Partida Rol por web

Wilmor observa el cuerpo de Tom caer. Casi lo hace a cámara lenta. Tenias que hacerlo, viejo…
Escucha a Jim gritar desde dentro de la furgoneta, pero no hace caso a sus palabras. Hace rato que había decidido ignorarlo. Sería mucho más feliz.

Pero lo que no pasa por alto son las palabras del loco, mientras observa a los soldados descender con esos extraños trajes ¿Qué estaba diciendo el loco? ¿Cómo iban a quererlos matar? ¡Era la caballería, joder! ¡Las putas fuerzas de seguridad! Venían a salvarlos…

¿Que quieres decir?- le pregunta a Jack, gritando desde el exterior de la furgoneta, para hacerse oír- ¿Qué es esa mierda de que quieren matarnos? ¡Joder, no digas tonterías! De todos modos aquí no pintamos nada. Ellos se ocuparan de los zombies. Conrad, dirígete a la comisaría de policía, calle 47. Allí es donde le he dicho a Franky que se dirija- desde luego en las intenciones de Wilmor no estaba ir a casa de Jim, como este pedía.

—¡Son ellos!¡Son ellos! No dejarán ningún testigo, nos matarán a todos. Acelera a fondo JODER. Os lo explicaré cuando estemos a salvo —Jack hablaba con velocidad, aunque intentaba contener la potencia de su voz. No siempre podía y sobretodo cuando se maldecía salía un grito de aquella desgarrada garganta-. Ayudadme por favor. Necesito algo para mis malheridos pies sobretodo.

La sangre del cuerpo empezaba a enrojecer el asiento donde se encontraba. Pronto debería empezar a curar todas aquellas heridas, sino podía estar jodido una buena temporada. Sin calzado y sin ropa, intenta buscar trapos o cualquier cosa que pueda utilizar para amortiguar los pasos que seguramente deba dar más tarde. La casi sobredosis de calmantes y antiinflamatorios duraría unas cuantas horas, pero después estaba seguro de que caería rendido, ya fuese porque su cuerpo no aguantaría el dolor o por haber tragado en pares las pastillas.

Pisando un poco más el acelerador miro a Franky, la opción parece estar clara. Como dice el informatico, tal vez no sepa mucha teoria... pero sé llevar un coche.
Un zombi no puede pilotar un helicóptero ¿verdad?
digo al aire, tratando de romper la tensión mientras resultamos cada vez más y más obvios en la carretera haciendo zigzags.

Corniack tiene los ojos humedecidos. Mira al loco con cara de malhumor y tras un brevísimo tembleque de labios dice:

¿Quién vota porque éste tío está zumbado?

Y levanta la mano.

Vamos, esperemos a que llegue el ejército. Seguro que esos me harán caso con lo de ir a buscar a mis padres.

Observa la terrible escena en completo silencio. Se sorprende a sí mismo cuando se da cuenta de que no es capaz de disparar tal y como le pide Wilmor. Joder, soy un puto blando piensa mientras los zombies se acercan al ya cadáver del camionero para darse un festín de carne y vísceras. Arruga la nariz asqueado ante el espectáculo y sólo los gritos del loco consiguen desviar su vista.

- ¿Qué cojones dice? - no eleva demasiado la voz, por lo que sólo el segurata debería escucharle

Conrad contemplaba los a los militares como la salvación. Aquel helicóptero parecía un instrumento divino caído del cielo para ayudar cuando todo parecía irse al carajo.

Pero la voz del Loco irrumpe en ese sueño, perturbadora y enajenadora como él mismo. El encargado de mantenimiento mira a los ojos al Loco y luego resopla, pensando una vez más en las 6 latas de cerveza que tiene en la cámara frigorífica y por supuesto echando de menos su palillo de madera.

Joder, joder, joder...

Con la mano sobre la palanca de cambios entona el que parece haberse convertido en el lema del grupo.

¡A tomar por culo!

La directa entra con un chasquido y Conrad aprieta el acelerador dispuesto reventar las bielas de la camioneta, que sale disparada hacia delante sin saber muy bien a donde.

El loco está absolutamente fuera de sí. Gritando a la vez que rebusca en la guantera no se sabe bien que, intenta convencer a Conrad de que salga pitando de aquí. Cuanto menos, sus gritos y aspavientos han sembrado la duda en Jeremías, Jim, Conrad e incluso Wilmor. Pero en este asunto es el encargado de mantenimiento quien tiene la última palabra. Conrad maniobra violentamente y saca la pick up de un estrecho aparcamiento. En la caja trasera, Westorm y Castro se tienen que agarrar para no caerse del vehículo.

