Partida Rol por web

Óliver hace gala de su ímpetu juvenil tomando una decisión arriesgada... La habilidad para conducir del joven es clara, pero también sabe que es bueno en el tiro con armas de fuego; así que decide unilateralmente cambiar de rol.

El informático se ve sorprendido por la acción del chico, que suelta el volante y se lanza hacia el asiento trasero. El coche permanece en l vía por unossegundos, aunque hay que ser rápidos o nos etrellaremos!

No se si seré capaz de llevar este cacharro hasta el tunel.

El encargado se concentra y los nudillos se tornan blancos al apretar el volante con fuerza. La inercia y la puta Tercera Ley de Newton hacen que los cuerpos de los ocupantes de la camioneta se balanceen sin control, al igual que unos dados de terciopelo negro colgados del retrovisor.

Cagon la puta, siempre he odiado estas chorradas.

Con una mano arranca los dados y los arroja al asiento de atrás del vehículo.

No parecía tan dificil en las peliculas pero estaba claro que manejar un arma no lo podía hacer cualquiera. Al menos para él se había hecho imposible. No lo hubiera imaginado así...habría esperado que la bala se perdiera a una gran distancia del blanco, eso era posible pero podía haber acertado en un momento de suerte. Sin embargo, la suerte había dado de espalda al informático. La bala ni siquiera había salido del cañon.

El foco del helicoptero iluminaba perfectamente la expresión de Franky, atónito, mirando la pistola con cara de no saber que hacer con ella, sin importale lo más mínimo estar asomando toda la cabeza por encima del asiento trasero. Sería un blanco fácil para los disparos, sin duda. Negó con la cabeza un par de veces, maldiciendo haber salido de casa aquella noche y se dispuso a armar el brazo para arrojar el arma al helicoptero, completamente decepcionado, cuando Oliver se abalanzó sobre él quitándosela de la mano...

Franky miró al joven con la cara desencajada...si él está aquí detras...quien conduce el coche?. Nadie. Como había esperado, cuando miró al asiento delantero este estaba vacio y el volante vibraba sin nadie que lo gobernara.

Se lanzó rápidamente a coger al volante, saltando por encima del asiento y metiendo como pudo las piernas en la parte de los pedales se hizo con el control del vehículo...al menos, eso había ordenado su mente. Sin embargo, Franky se quedó helado sorprendido al verse aún sentado en el asiento de atrás contemplando sin hacer nada como el coche avanzaba con gran velocidad por la desierta calle...ESTABA, LITERALMENTE, PARALIZADO...

El caos es absoluto en el asiento trasero del Sedan. Óliver pasa al asiento trasero con agilidad, pero Franky se ve sorprendido por la maniobra del joven. Tarda más de lo debido en reaccionar, y cuando lo hace es para darse de bruces contra el cuerpo de Óliver. Al otro lado del asiento, quien reacciona como un angel venido del cielo es Ann Marie. La pequeña salta hacia el asiento delantero tomando el volanto justo cuando el coche parecía ir a estrellarse contra otro vehículo estacionado. Gira hacia el lado contrario y se dirige de lleno hacia el bordillo de una acera, aunque pierde velocidad poco a poco.

Aaaaahhh!!! El grito agudo de la pequeña se escucha hasta en el helicóptero. La niña agarra el volante desde el asiento trasero, con la mitad del cuerpo en diagonal hacia atrás.

El coche comienza a perder velocidad aunque estais sin control. Ahora sois un blanco fácil.

Conrad maneja la Chevy con destreza y agilidad. Por un momento el helicóptero se distancia, y la oscuridad os envuelve. La salida hacia la autovía está tres kilómetros más adelante.

Son solo unos segundos más resistiendo el ataque aéreo!!! Como si eso fuera fácil!

Al mirar al frente a través de la lluvia podeis ver en la distancia hacia el norte, unos kilómetros adelante, otro helicóptero. Su potente foco ilumina igualmente a algo en la carretera!

Franky! Óliver! Sus nombres pasan por vuestras cabezas...

Joder!

Aprovechando los bandazos del helicóptero, y que este cesa por un momento de dispararles, Wilmor saca un par de cartuchos de su bolsillo, para recargar la recortada. A punto está de caérsele uno de las manos cuando la furgoneta coge un bache a más velocidad de la recomendada, pero finalmente consigue tener la recortada lista. Permanece a la espera de que el helicóptero se vuelva a acercar, para repetir la jugada. No puede darle la oportunidad de que les dispare. Cualquiera de esas balas podría ser la ultima...

