluso un vástago que hubiera pactado demasiado con unos amos demoníacos.

 Entonces las llamas empiezan a arremolinarse formando una pequeña bola en la mano de la criatura mientras ésta no deja de sonreir...

Oh, oh... - Pensé mientras trataba de controlar el pánico la ver ese fuego. Tenía que largarme de allí a la de ya. Tratando de ganar tiempo pensé que utilizando telekinesis podría apartar a aquel ser, quizá eso le despistara algo de tiempo, el suficiente para que yo pudiera marcharme.

-Si es la única que está cerrada... probablemente signifique que oculta algo importante. ¿Alguien sabe abrirla?- pregunto mirando con curiosidad la puerta y lamentándome por mi falta de conocimientos... útiles. 

Tras escuchar las silenciosas palabras de Cohen emprendía la marcha hacia aquella misteriosa sala. Joder colega, ¿incluso arriba? Sabes como te tienes que mover tío. No gastaba tantos esfuerzos por bajar su tono, pues la escasa articulación de fonemas facilitaba esa tarea. No es mi fuerte, ladeó levemente la cabeza contestando a Lori, por eso lo de pillar la llave maestra. Comenzó a frotar su manos pareciendo querer calentarlas, supongo que tendremos que jugarnosla, no hay tanto tiempo. Consciente de que comenzaba la acción su mano acudió a recoger la escopeta que ocultaba en su espalda.

Se situó junto a la puerta y comentó con ambigüedad mientras zarandeaba con soltura su escopeta para colocarla en su hombro. Bueno, qué me decís, la forma fácil y ruidosa, preguntó golpeando el hombro un par de veces con el cuerpo del cañón, la difícil, su mano libre articuló en el aire de forma que parecía abrir una cerradura con llave. O… la forma épica, concluyó apuntando con la escopeta a un montacargas que descansaba en uno de los pasillos, propia del equipo A, como no me pega Mr.T., una sonrisa se dibujó en su cara mientras reflexionaba las pocas cosas en común que compartían, yo voto por la primera, se encogió los hombros ante la mirada del resto consciente de que no era la más apropiada, es a lo que estoy acostumbrado. Se apoyó a continuación en la pared esperando una decisión rápida.

Escuchásteis la voz de Cohen susurrando de entre las sombras: - También voto por la primera opción... yo de primeras estaré escondido por si intentan huir, cuando vea la situación entro en combate para echaros una mano... -

-Pues hagámoslo rápido y fácil. No tendrá mucho tiempo para pensárselo, y le pillaremos desprevenido.- Hizo un gesto con la mano para señalar la puerta de entrada. -Espero que Fred y Ash nos estén cubriendo la ruta de retirada más obvia. Y tened a la vista una salida para nosotros, por si las cosas se ponen feas... Vamos allá, ¿no?

Concentraste todo tu poder en el empujón telequinético, y notaste como las fuerzas golpeaban en la criatura... pero su cuerpo apenas se desplazó unos centímetros hacia atrás.

Al menos lograste descentrarle puesto que las llamas que se estaban formando en su mano desaparecieron de golpe. Los ojos de la criatura volvieron a mirarte curiosos, y tan repentinamente como había aparecido la oscuridad, pareció perder interés en ti.

Aquél ser salido de los infiernos se dio media vuelta, posó su vista en el almacén y se dirigió con paso ligero hacia el interior, con algunas llamas aún crepitando a su alrededor.

No volvió la vista hacia ti ni una sola vez.

Os desplegásteis en abanico frente a la puerta. Parecíais un comando SWAT sacado de las películas de hollywood. John dio una patada a la puerta con todas sus fuerzas y la cerradura reventó mientras la puerta se abría hacia dentro de la habitación.

Entrásteis a toda velocidad y mientras el cañón de la escopeta de John recorría la estancia en busca de enemigos, Lori, Cohen y Kipp os desperdigásteis y colocásteis en posiciones ofensivas.

La habitación parecía completamente vacía. Estaba a oscuras salvo por la poca luz que entraba por las ventanas. Las farolas del exterior no ayudaban demasiado.

En unos segundos pudísteis comprobar que no había nadié más en la habitación aparte de Fuller. No había armas, ni bombas, ni nada parecido... Sólo Fuller.

El vástago se encontraba acurrucado en posición fetal en la esquina opuesta de la sala. Sentado en el suelo con las rodillas encogidas sobre el pecho y los brazos sujetando las piernas no paraba de farfullar palabras inteligibles...

Su cuerpo sólo estaba tapado por una de las túnicas que robásteis en la mansión Campbell, y de su hombro colgaba una especie de zurrón. El cuerpo de Fuller se balanceaba suavemente hacia delante y hacia atrás mientras seguía farfullando palabras, sus ojos parecían fijos en un punto perdido del horizonte y no parecía haberse percatado de vuestra espectacular entrada.

Te parece distinguir lo que dice Fuller una de las veces:

- Está aquí. ¡Ya viene... Ya viene! - en ese instante notas que sus ojos despiden terror.

No parece que tus compañeros se hayan percatado de lo que dice Fuller, le miran como si no entendieran una palabra, y realmente te das cuenta de que te ha sido difícil escuchar lo que farfullaba.

Bien fue la decepción o la sorpresa, fenó en seco al ver que Füller no presentaba la resistencia que hubiera esperado. Su brazo izquierdo se separo del cañon elevándose con la intención de para el avance del resto del grupo, descendiendo a continuación para buscar el interruptor de la sala, sin apartar la vista de aquella perturbada figura. Qué os dije chavales, pinta jodido.