Joder!

En ese momento, lo primeros soldados pisan suelo y abren fuego sin pensárselo contra los no-muertos que tienen alrededor. Los fusiles de asalto escupen plomo a una velocidad endiablada y los zombies son destrozados brutalmente. Los militares de extraña vestimenta se despliegan como si fueran un ballet bélico y abaten sin piedad a los sorprendidos y deslumbrados zombies.

Para sorpresa de todos, la Chevy también parece ser blanco de los militares, que abren fuego sin pensárselo contra vostros.

Mierda!

El loco parecía tener razón. Los cristales de algunos vehículos vecinos estallan en mil pedazos. Conrad acelera a fondo. La carrocería de la furgoneta vibra y las ruedas chirrian en un quejido agudo que anuncia una huida precipitada.

Las balas silban por encima de Jeremías y Wilmor, totalmente desprotegidos en la parte trasera.

Os están atacando.

Schtttt

Corniack sólo acierta a cerrar la boca y lanzar un escupitajo cuando los restos de cristales saltan sobre su cara haciéndole algunos cortes pequeños. Todo es un caos. Mira hacia atrás y ve al gordo y al gordo totalmente descubiertos. No mueve un dedo por ayudarlos.

¡Ey proyectos de anuncio de un Mcdonalds! Tiraos al suelo.

Se gira hacia el mecánico.

Tenemos que ir a casa de mis padres. Por favor, necesito saber qué tal están.

¡Mierda puta!- Wilmor se agacha en cuanto los soldados comienzan a dispararles, intentando a la vez no caer de la furgoneta ante los acelerones de Conrad. Al parecer el loco tenía razón, y querían eliminarles. Había que salir de ahí cagando leches.
¡Conrad, acelera! Vamos, a la comisaría! Allí estaremos a salvo, tengo a varios conocidos. No se quienes serán esos cabronazos que nos disparan, pero no se atreverán a hacerlo con toda la comisaría de policía de testigos.

Y tu, puto egocéntrico…- comenta dirigiéndose a Jim. Estaba rompiendo la promesa que se había impuesto de ignorarle…, todos tenemos familia de la que preocuparnos. Así que no vamos a ir ahora todos juntos a tu casa a ver como están tus papis, ¿OK? Todos a comisaría, y luego tu haces lo que se te ponga en los cojones!

Y tu eres un jodido gordo egoísta. La vida de mis padres está en peligro y a ti sólo te preocupa ir al primer lugar en donde estarán toda esa panda de soldaditos psicópatas: la jodida comisaría.
Haced lo que os venga en gana, pero si vamos a la comisaría tenemos bastantes boletos de encontrarnos con gente dispuesta a dispararnos. En cambio si vamos a casa de mis padres, podremos salvar a dos personas más.
Está muy bien que me tengáis manía, pero hasta ahora os habéis preocupado de salvar la vida de todo aquel que se cruce en vuestro camino. Ahora que digo que me ayudéis a salvar a mis padres, ¿no vais a hacerlo? Se trata de pasar por la casa de pasada y salir de la ciudad. Sólo os pido eso. Incluso podéis ir luego a la comisaría a que os mate el ejército.

- Claro que no!- contestó el informático alzando la voz lo suficientemente alto como para que ésta superara el ruido del helicoptero que había llegado hasta su posición rápidamente. Se sentía eufórico, no sólo habían conseguido escapar de la faculta y llegar hasta allí, iban a ser rescatados!- Estamos salvados Tom! Salvados!!!

Sacaba la cabeza por su ventanilla, agitando vigorosamente uno de sus brazos haciéndole señales al helicoptero mientras que usaba la otra mano a modo de visera intentando que la potente luz del foco del helicoptero no le cegara, con una amplia sonrisa dibujada en su rostro

¡Joder, y en mi casa está mi mujer y mi hijo! Y Conrad tiene también su familia, como me imagino que Jeremias, y hasta el loco. Dime, Jim “yosoyelprimeroyelmasimportante”, ¿porque coño tu familia es más importante que la nuestra? ¿Por que coño tenemos que ir a tu casa a ver como están tus padres y no a la mía, por ejemplo? ¡Que no, coño! ¡Que vamos a la comisaría, y luego tu te vas a tu jodida casa si quieres! En la comisaría no nos van a hacer daño, joder. ¡No se quienes serán estos jodidos psicópatas, si serán algún grupo secreto del gobierno, o que ostias, pero en la comisaría te digo que estamos a salvo, que conozco a la mitad, coño! Una cosa es intentar acabar con cuatro testigos como nosotros aquí, y otra cosa es atacar una comisaría de policía… eso da mucho el cante, y no lo van a hacer!