Eh, mirar allí! Ese helicóptero está persiguiendo a alguien. ¡Seguro que son Franky y Oliver! ¡Hostia! ¡Ellos no van a poder defenderse tan bien!

Mierda, la niña...

Conrad pisa el pedal de la Chevy para llegar lo antes posible hasta el coche acosado. Deben salvar a la niña y a Franky.

Hay que salvar a Frank y a la niña. Pero no tratéis de ayudar al cabrón de Oliver, si lo subís aquí juro que lo mato, no bromeo, es un pedazo de hijo de la gran puta y nos dejó tirados como a perros.

El único foco que le queda al vehículo alumbra la carretera débilmente, el encargado de mantenimiento pestañea y se frota los ojos tratando de escudriñar la oscuridad, mientras maneja con determinación el vehículo.

La huída se convierte de repente en persecución. A pesar de que las personalidades de algunos miembros de este grupo puede parecer egoísta y egocéntrica, en determinados momentos se transforma en solidaridad y empatía. Aunque no siempre.

Es posible que la venganza sobre la traición de Óliver llegue antes de lo que nadie esperaba. Si el joven estudiante hubiera huído solo, nadie le habría ido a ayudar.

Desde arriba el helicóptero hace una nueva intentona para acabr con lo que consideran una amenaza. El pájaro metálico desciende casi verticalmente sobre el vehículo y abre fuego de nuevo sobre la pick up.

RATATATATATTATATATATAA

De nuevo, la Chevy va de un lado a otro de la carretera, manejada con pericia por Conrad, que a ratos disfruta de la acción. Varias balas de calibre respetable atraviesan el techo de la cabina rompiendo el cristal delantero e impactando contra el salpicadero. Vidrio, plástico y metal salpican el interior, mientras que fuera es el asfalto el que salta por los aires al paso del vehículo. El agua de la lluvia entra ahora con fuerza dentro, mojando a Jim, Conrad y Jack. El pánico es contenido a duras penas...

Detrás, Wilmor y Jeremías, con sus armas recargadas, se diponen a derribar de una vez por todas al enemigo alado. Con los dientes apretados y el ceño fruncido, dirigen sus recortadas al cielo negro y lluvioso...

Joder, tenían que llegar hasta Franky y la niña, antes de que el helicóptero los acribillase a balazos. Solo esperaba que Conrad no hablase en serio con lo de matar a Oliver. Joder, el cabronazo se había largado, es cierto, pero no era más que un muchacho, un niño casi, queriendo salvar la vida.

Wilmor vuelve a apuntar al helicóptero que les sigue. Si se librasen de ese, sería más fácil luego hacer frente al que seguía al otro coche.
Vamos, Jeremias, intentemos derribar a ese cabrón

Sin embargo, Franky se quedó helado sorprendido al verse aún sentado en el asiento de atrás contemplando sin hacer nada como el coche avanzaba con gran velocidad por la desierta calle...ESTABA, LITERALMENTE, PARALIZADO...

El horrible grito de la pequeña rompió el hechizo de Franky. Fué como si hubiera sido convertido por un instante en estatua de hielo y la potencia del alarido de Anne Marie hubiera hecho saltar en añicos la funda helada que cubría el cuerpo del informático a la vez que pestañeaba...CRASH!...al unirse los dos parpados Franky volvió en sí...demasiado ruido...un grandísimo estruendo se escuchaba justo detras de él...giró la cabeza lentamente y volvió a ver el helicoptero que les perseguía...veía perfectamente las chispas que saltaban de la ametralladora presagiando los múltiples bocados metálicos que iba dando a la chapa del coche que milagrosamente aún seguía andando, veía perfectamente el haz de luz del foco que los iluminaba...se deslumbró...no veía nada, tan solo oscuridad y en el centro un potente circulo luminoso...como un tunel cuya salida fuera a dar directamente al centro del sol...aquella luz era tan fuerte que incluso llegaba a secarle las gotas de lluvia y sudor que desde que salieron de la facultad le hubieron acompañado...su rostro estaba caliente...sus mejillas sonrosadas...así que era eso?...era la señal?...este era el tunel del que todos hablaban que precedía al fatídico final?......ya se acababa todo?