Corniack da un salto en el coche a causa de los baches. Los restos de cristales saltan por todas partes y lo golpean.

No esperaba menos de ... ouch, arg ... no ... no esperaba menos de ti gordo seboso. Esto ya no se trata de escoger una opción u otra, se trata sencillamente de llevarme la contraria porque no oculto que me importa obtener el mayor beneficio para mi. ¡A la mierda! Vamos a donde cojones queráis, pero tened claro que en la comisaría no va a haber ningún zombi, pero seguro que hay un montón de soldados armados dispuestos a barrernos.

Lo más seguro que hayan decidido que esta enfermedad no se puede curar y vayan a cortar el problema de raiz, como sólo ellos lo saben hacer, ¿y os creéis que cuando lleguemos nos van a preguntar si nos han mordido, si estamos bien? ¡y una polla! Nos dispararán sin más y sólo seremos un dato más en el telediario en donde explicarán que "una extraña enfermedad ha acabado con la población de la ciudad, por suerte, el ejército ha podido crear un cordón sanitario.

Si vamos a la comisaría estamos muertos. Lo mejor es que vayamos a buscar a nuestros seres queridos y nos larguemos de esta ciudad maldita. Evidentemente yo no pienso ir solo porque eso sería una muerte segura; pero no entiendo esa necedad para ir corriendo a que nos maten dejando abandonadas a nuestras familias por el camino.

Óliver está demasiado ocupado para poder mirar hacia "los salvadores" que van en el helicóptero. Sacas la cabeza por la ventanilla, contento y feliz. Por ti, por Ann Marie, por todos!!!

Miras arriba y ves un helicóptero militar que vuela muy bajo en diagonal trasera del coche. Pero algo raro pasa. Una de las puertas laterales está abierta, y por ella asoman algunos soldados vestidos de manera peculiar. Como si estuvieeran equipados para una guerra biológica.

Llevan fusiles de asalto en las manos y... ... ...

NOS APUNTAN!!!!

Sobre el sonido del helicóptero destaca ahora un nuevo ruido, mucho más violento y amenazante.

RATATATATATATATATATATA!!!

Balas de calibre respetable impactan en un lateral del coche y hacen saltar cientos de pedazo de asfalto a vuestro paso.

Óliver reaccione espectacularmente dando varios volantazos. Consigue dominar el miedo y la incomprensión de la situación. Un ataque desde el aire a un vehículo desarmado es sencillamente una misión sencilla. El helicóptero que parecía vuestro salvador abre fuego sin piedad contra vosotros!

El ruido y la conducción violenta despiertan a Ann Marie, que con cara de susto, unas ojeras marcadas y el miedo en la cara pregunta; Que pasa Franky?

Nos tacan desde el aire! Pero que coño...

Se tira al suelo y rueda como la enorme bola de sebo que es. Pero serán cabrones Escucha la discusión del estudiante tarado y el ex-policía sin asomar la cabeza de la caja de la camioneta. Parece increíble que se pongan a discutir en ese momento, pero el odio mutuo de ambos parece venir de antes.

- !Dejaros de discutir, coño! - Repta como una comedreja hasta la parte delantera de la caja, lo más cerca posible de la cabina. - ¿Y tú como cojones sabías que nos atacarían? - Sin duda el tarado de la bata sabe más de lo que cuenta.

La situación es absolutamente estresante. La camioneta sale disparada cuesta abajo a una velocidad endiablada. Media docena de balas atraviesan la carrocería y el cristal trasero de la cabina de pasajeros sin herir a ninguno de los integrantes del vehículo. El subgrupo de asalto sale a la carrera detrás de la pick up, intentando hacer blanco y acabar con lo que consideran una amenaza.

Pero por qué somos una amenaza?

Wilmor y Jim discuten acalarodamentea grito pelado acerca del destino a seguir, sin tener en cuenta que de nuevo será Conrad quien tenga la última palabra. El veterano estudiante habla de pasar por su casa, pero detrás de eso hay algo tal vez más profundo: coger a la familia y salir de la ciudad. Corniak tiene como teoría que quien quiera que sea limpiará la ciudad a su manera.

Jeremías, también desde atrás interroga a el loco. Los gritos solo contribuyen a aumentar el caos de la situación sin llegar a entenderse nadie...

Uno de los cuatro helicópteros se mueve dispuesto a seguir la Chevy, y por extensión, a vosotros.

Jack se gira hacia Jeremías, lleva su mano izquierda hasta la altura de su oído, con el indice estirado, a la vez que con la boca gesticula:
NO TE OIGO

Tras ese breve inciso, en el que deja de lado las balas que silban a pocos centímetros de su cabeza, empieza a revolver los medicamentos que lleva en el macuto que había cogido en la facultad. Con velocidad, aunque a escondidas, saca la botella de etanol. En los dos siguiente segundos al loco se le ocurren cien usos.
Podría volar a esos putos cerdos, o sino a esos otros hijos de puta. Después de noventa y siete opciones, más las dos anteriores, llega la de desinfectar sus heridas, la cual parece la mejor idea. Aunque esos cerdos... ¡cabrones!

Jack Torrance recordaba... algo. No mucho, aunque lo necesario para lo ocasión. Estaba seguro de que antes de perder la memoria no utilizaba palabras tan vulgares, seguramente era un gran médico, utilizaba tecnicismos y no se relacionaba con aquella...aquellos.

Los pensamientos iban y venían, habían parado momentáneamente el cerebro de Jack, al recuperar el sentido empieza a arrojar un poco de etanol sobre cada una de las heridas. Todo esto sin recordar que gracias a eso estaba convirtiendo el coche en una bomba sobre ruedas. Pero él necesitaba desinfectar las heridas.

- No lo sé cariño!- respondió asustadisimo a la pequeña metiendo rápidamente la parte superior de su cuerpo otra vez en el coche- pero no se te ocurra moverte. Bajate aquí!- la ayudó a colocarse entre la parte posterior de los asientos delanteros y los asientos posteriores, en la zona donde se colocaban los pies. Franky se agachó intentando cubrir ese espacio, de forma que no solo protegía a la niña de algún disparo que pudiera entrar en el vehículo sino que hacía que su cuerpo quedara también algo más protegido. El vaiven del coche a lo largo de la carretera provocado por los volantazos que Oliver se veía obligado a dar para quedarse con su control le obligaba a agarrarse como podía a cualquier saliente que presentara el coche.
- ¿Por qué nos disparan?- gritaba Franky deseando que Oliver pudiera contestarle. No tenía explicación. Se suponía que el ejercito había llegado para salvar la zona de esas horribles criaturas, no para acabar con los pocos supervivientes que quedaran- Han debido confundirnos con saqueadores! Puede que esta gente solo sepa lo que dicen las noticias y en las noticias no dicen nada de zombies, solo de actos de pillaje.

Debía ser eso, ni el ejercito tenía una idea de lo que verdaderamente estaba ocurriendo en Rotville. Franky sacó un pañuelo de papel del bolsillo de su pantalón y, alargando el brazo sin erguir su tronco, que seguía agachado sobre Anne Marie, lo sacó por la ventanilla haciendo ver a quienes disparaban que eran pacíficos- Deberíamos detener el coche y entregarnos para que vieran que no hemos hecho nada malo y contarle todo lo que hemos tenido que sufrir!- le gritó a Oliver.

En la parte delantera del vahículo, la seguridad es lo menos que prima. Tanto Conrad, como Jack, como Jim van sin cinturones de seguridad. En los primeros segundos de huida "el loco", fiel a su patología obsesiva no diagnosticada rebusca en la guantera y en el macuto que lleva. Ciertamente toma conciencia por un segundo de como tiene las heridas de los pies, que le arden a pesar de que el estrés de la situación deberían hacer que no sintiera nada. La pérdida de sangre ha sido importante.

Destapa el etanol y se baña los pies en alcohol. El olor es penetrante, la sangrasa cae a la alfombrilla del coche y literalmente Jack ve las estrellas mientras se bambolea de un lado a otro por los volantazos de Conrad.

Rebuscando en la guantera, a toda prisa encuentra un viejo cassette de Toto, desteñido y ultraquemado, un paquete de tiritas, unas gafas de sol setenteras y un pequeño revolver de calibre mínimo pero que podría ser muy útil para espantar a indeseables en caso necesario...

¿Seguirán habiendo indeseables después de todo esto? ¿Nuestro mundo cambiará para siempre? El pensamiento es fugaz y desaparece inmediatamente. No es hora de fiolosofía.