No.

No podía acabar.

Su camino había sido demasiado corto y encima él lo había hecho más rápido, más recto. Debía haberse detenido en algunas partes de aquel sendero, haber escogido otras bifurcaciones, caminos sinuosos en los que haber descubierto otras cosas otras sensaciones...sentirse querido...conocer a alguna chica que le dijera que era especial...volver a sentir el afecto de su padre que parecía haber perdido...sentir lo que sentian los demás...

No.

Ahora o nunca. Si continuaba por aquel camino, aquel que describía el tunel ya no habría vuelta atras. Debía dejarlo, aunque fuera para correr entre la maleza...

Sacudió la cabeza y lo consiguió...consiguió salir del tunel...consiguió desviar su mirada de la luz del foco que lo había atraido como una polilla.

Podía moverse...ahora sí...podía inclinar su cuerpo hacía delante...podía apartar a Oliver que había saltado sobre él como un felino...podía pasar los brazos por encima del cuerpo de Anne Marie que, aunque mantenía sujeto el volante, había cerrado ya los ojos y se limitaba a gritar...podía estirar su brazo y abrir su mano...tocar con las yemas de sus dedos el volante...sin embargo, no podía acercarse más puesto que el asiento del piloto no se lo permitía...podía ver como el coche se aproximaba inexorablemente hacía el bordillo...no podia hacer nada...

La situación se desencadena a cámara lenta, como presagiando un desastre inminente. El helicóptero es ahora el menor de los problemas. La acción inconsciente de Óliver, propia de la juventud, va a costar caro, muy caro. El Sedan pierde algo de velocidad antes del impacto, pero la colisíón es inevitable.

El vehículo choca frontalmente contra una oscura farola, después de saltar por encima de un bordillo...

CRAAASSSHHHHHH!!!

La violenta colición hace que Ann Marie salga despedida a través del cristal delantero dejando uno de sus zapatitos atrás. La pequeña desaparece por delante del morro del vehículo, rueda sobre la acera y queda tendida boca abajo como un trapo.

Franky sale proyectado también hacia adelante, dando con la cabeza contra el salpidaero y el volante del sedan. A pesar de que el airbag salta, el informático se empotra contra el cuadro de mandos del Sedan. Su cabeza se arquea hacia atrás en un ángulo antinatural. Mantiene la conciencia en un estado de inmovilidad total. Nota el líquido viscoso y caliente correr por su cara. En su fuero interno el informático evalúa daños.

Óliver es el mejor parado. Choca de espaldas contra el asiento del conductor y cae violentamente en el suelo del coche entre los asientos delantero y trasero. El joven e intrépido estudiante piensa en cada hueso de su cuerpo, estudiando la posibilidad de no poder moverse nunca más.

Ir sin cinturones de seguridad ha sido terrible. Nadie se mueve en el vehículo.

Como en una nebulosa escuchais de fondo el helicóptero, que os ilumina salvajemente. Un pitido agudo en los oídos tapa el resto de sonidos ambientales. Un dolor generalizado y agudo os paraliza.

Se acabó, estamos perdidos...

Clack Clack, BLAM!

Clack Clack, BLAM!

Jeremías efectúa con gran habilidad dos disparos arriba. El odio y la furia le llenan.

Uno de los disparos de Wilmor alcanza el fuselage del helicóptero, que pierde por un momento el control balanceándose sobre la pick up. Pero es Jeremías el que da el toque de gracia. Su disparo alcanza al tirador equipado con el traje biológico. Los perdigones le alcanzan y el soldado cae inerte al vacío. Un peso muerto que impacta contra el asfalto sin rebotar apenas. Conrad sigue su huída conduciendo con pericia.

El helicóptero ha quedado desarmado y emprende su particularhuía hacia el sur. El control no parece absoluto sobre el pájaro.

Espero que ese hijo de puta se estrelle en su aterrizaje de emergencia..., piensa Jeremías.

Ann Marie, Franky!, piensa Wilmor.

Observas claramente como más adelante, el helicóptero que teóricamente persigue a Óliver y al resto está estático sobre el suelo...

Habrán acertado en el tiro?

Mierda!

- JAJAJAJA toma cabrón! - Ríe de forma malsana mientras eleva su mano derecha con el dedo índice levantado hacia el helicoptero.

Una vez parece seguro de que han decidido dejar de intentar matarles, se gira de nuevo hacia el lugar donde supuestamente está el otro coche.

- Mira! - Grita hacia Wilmor mientras senala con el dedo - El otro helicóptero ha descendido! - La euforia del momento desaparece casi de golpe - No serán tan hijos de puta de matar a la nina!

¡Joder, bien hecho!- le felicita a Jeremias-. Así aprenderán esos cabrones.

Pero su atención se vuelve a centrar en el helicóptero que supuestamente sigue al coche de Franky y compañía. Como se les ocurra hacerle el mínimo daño a la niña… Las manos de Wilmor se cierran con fuerza alrededor de la recortada, con furia.

Por desgracia, no se porque me da que no van a pararse a pensar si hay una niña dentro o no, Jeremias. Por eso tenemos que darnos prisa en alcanzarles! Vamos, recarga la escopeta. Tenemos que tenerlas listas para cuando nos pongamos a su altura. Espero que mantengas esa buena puntería…- Wilmor acompaña sus palabras con una palmada de complicidad en el hombro del pizzero.

¡Si señor!

Exclama Conrad haciendo sonar el claxon de la camioneta.

Por cierto que si ese pájaro esta en tierra, no sería mala idea obligar al piloto a que nos lleve a un lugar seguro...

La situación es de nuevo caótica y dantesca. Si la amenaza hace unos minutos eran seres de ciencia ficción, parece que la amenaza ahora son seres humanos, pero tan crueles y despiadados como los zombies. De alguna manera, parece que el grupo se ha acostumbrado a luchar por su vida.

¡Esto es una puta locura!

Corniack tiene los ojos abiertos como platos. Parecen más inflamados de lo normal, acaba de ver rebotar a un hombre y como todos sus compañeros se alegraban.

Ha ... habéis asesinado a una persona. No entiendo nada. No entiendo nada de nada. Todo esto me supera, haced lo que queráis. No sé, recoge a la niña y al friki y larguémonos de aquí.

Corniack está pálido. Tiene arcadas. Mira a su alrededor.

¿Y Oliver? El chaval de los cascos, el despistado. ¡Puede haber muerto! No sé, ya no sé qué decir. Haced lo que creáis. No estoy acostumbrado a tomar decisiones tan importantes.

La Chevy pick up acelera con decisión en pos del helicóptero, tal como señala Jeremías, el helicóptero que está más adelante parece estático sobre un punto. Su potente foco ilumina el suelo, centrándose obsesivamente en algo.

Estais a un par de kilómetros del lugar. A lo lejos, hacia el sur, escuchais el sonido de los pájaros metálicos y el bramar de los fusiles de asalto. No os cabe ninguna duda de que esos soldados biológicos están haciendo papilla de zombies. Por una vez, sentís pena de esas bestias inhumanas y desdichadas; y odiais profundamente a la especie humana, capaz de hacer cosas realmente nauseabundas.

El vehículo avanza con una luz encendida... casi invisible en las oscuras calles bañadas por una lluvia que no cesa.

Efectivamente, observais claramente como más adelante, el helicóptero que teóricamente persigue a Óliver y al resto está estático sobre el suelo...

Habrán acertado en el tiro?

La preocupación y la angustia os atenazan. En el fondo, temeis lo peor.

eh tio! digo, sin dejar de mirar aturdido el asiento trasero del viejo Sedan.
tio repito, no considero la posibilidad de que el informatico haya salido peor parado que yo por lo que me sorprende no obtener respuesta inmediata y por alguna razón que no quiero evaluar necesito no sentirme solo en este momento.

Poco a poco reacciono tratando, de forma dolorosa, de incorporarme aunque mi mente sigue confusa, ni siquiera recuerdo el helicóptero que aún oigo pero que mi aturdido cerebro no puede separar aún del pitido de mi oido y del resto de sonidos del ambiente. Durante unos segundos trato de girar el cuello para mirar a Franky sin éxito y en ese momento veo el pequeño zapato que me sirve de recordatorio de una realidad terrible.

Con lagrimas en los ojos vuelvo a hablar, aunque no estoy seguro de que mi voz sea audible.
¿Franky?